Capítulo 7: Desastres.
Estaban todos en el comedor, ya era la hora de la cena y disfrutaban de su comida. Al menos Izuku trataba de hacerlo.
Sentía el aire un poco tenso, su madre y su padrastro miraban de vez en cuando el alfa rubio, y bueno, Katsuki los ignoraba por completo mientras comía, no utilizaba ni tenedor, solo cuchara para la sopa.
Pero el resto de las cosas las tomaba con sus manos, Katsuki tenía los dedos llenos de la salsa que tenía untada la carne, aparte los lamía para quitarla de ellos, pero después volvía a tomar la carne con las manos y la comía directamente.
Una parte del pecoso envidiaba eso, pues el alfa podía comer con libertad, osea como se le venga en gana, en cambio el, había recibido clases de etiqueta para saber hasta cual tenedor usar a la hora de la ensalada.
No le parecía desagradable la forma en la que el rubio tomaba las cosas, pero el podía hacerlo, se le tenía prohibido, pues era el hijo del señor Yagi y tenía que comportarse como tal. Se preguntaba si cuando fuera para la aldea del rubio podría comer así también, sin que nadie le estuviera juzgando al hacerlo.
Era algo tedioso tener que mantener una "figura elegante" todo el tiempo, el recuerda que cuando estaban en su granja solo tenían que utilizar un tenedor y una cuchara, no habían tantas cosas en la mesa.
Ninguno de los adultos le decía algo al alfa pues, obviamente sabían que era un bárbaro, no tenía ningún tipo de modales, y que se metiera en la habitación de su hijo, estando en celo y lo marcara, era muy aclarante.
Aunque ciertamente al pecoso no le había importado mucho eso, pues había estado gimiendo toda esa tarde su nombre mientras buscaba bajar el libido de su calor.
Izuku cortaba la carne en trozos pequeños de manera tranquila, los llevaba a su boca y disfrutaba del delicioso sabor y la textura de la tierna carne.
Katsuki por otro lado no entendía el comportamiento de los demás allí, ¿Por qué usaban tantas cosas para comer una simple carne?
¿No era más fácil tomarla directamente y comerla a mordiscos?
Los "civilizados" eran demasiado complicados, al menos eso pensaba el alfa rubio. Katsuki miró de reojo como el pecoso comía tranquilo, haciendo muecas de satisfacción mientras pasaba bocados.
Quería seguir viendo ese tipo de cosas, ver que su Omega estuviera satisfecho con lo que lo rodeaba, y si eso significaba cambiar algunos hábitos que tenía por él, lo haría, aunque notó que al pecoso no le molestó en lo absoluto que comiera de esa forma, así que no cambiaría eso.
—Oye Kacchan, ¿Está buena la carne?- Izuku preguntó sonriendo divertido, y más con la boca de Katsuki toda sucia y untada de comida.
Katsuki, quien tenía las mejillas llenas de comida, sintió levemente mientras tomaba más del plato para llenar más su boca. Esa acción sacó una mueca en los dos mayores y una pequeña risa en el pecoso.
La alegre cena fue interrumpida por Iida que llegó corriendo al lugar, se miraba muy agitado y preocupado.
Antes de que alguno pudiera preguntar él habló.
—¡Señor Yagi, tenemos problemas en la ciudad!- exclamó angustiado, Izuku solo miró al rubio un momento, y después miró a sus padres quienes también estaban confundidos y preocupados.
(...)
—¡Bakubro!- Kirishima gritó a todo pulmón parado sobre el tejado de una casa, habían estado buscando desde hace un buen rato a su amigo rubio y no habían dado con el.
Aunque primero estuvieron mirando a los alrededores para ver si encontraban algún rastro, pero después de algunas horas, y sin éxito, recurrieron al plan B, gritar su nombre hasta que los oyera.
—¡Katsuki!- Mina también gritó desde otro lado, ella estaba parada sobre una carreta y tenía una manzana en su mano que había encontrado en una caja que había en ella.
Mina le dió un mordisco a la manzana mirando como todos en todas partes salían corriendo, asustados, y no tenía ni idea de porqué, ellos solo estaban buscando a su amigo, no era para tanto.
La alfa miró atrás de ella viendo el rastro de destrucción que habían dejado, los lobos que habían traído para que ayudarán a buscar al rubio estaban sobre los puestos del mercado comiendo lo que encontraban en ellos, cosas esparcidas en el suelo, cosas rotas, barriles rotos en el suelo, dejando que los líquidos que tenían a dentro estuvieran derramados por todas partes en el suelo.
—Ups.- murmuró la alfa de cabellos rosa, miró como Sero estaba montado sobre lo que parecía un toro, quien sabe de dónde lo sacó, se miraba muy enojado, el animal brincaba y corría a todas partes causando más alboroto y destrucción.— yo solo quería encontrar a Bakugou e irme a casa con mi Jirou.
Mina sollozó lamentándose de su existencia, no sabía cómo que era que dos alfas podían hacer tanto desastres, bueno, no solo ellos, los lobos también ayudaron.
La morena puso dos dedos en su boca y silbó, llamando a los animales hacia donde estaba ella, era mejor tenerlos cerca para que no destruyan más cosas, aunque no lastimaban a las personas, no sin una orden directa.
—¡¡Oigan ya dejen de molestar a los demás, nos van a querer capturar por ésto!!- la alfa gritó todo lo que podía para llamar la atención de los demás.
Kirishima se bajó del techo en donde estaba y fue al lado de la peli-rosa, en cambio Sero saltó del toro, pero éste le perseguía. Y como se dirigía hacia los otros dos, el toro también fue hacia ellos.
Al final los tres terminaron siendo perseguidos por el toro, los demás en la ciudad los reconocían a la perfección, eran bárbaros y eso se distinguía desde lejos.
Además se hacían una idea de quién buscaban, por esa misma razón, estaban molestos con los guardias que habían traído al primer bárbaro, y dieron gracias a que no lo llevaron hacia el lugar de los esclavos, no se querían ni imaginar que les fuera a pasar si se enteraban de lo que le había ocurrido a su amigo.
—¡Todo ésto es culpa tuya!- Sero exclamó a Kirishima mientras giraba en una esquina para tratar de perder al toro, los lobos se habían perdido de sus vistas y rogaban a los dioses que no estuvieran haciendo más desastres en otros lados.
—¡Tú eres quien molestó al toro!- chilló el de peli-rojo siguiendo el paso de su amigo, Mina iba tras ellos con ganas de darles un golpe, siempre eran ellos los que la metían en problemas.
Estuvieron un rato huyendo del animal hasta que por fin lo perdieron de vista, al final los tres quedaron extremadamente agotados y sudados, la noche ya estaba en la ciudad, y lo único que iluminaba las calles eran las farolas de aceite que habían al lado de la carretera, y en las puertas de las casas o edificios.
—Estamos jodidos.- Sero estaba agotado, tanto física como mentalmente, habían estado buscando al alfa rubio unos dos días sin descanso, primero fue en el bosque y ahora en esa inmensa ciudad, y sabía que les iba a tomar bastante poderlo enviar allí.
Peor sería el caso si no se encontraba en esa ciudad pues sería una búsqueda pérdida totalmente, pero no podían descartar ese hecho, lo mejor era buscarlo por si acaso.
—¡Allí están!- los tres voltearon su rostro hacia un grupos de hombres, alfas y betas, en armaduras y lanzas, se miraron un poco entre ellos antes de volver a salir corriendo.— ¡Alto, no huyan!
—¡Les dije que nos iban a mandar a capturar por sus culpas!- Mina chilló molesta y cansada, ni siquiera podían buscar a su amigo de manera tranquila, como siempre, terminaban haciendo un desastre en su camino.
Los tres iban corriendo al frente de los alfas y betas que les perseguían, trataban por todos los medios no ser capturados por ellos, también ignoraban todo lo que decían, sería muy tonto parar en un momento como ese, y no era que no supieran pelear, pero no querían más problemas.
—¡¡Sabemos en donde está la persona que buscan!!- Kirishima al oír eso detuvo su carrera, miró como los desconocidos se acercaron hacía el rápidamente y se detenían un poco para respirar también.
—¿Saben en donde se encuentra bakubro?- preguntó esperanzado, recibiendo un asentimiento por el que comandaba el grupo, eso le subió los ánimos.
Pronto, Mina y Sero se pusieron a los lados del alfa peli-rojo, miraban con un poco de desconfianza a los guardias. El líder, que estaba el frente, se quitó el casco revelando el rostro de un joven alfa con cabellos de color azul oscuro.
—Buscan a Bakugou Katsuki, ¿Verdad?- el alfa preguntó haciendo que a los otros tres se les iluminara el rostro.
—¡Si es él!, ¿Sabe en donde está?- preguntó ésta vez Mina con energías renovadas, saber que Katsuki aparentemente estaba bien le alegraba mucho.
—Si, el se encuentra en la mansión del señor Yagi, los guiaré a él si no les importa, y por favor, no causen más alboroto.- pidió el alfa soltando un suspiro cansado, parecía que era el quien ha una estado tratando de arreglar todo lo que ellos habían dañado.
—Lamento eso...- murmuró la alfa con algo de pena mientras rascaba su cabello.— Soy Mina Ashido, el de cabellos rojos es Kirishima Eijiro y el de cabellos negros es Hanta Sero.
Presentó a sus compañeros, que dieron un suave asentimiento. El alfa con armadura asintió dando una suave reverencia, eran los amigos del alfa de su amo, por más que quisiera reprenderlos, no podía, sería él el castigado si hiciera algo como eso.
—Soy Tenya Iida, un gusto, ahora siganme, hay llevarlos con el joven amo.- informó el alfa mientras empezaba a caminar siendo seguidos por tres curiosos y los demás guardias.
—¿Joven amo?- preguntó Kirishima confundido, y no era el único, los otros dos también estaban confundidos por ello.
—Sí, más o menos, pero será mejor que ustedes mismo vean las cosas y sepan cómo son en realidad.- Iida no era alguien chismoso, además dejaría que fuera su joven amo o el mismo señor Yagi quien les informará bien de la situación.
Mina miró a los chicos con una ceja alzada, pero no podían hacer más que seguir al alfa con la armadura, les había prometido llevarlos con su compañeroy amigo.
Lo iban a seguir hasta donde los llevase, pero si notaban algo raro, ellos atacarían, no iban a dejar que lo llevará a algún tipo de trampa.
Con forme fueron pasando los minutos, se fueron a acercando a una zona de la ciudad a la cual no habían visto antes, las casas a los lados eran enormes, gigantescas mejor dicho, no se imaginaban cuanto espacio tendrían adentro de ellas, o cuantas cosas le podrían caber.
Cuando llegaron a la casa más que "estaría Katsuki allí", casi se les cae la boca al suelo, esa casa no era comparada a las otras, era enorme, más enorme que las otras que había visto.
—¿Miles de personas viven en ese lugar?- preguntó Sero sintiéndose fuera de lugar estando al frente de algo como eso, sinceramente creía que si entraba allí sin conocer al menos una ruta de salida podría morir y nadie lo encontraría jamás.
—En realidad los dueños del lugar, que son solo tres, y la servidumbre quien mantiene las cosas limpias.- Iida les informó, y los alfas solo quedaron más impresionados.
¿¡Solo tres personas eran los dueños de todo ese lugar!?
—Santa madre de la papaya.- jadeó Sero, se estaba empezando arrepentir de haber ofrecido como voluntario para buscar al rubio, hubiera dejado que otro hubiera tomado su lugar, si hasta habría sido mejor.
Pero ya estaba allí, ya no podía hacer nada, ahora solo le tocaba ir con los demás en busca del rubio en esa enorme casa.
Iida los guió hacia la dentro, los tres miraban a todas partes, quedaban maravillados por todas las cosas extrañas pero fascinantes que habían en todas las direcciones que miraban.
Cosas raras y bonitas colgaban del techo iluminando los largos pasillos, había muchos tipos de decoraciones brillantes en las paredes y puertas por las que pasaban, ciertamente era un lugar hermoso e increíble.
—Ustedes...- la voz conocida para ellos les hizo parar en seco, los tres voltearon hacia una dirección y miraron a cierto rubio parado en medio de un salón, estaba de brazos cruzados y con el ceño fruncido, lo habitual en el.
—¡Katsuki/ Blasty/ Bakubro!- gritaron los tres al mismo tiempo corriendo hacia donde estaba el alfa rubio, casi se les tiran encima, si no fuera por el aroma dominante, furioso, que soltaba.
Inmediatamente pararon a solo un par de centímetros del alfa, Mina y Sero tomaron de los hombros al alfa de cabellos rojos y lo pusieron al frente del rubio, mientras ellos, daban un paso hacia atrás.
—Ehemp.... - Kirishima sabía que era su hora de muerte y la tenía al frente.— ¡Blasty...!- ni siquiera le había dejado hablar algo, un golpe directo su rostro le hizo caer al suelo, y se esperó más, pero nunca llegaron.
—¿¡Eres idiota, en donde tenías la cabeza estúpido de mierda!?- quizás los golpes no llegaron, pero los gritos del rubio le podrían dejar sordo.
—¡Lo siento, no pensé que algo así pudiera pasar!- Kirishima exclamó tratando de no ser matado por el alfa rubio, el peli-rojo miró de reojo como una sombra llegaba atrás del rubio.
—Kacchan no le golpees más.- pidió el extraño de forma amable y para su total sorpresa, Katsuki o hizo caso, pareció como si el rubio se hubiera calmado, aunque fuera solo un poco.
Kirishima se levantó del suelo mirando al desconocido extremadamente sorprendido, nunca nadie le había hablado así al rubio y salió ileso.
—¡¿Kacchan!?- exclamó Mina junto a Sero mirando al pecoso quien estaba ligeramente escondido detrás del rubio.
Ahora que se fijaban, la persona detrás del rubio era un Omega, lo podían notar a leguas sus facciones delicadas, además de su baja estatura y el aroma que algo dulzón que estaba mezclado con el de Katsuki...
Kirishima, Mina y Sero se quedaron de piedra, el aroma del pecoso estaba mezclado con el de Katsuki, prácticamente enlazados.
—Es tu...¿Es tu Omega?- Mina preguntó aún sin creerlo, pero es que era algo impensable, completamente imposible.
Katsuki siempre había tenido algún tipo de repelente contra los omegas, es más, su propia madre pensaba que nunca se iba a enlazar con alguno, ya tenía pensado en amenazarlo para que encontrara alguna pareja y siguiera con la línea de decendencia.
Pero ahí estaban ahora, despues de haberlo buscado como locos por días, al frente de ellos, con un Omega enlazado a él, y seguramente estaría prontamente en cinta.
—Ahora entiendo la razón por la que no has matado a Kirishima, de casi te manten los osos.- murmuró Sero ciertamente asombrado, el estuvo ciegamente seguro que Katsuki posiblemente moriría virgen.
Kirishima sintió como su alma casi salía de su cuerpo al tener la mirada asesina del alfa rubio sobre su persona. Aunque no duró mucho eso pues, el Omega detrás de él salió tímidamente dando una pequeña reverencia.
—Soy Toshinori Izuku, es un gusto conocerlos.- saludó el pecoso sientendo sus nervios al borde, esperaba no caerle mal a los amigos de su alfa, aunque no era como si caerles bien fuera obligatorio, pero no quería llevarse mal con las personas que iba a esta mirando más seguido cuando se fuera a la aldea del rubio.
—¡Eres una cosita tan linda!- Mina fue la primera en reaccionar, se tiró hacia el pecoso dándole un fuerte abrazo y después se apartó para tomarlo de sus mejillas y estirarlas.— ¿¡Como fue que hizo el brusco de Katsuki para tener una cosita como tú?!
Preguntó ella ciertamente animaba mientras seguía jalando las mejillas del pecoso como si fuera un cachorro. Izuku estaba sonrojado por la vergüenza, quizás no respetar el espacio personal era algo que se era común en la aldea de Katsuki.
—¡Oye mapache, ya déjalo!- Katsuki tomó al pecoso y lo abrazó de manera protectora, había visto lo incómodo que se había puesto por la cercanía de la alfa peli-rosa.
—¡No seas egoísta, Katsuki, solo lo estoy saludando!- chilló Mina inconforme, estaba muy feliz de saber que su amigo al fin tenía alguien a quien amar, y que fuera amado de vuelta, pues con la forma en la que el pecoso se sonrojaba por el abrazo protector del rubio, decía mucho.
—¡Aleja tus sucias manos de él!- Katsuki tenía al pecoso rodeado con un brazo, mientras que con el otro trataba de apartar a la alfa de ellos, y mientras ellos peleaban, Kirishima y Sero apenas salían de su ensoñación.
—Eso explica muchas cosas, ahora entiendo la razón por la cual no habías vuelto a la aldea desde antes.- razonó Kirishima riendo por lo bajo, ya quería ver la expresión de Mitsuki cuando le contase lo que había estado haciendo su hijo en territorio desconocido.
Mina miró hacia atrás del rubio y el pecoso, encontrándose con dos personas más, uno era alto y musculoso, la otra persona era una Omega en cinta, y tenía el cabello verde y igual al Omega. Muy parecido de hecho.
—¿Ustedes son los suegris?, ¡Hola!- la peli-rosa saludó a los dos mayores agitando su mano de manera energética.
—Hum, son mis padres.- murmuró el peli-verde con un leve sonrojo, estaba avergonzado, pero también se sentía feliz, al parecer le había caído bien a los amigos del alfa rubio.— ellos son Toshiro Yagi y Toshinori Inko.
Los padres del Omega al fin se acercaron hasta quedar cerca de los bárbaros, tanto como Inko en Izuku miraban con curiosidad las prendas de ellos, el del cabellos rojos tenía puesto un pantalón marrón oscuro, un tipo de chaqueta rara y corta de color azul marino, con una bufanda alrededor del cuello, la cual era roja con manchas negras.
Algo gracioso, era que la chaqueta que tenía puesta estaba abierta y solo cubría poco más de la mitad del pecho de bárbaro, estaba el descubierto.
En los pies, tenía una especie de botas negras que llegaban un poco más abajo de su pantorrillas.
Una vestimenta algo extraña, pero ciertamente le gustaba, era linda.
La alfa de pelo rosa, tenía puesto una camisa sin mangas de color pastel y corta, le cubría solo un poco el ombligo, una falta marrón corta que llegaba un poco más arriba de las rodillas, a mitad de su muslos. Tenía puesto una botas largas, hasta sus rodillas, a juego con la falda.
La vestimenta sacaba a flote sus curvas sensuales y firmes, de toda una alfa joven.
El alfa de cabellos negros tenía puesto un pantalón negro, con una camisa rasgada de color marrón claro, no sabía si era algo normal en la aldea de Katsuki, pero ese alfa también tenía el pecho al descubierto, bueno, parte de éste, las botas eran de color marrón oscuro.
Algo que tenían los tres en común, mejor dicho, los cuatro, eran sus collares y tatuajes extraños, tenían algunas diferencias en ellos pero, también eran muy similares entre si, los collares estaban hechos de colmillos y piedras de colores.
Exóticos y lindos, al menos así pensaba el pecoso, ahora se preguntaba cómo se vestían los omegas, ¿Quizás ellos también se vestían de esa forma o más cubiertos?
No sabía, pero tenía curiosidad y les preguntaría más tarde.
—¿Ustedes vienen a buscar al joven Katsuki, cierto?- la vos de el alfa Toshinori lo sacó de sus pensamientos, el pecoso miró de cierta forma preocupado a los tres alfas que estaban al frente.
El no había dejado que Katsuki se fuera de la mansión desde que llegó, y había sido completamente verdad de que iban a estar preocupados por su desaparición. Pero no era que no se hubiera querido ir con el, era que solo quería conocer a su hermano antes de irse.
—¿Oh?, ¡Claro que sí!, Si madre nos mandó a buscarlo ya que nunca llegó a la aldea, ella estaba preocupada de que le hubiese pasado algo malo.- Kirishima habló sonriente y con vergüenza, ya que todo había sido su culpa, aunque no todo salió tan mal, pues su amigo estaba bien y ya tenía pareja.
— ¡Es hora de volver darle las buenas noticias a Mitsuki, estoy seguro que va estar muy contenta al saber que su hijo al fin tiene un Omega!- ésta vez chilló Mina feliz, ella estaba contenta de saber que su familia tenía un nuevo miembro, además estaba segura que el pecoso sería una buena compañía para su linda Jirou.
—P-pero...- Izuku bajó su cabeza derrotado, ahora que ellos estaban buscando a su alfa, además de que la madre de éste también estaba preocupado, tendrían que irse lo antes posible, y una pequeña parte suya tenía miedo.
Los tres alfas miraron al Omega con una ceja alzada, no entendían porqué se miraba tan triste, un gruñido que salió de Katsuki los hizo temblar, no sabían que había echo pero lo mejor sería disculparse, y más por el aura asesina que estaba soltando el alfa.
Katsuki chasqueó la lengua, molesto, como siempre, los idiotas tenían que llegar para molestar cuando no los necesitaban. El rubio suspiró pesadamente, sintiendo la tristeza de su pecoso, lo tomó sorpresivamente de la cintura para pegarlo a su cuerpo, dejó que su aroma saliera para que el Omega lo aspirará y se pudiera calmar un poco también.
—No voy a volver ahora,- Katsuki informó haciendo que los tres alfas le miraran confundidos y sorprendidos por partes iguales.— Deku quiere esperar hasta que su hermano nazca.
Izuku ciertamente quedó sorprendido por eso, pues el rubio era quien insistió desde el principio en irse lo más pronto posible a su aldea, y aunque lo convenció de quedarse hasta el nacimiento de su hermano, sabía que aún tenía ganas de llevárselo rápido.
El corazón del pecoso latió fuertemente al saber que el rubio mantenía su palabra, y decisión, aún estando sus amigos allí para buscarlo, su Omega aullaba feliz al tener un buen alfa que le cuidara y respetará por partes iguales, era una buena combinación.
—¡Pero Bakubro!,- Kirishima chilló alarmado por eso, si volvían sin el rubio a la aldea Mitsuki los iba a matar.— ¡Hay que regresar pronto, todos están preocupados por ti y eso incluye tus padres!
El que más estaba preocupado era Masaru, el pobre Omega ya no sabía ni que hacer con su preocupación y angustia al no saber en donde estaba su hijo o si estaba bien.
—¡Que no volveré antes, lo digo y lo cumplo!- Katsuki rugió haciendo que los otros tres guardarán silencio.— ¡Y no es como si me fuera a quedar a vivir aquí, es solo mientras el hermano de mi Omega nace!, Después no iremos.
Los tres alfas miraron hacia el pecoso, quizás ellos podrían hacer que cambiará de opinión, pero al verlo mirandl esperanzado al rubio, supieron que no podrían hacer nada. Después miraron a la madre del omega, quien se mantenía al margen de todo y en silencio, la mayor tenía su gran vientre por el cachorro que faltaba poco para llegar.
Mina, Kirishima y Sero se miraron entre sí, soltaron un suspiro de manera mútua, no podían hacer nada para hacerlos irse pronto a la aldea, además tampoco eran unos insensibles para hacer que el Omega de su amigo se fuera con ellos sin poderle permitir estar en el día del nacimiento en que conocería a su hermano.
—Bien, está bien, pero al menos dos de nosotros deben ir a la aldea para informarle a Mitsuki de lo sucedido, así para que no estén tan preocupados.- habló Mina haciendo que los demás prestarán atención, y las miradas se dirigieron despues al alfa de cabellos rojos y negros.
—¿Por qué tengo un mal presentimiento sobre ésto?- se preguntó Sero para si mismo sintiendo su muerte cerca.
(...)
Ya estaban cada quien en sus habitantes, Yagi había propuesto dejar dormir a los bárbaros esa noche en la mansión para que descansarán antes de que los alfa se fueran en la mañana a su aldea.
Izuku estaba en su habitación con Katsuki, el pecoso no dejaba de abrazar al rubio completamente feliz, el pecoso estaba satisfecho y feliz al saber que Katsuki esperaría de verdad a que su hermano naciera antes de irse, además de que había defendido su acuerdo antes sus amigos.
Lo había puesto por encima de ellos y la preocupación de su familia, era algo la cual hasta le debería de recompensar.
—¡Gracias de verdad Kacchan!- chilló una vez más mientras seguía frotando su rostro contra el pecho del alfa.
Ambos estaban en su habitación, bien, la habitación de Izuku, pero como Katsuki era su pareja podían dormir juntos.
—No fue para tanto.- Katsuki estaba complacido por eso, poner a su Omega sumamente feliz era algo que lo enorgullecía.
—Kacchan se merece un premio hacerme feliz.- antes de Katsuki pudiera preguntar o decir algo, fue tumbado en la cama, y el pecoso quedó más abajo de su pelvis llevando sus manos a la hebilla de su pantalón para soltarlo.
Quizás debería de hacer feliz a su Omega más seguido.
(...)
Wenas~
La neta lamento no haber publicado ayer :'u
Si tenía mucho sueño, eran las ocho y me dolían los ojos tratando de mantenerlos abierto xD
Pero aquí está el cap!!!
Ya vieron como nuestro Kacchan quiere tener feliz a nuestro Deku??
Quien como él 🤧🥺
Espero les haya gustado. Hasta la próxima.
(Si ven algún error de escritura me avisan xfa)
Zaorycast.✨✨
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