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Capítulo 5: Miedo y confusión.

Ochako se levantó como todos los días para hacer sus labores, después de revisar que todos estuvieran haciendo su trabajo fue a la cocina por el desayuno.

En una bandeja de plata colocó el nutritivo y delicioso desayuno de su joven amo, algo fácil para que pudiera comer sin problemas durante su celo.

—¡Buenos días Ochako!- la castaña miró a la de cabellos largos, Toru tenía en su manos un plumero, al parecer se dirigía a limpiar el polvo en alguna parte.

Pero la beta también iba por su desayuno, nada mejor que ir al trabajo con energías.
Ochako le sonrió y le devolvió el saludo para encaminarse a los pasillos.

Cuando llegó a la gran puerta de la habitación del pecoso, pasó a una mano la bandeja, mientras que con la otra buscó en su bolsillo la llave.

Metió la llave en la cerradura y quitó el seguro. Sacó la llave nuevamente para guardarla otra vez en su bolsillo, le dió vuelta a la perilla abriendo la puerta para entrar.

—¡Buenos días joven amo, espero ten...!- la Omega quedó estática con el panorama frente a ella, la bandeja con la comida que traía en la mano cayó al suelo haciendo estruendo, incluso el plato de cerámica se hizo pedazos.

El grito que salió de ella en ese momento fue tan grande que se escuchó en toda la mansión.

Ochako vió como el pecoso se removía en su cama de manera perezosa, tenía el cabello más desordenado que nunca, un rostro soñoliento y estaba segura que el joven no sabía ni quién era en ese momento.

Su tersa y aterciopelada piel blanca, estaba llena de numerosas marcas rojas por todas partes, las mordidas en ella se distinguía desde lejos. El aroma a sexo y celo aún en el aire.

Izuku bostezó sonoramente, estaba cansado, adolorido, pero extrañamente satisfecho.  

—Ochako, ¿Por qué tengo escándalo?- preguntó el pecoso en otro bostezo, quería dormir más.

Se frotó los ojos para disipar un poco más el sueño y averiguar la situación, se fijó en el rostro de la Omega.

Estaba pálida, como una hoja de papel, y le miraba horrorizada, Izuku arrugó el entrecejo sin entender e iba a preguntar qué sucedía, pero otra persona le interrumpió.

—¡Ochako, ¿Que sucede!?- Yagi que había escuchado el grito de la Omega había venido a ver que ocurría.

Pero justo como la castaña, quedó de piedra ante el pecoso, la boca del mayor se abrió y se volvió a cerrar como si no supiera que decir.

Izuku parpadeó un par de veces,  se movió tratando de pararse, pero una corriente en su espalda le hizo quedarse quieto en su sitio y soltar un pequeño quejido.

Entonces en ese momento se dió cuenta de lo que sucedía, se miró el mismo, y notó varias marcas en su abdomen y pecho desnudo.

Al darse cuenta de eso, por reflejo se cubrió con su sábana, al tiempo que un sonrojo lo cubrió. Un movimiento a su lado le hizo tragar en seco.

—Por un demonio, ¡Es muy temprano para que anden jodiendo!- aquel grito a su lado le hizo soltar un chillido del susto.

Izuku volteó su rostro para ver quien estaba allí, en la cama junto a el, y al hacerlo, lo reconoció al instante.

Lo ocurrido de la noche, todo, pasó por la mente del pecoso, cada una de las escenas calientes se revivieron en su cabeza, lo que le hizo soltar un grito también.

Katsuki por otra parte se había acabado de sentar en la cama, y se rascaba la parte trasera de su cabeza. Estaba de mal humor, no sabía si en ese lugar lo primero que hacían era gritar por la mañana al saludarse y se preguntaba si debía hacerlo también.

El rubio miró como SU Omega estaba envuelto hasta el cuello con una manta cubriendo su desnudez, mientras su cabeza por fuera de ella estaba tan roja como una fresa, le pareció gracioso, y se hubiera reído si no fuera por el aroma de un alfa dominante y molesto que llenó la habitación.

—¡¿Se puede saber quién eres tú y que haces aquí!?- Yagi gritó haciendo temblar a los omegas en el lugar.

Katsuki no se dejó intimidar por el alfa mayor y también soltó su aroma retandole, abrazó por la espalda al tembloroso Omega que estaba envuelto en sabanas y miró al otro de manera amenazante.

—¡Soy Katsuki Bakugou, y será mejor que deje de intimidar a mí Omega o se las verá conmigo!- Yagi vió como el rubio abrazaba al pecoso de manera protector, envolviendolo con su aroma y mostrándole los colmillos a el.

—P-papá...puedo explicarlo...- Izuku lo único que quería en ese momento era que todos salieran.

¡Estaba desnudo por todo lo santo!

Aparte de que tambien estaba sucio, y el alfa bárbaro en su cama... Ni mencionar la marca en su cuello, de lo que nadie se había dado cuenta por el aroma a sexo y celo aún latente en el aire.

"¿Por qué la vida me odia?"

Se preguntaba mentalmente el pecoso al verse en tan vergonzosa situación.

—Oh si, no te preocupes Izuku, tendremos una charla después, primero me llevaré al joven y hablaré con él, le diré a Iida que me consiga mi espada corta, será parte de la charla.- Izuku sudó frío ante la mirada frívola que tenía su padrastro sobre el bárbaro.

—¿P-podrian salir?, p-por lo menos déjanos tomar un baño.-  Izuku miró al su padrastro colocando lo mejor posible un rostro suplicante.

Ochako recogía desde hace un momento el desorden que hizo en el suelo con las manos temblorosas, y cuando terminó de recojer todo lo que pudo salió de la habitación casi corriendo.

Yagi miró a su hijastro con el ceño fruncido, además de que su sonrisa de siempre tampoco estaba, iba a responder que no, y se iba a llevar al alfa que estaba abrazándolo mientras mostraba los dientes.

Pero, al ver aquellos ojos esmeraldas llenos de temor, y un poco de tristeza hacía el, no pudo hacer más que dejar un gruñido por lo bajo y dar media vuelta.

—Mas vale que no se tarden.-  Yagi habló serio y se dirigió a la puerta, pero antes de salir, se volteó hacia ellos una vez más.— les espero aquí afuera, y si se escapa lo mandaré a buscar, y no me voy a contener.

Habló el mayor refiriéndose en si Katsuki se trataba de escapar, pero el rubio de ojos rubí solo le gruñó mientras mantenía aún al pecoso en sus brazos.

Yagi salió de la habitación cerrando la puerta detrás, cuando lo hizo, Izuku sintió que pudo respirar de nuevo.

Katsuki liberó al pecoso de su agarre, y miró como éste se tapaba la cara, roja, y murmuraba un millón de cosas por segundo.

—¿Ahora que voy hacer?, Mamá me va a matar, pase la noche de mi celo con un alfa al que apenas conozco, para peor dejé que me marcara, como si nos hubiéramos conocido de toda la vida, estoy seguro que en un par de semanas voy a presentar signos de embarazo, y ni siquiera estoy casado aún...- Izuku hablaba perdido en sus pensamientos, decía mil palabras por segundo, y eso sacaba un poco de quicio al rubio.

—¡Oí, deja de murmurar y escucha!, ¡Tú, ahora eres mí Omega, y en cuanto terminemos de hablar con tu padre te llevaré conmigo a la aldea!- en la costumbre era normal que después de hacer suyo al Omega le llevará a su cabaña en donde sería su nuevo hogar.

Izuku dejó de murmurar y se volteó para mirar al rubio, se le quedó mirando fijamente, eso le envió un par de escalofríos al cuerpo.

—¡Todo es culpa tuya!- Izuku le gritó mientras tomaba una almohada y le pagaba con ella.— ¡Eres una bestia, salvaje!, ¿¡Como pudiste entrar de esa forma a mi cuarto cuando estaba así!?

Katsuki ni sentía los golpes, la almohada era muy suave como para hacer un gran daño la verdad. Pero ver a SU Omega molesto, haciéndole frente, y de paso pegándole, le hizo casi ronrronear.

—No me provoques, ¿Quieres?- Katsuki le quitó la almohada al pecoso y lo tomó de un brazo pegándolo a su cuerpo.

Izuku se resistió, y trató de soltarse, utilizaría solo sus manos para arrancarle unos cuantos mechones rubios al alfa. Pero al mirarle fijamente a los ojos se quedó quieto.

Una luz de lujuria y deseo brillaba allí, el aroma lleno de deseo empezó a salir del rubio, eso hizo que la respiración del pecoso se acelerará. El aroma del alfa iba volverlo loco.

—¡No es el momento!- le gritó de nuevo el peli-verde, negando la excitación que crecía en el.—  ¡Mi padre está afuera esperándonos y está muy molesto, y ni siquiera quiero imaginar cómo se pondrá mi madre!

Katsuki tuvo que aguantarse las ganas de reírse, le gustaba ver al Omega enojado, sus mejillas rojas y su ceño fruncido.

Parecía un conejito enojado. Muy lindo y comible.

Y aunque quisiera disfrutar más del cuerpo del pecoso, sabía que tenía razón, debían salir, además de que no le quería molestar más, se miraba muy enojado.

—Bien, ¡Pero después de hablar con ellos te irás conmigo, y no es una petición!- Katsuki le dijo entre casi un grito para soltar al pecoso, y levantarse de la cama, importándole poco que estaba desnudo.

Izuku chilló cuando miró al rubio desnudo fuera de la cama, se tapó la cara la cual estaba más roja que antes. Katsuki solo sonrió lobuno por la vergüenza que tenía el pecoso, se acercó sin vergüenza alguna y se agachó un poco para quedar a su altura.

—¿Por qué te tapas el rostro ahora sí anoche me mirabas tanto?-  Katsuki miró satisfecho como el pecoso temblaba, quizás de excitación o vergüenza.

—¡No digas esas cosas y vete a bañar!-  Izuku le gritó, aún sin quitarse las manos de la cara.

Katsuki solo bufó divertido por las reacciones de SU Omega, le gustaban esas facetas avergonzada suyas. El rubio se enderezó y miró a los lados prestando más atención a las cosas, no conocía nada del lugar, pero si iban a bañarse...

—¿Donde está el río?- preguntó al pecoso con una ceja alzada, Izuku sacó un poco su rostro de entre sus manos y los miró confundido.

—¿Un río?- ahora fue el pecoso quien alzó una ceja sin comprender, Izuku trataba con todas sus fuerzas de no mirar más abajo del pecho del rubio.

De verdad que ponía todo su empeño en eso.

—Para bañarnos, idiota.- contestó el rubio con obviedad, ¿Para que más irían a un río si no era para pescar o bañarse, o en ese lugar no se bañaban?

Pero si el pecoso había mencionado un baño tendrían que hacerlo, ¿No?

Izuku se dió un golpe en la frente, confundiendo al rubio. Para el pecoso fue como si la iluminación hubiera llegado a su vida.

Es un bárbaro viviente de las montañas y bosques, un salvaje, vive en chozas, cabañas de madera o rocas deformes.
Se había olvidado de ese pequeñito detalle, ahora no podría quejarse del todo con él, pues había sido criado así no sabía de las costumbres "más civilizadas"

Izuku suspiró profundamente tratando de calmarse, sin dejar la sábana se levantó de la cama, sus piernas temblaban y sentía que en cualquier momento iba a caer al suelo. Eso además de lo que se escurría de su entrada, sacudió su cabeza en ignoró eso.

Apesar del dolor en sus caderas y demás caminó hasta llegar a una de las puertas que habían dentro de la habitación y la abrió, para después entrar por ella.

Katsuki solo miraba curioso, no sabía que estaba haciendo el Omega, además de que también estaba algo informe porque estuviera ocultando su cuerpo.

¿Si ya lo había visto todo por qué lo hacía?

Quizás solo era tímido con su cuerpo, Katsuki no le prestó mucha atención a eso y fue hasta donde estaba el Omega, miró como el pecoso estaba en lo que era un cuarto pequeño, más pequeño que la habitación.

El rubio se cruzó de brazos y se apoyó en la puerta viendo al Omega moverse de un lado al otro, vió como jaló algo de la pared y un palo raro dejaba caer agua dentro de un gran estanque de piedra.

El agua rápidamente empezó a llegar el estanque, e Izuku echó algunos aceites aromáticos en el agua dándole un toque dulce, el pecoso se volteó hacia el rubio para señalar el agua tibia.

—Ahí, entra a bañarte.- Izuku le dijo y se encaminó hacia la puerta para salir, pero el rubio le tomó del brazo impidiendo que se fuera.— ¿Que pasa?

Preguntó y trató de sacarse del agarre, aunque no pudo nada contra la fuerza de alfa. Katsuki solo sonrió antes de quitarle la manta de un jalón, haciéndolo chillar de vergüenza al verse desnudo.

Katsuki no le dejó ni protestar, pues alzado como un saco de papas y fue llevado al agua. El rubio lo metió entre el agua tibia y después se metió con el, le hizo incluso sentarse sobre su regazo.

Izuku tragó saliva sintiendo su rostro arder, aunque el agua tibia y envolvente era un suspiro de alivio para su cuerpo.

—¿Se puede saber que te pasa?, No hagas eso de repente, yo no debería estar aquí, y menos así.- Izuku miró enojado al rubio, pero éste ni se inmutaba.— ¿Me estas escuchando?

El pecoso se trató de parar, pero Katsuki lo mantuvo en su lugar y empezó a soltar su aroma para someterle un poco, ahora que estaba marcado sus feromonas tenían más efecto en el.

—¿Por qué no te resignas de una vez?, Estás marcado por mí, eres mío.-  Katsuki le gruñó envolviendo un brazo alrededor de las caderas del peli-verde, pegándolo más a su cuerpo y sacándole un jadeo.

—¡Porque eres un tonto abusivo, estúpido!- Izuku le dió un par de golpes en la cabeza, que no fueron más que cosquillas para el alfa, aunque no era como si el pecoso utilizará todas sus fuerzas de verdad.

Pero eso no quitaba el hecho de que estaba molesto. Katsuki quiso de reírse de sus intentos de verse rudo, solo le provocaba en realidad, quería le estampar contra la pared y hundirse en el de nuevo.

Pero le estaban esperando, además de que podría hacer que el pecoso se enojara más, no quería eso. Y además debía "hablar" con los padres del Omega para avisarles que se lo llevaría, porque sí, aún tenía planeado llevárselo a su aldea.

Ese plan no iba a cambiar.

Izuku volvió a chillar avergonzado cuando sintió una dureza entre sus piernas, específicamente, entre sus glúteos, frotándose contra su adolorida entrada. El Omega tragó saliva sintiendo la garganta seca.

—¿Ves lo que me provocas?- le preguntó el rubio con media sonrisa, haciendo que el pecoso quisiera matarlo con la mirada.

—P-pervertido...- le gruñó por lo bajo haciendo reír al rubio.

Se trataron de bañar, más bien Izuku lo intentó, pero le era difícil con el alfa sin vergüenza que no dejaba de hacer comentarios morbosos sobre lo "lindo" que se miraba su cuerpo lleno de marcas hecho por el, además de toquetearle por todas partes en cuanto tenía la menor oportunidad.

Quiso limpiarse "ahí" para sacarse lo que le "quedó dentro" de la noche. Pero con la presencia del rubio en el baño no pudo hacerlo, su vergüenza fue más grande que el y se lo impidió, además estaba seguro que se iba morir si le pedía ayuda también, así que se resignó.

Solo esperaba no tener un accidente con eso después, ojalá su oración sea escuchada.

Después del baño, izuki se enrrolló en toallas para cecarse y le pasó algunas al rubio, salió a su armario y trató de ponerse rápidamente la ropa. Encontró unas ropas te talla un poco más grande que la suya y se la dió al alfa, pero éste se rehusó a ponerse la camisa.

Katsuni fue hasta una parte de la habitación, cerca del balcón, y tomó sus cosas que estaban en el suelo, su collares.

E Izuku solo le miró, la verdad el rubio se miraba atractivo con ellos, una belleza feroz y exótica, pero no mencionó nada.

Izuku al mirar las puertas abiertas del balcón empezó armar el rompecabezas.

"Así que entró por el balcón, pero, ¿por qué estaba abierto?"

Se suponía que en sus celos cerraban toda la habitación para no dejar salir su aroma, era peligroso que sucediera, y era más que obvio la razón.

Izuku suspiró pesadamente, resignado, se llevó una mano a su cuello e hizo una mueca de dolor al tocarse la marca que adornaba la parte trasera de éste.

Solo esperaba verdad que Yagi no quisiera castrar al rubio, Izuku miró como el alfa se acercaba hacia el, tenía su ceño fruncido, como si estuviera molesto, aunque el aura a su alrededor no era así, quizás era su expresión habitual. 

Las manos un poco temblorosas del pecoso abrió la puerta, en el pasillo estaba Ochako esperándoles, ella se miraba preocupada, bastante, y miró al rubio de mala manera, ella también tenía ganas de agarrarlo a golpes.

—Joven amo, sus padres le esperan.- ella dió media vuelta y caminó por el pasillo siendo la escolta de ambos.

Ninguno mencionaba nada por el camino, Katsuki podía sentir el ambiente tenso que había, además de qué también notaba los nervios del Omega mientras iban de por los pasillos.

Por instinto soltó su aroma para relajar lo, sonrió cuando lo vió tomar un suspiro y bajar un  un poco los hombros.  

Ochako estaba alterada, no solo preocupada, sabía que Izuku estaba marcado, ahora que habían tomado un baño el aroma era más claro.

Además de que los señores le habían preguntado acerca del alfa rubio, el día anterior no les pudo que había despertado porque cuando lo fue hacer el pecoso entró en celo, y prefirió no decir nada.

Iba a dejar que Izuku les dijera sobre el alfa, quizás debió pensarlo mejor y haberles dicho, pero ahora no había nada que hacer, el tiempo no se podía regresar y sus errores ya estaban hechos.

Ahora solo toca espera para saber cómo se van a desarrollar las cosas, sabía que el señor Yagi no le haría daño al alfa, ni a Izuku. El pecoso era menos quien tenía la culpa de lo sucedido, pues un Omega en celo es esclavo de sus instintos y no podía controlar sus acciones.

Además era el alfa quien había entrado a su habitación en la noche y se aprovechó de ello, pero Izuku tenía la marca de enlace en su cuello, por ende Yagi no podría tocarle ni un pelo al rubio.

Ahora los dos estaban unidos emocionalmente, hacerle daño al alfa sería como hacerle daño al Omega del pecoso, podría hacer que entrara en depresión, además de que el Omega del pecoso lo había aceptado como su alfa.

¿Por qué otra razón entraría en celo entonces, sino era para hacer que el alfa le tomara y marcará?

Era una técnica instintiva, el Omega entraba en celo para provocar al alfa, para saber si le gustaba su aroma. Si lo hacía se apariaría con el y se dejaría marcar, si el alfa no era tentado por su aroma solo se resigna a buscar otro.

Pero su parte instintiva era completamente separada de la humana razonable, los instintos pueden ir hasta en contra de la moral de una persona.

Un ejemplo sería: que a cierta persona no le guste alguien, pero a su Omega sí, y por más que trate de alejarse de ella, su Omega va a estar aullando de dolor para que haga lo contario.

Complicado, ¿Verdad?

Era algo con lo que tenían que lidiar todas las personas, alfas u omegas.

Ochako salió de sus pensamientos cuando llegaron a la enorme puerta que dejaba entrar al despacho de Yagi, ella volteó hacia su joven amo, y miró su miedo y nerviosismo pintado en su pecoso rostro.

La castaña trató de sonreírle de manera tranquilizante, no sabe si lo logró pero trató.

—Verás que todo sale bien, joven amo.- habló ella haciendo que el pecoso asistiera de manera lenta, inseguro.

La Omega tocó un par de veces la puerta y un "adelante" se escuchó desde adentro. Ella abrió la puerta dejando lado para que los otros dos pudieran entrar, y en cuanto lo hicieron volvió a cerrar la puerta dejándolos dentro con sus amos.

—Suerte.- susurró aunque no le pudieran escuchar y fue de vuelta a los pasillos, debía ir a la cocina en busca de algo de té.

Por otra parte, Izuku entraba dentro del despacho al frente de sus padres, el pecoso los miraba como sus verdugos. Los dos tenían rostros neutros.

Estaba muerto, lo sabía, nadie le salvaría, sus padres le iban a colgar de un árbol y dejarían que los cuervos le comieran los ojos.

Si ese sería su miserable destino, ser comido por aves carroñeras.

Katsuki por otra parte no se dejaba intimidar, él era el hijo de los jefes de su aldea, siempre a estando bajo presión por ser el mejor y el más fuerte, sus gente debía tener a alguien en quien confiar y saber que los mantendrían a salvo.

Estar bajo la fuerte y dominante mirada azul de el alfa mayor, no se comparaba a la de su madre y sus duros entrenamientos.

Izuku se acercó bajo la mirada de los mayores, no quería que las cosas pasarán a mayores, seguro que su madre le iba a odiar, y estarían decepcionados de el.

No quería eso.

—¡Lo siento mucho!- exclamó mientras hacía una reverencia, eso dejó sorprendidos a los mayores, aunque se lo debieron de esperar conociendo al Omega.— yo...yo..

Izuku temblaba sin saber que decir, ¿Que podría decirles? No sabía que excusa decirles en ese momento.

El pecoso sintió como su madre que antes estaba sentada al lado de Yagi se levantó y fue hasta el, el pecoso cerró los ojos esperando lo peor.

Pero en cambio solo sintió una mano de su hombro y otra limpiando sus mejillas mojadas con un pequeño paño.

Izuku abrió sus ojos para mirar a su madre, la Omega tenía una expresión de compresión en su rostro, estaba calmada, más de lo que creyó que estaría en esa situación.

El pecoso miró a Yagi quien no apartaba la vista del alfa más joven, parecía que peleaban en silencio, una batalla campal de ver quien parpadeaba primero.

—Izuku.- susurró la Omega algo incrédula al pasar la mano por el cuello del pecoso y ver allí una marca de unión.

El pecoso se tensó nuevamente, miró a su madre con algo de miedo, abrió la boca para hablar, pero unos brazos que lo rodearon le hizo callar de la impresión.

—Es mi Omega, no pueden apartarme de él.- Katsuki apresó aún más al pecoso en su brazos, soltó un gruñido mientras habló, lo decía en serio y no pensaba retroceder a su palabra, un Bakugou jamás lo hacía.

Inko miró hacia el rubio mayor quien le devolvió la mirada, también estaba algo sorprendido, pero no dijeron nada en ese momento. 

—Asi que esas son tus planes con mi hijo, ¿No?- comentó Inko después de un momento de silencio.

Katsuki solo sonrió de medio lado,  y llevó una mano hacia vientre del omega e hizo presión allí, sacándole un suspiro al menor.

—Va a ser la madre de mis cachorros.- el rubio habló sin vergüenza alguna,  Inko chilló avergonzada e Izuku se puso rojo como una fresa.

—Ochako nos contó que eres el bárbaro a que Izuku ayudó el otro día,-  Yagi habló obteniendo la atención de los demás.— ¿No pudieron esperar a conocerse un poco más?, Pero bueno, son jóvenes impulsivos.

—¿No están enojados?-  preguntó el pecoso en voz baja, algo temeroso, aunque Yagi tenía un rostro algo neutral y su aroma no revelaba nada, no podía estar seguro de cómo estaba.

—Bueno, aún estoy tentado a castrarlo, pero Ochako me dijo que tenía interés en el alfa incluso antes de que sucediera ésto, me hace pensar que no se aprovechó de tu celo por completo.- Yagi explicó razonando la información contenida, bueno, sacada de la pobre castaña que tembló más que una hoja al contarles todo.

Izuku tenía su rostro rojo y la mirada gacha, avergonzado más que nunca, y Katsuki celebraba internamente, los padres de SU Omega no se interpondrían entre ellos, bueno, aunque quisieran no podrían.

—Pues eso es bueno de escuchar, me llevaré a mí Omega cuanto antes a mi aldea.- Katsuki habló de nuevo obteniendo la atención de los demás.

El rubio no perdería tiempo, mientras más antes volviera mejor. Aunque Izuku estaba un poco shockeado con la nueva información, miró al rubio con el rostro confundido.

—¿Qué?- Izuku murmuró la pregunta en un susurro.

(...)

Cof...cof...cof...

-efecto de tos-

No se porqué, pero creo que ustedes pensaron que de verdad iban a castrar al pobre de kastu xdd

Que tal!?

Espero les haya gustado el capítulo uwuwuwuwu

Algunos datos.

Verán. Katsuki se hubiera tirado encima del sugar da... Digo digo. Del papa Yagi a querer arrancarle el cuello, pero al saber que era el papá del pecoso no lo hizo. (-mente de Katsuki- trataré de llevarme  con mi suegris)  ñe, por eso se contuvo de gritar.

Ahora, se viene lo bueno -w-

Me regalan su voto xfis?

Hasta la próxima.

Zaorycast. ✨✨

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