Capítulo 6: Acuerdo. Vergüenza.
Izuku miraba a su, ahora alfa, con el ceño fruncido. Le dió un sorbo a su taza de té sin quitar su mala mirada de él.
Katsuki por otra parte no daba su brazo a torcer tampoco, el Omega le parecía alguien obstinado que no dudaba en encararlo, sinceramente le prendía, con ese sonrojo tierno, viéndose tan lindo molesto.
¡Pero no debía pensar con su polla en ese momento!
Estaban "discutiendo" algo muy importante.
—Mi respuesta sigue siendo, ¡No!- exclamó el pecoso dándole otro sorbo a su té con elegancia.
—¡Maldita sea, Deku!- gruñó el rubio molesto, el pecoso era más difícil de lo que pensó.— ¡Te irás conmigo quieras o no!
—¡No pienso irme contigo, y menos mientras mi madre está a punto de tener a mi hermano!- Izuku chilló sin dejarse intimidar.
Hace unas horas, Katsuki había dicho que ya era hora de que partieran a su aldea, y obviamente Izuku tendría que ir con él, pero el se negaba completamente.
Inko y Yagi miraban la discusión, ni ellos sabían que hacer en ese momento. Izuku no dejaba de mirar al rubio como si le quisiera matar, y Katsuki solo estaba serio, aunque la casi imperceptible sonrisa en su rostro les hacía saber que el alfa estaba algo divertido o emocionado, no se sabía.
—Debemos volver pronto a mi aldea, ninguno de ellos sabe en donde estoy.- Katsuki dijo con una voz un poco más calmada, pero Izuku solo terminó su té y se cruzó de brazos.
—Nadie te pidió que me marcaras, ahora te aguantas.- el pecoso le contestó alzando el rostro creyendo que ya tenía su victoria asegurada.
Katsuki se acercó al pecoso de manera amenazante, el pecoso se sintió un poco intimidado por eso, y se iba a levantar, pero el rubio fue más rápido en apresarlo en su lugar.
—Pues déjame decirte que eras tú, quien me pedía que te marcara mientras gemías mi nombre.- el rubio murmuró con morbo en uno de los oídos del pecoso.
Izuku se sintió mareado, el aroma del alfa le envolvía de una forma peligrosa, además recordar lo que habían echo en la noche de su celo no le ponía mejor.
El aire alrededor del Omega se volvió pesado, Izuku suspiró cuando el rubio pasó una mano por sus caderas y apegó más el rostro en su cuello.
—Te irás conmigo a mi aldea.- Katsuki habló de manera baja, mientras seguía acariciando al pecoso y lo envolvía con su aroma.
—S-sí,- respondió el pecoso, y Katsuki sonrió victorioso.— pero será después de que mi hermano nazca.
—¡Por una mierda!- exclamó el rubio molesto al ver que no podía hacer nada para cambiar la opinión del Omega.
El rubio fue hasta un mueble que había, al frente del pecoso en el lugar, y se echó allí. Sentía su orgullo golpeado, solo un poco, porque secretamente estaba orgulloso de su Omega.
—Bien, pero campresto haya nacido y lo veas, nos vamos, y es todo.- Katsuki sentenció cruzándose de brazos, e Izuku aceptó a regañadientes.
Era algo completamente normal que el alfa se llevará al Omega había elegido como pareja a su hogar, de todas formas si se volvía pareja oficial de alguien tendría que irse de la mansión, para convivir con ella en su entorno.
Ahora no solo era pareja oficial del rubio, por ley y derecho, su Omega, la marca en su cuello era más válido que un acta de matrimonio.
Esa era otra cosa, las marcas de los alfas en los omegas eran como un matrimonio, solo se hacía una ceremonia para presentar a la pareja y listo, ya no habría caso de alguna boda.
La boda se hacía por gusto, pero para eso tendrían que esperar a la luna de miel para hacer la marca.
Por una parte estaba alegre, estaba seguro que si habría conocido a Katsuki "en otras circunstancias", Yagi habría querido hacer una boda.
Y el evento sería grande, lujoso, costoso, y lleno de mucha gente, tendría que ponerse un vestido frondoso y muy elaborado que apenas podría respirar con el.
Sudó frío nada más en pensar eso, tal vez ser marcado antes por el rubio no había sido tan malo.
—Me alegra que ya hayan resolvió sus diferencias.- los dos jóvenes voltearon hacia el mayor, habían olvidado que ellos se encontraban allí.
Izuku se sintió avergonzado, estuvo tan metido en su discusión con el alfa que se había olvidado por completo de la presencia de sus mayores.
—Uhn, sí, podimos llegar a un acuerdo.- el pecoso dijo suavemente mientras jugaba con sus dedos de forma tímida.
Katsuki solo bufó, el quería irse lo más pronto a su aldea para presentar al pecoso y meterlo en su nido de pieles, lo tomaría allí cuantas veces quisiera, sonreía internamente imaginado aquello.
—¡Mi pequeño!- Inko fue hasta donde estaba su hijo para abrazarlo, aunque tenía la panza grande se las arregló para estrujarlo en sus brazos.— ¡Ya eres tan grande, puedes poner en su lugar a tu alfa, no quisiera que te fueras pero no es algo que pueda evitar!
Inko lloraba a mares mientras hablaba de forma rápida, casi no se entendía lo que decía, e Izuku, bueno, el pobre se estaba poniendo de color azul.
—M-mamá, n-no respiro.- el pecoso informó de manera entrecortada por el aire que le hacía falta.
Inko al ver que estaba asfixiando a su hijo el soltó, el pecoso empezó a tomar grandes bocanadas de aire sintiéndose un poco mareado.
—Perdón, no fue a propósito, solo estoy más sensible de lo normal.- la Omega mayor gimoteó secándose las lágrimas con un pañuelo.
—Tranquila mamá, yo entiendo.- dijo el pecoso recordando levemente la vez que su mamá lloró porque la serpientes no tenían brazos.
La mayor le sonrió al pecoso y después se volteó hacia el rubio y lo miró de manera sería. Katsuki se sintió un poco intimidado, no era porque tuviera miedo, si no porque era la madre de su Omega y no podía reprocharle nada, menos ella estando embarazada.
Los omegas en cinta en la aldea de Katsuki son muy cuidados y respetados, pues ellos eran quienes iban a traer la próxima generación de la aldea.
—¿Las cosas son peligrosas en tu aldea?, No estaré tranquila hasta saber que mi cachorro no correrá peligro.- habló la Omega haciendo que los demás quedarán en silencio.
Ahora que Izuku lo pensaba, su mamá tenía razón, el no estaba acostumbrado a una vida peligrosa en la montañas, en donde habían animales salvajes y el ambiente podría ser hostil.
El pecoso miró al rubio con dudas, pero el alfa solo bufó, mirando con cara de obviedad a los mayores y transmitiendo un poco de seguridad a su Omega.
—Nosotros no tenemos estos "lujos"- Katsuki hizo comillas con los dedos refiriéndose a la mansión y todo lo que había en ella.— pero no dejaré que mí Omega tenga necesidad de algo, o pase por algún peligro, en la aldea estará a salvo, yo me aseguraré de eso.
Katsuki sabía que la viva en la montañas no era algo sencillo, pero tenía razón, la aldea estaba ubicada en un punto seguro, había huertos alrededor en donde sembraban plantas comestibles y medicinales, incluso criaban algunos animales.
Las gallinas, vacas, cabras, y otros más. Aunque no solo animales para comer, también cuidaban de lobos, eran quienes ayudaban a cuidar de la aldea y en la caza, Katsuki había sido salvado por Ryuu, su lobo, el mismo Katsuki lo había cuidado desde que era un cachorrito.
Esa era otra razón por la cual quería regresar, no sabía en donde estaba su compañero animal, y no sabía si los osos le habían echo daño.
—Bien, más te vale cuidarlo y darle mucho amor.- dijo la Omega mayor haciendo que el pecoso se pusiera rojo por la vergüenza.
—¡Mamá!- exclamó el Omega haciendo reír a los mayores, incluso Yagi se estaba riendo.— por todo lo santo.
Murmuró el pecoso por lo bajo poniendo una mano en su frente, las cosas no podían ser mas vergonzosas de lo que ya eran.
—No se preocupe, yo siempre me aseguraré que Deku esté lleno de mi "amor".- respondió el rubio haciendo énfasis en la palabra 'amor' y miraba al proceso con una sonrisa pícara.
Inko y Yagi entendieron la referencia y rieron por lo bajo, para ese punto el pecoso quería que la tierra se lo comiera, Izuku se tapó el rostro, estando más avergonzado que antes.
El pecoso se removió en su lugar e hizo amagos de levantarse, pero algo se lo impidió. Izuku sintió como algo, caliente y pegajoso, se escurría de su entrada y ensuciaba su ropa interior.
"¿¡Que!? ¡No, no, no!"
Izuku se alarmó y se quedó de piedra, no se movía esperando que más de "eso" no saliera de allí. Pero tristemente para el, más se escurrió, mojando un poco más su ropa interior.
"¿¡Por qué a mí!?"
Se lamentó, debió haberse limpiado bien cuando se bañó, sin embargo, su vergüenza y timidez no se lo permitió hacerlo al frente del rubio, y ahora pagaba las consecuencias.
El pecoso se levantó de su lugar rápidamente, era mejor salir de allí lo más pronto posible, antes de ensuciarse más, y que fuera completamente visible.
—Izu, ¿Ocurre algo?, Estas rojo.- el pecoso miró como la Omega mayor se acercaba a el y eso le alarmó más.
—¡E-eh, si es-estoy bien!- exclamó el pecoso aparentando estar bien lo mejor que pudo, aunque flaqueó al sentir más viscosidad salir de su entrada.— ¡T-tengo que hacer algo!
Dicho eso salió casi corriendo del despacho de Yagi, debía irse a su habitación lo más pronto posible para encargarse del "pequeño problemita" que tenía en su ropa interior.
En el camino se encontró a Ochako, ella al verlo le sonrió y se paró al frente suyo.
—Joven amo, el desayuno está servido en el comedor.- ella le informó y el pecoso quiso desaparecer en ese momento, podía sentir como algo se resbalaba por uno de sus muslos.— ¿Pasa algo, se siente mal?
Preguntó la castaña ignorante a lo que le ocurría a su joven amo. Izuku asintió de forma inmediata y la rodeó para irse por los pasillos otra vez.
—¡S-si estoy bien, en un momento voy!- Izuku exclamó antes de perderse en una esquina.
Cuando Izuku llegó a su habitación pasó directamente a su baño, allí suspiró profundamente tratando de calmarse, tenía su respiración agitada y su rostro rojo.
—B-bien, ahora sí puedo limpiarme.- murmuró bajito comenzando a sacarse la ropa.
Al quedar completamente desnudo trató de mirarse, pero solo pudo ver como hilos blancos se escurrían por sus muslos, llegando hasta sus rodillas y goteaban al suelo.
El rostro del pecoso podría compararse al de una fresa madura en ese momento, la vergüenza y excitación que tenía por ver algo así en su cuerpo lo tenía de esa forma.
El pecoso se acercó a la enorme bañera y le volvió a echar agua, aunque ésta vez, fue a solo menos de la mitad, no quería llenarla por completo.
Se metió en el agua y lavó sus piernas, quitando todo rastro de semen en ellas, despues de acomodó de forma que sus rodillas estaban en el agua y sus trasero afuera de ella, se sostenía de la orilla de la bañera con sus manos.
—A-ahora solo tengo que...- murmuró para si mismo mientras llevaba una de sus manos a su entrada, tocó con sus dedos alrededor de ésta sintiendo la viscosidad que había en ella.
Se armó de valor y metió dos de sus dedos en ella, los abrió dejando salir más residuos de la noche anterior.
—A-ah~- el pecoso gimió con los ojos cerrados, al sentir una gran cantidad de semen salir de su entrada, el líquido viscoso se resbalaba por su mano y caía al agua de la bañera.
—¿Necesitas ayuda?- la voz en la puerta del baño le puso de piedra, Izuku abrió los ojos encontrándose con el Alfa de cabello rubios, mirándolo con una sonrisa lobuna.
Izuku lo miró con el ceño fruncido y el rostro rojo, el pecoso no sabía si el Alfa le ayudaría a sacar el semen que tenía dentro o lo iba a llenar con más, aunque parecía más la segunda opción, por la forma tan lujuriosa en que lo miraba.
—No, gracias. Estoy bien, lárgate.- pidió el pecoso con la voz algo temblorosa, aunque su Omega interior exigía la atención del rubio.
Katsuki en vez de irse se acercó como si le hubieran dado una respuesta positiva, el rubio de quitó los collares y los pantalones antes de meterse a la bañera, haciendo que Izuku chillara, más avergonzado aún, al verlo desnudo.
El rubio fue tras el pecoso cuando se fue, sabía que era lo que le había ocurrido para irse de esa forma tan apresurada, su sensible nariz le había dado toda la información que necesitaba.
Katsuki se posicionó atrás del pecoso manteniéndolo allí, pues el Omega se quería voltear. El rubio puso una mano en la espalda del pecoso y la otra la llevó a sus caderas y más abajo.
—Deja que tú alfa se encargue.- Katsuki se había inclinado sobre el Omega, sin llegar aplastarlo, para murmurar con morbo en su oído.
El pecoso gimió de anticipación ante las palabras del rubio, Katsuki metió dos de sus dedos gruesos en el interior del pecoso sacándole un gemido grande.
—¡Ah, Kat-chan!~- Izuku sentía el placer recorrer su cuerpo cuando los dedos del rubio se empezaron a mover.
Katsuki miró con atención como sus dedos entraban y salían del delicioso agujero rosa del Omega, los metió hasta el fondo y los movió el círculos, después los sacó casi del todo, para abrirlos como tijeras.
Dejando salir un montón de su semen, de la noche anterior, era bastante, pues no se había corrido una sola vez en el pecoso, ni las cargas que había dejando dentro habían sido pocas.
Izuku gimoteó cuando sintió como todo el semen caliente y pegajoso salía de su interior. Podía escuchar como caía a chorros al agua de la bañera, no podía estar más excitado y avergonzado en su vida.
—Esto puede tardar un rato,- Izuku escuchó como el rubio habló de forma burlona.— ¿Por qué no le damos un poco de placer a tu polla mientras tanto?
Izuku jadeó sorprendido cuando sintió una mano del rubio tomar su pequeña polla para masturbarla, gimoteó arqueando su espalda por las sensaciones y sus ojos se llamaron de lágrimas por el placer.
—K-kacchan~- Izuku gimió sosteniéndose fuerte de la orilla de la bañera para no caerse de cara, no quería darse un fuerte golpe contra la piedra.
El rubio solo sonreía de medio lado al ver a su Omega de tal forma, le encantaba tenerlo así, gimiendo por el. La pequeña entrada del pecoso se contraía alrededor de sus dedos mientras más de su semilla salía de allí, tenía que mantener el agujerito abierto con sus dedos para que no succionara su semilla de nuevo hacia dentro.
—¿Ahora sí soy Kacchan?- preguntó el rubio con cinismo, mientras apretaba con un poco de más fuerza la pequeña polla del pecoso entre sus dedos.— ¿Que pasó con: Katsuki aquello, Katsuki esto, ah?
El rubio metió sus dedos al fondo tocando de golpe la próstata del Omega, haciendo que éste arquera más su espalda y gimiera fuertemente.
—¡Kacchan!- Izuku gimió sintiéndose su liberación cerca, podía tocar el borde, estaba por llegar a su orgasmo, pero al parecer el rubio tenía otros planes, pues agarró con fuerza el glande del pecoso, impidiendo su liberación.— ¡A-ah, por favor!~
Izuku gimoteó de forma desesperada, sabiendo que el rubio lo había echo a propósito. Katsuki lamió si labio inferior como un depredador, le encantó escuchar al pecoso suplicar.
—¿"Por favor" Qué?- preguntó el rubio mientras seguía embistiendo la próstata del pecoso con sus dedos y apretando con fuerza su glande.— no entiendo.
—¡P-por favor, d-dejame venir...ah!~- Izuku sollozó de frustración, quería correrse pero no podía, y las embestidas a su punto dulce lo estaban volviendo loco.
—Bien, pero me los estás pidiendo mal, Deku.- Katsuki dijo malvada mente, sin bajar la intensidad con la que golpeaba la próstata del pecoso y sin soltar su glande, el Omega tenía los ojos volteador hacia arriba mientras la saliva se escurría de su boca. — ¿Por favor, qué? Deku.
—¡Por favor mi alfa, déjame venir!- Izuku gimió con el aliento contenido, dando gracias que pudo decirlo a la primera.
Tan solo con era oración Katsuki liberó la polla del pecoso, dejando que el Omega gimiera de manera fuerte mientras hilos blancos salían de su pequeña polla.
Katsuki miró como de la entrada del pecoso ya no salía de su semilla, ahora solo el lubricante transparente era lo que se escurría de allí. Eso le hizo bufar por lo bajo.
El Alfa miró a su entrepierna dura y roja, le dolía, pero se había concentrado en el pecoso y no en ella. Sonrió de medio lado antes de posicionar su glande contra la entrada del pecoso, quien abrió los ojos al sentir como algo más grande presionaba su entrada.
—¿Que estás...? ¡Ah!~- no pudo ni terminar la pregunta, pues una estocada profunda y certera a su próstata le interrumpió, haciéndolo gemir.
Katsuki no le dejó tregua, tomó del cuello al pecoso para apartarlo del borde de la bañera y pegarlo a su pecho. El rubio comenzó a embestir de manera, rápida fuerte y profunda.
Izuku solo podía gemir, ahora no le importaba ser llenado por la semilla del Alfa de nuevo, en realidad ese pensamiento le parecía muy tentador. El pecoso sintió que la mano que estaba en su cuello pasó a su pecho, y comenzó apretar sus pezones.
—¡Kacchan,...ah!~- los gemidos de placer eran música para los oídos del rubio, eran exquisitos, tanto como su interior apretado.
Eso le encantaba, a Katsuki le parecía delicioso como el interior del pecoso lo envolvía, y le apretaba. Caliente y muy mojado, el agua del estanque, según Katsuki se llamaba así, salpicaba por todas partes causados por los movimientos.
Izuku escuchaba los gruñidos de placer que soltaba el rubio en uno de sus oídos, sentía como la enorme polla del alfa se abría paso en su interior, como el dueño que era, y golpeaba rítmicamente su próstata.
—¡Kat-suki!~- el pecoso estaba perdido en el placer, juraba que podía ver estrellas, incluso tocar el cielo por momentos.
El rubio seguía embistiendo con fuerza hacia el interior del pecoso, el sonido morboso que producía la humedad de las pieles al chocar llenaba el baño, junto con los chapoteos que podroducia el agua, eran el coro que acompañaba los gemidos del menor.
Izuku no pudo aguantar la sobre-estilumación y terminó por correrse de nuevo, apretó fuertemente su interior estrujando la polla de Katsuki. El rubio gruñó y mordió el cuello del pecoso, no era una marca profunda, pero si visible.
Katsuki eyaculó cuando sintió como la paredes internas del omega se apretaron de manera deliciosa su polla, varios chorros de semilla llenaron el interior del pecoso, aunque no era tanta como lo fue en la noche anterior. El rubio casi ronrroneó cuando sintió al pecoso ordeñarlo, succionando cada carga que soltaba su polla.
El pecoso sentía su cuerpo hormiguear, nunca había sentido un orgasmo tan fuerte en su vida, aunque recordaba vagamente haberlos tenido igual cuando pasó su celo con el Alfa.
—E-estoy sucio, de nuevo.- jadeó refiriéndose a que su interior estaba lleno otra vez de la semilla del Alfa.
—No es tanto como lo de hace rato, así que no tendrás otro accidente. - comentó el Alfa con morbo haciendo sonrojar más al pecoso, Katsuki salió del interior de Izuku haciendo que éste soltara un gemido por la sensación de vacío.
—Eres un pervertido.- Izuku aún sentía las manos del rubio toquetear su cuerpo por todas partes, pasaban de pecho a su vientre, algunas veces toqueteaban su sucia entrada.
—Pero te gusta, ni siquiera haces algo para impedirlo.- Katsumi contraatacó siendo totalmente cierto, el pecoso solo se dejaba hacer disfrutando de los toques que recibía.— mi cachorro pronto crecerá aquí.
Comentó el Alfa poniendo una mano sobre el vientre del pecoso, presionó allí sacando un suspiro de éste, la idea de tener un cachorro no sonaba nada mal.
Desde que su madre había salido en cinta quiso saber que se sentía estar en espera, sentir a la pequeña vida crecer en su vientre, estar ansioso por verlo, sonaba algo tentador.
—Sí, un pequeño cachorro.- Izuku sonrió mirando al rubio con un ligero sonrojo en sus mejillas.
Katsuki sintió su corazón latir rápido y fuerte en su pecho, su Omega era el más hermoso de todos, y además también quería sus cachorros tanto como el, no pudo haber encontrado algo mejor.
—Creo que tus padres se estarán preguntando en donde estamos.- comentó el rubio parándose y ayudando al pecoso a pararse también, las piernas del omega estaban débiles, pero podía caminar.
—Debemos ir con ellos rápido, además...- el estómago del pecoso sonó haciendo saber que aún no había comido nada, Katsuki rió por lo bajo burlándose un poco.
—Despues de todo lo que as comido, ¿Sigues teniendo hambre?- preguntó el Alfa en doble sentido, Izuku se sonrojó furiosamente y golpeó el pecho del Alfa repetidamente, eran golpes pequeños pero molestos.
—¡Pervertido, idiota, abusivo, estúpido...!- el pecoso siguió diciéndole cuanto insulto se sabía y el rubio solo se reía.
(...)
—¿Estas seguro de que es por aquí?- un alfa de cabellos negros le preguntó a su compañero de cabellos rojos.
—Sí, Blasty pasó por aquí con Ryuu escapando de esos tres osos.- explicó el alfa de cabellos rojos con cierta vergüenza.
Era por su culpa la manada de osos los había atacado, ¡Pero era por una razón justificada!
Se encontró con una cría, "aparentemente sola" de oso montañés, la verdad le animó bastante, esas cositas eran una ternura, cuando estaban pequeñas, la había tomado y fue hasta donde estaba el rubio para mostrársela.
Ese día habían salido a cazar juntos a los lobos, obviamente Katsuki se estaba acompañado de su fiel amigo peludo, se tuvieron que separar para cubrir más terreno, y hay fue cuando la encontró.
La cría de oso estaba sola atrapada en un agujero, creyó que su manada lo había abandonado, así que la tomó.
Cuando fue con el rubio a mostrársela, fue que los osos adultos salieron de quién sabe dónde y comenzaron atacarlos, que la cría de osos chillara llamando a su madre no fue algo bueno.
Los osos estaban furiosos, ni Ryuu, ni los otros lobos pudieron hacer algo para espantar a los osos, pero, ¿Sabes cuánto sobrepasa un oso a un lobo?
Los lobos podrían ser ágiles y rápido, pero solo osos eran mucho más grandes y con más fuerza, no les tocó más opción que huir, no sabe en qué punto se tuvieron que separar, pero terminó solo con cinco osos pisándole los talones ese día.
Decir que no se llevó ningún rasguño es mentira, varias garras de osos le alcanzó, se llevó un buen zarpazo en una de sus piernas que lo dejó casi inmóvil, afortunadamente pudo escapar de los osos, aunque quedó mal herido.
Fue con la ayuda de sus lobos que pudo llegar de vuelta a la aldea en donde fue curado, los demás le preguntaron en donde estaba Katsuki y no supo que responder, pues no tenía ni idea.
Todos habían guardado la esperanza de que volviera pronto, aunque no fue así, y Mitsuki la madre de Katsuki, los mandó a buscarlo.
Y ahora estaban allí, siguiendo cualquier rastro que los guiara al hijo de su líder.
—Si los osos no te mataron, sabes Katsuki lo hará cuando vuelva, ¿No Kirishima?- preguntó Sero con diversión, y el alfa de cabellos rojos tragó grueso.
—Lo sé.- fue todo lo que contestó el alfa sabiendo que al final moriría en manos de su mejor amigo, casi hermano.
—¡Encontré algo!- la voz de la alfa Mina se escuchó llamándole las atención.
Dejaron de hablar y fueron de inmediato ha ver que había encontrado su amiga, ella los guió hacia una cueva en donde encontraron un rastro viejo, de quizás días.
Aunque había rastros de otras personas allí, esos los alarmó y los alegró por partes iguales, pues la sangre seca en el lugar era bastante, quizás Katsuki había quedado muy mal herido y alguien le ayudó.
Siguieron el rastro de plantas partidas y sangre seca, al final dieron con una enorme ciudad, Sero bufó y Mina jadeó.
—¡Nos llevará toda la eternidad encontrarlo allí!- exclamó la alfa molesta y asustada, no tenía ni la menor idea en donde podría estar el alfa rubio.
Kirishima solo sonrió de manera nerviosa, ya se imaginaba la paliza que iba a recibir cuando encontrarán a su amigo.
(...)
Que tal?? Les dije que iba haber una deliciosa actualización xDxD jasjajsjakajsj
Un lemon algo corto porque me entró la inspiración de repente u.u
Ésto se ha puesto interesante ¿No?
Imaginense a tres salvajes buscando a su amigo y próximo líder en una ciudad. XD
¡Que se venga el desmadreee! (┛✧Д✧))┛彡┻━┻
Hasta la próxima. No olviden su voto.
Zaorycast. ✨✨
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