Capitulo 11: Lluvia.
Antes de leer.
Solo quería decirles, en mi perfil está mi twitter, allá escribo ideas random en unos hilos con historias cortas, si tienen twitter pueden seguirme UwU
Otra cosita, eh creado una cuenta de Ko-Fi, si quieres hacerme una pequeña donación y regalarme un Ko-Fi yo estaría muy agradecida, en parte porque me ayudas ahorrar y así podría guardar dinero para mí universidad. El link está en mi perfil.
¡Ah también podría hacer comisiones de historias!, Es decir, me pides una historia y pagarías para que te la escriba, no sé si puedas hacer eso o si tienes dinero, es sola una sugerencia. Pero si puedes hacerlo me das detalles al privado 👌✨✨
Ora si, enjoy!
(...)
El agua caía con fuerza del cielo, las nubes grises cubrían todas las montañas. Mientras que el agua fría llenaba el bosque con vitalidad.
Izuku jadeaba sonoramente sobre su nido al rubio le importaba poco el hecho de que fueran ensuciadas, ya podrían lavarlas y buscar nuevas después.
—Vamos joven Izuku, solo puje un poco más.- Torino, el Omega curandero de la aldea estaba a los pies del Omega quien tenía las piernas alzada y abiertas mientras pujaba todo lo que podía.
El rostro del Omega estaba rojo por el esfuerzo, habían otro par de omegas en la cabaña y Katsuki sostenía su mano dándole fuerzas verbalmente, todo lo que podía.
Aunque Katsuki estaba allí para ayudar al pecoso, no estaba mejor que él, Katsuki podría jurar que los huesos de su mano habían tronado, sus dedos estaban casi morados y no se ponían mejor cada vez que el Omega tenia una contracción.
—D-Deku cariño, respira profundo y afloja un poco tu agarre en mi mano.- el rubio solo quería que su mano no fuera triturada, y parecía que sería así en cualquier momento, pero el pecoso no se la iba a soltar tan fácil.
—¡Cállate Katsuki, ésto es culpa tuya, maldito pervertido!- Izuku estaba enojado, muy enojado y su cuerpo dolía como los mil demonios, sentía como sus caderas iban anchandose, era como si sus huesos se estuvieran partiendo a propósito.
El pecoso soltó un alarido de dolor mientras seguía tratando de pujar y Katsuki se mantuvo en silencio aguantando su angustia y el dolor de su mano, sabía que ese dolor era insignificante en comparación del dolor que sentía el Omega.
Trataba de que su aroma fuera tranquilizante para el pecoso, la lluvia afuera no había disminuido ni un poco y el ambiente se sentía frío por eso, el sonido del agua al caer hacía que los gritos del pecoso fueran casi nulos y los que estaban fuera de la cabaña no los escuchaban con claridad.
Torino y los otros omegas se movían de un lado al otro, Denki calentaba el agua en la chimenea, Jirou estaba al lado del Omega pasándole mantas y estando al pendiente.
Katsuki tomó un pañuelo y secó el sudor que se escurría por la frente del pecoso, podía notar el temblor en su cuerpo, más en las piernas era lo que más le temblaba al Omega.
—Vamos Izuku, tú eres fuerte puedes hacerlo—. el rubio trató de animar más al pecoso para que diera su mejor esfuerzo e Izuku trató.
Un par de horas, más o menos, Izuku respiró hondo y dió un fuerte alarido, el silencio inundó la habitación por unos segundos solo la lluvia torrencial se escuchaba desde afuera.
Solo entonces un relámpago sonó alumbrando el cielo, un fuerte lloriqueo se escuchó en el lugar, Torino tenía el cachorro en brazos tratando de envolverlo rápidamente en una pequeña manta.
Izuku respiraba de manera agitada aún, pero entonces ya podía relajarse, soltó la mano del rubio quien también dio un suspiro de alivio y la movía lentamente. El Omega sintió como era limpiado, después pudo bajar sus piernas y la manta seguía encima de su cuerpo.
—Felicidades, es una linda cachorrita—. Torino se acercó con la cachorra en sus brazos para entregársela, Izuku vió como Jirou salía rápidamente de la cabaña, seguro era para avisarle a los demás.
El pecoso pudo sostener a la pequeña en sus brazos, era pequeña, tanto como su hermano cuando lo vió por primera vez. Notó el cabello rubio ceniza sobre salir de entre la manta en la que estaba envuelta, tenía los ojitos cerrados y la cara arrugada.
—Mira Kacchan, es tan linda y pequeñita—. Katsuki se acercó más al Omega, sentándose a su lado, mirando a la pequeña cosita que tenía entre sus brazos.— parece enojada, igual que tú.
Izuku se rió pasando las yemas de sus dedos por el rostro de la pequeña podia ver unas pequeñas y apenas imperceptibles pecas en sus mejillas, sonrió con ternura mirando como ella parpadeaba un poco, tratando de abrir bien sus ojos.
Dos hermosos rubíes fueron lo que pudo apreciar, sus ojos eran grandes y brillantes. Katauki sabía que aunque fueran su color de ojos, eran tan grandes como los de su madre.
El pecoso bufó levemente, miró al rubio y después a la pequeña el Alfa solo pudo alzar una ceja sin entender nada.
—Nueve meses, nueve meses haciéndote un clon—. el pecoso chilló, entre feliz y triste, lo único que la pequeña había heredado de el eran sus pecas.— bueno, de todas formas podemos intentar hacer otros.
Katsuki solo quedó en blanco, no sabía si alegrarse o asustarse, las joyas de su familia tendrían que trabajar bastante de ahora en adelante.
Izuku acomodó a su pequeña en su pecho, soltaba su aroma de leche y miel para envolver a la cachorra, quien solo suspiró tranquila y ronrroneó.
—Se llamará Ame—. dijo el pecoso en un murmullo, acarició con cariño el cabello amarillo, era un poco rizado parecido al suyo.
—Es un bonito nombre, queda perfecto para ella en este momento—. Katsuki dió la razón, Ame con su significado; lluvia, como la lluvia de verano llena de vitalidad que aún caía con fuerza sobre la aldea, la pequeña Ame nació en medio de la lluviosa montaña, y en una cabaña.
Para cuando el agua terminó de caer y solo quedó la tierra mojada y las plantas con el rocío, era tarde, el pecoso al dar a luz hacía penas unas horas no podía salir de la cabaña con su pequeña, tendría que esperar unos días.
Sin embargo, eso no impidió que los demás fueran a visitarlos, sobre todo los padres del rubio quienes estaban muy felices por la nueva integrante en la familia.
—Mira Masaru, tiene una linda sonrisa, muy parecida a la de su madre—. Mitsuki sonreía con la pequeña en sus brazos, ella también le sonreía mostrando sus pequeñas encías sin dientes.
Izuku seguía en cama, comiendo algo de estofado de pollo y arroz. Que los dolores le empezarán temprano en la mañana le impidió comer, ahora podía saciar su estómago tranquilamente.
Katsuki estaba allí, con su pecho hinchado y lleno de orgullo, estaba contento sintiéndose dichoso de su vida. Tenía a un hermoso Omega, y éste Omega era amado por todos su conocido y sus padres, también le había dado a una hermosa cachorra sana y fuerte.
El pecoso terminó de comer y colocó las cosas a un lado, Katsuki las tomó y salió llevándose las, Izuku estiró sus brazos hacia su pequeña, quien estaba lloriqueando un poco. Quizás ya tenía hambre— y el peli-verde no la haría esperar.
—¿Quieres comer ya pequeñita?, Está bien, pronto tendrás tu pancita llena—. los mayores salieron de la cabaña para que el pecoso tuviera más comodidad en darle de comer a su pequeña.
Su camisón tenía botones los cuales abrió dejando a la vista su pecho, habían crecido mucho en los meses de embarazo, hinchados y algo pesados. Katsuki los había disfrutado bastante bebió de su leche cuando estuvo entrado en el último mes.
Pero antes de que naciera su pequeña los había dejado en paz, más por petición del pecoso tenía que guardar bastante leche materna.
La acerco a uno de sus pezones y la arrulló para que lo tomara, de manera instintiva su pequeña se pegó a su pecho y tomó el pezón en su boca, Ame ronrroneó complacida mientras seguía con su trabajo de comer tranquilamente.
—Mocosa suertuda—. Izuku alzó la cabeza para mirar a su alfa, tenía una media sonrisa en la cara, el pecoso solo se sonrojó y no dijo nada al respecto.
Katsuki se acostó al lado del pecoso mirando como su pequeña se alimentaba, sus mejillas regordetas se movían cuando succionaba, su cabello rubio ceniza, muy corto, parecía oro con los rayos del sol que entraban levemente por la ventana.
—Es una pequeña muy bonita, ¿Verdad Kacchan?— Izuku parecía que había encontrado la cosa más maravillosa del mundo, el también lo creía su pequeña Ame era lo más bello sobre esa tierra.
—Si lo es Deku, porque fuiste tú quien la trajo al mundo—. Katsuki vió como el pecoso se sonrojó, pero no dijo nada, solo se recostó un poco a su lado y ronrroneó feliz poco después el pecoso se quedó dormido, igual que su cachorra, uno más cansado que el otro.
(...)
Izuku pasó una semana en la cabaña antes de poder salir, llevó a su pequeña a tomar sol y solo se fue a la sombra cuando a ella se le pusieron las mejillas rosas, varios omegas se acercaron para ver a la pequeña.
El pecoso se la pasaba con ella para todas partes, era algo difícil cuidarla por la noche, pero contaba con la ayuda de su alfa y los demás omegas siempre estaban dispuesto ayudar.
Cuando la pequeña cumplió su prime mes Izuku la cargaba en su espalda con ayuda de una larga tela hecha de algodón mientras que el hacia sus labores, era una nena tranquila, así que no hacía muchos berrinches a menos que tuviera mucha hambre.
Sin embargo que casi siempre estuviera en silencio no significaba que no tuviera el carácter de un Bakugou, cada vez que alguien la apartaba de su calor u otro Omega que no fuera el la cargaba hacía un puchero y renegaba todo.
Era muy tierna como para enojarse con ella a Katsuki le gustaba cargarla cuando llegaba después de salir a cazar o terminaba con sus labores. Era lindos verlos a los dos, Ame en su cuello aspirando el aroma alfa de su padre.
Izuku visitó a sus padres cuando Ame cumplió los tres meses, era algo grandecita para el viaje, pero aún así la cuidó de todo, incluso de los mosquitos que le querían picar no iba a dejar que ninguno tocará a su pequeña.
Su mamá estaba muy feliz por el, lloró un montón cuando conoció a su nieta. El pequeño Mirio ya podía caminar incluso, fue divertido cargarlo a él también, al estar en la mansión de nuevo se dió cuenta de algo.
El y su madre habían hecho una copia de sus alfas, era algo triste y lindo, en parte, se preguntaba si el era igual a su padre biológico también y la respuesta fue sí, lo único que tenía de su madre era el color de cabello y ojos. Era una combinación de los dos.
—¡Ochako, estás en cinta!- exclamó al verla con su vientre grande, ella sonrió sonrojada acariciando con suavidad su panza.
—Sí, Tenya y yo quisimos dar el siguiente paso.- murmuró la castaña sin quitar su sonrisa, Izuku chilló feliz estaba contento por ella y por Tenya, ya era hora de que tuvieran su propia familia también.
Tristemente solo tuvo que quedarse en la mansión una semana después tuvieron que volver, Katsuki lo hizo subirse a Ryuu de nuevo en el viaje de regreso.
No hace falta dar muchos detalles pero hubo más lágrimas de parte de los peliverdes en esa despedida, su padre le dió un abrazo a su nieta antes de irse, Izuku también le dió un abrazo largo a su hermano cuando se estaba despidiendo.
Era triste, pero sabía que podía volver a visitarlos en un futuro.
Izuku mimaba a su pequeña cada vez que podía le hacía pequeños peluches rellenos de algodón, habían traído muchos juguetes que Yagi les había regalado, y eso tenía muy contenta a su pequeña. Regaló algunos a los otros cachorros ya que eran demasiados.
—¡Y el gran dragón rojo voló lejos, perdiéndose entre las montañas y desapareciendo para siempre!— Katsuki tenía a Ame en el aire dándole vueltas mientras le contaba de las grandes aventuras de los dragones.
La pequeña Ame sólo reía agitaba sus pequeñas manitas y pies en el aire, y el pecoso, bueno, Izuku se moría de los nervios, tenía miedo de que Katsuki dejara caer a la pequeña.
Pero a la final no pasó nada y Ame solo quedó cansada de tantas emociones increíbles en el aire, comió y se durmió tranquilamente. Izuku la llevó a su cuna y la arropó con una manta, acarició su cabello rubio antes de meterse en su propia cama.
—Siento que crece muy rápido, ya pronto empezará a caminar y hablar—. el pecoso hizo un puchero involuntario mirando a la pequeña dormir en su cuna, Katsuki lo abrazó por detrás lamiendo su cuello sobre la marca de unión.
—Eso está bien, ella tiene que crecer, después de todo puedo darte más pequeños para que tengas tus brazos llenos—. Katsuki ronrroneó en su oído con sorna e Izuku solo rió, si fuera por Katsuki, ya tuviera su panza grande incluso ahora con su pequeña de casi cuatro meses.
—¿Me quieres poner gordo?, Aún no bajo mi peso del todo.- Izuku tenía su panza blandita, su abdomen que antes era durito y su piel templada ahora tenía algunos rollitos.
No se sentía tan atractivo como antes y menos con las estrías que tenía sobre su piel.
—¿Pero que dices?, Estas hermoso, y yo te quiero así, ¿Sabes?, estos meses de abstinencia te van a costar caro Deku.- Katsuki llevó la mano del omega hasta su polla que estaba dura entre sus pantalones.
Izuku se sonrojó, no entendía como era que Katsuki lo miraba atractivo aún con su cuerpo diferente y más grasoso, pero allí estaba, tocando esa deliciosa polla erguida.
—Ame te dejó las caderas más anchas, tu trasero parece haber crecido un par de tallas y quisiera que me aplastaras la cara con el—. Izuku sintió como la polla del alfa dió un pequeño brinco entre sus dedos mientras hablaba.— tu pancita me encanta, es suavecita y deliciosa, no te sientas avergonzado por tus estrías, son la prueba de la vida que haz llevado dentro de ti, tienes que estar orgulloso de ellas más bien.
—¿De verdad crees eso?— el pecoso preguntó, su rostro estaba rojo y su corazón saltaba locamente enamorado en su pecho, Katsuki solo asintió con una sonrisa.
—Yo no miento.- murmuró antes de tomar su rostro y darle un beso, ahora que su panza estaba pequeña podía voltearse y acostarse en el pecho del rubio para frotarse en el y dormir, tanto como le gustaba.
Izuku podía sentir las manos del alfa recorrer su cuerpo, y aunque no estaba de todo cómodo con ello, se dejó hacer. Las manos ásperas del alfa pasaron por su cintura y llegando a su abdomen tocando allí con cariño y adoración.
—Oí Deku, ¿Podemos hacer algo que de seguro te va avergonzar?- Katsuki le preguntó con un brillo desconocido en los ojos e Izuku sintió que estaba en peligro, debía rechazar esa propuesta.
Pero cinco minutos después estaba sobre el rubio, su trasero era devorado por su boca y el tenía en frente era gran virilidad, ¿En que momento había pasado eso?
Se suponía que debía que decirle que no e irse a dormir, estaba algo cansado como para tener una buena ronda, pero Katsuki le había dicho que no lo iban haber exactamente.
Que ingenuo era, ahora tenía que aguantar sus gemidos para no despertar a su pequeña y tratar de atender la polla frente a su cara, ¡No podía concentrarse bien!
—K-Kacchan...- gimoteó, pero el rubio no parecía escucharle en nada, solo daba gruñidos bajos de placer y hundía su lengua entre su agujero rosa.
No era justo que solo Katsuki estuviera haciendo el trabajo de hacerlo sentir bien, tomó la polla entre sus dedos masturbando con firmeza y fuerza. Abrió su boca ahogando un gemido en el glande, Katsuki había entrado aún más allá con su lengua entre sus paredes cálidas.
—Esto es el paraíso.- para Katsuki eso era cierto, aunque al pecoso le avergonzaba, esos poderosos muslos a cada lado de su cara, ese delicioso agujero rosa contra su rostro, beber de la fuente de ese delicioso lubricante era la puta gloria misma.
Izuku tenía el rostro rojo, incluso sus ojeras estaban rojas, lamía todo lo que podía de esa polla dura, las venas sobresalientes estaban calientes, tanto como el resto de la extensión.
Tomó el glande y dió lamidas en el, también lo chupó con algo de fuerza escuchando un gemido ronco del rubio. Sonrió y siguió con su trabajo, incluso tomando toda la polla en su boca, bajando hasta su garganta, también apretaba un poco las bolas entre sus dedos.
Podía sentir como la polla cada vez se hacía más dura dentro de su boca, palpitaba casi sin parar, un ligero nudo se formaba en su base, Katsuki estaba por correrse en Izuku no estaba mejor. El pecoso llevó una de sus manos al nudo y los apretó con algo de fuerza sintiendo como el rubio movió sus caderas hacia arriba y su boca fue más llenada con la polla.
El viscoso y caliente semen lo llenó, trató de tragar los más rápido que pudo pero su meta no sé logró tan fácil, menos cuándo sintió como un par de dedos tocaban su próstata, mantuvo su boca ocupada con la polla para no dejar salir un fuerte gemido.
Eyaculó entre ellos llenando su abdomen y el del alfa con su propia semilla. Cuando sacó la polla de su boca tosió un poco, lamió sus labios sucios y después siguió limpiando el resto de semen que estaba chorreado en la pelvis del alfa.
Al terminar se apartó, se sentó en el nido de pieles sintiéndose algo entumecido había sido bueno correrse después de tanto, se sentía más liviano y un poco relajado.
—Te ves aún más hermoso sucio de esa forma.- Katsuki ronroneó mientras chupaba sus dedos e Izuku solo le miró mal, su panza blanda estaba pegajosa igual que sus muslos.
—Eres un pervertido.- el pecoso hizo un puchero pero no sé quejó de más, Katsuki buscó un trapo y le ayudó a limpiarse.
Después de eso ambos se acostaron para dormir abrazados, Izuku frotaba con cariño su rostro en el pecho del rubio. Katsuki ronroneaba mientras pasaba sus manos en la espalda del pecoso, ambos se quedaron dormidos pronto, no había nada mejor que dormir tranquilos junto al calor de la persona que más quieres en el mundo.
(...)
El invierno llegó y las montañas se pintaron de blanco, el frío hacía que las personas en la aldea se coloquen bastante ropa, más los pequeños.
A Izuku le parecía gracioso ver a su pequeña con monitos completos su carita arrugada, dando a entender que el frío no era algo que le gustase mucho, sus mejillas rojas y su nariz.
Le parecía una cosita muy tierna, Katsuki también se la vivía refunfuñando por el frío ya sabía de donde había sacado su pequeña ese genio.
—Oí Kacchan, tu madre mencionó una cosa que me dejó pensando.- en ese momento estaban en la cabaña del rubio, e Izuku fue hasta su lado para sentarse junto a él.
Katsuki por su parte le escuchaba, pero también mantenía un poco de su atención en la carne que se cocinaba sobre el fuego.
—¿Ahora que dijo la bruja?- preguntó sin apartar la vista de su cena, Izuku solo acarició la espalda de su pequeña mirando lo que hacía el alfa.
—Verás, dijo que; cuando Ame cumpla los cinco tu tendrías que tomar el cargo de la aldea y prepararla a ella para ese cargo también.- el pecoso dijo no muy convencido, miró a su pequeña con un eje de tristeza.
¿No podría siquiera pasar su infancia y jugando con los otros cachorros?
—No es exactamente como lo piensas Deku, prepararla para el cargo es que ella siempre esté conmigo y vea cómo hago las cosas, así va aprendiendo sobre cómo ser una líder, despues cuando ella tenga la capacidad, el cuerpo y la edad para aprender a luchar le enseñaré, esa es una tradición que ha pasado de generación a generación en nuestra aldea.- Katsuki terminó de hablar sacando una carne cocida y poniéndola en un plato para después dársela al Omega.
—Pero, ¿Y si no es alfa?, Ella no podrá aguantar el ritmo de una lucha como los demás, los omegas no pueden pelar.- el pecoso razonó y Katsuki lo miró con una ceja alzada.
—¿Quien dijo que los omegas no pueden luchar?— Katsuki preguntó e Izuku solo lo miró sorprendido.— quizás un Omega no tenga la fuerza de un alfa, pero son ágiles, en la aldea hay muchos Omegas que pueden pelear con facilidad, aunque es elección de ellos y a la mayoría no les gusta prefieren aprender sobre plantas y animales que la lucha.
—P-pero, de donde vengo a los omegas eso no se les permite.- Izuku estaba sorprendido, el siempre había querido pelear como lo hacían los caballeros en la mansión, pero Yagi siempre le dijo que eso no era de omegas.
—Eso está mal, no le puedes prohibir ese tipo de cosas a los demás, pero bueno no sé cómo funcionan las cosas allá.- Katsuki arrugó el entre cejo, le parecía indignante que los omegas no pudieran escojer si querían o no hacer ese tipo de cosas.
—Y-yo siempre quise, pero no se me permitió, ¿Me podrías enseñar?— el pecoso preguntó, el rubio dió un mordisco a su carne y asintió levemente mientras masticaba.— ¿De verdad?
—Claro, cuando Ame esté un poco más grande y tú puedas descansar más.- el alfa razonó, su Omega aún estaba amamantando, además de que cuidar a una pequeña siempre le robaba muchas energías para aprender a luchar debía tener una buena disposición, quizás cuando su pequeña deje de tomar su leche materna.
Izuku estaba muy feliz, sonrió con sus mejillas rojas su alfa le iba a enseñar algo que siempre quiso hacer, además su pequeña no tendría tanta presión a tan poca edad como creyó.
—Yo también le voy a enseñar cosas para que sea una buena líder—. dijo el pecoso dándole un beso a su pequeña dormida en sus brazos, la acomodó en la cama y al fin pudo comer tranquilamente.
Katsuki solo asintió sabía que su Omega era listo, el podría enseñarle muchas cosas a la cachorra, quizás sea un buen balance, mientras que el le enseñaría como cazar y ser ágil, Izuku podría enseñarle más sobre las personas incluso leer y escribir.
El futuro de la aldea estaba asegurado Katsuki lo sabía, tenía una familia, un buen Omega, buenos amigos, la siguiente generación estaba en marcha. Su cultura permanecería más siglos adelante, eso era algo bueno la memoria de sus ancestros permanecía mucho tiempo más.
Izuku por su parte había llenado ese vacío que había tenido en su corazón, aunque tuvo una vida de lujos y todo lo que hubiera deseado por caprichos ahora tenía una vida que de verdad quería, un alfa que lo amaba y una familia.
No podía estar más feliz de que ese "Bárbaro salvaje" entrara en su vida se la puso de cabeza, pero fue para mejor.
Fin.
(...)
Yo solo digo que no me maten(?
Originalmente ésto iba a tener unos cinco caps, ¿Que pasó?, Ni la más pura idea (• ▽ •;)
En memoria de la Sugoi.
Ésta historia fue creada para mí amiga Keila quien fue quien me la pidió. Ella es una de mis primeras Lectoras y fan desde el inicio, para mí fue algo bonito escribirla, espero que te haya gustado. (◍•ᴗ•◍)❤
Aún falta un extra, uwu
Zaorycast. ✨✨
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro