Capítulo 4: Deseo y lujuria.
Bueno, ya saben lo que viene no?
Busquen un lugar solo, algunos bocadillos y toallitas. 7w7
Y comenten!!
Enjoy!!!
(...)
Se estremeció entre sueños, sintiendo vagamente unas cálidas manos por su piel, la sábana que antes le arropaba había desaparecido y aunque movió su mano buscándola no la encontró.
A cambio, solo se encontró con otra cosa, pero no le dió tiempo de averiguar, pues un jadeó salió de su boca cuando sintió algo en su parte baja, era una mano, grande, algo callosa y cálida.
—¿Q-qué...?- Izuku abrió sus ojos esmeraldas, para encontrar al alfa rubio sobre su persona, aunque no le aplastaba, pues éste estaba apoyado con sus piernas y una mano.
La otra, estaba tanteando su húmeda entrada. Iba hablar, pero solo pudo gemir cuando los dedos del alfa presionaron su aro rosa, para ese punto el sueño pareció haberse ido de su cuerpo, y una ola de calor empezaba a llegar.
—Omega.- escuchó al rubio jadear con su voz de alfa.
Eso le estremeció por completo, llenando su cuerpo con espasmos. No sabía si estaba alucinando o no, pero la verdad no le importaba. Había estado gimiendo el nombre del rubio toda la tarde, no desaprovecharía la oportunidad para cumplir un poco su fantasía.
—Alfa~- Izuku jadeó con su voz rota, distorsionada por el calor y el placer que tenía en ese momento.
El aroma del alfa estaba empezando a llenar la habitación, le excitaba más. Era tan embriagador que le mareaba.
Katsuki sonrió mostrando sus dientes, un gruñido de satisfacción salió de su garganta al ver como el pecoso abría sus piernas para él, presentándose y dando sumisión.
No se había equivocado cuando pensó que al Omega le atraía su aroma.
—Buen Omega.- ronrroneó suavemente, debía premiar a su pecoso, darle un poco de alivio a su dolor, así que sin más contemplación.
Metió dos de sus dedos sin vacilar en el interior del pecoso, haciendo que arqueara la espalda y soltara un gemido fuerte y quebrado.
Ni siquiera dejó que se acostumbrara para empezar con las embestidas. Podían ser solo sus dedos, pero los utilizaba sin vacilar, entrando y saliendo con rapidez, sin dejar el ritmo en ningún momento.
—¡Katsu... Ka... Ah!~- esos gemidos eran deleites para el alfa, como la mejor melodía jamás escuchada.
Katsuki no resistió inclinarse sobre el pecho del pecoso, para tomar con su boca un pezón erecto por la excitación, le gustaba lo suave y dulce que era.
Se preguntaba en ese momento si cuando estuviera lactando iban a ser más deliciosos. Gruñó ansioso por ese pensamiento.
Para nadie era un secreto que a los alfas les gustaba la leche materna que daban los omegas.
De pronto Izuku arqueó con más fuerza su espalda, gimoteó e hilos blancos salieron de su pequeña polla.
Katsuki vió como el Omega quedaba un momento quieto, respirando agitado y un poco satisfecho con ese orgasmo, pero sabía que no era suficiente.
—Tomame, alfa~- Izuku pidió mirando al mayor con ojos suplicantes.
Aún en la oscuridad, la cual la débil luz de la luna entraba por el balcón iluminando un poco la habitación, Izuku podía ver a la perfección al alfa rubio encima suyo, además juraría que los ojos rubí brillaban en la oscuridad, pero era un brillo perverso y lleno de lujuria.
Katsuki alzó los dedos que antes estaban dentro del Omega, de ellos goteaba el lubricante que se les había untado, les miró un momento, antes de llevárselos a la boca para chupar la esencia natural.
El sabor era tan bueno como se lo imaginó, y casi ronrroneó por ello, todo bajo la atenta mirada del Omega.
—Alfa~- llamó el pecoso débilmente obteniendo la atención del rubio, lo necesitaba dentro en ese mismo instante.
Decir que a Katsuki le costaba controlarse era poco, lo único que quería era montar al Omega hasta que quedara satisfecho y con vientre abultado por su semilla, pero quería ir de a poco.
Saborearlo, deleitarse con su cuerpo y escuchar su voz suplicante. Pero por toda la mierda del mundo, su autocontrol estaba apenas sostenido con un delgado hilo, el cual se podría romper en cualquier momento.
Katsuki gruñó mordiéndose la lengua, sus dientes picaban, quería enterrarlos en el cuello del pecoso, pero eso sería para casi al final.
El rubio se separó del menor, el cual dió un chillido por su alejamiento, pero Katsuki solo sonrió de forma lobuna.
—Date la vuelta.- Katsuki ordenó con su voz de alfa, y escuchó al Omega ronrronear mientras cumplía gustoso la orden.
Era todo un paisaje para el, Izuku apoyaba su cara contra la almohada, alzaba su trasero y abría sus piernas. Dejando todo a la vista del rubio, Katsuki babeó al ver como aquel pequeño agujero se contraía deseoso, además de todo el lubricante, deliciosamente oloroso que goteaba de el.
No perdió tiempo, tomó con sus manos ambas mejillas del Omega y las abrió dejando más vía libre a su entrada. Enterró su cara entre el trasero del pecoso, y se deleitó con el sabor del lubricante, proveniente directamente de la fuente.
Izuku gemía de forma intendiblemente, podía sentir la lengua del alfa en su entrada, llegaba a su interior y se movía por todas partes. Decir que no le gustaba era una completa mentira, la sensación era increíblemente satisfactoria.
—¡Ah, kasu-ah!~- Izuku ni siquiera podía completar una palabra y sentía que se iba a correr en cualquier momento de nuevo.— ¡Alfa!~
El Omega echó sus caderas hacia atrás buscando más contacto, y Katsuki solo podía sentir que estaba en el cielo, metido entre las piernas del pecoso.
Cuando el alfa estuvo satisfecho se separó del pecoso, pasó su lengua por sus labios terminando de saborear el lubricante que quedó en ellos. Izuku gimoteó inconforme cuando el rubio se apartó, y soltó un gemido lastimero cuando una de sus nalgas fue azotada.
—Con calma, mí Omega, habrá más en un pronto futuro.- Katsuki le dijo con su voz ronca, y se inclinó sobre la espalda pecosa, dejando besos y chupones en ella.
Llegó hasta los hombros del menor y dejó una mordida en uno de ellos, e Izuku gimió de placer contra la almohada. El pecoso no sabía que era masoquista.
Izuku gimió de manera temblorosa cuando sintió algo duro y caliente frotarse entre sus nalgas, incluso el mismo movía sus caderas al ritmo en que el alfa se frotaba.
Katsuki buscaba un poco de alivio para su dolorosa erección, no se había tocado desde que llegó. La enorme polla del rubio estaba dura como rica, venas se marcaban perfectamente en ella, y goteaba pre-semen como nunca.
El rubio sonrió cuando escuchó al Omega gemir de forma desesperada, y tratar de hacer entrar su polla en su interior. Ya no podía esperar más tampoco.
Así que entró, de manera lenta, pero no era porque no quisiera ir más rápido o usara autocontrol, sino que, Izuku estaba muy apretado, húmedo, caliente y muy apretado.
—J-joder.- Katsuki gimió al sentir tal cosa alrededor de su polla, y no se detuvo hasta que llegó al fondo, sus testículos golpearon las nalgas del pecoso.
Pudo sentir como algo se desgarraba dentro del Omega, además de oler un poco de sangre salir de su entrada.
—Solo mío.- Katsuki dejó salir un gruñido de satisfacción, sonrió de medio lado y su orgullo se incrementó un poco más, sabía lo que significaba.
El peli-verde temblaba como si estuviera desnudo en plena tormenta de nieve, estaba lleno de espasmos. Unos cuantos dedos nunca se podrían comparar contra la virilidad de un alfa adulto, echo y derecho.
Su virginidad se había ido por el caño en ese momento, y no podía estar más contento, su Omega interior ronrroneaba felizmente al sentir como el alfa rubio había llenado su cuerpo, además de tomar su primera vez.
—K-kacchan~- Izuku gimoteó alargando más las palabras, el pecoso miró por encima de su hombro al rubio, y jadeó al ver aquel brillo de lujuria más fuerte que nunca en los ojos del alfa.
Katsuki apretó sus manos en la cadera del pecoso y dió su primera estocada, dando sin mucho esfuerzo en la próstata del Omega, el cual dejó salir un gemido que era casi un grito.
El alfa no le dió ninguna clase de tregua y empezó de forma rápida y dura, golpeaba con fuerza la entrada del omega, salía hasta la punta de su glande y entraba hasta el fondo.
—¡Ah, ahí!~- Izuku solo gemía y abría más sus piernas, quería sentirlo más al fondo, que llegará más profundo en sus entrañas.— ¡Más!~
Estaba tocando el cielo y lo sabía, Katsuki llevaba allí. El rubio solo lamió su labio inferior como un depredador y compalció a su pecoso, las embestidas si antes era fuertes ahora eran brutales, llegando a lo salvaje y animal.
Katsuki gruñía de vez en cuando, lleno de placer, estar dentro del Omega era el mismo paraíso, nunca había sentido nada igual, jamás en su vida.
Con cada estocada, cada vez que tocaba aquella bolita de carne, la entrada de Izuku se apretaba a su alrededor y enviaba olas de placer a todo su cuerpo. Eso y los gemidos que eran la música más celestial que había escuchado.
De verdad se iba a encargar de llenar a ese Omega con sus cachorros para hacerlo suyo solamente, de nadie más.
—¡Kacchan, ahí!- Izuku se retorcía casi como un pequeño gusano, pero era que no podía quedarse quieto, los temblores en su cuerpo no se lo permitían.
Se sentía tan bien, ese placer al cual podría volverse adicto, ¿En donde estuvo ese alfa antes?
No sabía y en ese momento no le importaba en lo absoluto, solo quería que siguiera embistiendo contra su útero, y que le llenara de su semilla. Solo eso quería.
El sonido morboso de las pieles al chocar, la humedad latente en el ambiente, toda la habitación se sentía caliente y el aire pesado.
Solo los hacia excitarse más, pues el aroma de celo de Izuku estaba mezclado con el aroma de Katsuki.
—Tan...bueno...~- jadeó el rubio sin bajar si velocidad, e Izuku solo se deleitó con los elogios.— mío, solo mío.~
Katsuki se inclinó sobre la espalda del pecoso, para dejar su marca en ella, mordidas, todas las que pudo. Izuku sería solo suyo y eso todos tendrían que saberlo.
De un momento a otro, el interior de Izuku se apretó mucho más que antes, el Omega había llegado a su límite y estaba teniendo un orgasmo.
Eso hizo que Katsuki también llegara al suyo, dió una última estocada fuerte y certera a la próstata del pecoso, haciendo que arqueara la espalda.
El interior de Izuku empezó a llenarse de semen caliente, bastante, era una buena carga de semilla. El pecoso ronrroneó mientras ordeñaba toda la esencia, hasta la última gota que salía del alfa.
Katsuki solo se mantuvo quieto, dejando salir todo, complacido al ver como el pecoso tomaba le estaba ordeñando tan alegremente, pero su nudo aún no se formaba, lo que le dejaba saber que podía seguir más.
Salió del pecoso escuchando una queja de éste, además miró como su semilla se desbordaba de su pequeña entrada, era una vista gloriosa.
—Kacchan, alfa~- el pecoso gimoteó con deseo meneando sus caderas, para hacer que el rubio volviera a entrar.
—Ten un poco de paciencia, pequeño.- Katsuki se burló mientras tomaba las piernas del pecoso y las amasaba.
Le gustaba la sensación de la suave piel del omega entre sus dedos. Eso y los gemidos que salían de él, era todo un paraíso terrenal.
Izuku iba protestar de nuevo, pero sin previo aviso fue volteado boca arriba, quedando con sus piernas abiertas, sucias, además de su abdomen sudoroso y sucio por su propio semen también.
El pecoso bajó su vista por el cuerpo del rubio, bajando por su abdomen y la pelvis, abrió los ojos totalmente shockeado. La gran erección del rubio se miraba completamente erguida, como si no hubiera acabado de correrse en su interior, pero la causa de su shock, era su tamaño.
"¿Esa bestia estuvo dentro de mí?"
Se preguntó internamente con algo de miedo, juraba que si no estuviera en celo le habría dolido como el demonio. Se le quedó mirando fijamente, asombrado y un poco abrumado, pero una parte suya.
Su Omega más específicamente, estaba golosamente maravillado por aquella enorme virilidad. Katsuki no se perdió de nada, sabía que el Omega miraba su erección con asombro y lujuria.
Se posó sobre él, para tomarle el mentón haciendo que le mirara, los ojos esmeraldas brillantes llenos de lágrimas, y llenos de deseo, se encontraron con los ojos rubí, los cuales estaban llenos de alegría y lujuria mal contenida.
—Bésame.- jadeó el pecoso en un suspiro, el bárbaro llamado Katsuki ya había tomado su primera vez, y no le importaba que fuera su primera vez en todo.
Katsuki que se había perdido un momento en los ojos, y pecas del Omega, parpadeó un par de veces volviendo a él, y no esperó a que le dijeran dos veces la petición.
Acortó la pequeña distancia para besarle, Katsuki se deleitó con los suaves labios del peli-verde, eran blandos, y calentitos, un poco temblorosos, pero eso solo los hacía más tiernos.
El rubio aprovechó un jadeo del pecoso para meter su lengua en la boca de éste, dentro de ella era mucho mejor, más mojado y caliente. Que Katsuki llevará la dominancia en el beso era de esperar.
Izuku solo estaba desesperado por sentir placer, y valla que con solo un beso del rubio ya se estaba derritiendo y gimiendo contra su boca.
El pecoso había rodeado con sus brazos el cuello del rubio, atrayendolo más, haciendo el beso más profundo, incluso lo rodeó con sus piernas y movió sus caderas buscado dar fricción con la enorme polla del Alfa.
Katsuki solo sonrió un poco contra la boca del pecoso, y tuvo que separarse para tomar aire, al hacerlo pudo apreciar el rostro del Omega.
Estaba mucho más rojo que antes, saliva desbordaba por su mentón, y sus ojos llorosos estaba aún más empañados.
El Alfa de Katsuki aullaba de emoción al ver cómo podía hacer desastre en su Omega, le gustaba eso, que lo necesitara.
—A-alfa~- el pecoso gimoteó frotándose más contra el rubio, quería que entrara de nuevo.
Katsuki no le iba hacer esperar más tampoco, su erección le dolía desde hace un rato, también quería enterrarse de nuevo en el Omega para sentir su calor.
El rubio tomó las caderas del pecoso para alzarlo, alineó la punta de su polla contra la chorreante entrada y dió una estocada, entrando de golpe hasta el fondo.
Izuku arqueó su espalda al sentir la deliciosa intromisión en su interior, su rostro hizo una mueca de placer y jadeó sonoramente por aire.
La expresión no pasó desapercibida por Katsuki, quien no dió tregua y empezó con sus fuertes embestidas. Izuku solo pudo atinar a sostenerse de los brazos del rubio, enterrando sus uñas en ellos, lo que hizo sacarle un pequeño gruñido, aunque no eran de molestía.
Katsuki miraba todas las expresiones de placer que hacía el pecoso, además de ver como salían los gemidos mal contenidos de éste.
Sus ojos verdes volteados hacia arriba, su pequeña lengua fuera, saliva escurriendo de ella. El sonrojo que acentuaba las pecas en su rostro, esa maldita expresión le iba volver loco, y no se podría contener en nada.
—¡Kacchan! ¡Sí, ahí!- Izuku gemía y jadeaba completamente fuera de sí mismo, movía sus caderas al compás de las embestidas haciéndolas más profundas.
De verdad se podría acostumbrar a esa sensación, cliente y ormigueante en su cuerpo, era exquisita. Nada comparado a la migaja de placer que se daba el mismo en sus celos y de vez en cuando.
—¡Tan~...grande!~ - Izuku podía jurar que miraba hacia abajo, a su vientre, iba a ver un bulto en éste, echo por la polla del rubio.
Imaginarse eso solo le excitó, apretando más, por reflejo su entrada húmeda. La acción hizo que Katsuki gruñera de placer en su oído.
Sus rostros estaba muy cerca, y sus alimentos y jadeos calientes se mezclaban. Izuku movió las manos de los brazos del rubio y las pasó a su espalda para atraerlo más cerca.
Las uñas del peli-verde dejaron surcos rojos en los omóplatos de Katsuki, Izuku trató de envolver sus piernas alrededor del rubio de nuevo, le fue un poco difícil por culpa de sus espasmos y la embestidas, pero logró hacer que sus pies se cruzarán.
Izuku miró con sus ojos empañados al rubio, aquel rostro con los ojos rubí brillando en lujuria, su mirada afilada con placer sobre su persona.
Era excitante y intimidante, pero no de una forma en la que le diera miedo, si no en la forma de que su cuerpo le diera sumisión.
—¡Ka..ah!~- el pecoso ya no podía ni articular si quiera el apodo que le había dando antes al rubio.— ¡Ah, sí!~
Katsuki besó de nuevo los labios del peli-verde con hambre, no bajó velocidad con la que lo embestía, por eso el beso fue algo desastroso y torpe, pero no le importaba mucho.
—¡Ka...ah!~- Izuku se apretó alrededor del rubio y enterró con más fuerzas sus uñas en la espalda de éste, mientras otro orgasmo llegaba a su cuerpo.
Katsuki tampoco pudo contener el suyo y dió un par de embestidas más, antes de enterrarse para dejar salía toda su semilla dentro del Omega. Izuku solo gimió más, sintiendo como el rubio había llenado más su útero con el caliente semen.
—Tan...lleno...- Izuku gimoteó bajito, satisfecho y temblando, no apartó sus piernas de Katsuki, las mantuvo a su alrededor, apretándolo, mientras le ordeñaba.
—Buen omega.- Katsuki elogió al pecoso con su voz ronca en su oído.— mí Omega me toma tan bien, voy a llenarte de mi semilla hasta estar seguro que tienes un cachorro mío gestándose en tu vientre.
El pecoso sintió otra ola de calor llegar a su cuerpo, fue provocada por las palabras del rubio, que se escuchaba tan decidido a cumplirlas.
—S-sí,- respondió el pecoso en un jadeo.— d-dame tus cachorros, los quiero todos.~
Katsuki sintió su polla dar un salto por esas palabras, de un movimiento rápido, ahora era el quien estaba debajo, con su espalda en la cama, e Izuku estaba sobre su regazo, con su polla dentro de él todavía.
Era hora de ver que era lo que tenía el pecoso para ofrecer.
—Muévete y demuestra que tanto quieres mis cachorros.- Katsuki le ordenó acomodando mejor las piernas del pecoso a los lados de su cadera.
Izuku jadeó tembloroso, nervioso, quería saltar como un conejo sobre esa polla, pero la intensa mirada del rubio sobre su persona le llamaba de nervios.
"—¡Izuku, muchacho hoy te enseñaré sobre auto-penetración!
—¡¿Como puedes decir eso sin avergonzarte nada!?
—¡Ya te dije que esto es normal! Ahora, siguiendo con la clase. Recuerda que en el coito no solo debes pensar que tú alfa será quien quiera hacer todo el trabajo solo, el querrá ver que tan bueno eres también, si no se aburrirá.
—¿Aburrirse?
—¡Sí, pues pensará que no le pones empeño en complacerlo o no sientes pasión por él o ella!
"
El vago recuerdo de una de sus clases con Nemuri llegó a su mente en ese momento de inseguridad. Suspiró profundamente y colocó sus manos sobre el pecho del Alfa para apoyarse, escuchó como Katsuki gruñía con placer ante los movimientos y sus unas enterradas en su piel.
Comenzó a mover sus caderas de forma circular, restregando su trasero en la pelvis del rubio, mientras apretaba a propósito su interior, miró al alfa, el cual soltó un gemido ronco.
"—Debes empezar de forma lenta, pero precisa para ponerlo deseoso de más, y poco a poco subir la intensidad de los movimientos de tu cadera para darle más placer. ¿Me escuchas atento?
—Sí, sí lo hago, pero ésto es muy vergonzoso, ¡Dios!
"
Mientras recordaba, aplicaba lo aprendido anteriormente, comenzó a mover sus caderas, subía y bajaba más rápido, y profundo. Llenando nuevamente la habitación con el sonido morboso de las pelvis al chocar, además de sus gemidos quebradizos por la acción.
Katsuki admiraba como el pecoso empezó a saltar más rápido sobre su polla, parecía un conejo de verdad. Era tan celestial como un dios, y por una mierda que le encendía como nunca.
La vista frente a él era un arma de doble filo. Ver como el pecoso movía sensualmente sus caderas, mientras saltaba sobre su polla, penetrandose, y su rostro estaba bañado de placer, dejando caer un poco de saliva y dejaba salir sus gemidos.
No podía disfrutar mucho de ello, ahora solo quería enterrar sus manos en las caderas del peli-verde para ayudar a empujar. Y así lo hizo.
Izuku gimió sorprendido cuando las mano de Katsuki le empujaron con fuerza hacia abajo y arriba, golpeando más fuerte su interior. Arqueó su espalda con fuerza al sentir las estocadas en su próstata.
La sobre-estimulación que tenía su cuerpo le hizo llegar más rápido de lo que hubiera querido a otro orgasmo.
—¡Kacchan!~- Izuku gimió ese apodo que le puso al alfa con fuerza, mientras eyaculaba entre ambos, fue una gloriosa liberación, pero Katsuki aún no llegaba.
Y era que el rubio se aguantaba a propósito, ya era el momento de hacerlo, de marcar al pecoso como suyo, no podía resistir más el dolor de sus dientes.
Katsuki se sentó en la cama, y al hacer eso bajó un poco la velocidad de sus embestidas, pero la volvió a subir cuando se acomodó bien en la cama.
Izuku solo gemía entre sollozos inentendibles, abrazó de nuevo la espalda del rubio cuando vió que se sentó y trató de mover sus cansadas piernas también.
Pronto, el pecoso sintió como el nudo del alfa empezaba a crecer en su interior, lo golpeaba cada vez que bajaba al fondo en las embestidas.
—¡Kacchan, Kacchan!- Katsuki escuchó los gemidos desesperados del Omega, sabía que estaba ansioso por tomar su nudo.
—Es el momento.- gruñó el rubio contra un oído del pecoso, y bajó por su cuello dejando salir su aliento sobre la glándula del pecoso, dando un mensaje silencioso.
Un mensaje que Izuku entendió perfectamente, la sensación de felicidad invadió al Omega enormemente y echó su cabeza a un lado, dejando la vía completamente libre para el alfa, le invitaba a que le marcara.
Katsuki no perdió tiempo, abrió su boca y se enterró en el cuello del pecoso, sus dientes se clavaron de manera profunda alrededor de la glándula de aroma del pecoso. El aroma a menta y especias se mezcló con el aroma roble y fuego, se combinaron en un bosque fresco en llamas.
Para Izuku la sensación fue demasiado grande, sintió perfectamente como los dientes de Katsuki se enterraron en el, llevándolo al límite, todo su cuerpo se sacudió y otro orgasmo le llegó, fue uno muy fuerte, pero seco, solo pudo dejar salir un pequeño chorro de un líquido transparente que no era ni semen ni orina.
La mordida y el nudo fue lo último, además de ese orgasmo, fue todo lo que necesitó para perder la conciencia, estaba tan lleno y satisfecho que su cuerpo ya no daba para más.
En cambio Katsuki siguió con sus dientes enterrados allí un poco más, después los sacó lamiendo la sangre que salía de la marca, no dejó de lamer hasta que ya no salía más.
Miró al Omega desmayado sobre su regazo, su expresión relajada con algunas lágrimas secas en sus mejillas, pasó también su lengua sobre una de ellas para borrar el rastro salado que tenía, después bajó la mirada para ver su vientre.
—Mío.- murmuró con la voz ronca viendo el bulto que había allí, toda su semilla y el nudo lo formaban.
Mañana mismo se lo llevaría a su aldea, allí se lo presentaría a sus viejos y al resto, después lo cuidaría y le daría todo lo necesario para la llegada de sus cachorros.
Soltó un pequeño ronrroneo de satisfacción mientras acomodaba al pecoso con cuidado en el nido, tomó una de las mantas y los arropó a ambos con ella.
Katsuki tenía abrazado al pecoso contra su cuerpo, disfrutaba tenerlo así, al fin tenía a alguien que le calentaría su nido por las noches.
El rubio bostezó con sueño también, quizás era más de media noche, pero no le importaba, cuando su Omega se despertara mañana se lo llevaría, por el momento le iba dejar descansar.
(...)
¿¡Quería lemon!? ¡Hay tienen su pinche lemon! -les estrella el capítulo en la cara- (ノ•̀ o •́ )ノ ~ ┻━┻
Creo que es el pinche lemon más largo que eh escrito, la neta, 4.000 palabras solo dedicado a ello. Pero ñee.
Apuesto que se leyeron ésto en menos de una hora, mientras que yo tarde dos días.
Permítanme usar la frase de deapool.
¡Infelices traga pitos! (ノಠ益ಠ)ノ彡┻━┻
Ah~ creo que me inspiré mucho no?
Digamos que...me puse a ver hentai en la noche. 7w7
Nada mejor que eso. Akdkajsk
Weno, creo que el mejor dejarlo así, además de que al pobre kacchan le van a castrar 😔👊✨ el pequeño kacchan jr que se ingesta ahora no tendrá hermanitos.
Espero les haya gustado. No olviden votar.
Hasta la próxima.
Zaorycast. ✨✨
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