Capítulo 10: La aldea.
Llegar a la aldea tomó un par de días más, que pasaron entre caminatas, algunos mareos, y antojos por comida.
Al estar cerca, los demás se dieron cuenta de ellos como si los hubieran estado esperando, o sí los estaban esperando de verdad. No pasó mucho para que todos llegarán hasta donde estaban ellos.
Izuku se bajó de Ryuu y se escondió detrás de Katsuki, no sabía cómo lo iban a recibir en ese lugar y estaba muy nervioso.
—¡Me alegra que ya aparecieran!- Mina llegó como una tormenta en el sitio alborotando a todos, muy animaba, a su lado estaba una Omega que Izuku no pudo identificar.
—¡Eiji!- un omega de cabellos rubios llegó corriendo y se lanzó en los brazos de su pareja Kirishima.— te extrañé tanto.
Izuku vió como el peli-rojo abrazaba a su pareja con cariño y le daba palmaditas en la espalda. Estuvo distraído en la esos dos, y cuando volteó el rostro hacia otro lado, notó que todos le estaban viendo.
Se sonrojó hasta las orejas, sintió su garganta seca. Buscó esconderse un poco más detrás del rubio, quien solo rió por lo bajo ante su nerviosismo y timidez.
—El Omega de Katsuki es tan tierno.- se escuchó por allí.
—Está nervioso, no lo asusten.- escuchó de otra persona y la pudo identificar por la voz, era Sero.
—Espera, ¡Él huele a flores!- ésta vez no supo quien había hablado, pero que se dieran cuenta de que estaba en cinta le puso más nervioso.
—¡Oigan, no estén tan amontonados!- una voz demandante sonó y los demás se hicieron un poco hacia atrás.
Una alfa de cabellera rubia llegó en el lugar, tenía una gran capa de color rojo que le llegaba casi a los pies, su pecho era tapado por una especie de chaqueta corta, dejando a la vista su abdomen plano. Botas largas hasta las rodillas, y una falda marrón por encima de éstas. Tenía puesto los mismo collares que el rubio.
—Es mi madre, Deku.- Katsuki le murmuró y el asintió, era algo obvio pues el parecido era innegable.
—¡Katsuki, al fin que llegas!- la mayor se acercó, su voz parecía dura, pero una sonrisa delataba su alegría, después ella se fijó en el y suavizó un poco sus facciones.— ¿Es él?
Preguntó la mayor, e Izuku sintió que su corazón se saldría de su pecho en cualquier momento. Katsuki asintió a sus palabras e hizo que saliera al frente, en donde estuvo a vista de todos.
—El es Izuku, mi Omega y tiene a mi cachorro. Izuku, ella es Mitsuki Bakugou, mi madre.- Katsuki lo presentó con orgullo, algunos murmullos se escuchaban de un lado al otro.
—M-Mucho gusto, S-señora Bakugou.- sonrió de manera temblorosa, la presencia de la alfa intimidaba mucho. Ella se acercó y tomó su rostro entre sus manos tocando y moviendo su cabeza de un lado al otro.
—¿En serio no pudiste encontrar algo mejor?- preguntó mirándolo con una ceja alzada, un pequeño jadeó se escuchó de los demás, Izuku la miró con sorpresa, y Katsuki rugió.
—¿¡Que les dices vieja bruja!?- Katsuki exclamó y Mitsuki se volteó hacia el con el ceño fruncido.
—¡Cállate pendejo, que se lo decía a él!- despues de gritarle eso volvió hacia el pecoso.— cariño en serio, te has atado a una bestia de dos patas, no sé cómo te ha hechizado, eres demasiado perfecto para alguien como mi mocoso.
Una risa estalló entre todos los que estaban allí, Katsuki se sonrojó hasta las orejas. Izuku sonrió divertido, si, ahora había asegurado que eran madre e hijo completamente.
—¡Ya deja decir cosas, bruja!- Katsuki siguió con una batalla campal de maldiciones y Mitsuki no se quedó atrás, Izuku solos los miraba con una sonrisa, igual que el resto de las personas que estaban allí.
Para ellos era más que común verlos pelear todo el tiempo. Un Omega de cabellos marrón se acercó hacia el pecoso, éste le sonrió de manera tranquila.
—Mi hijo ha encontrado a una hermosa pareja, de eso no hay duda. Mi nombre es Masaru, por favor, cuídalo mucho, es alguien impulsivo y torpe, pero es un buen muchacho.- Masaru seguía sonriendo al pecoso, quien también le devolvió la sonrisa.
Izuku estaba encantado, los padres del rubio eran maravillosos y los demás parecían alegres con su presencia. Había sido aceptado en la aldea, siendo recibido con los brazos abiertos.
Después de otras peleas, entre madre e hijo alfas y rubios, fue guiado ante los ancianos, eran como los sabios del lugar, con sus experiencias ayudaban a los jóvenes contándoles mitos y anécdotas de décadas atrás.
Fue bendecido por ellos, para que estuviera siempre al lado de su alfa y su futuro cachorro naciera sano y fuerte. No hace falta decir que la gente celebró alegremente con un gran banquete.
Izuku pudo comer su Katsudon, que anteriormente Katsuki había mandado hacer para el. Al terminar todo, ya era muy tarde, quizás más de media noche y estaba rendido, con mucho sueño.
Katsuki lo llevó a su cabaña, una gran cabaña de madera y rocas grandes, le dijo que era una cabaña que siempre se les daba a los jóvenes que iban a tomar el cargo de la aldea cuando tomaban independencia, pero después construiría una mejor.
Fue acostado en el suave nido de mantas y pieles, era suave y calentito, más con el calor corporal del alfa rubio.
—¿Que te pareció el lugar, te sientes cómodos?- el rubio le preguntó en un susurro, quizás estaba preocupado de cómo se estaría dirigiendo las cosas en su nuevo hogar.
—Todo a sido increíble Kacchan, son muy amables conmigo y tus padres son geniales.- respondió en un ronrroneo, mientras frotaba su mejilla contra el pecho desnudo del rubio, sintió como un pequeño suspiro salía del alfa, tal ves aliviado.
—Será mejor que descanses ahora Deku, necesitarás muchas energías para después.- Katsuki le dió un beso en la frente al pecoso y lo acomodó mejor para dormir, e Izuku no supo cómo digerir esa amenaza, aunque, se hacía una pequeña idea de lo que se trataba.
(...)
Izuku despertó sintiendo una suave caricia sobre su vientre, además de un cálido aliento en el cuello. Suspiró profundamente tratando de que el sueño se fuera un poco, no sabía que horas eran, pero la luz del sol que entraba por la ventana del cuarto le hacía saber que era tarde.
—Buenos días.- saludó volteando hasta quedar frente al rubio, le sonrió sintiendo más caricias, ésta vez eran sobre su mejilla, los dedos del alfa trazaban líneas en sus pecas.
—Al fin puedo estar tranquilo, tenerte en mi cama y mi aldea era algo que quise desde el principio.- la voz del rubio era algo ronca, quizás por el hecho de que acababa de despertar, Izuku rió ante eso, era más que obvio y fue él quien los hizo quedar en la mansión por meses.
Sin embargo, no se arrepentía de eso, pudo estar con su madre en sus últimos meses de embarazo y conoció y a su pequeño hermano recién nacido.
Izuku sintió como Katsuki llevó las manos por en el interior de su ropa, tocando su piel caliente. Era evidente las intenciones que tenía en ese momento, y no lo detuvo.
Pronto se encontró con el alfa metido entre sus piernas, aún estaba vestido, pero Katsuki mantenía sus manos entre su ropa y le besaba con fiereza. No podía hacer mas que jadear por aire, y gemir.
—Kacchan.~- gimoteó bajito cuando el rubio se separó un poco, un hilo de saliva lo unía aún y Katsuki se acercó para lamer la que se escurría de su mentón.
—Te prometí que cuando vinieras a la aldea y estuvieras en mi cama te iba a mantener lleno de mi Deku, y voy a cumplir.~- Izuku gimió de impaciencia y anticipación.
Podía sentir como empezaba a lubricar y mojaba tu ropa interior. No pasó mucho para terminar desnudo sobre la cama de pieles, Katsuki empezó a jugar con sus pezones y su entrada húmeda, no podía hacer mas que gemir y rogar por más.
—¡K-kacchan, por favor, Kacchan!- quería algo más grande en su interior, algo más grueso y caliente. Pero el rubio se tomaba su tiempo para hacerlo sentir desesperado.
—Tranquilo Deku, pronto te dejaré lleno, no te preocupes.- era cruel, podía sentir su sonrisa maliciosa contra su pecho, pero no le podía decir mada, su mente nublada le era impedimento.
Por su parte, Katsuki se deleitaba con los dulces sonidos que le daba el Omega, escucharlo rogar por su polla y por el le hacía sentir una excitación increíble. Jugaba con esos botoncitos rosas hasta dejarlos hinchados y sensibles, podía sentir al Omega arquear la espalda cada vez que embestía con algo de fuerza su próstata con los dedos.
—Estas tan putamente caliente y pegajoso, Deku. ¿Ya te había dicho que me encanta eso?- preguntó con una sonrisa de malicia, Izuku solo gimió más ante sus palabras y agarraba con fuerza las pieles del nido.
—¡P-por favor Kacchan!- el Omega chilló avergonzado y excitado, no podía ni hablar bien debido al placer, pero también sentía algo de frustración al no tener lo que quería.— ¡Por favor Kacchan, fóllame!
Fue todo lo que Katsuki necesitó para sacar los dedos del interior caliente y sentarse sobre la cama, Izuku no sabía en qué momento se había sacado los pantalones, pero no le importaba mucho, ronrroneó al ver esa dura y chorreante erección.
Algo que amaba mucho de su alfa, si deliciosa polla gorda. Katsuki le sonrió antes de acomodar una de sus piernas sobre su hombro. Estaba tan expuesto al alfa, eso solo lo hacía chorrear más.
—Bien Deku, te llenaré tanto que parecerá que nuestro cachorro ha crecido mucho de repente.- Katsuki murmuró ronco, alineando su polla contra la mojada entrada del omega ante de embestir fuertemente.
Izuku se quedó sin aire en los pulmones unos instantes, su espalda se arqueó y casi se corre solo con eso. Katsuki empezó con embestidas fuertes y profundas, eran rápidas e iban desde la punta y hasta que sus bolas pegaban contra el trasero del Omega.
—¡Kacchan, Katsuki!~- Izuku gimoteó fuertemente, sus ojos se habían vueltos blancos al voltearlos hacia arriba, sus uñas se habían enterrado en las mantas.
Dejaba salir fuertes gemidos, estaba seguro que se miraba apetecible para el alfa, pues la mirada oscura del rubio sobre el, con esa expresión de hambre se lo dejaba en claro.
—Tan jodidamente delicioso.- en los días que Katsuki no había tocado al Omega de esa forma, lo había extrañado bastante.
El chapoteo de las pelvis al chocar, era la música que acompañaba el coro de gemidos que salían de los labios pecosos, y Katsuki le encantaba, más, el interior caliente del Omega, apretado y mojado, su polla era succionada tan deliciosamente, que sentía que sería partida en cualquier momento.
Katsuki sintió que iba a correrse, pero quiso alargar un poco más el momento, no quería acabar tan rápido con su sección de amor. Sacó su polla repentinamente del interior caliente, haciendo que el Omega soltara un pequeño ruido gruñido molesto.
Al sentir como la deliciosa sensación se iba a de su interior y ahora se encontraba vacío. Katsuki solo sonrió y dió un azote en uno de sus glúteos, Izuku gimoteó bajito e hizo un puchero involuntario.
—Date la vuelta y alza tu trasero para mí cariño.~- Izuku aceptó gustoso el pedido, hizo lo que dijo el rubio y se acomodó entre las pieles, moviendo su trasero al aire, con sus piernas abiertas para tentarlo.
—K-Kacchan por favor~- el pecoso dijo en un chillido, podía sentir como su lubricante resbalaba por sus muslos y caía a las pieles.
Pero Katsuki tenía otro plan, acercó su rostro hasta ese delicioso agujero rosa para comerlo, no literalmente, pero chupaba y lamía todo el lugar, dejaba pequeñas mordidas en los glúteos y metía su lengua en el interior del Omega.
La saliva de izuku se salía de su boca al no poder retenerla, la lengua del rubio le estaba haciendo estragos, y pasó unos cuantos minutos para que la lengua fuera cambiada por algo más grande. El Omega arqueó su espalda al sentir como la polla del Alfa se abría paso en su interior nuevamente.
Sus paredes abriéndose y moldeando sé alrededor de esa extensión, era algo a lo que nunca se podría cansar. Era exquisito y podía decir que era una de sus cosas favoritas a la hora de tener sexo con su alfa.
—¡Tan bueno!~- gimió fuertemente mientras era embestido, la polla del alfa golpeaba sin mucho problema su punto dulce y lo hacía ver las estrellas.— ¡No... Puedo!~
Su liberación estaba cerca y Katsuki lo sabía bien, el también estaba por llegar, y quizás sería por los días que estuvo sin hacerlo, pero sentía su nudo formarse, quizás si no lo hubiera hecho ahora tendría un par de rondas más hasta que lo hiciera, pero después del nudo no lo haría más.
Izuku quedaba muy sensible y un poco dolorido por ello. Por más que quiso, solo pudo dar un par de embestidas, fuertes y profundas, más antes de que su nudo estallara por completo y se enganchará dentro del Omega.
Quien eyaculó también al sentir la presión en su interior causado por el nudo. Una carga pesada y cálida llenó su interior, podía sentir la semilla del alfa derramándose en sus paredes.
Estaba hinchado y lleno, nada mejor en el mundo. Katsuki lo acomodó con cuidado en el nido y le abrazó con cariño, las sesiones de ternura después de una buena rinda nunca podrían faltar.
—¿Te sientes bien?- Katsuki preguntó, mientras daba pequeños besos sobre la glándula del aroma, mejor dicho, sobre la marca de enlace.
—Si, estoy bien, solo algo cansado.- Izuku no sabía si era porque estaba en cinta, pero últimamente sentía que se cansaba un poco más rápido que de costumbre.
"Síntomas secundarios del embarazo".
Pensó fastidiado, no quería comportarse igual que su madre cuando estuvo en cinta. Al menos eso deseaba.
—¿Quieres dormir más?- Katsuki le volvió a preguntar en Izuku asintió lentamente, una buena siesta estaría bien para el, despues saldría y estaría afuera con el rubio, quería conocer más a los demás.
Katsuki le había dicho sobre algunos animales que tenían en la aldea y quería ver si podría ayudar con ellos.
(...)
No sabe en qué momento fue que se durmió, pero ahora miraba por la ventana con ojos soñolientos, el sol que entraba por ella era anaranjado, algunos rayos débiles entraban.
Estiró sus brazos por encima de su cabeza y bostezó, estaba más descansado y su cuerpo se sentía más ligero, se bajó del nido y se sonrojó al recordar que estaba desnudo.
Sin embargo, estaba limpio, al menos eso sentía, no tenía nada pegajoso en su parte baja. Buscó en su maleta de ropa algo para ponerse y salió de la cabaña.
Katsuki no estaba por ningún lado, pero creía que habría salido para hacer sus cosas, despues de todo el le había dicho que como siguiente líder en la aldea, tenía sus responsabilidades.
—¡Hola Izuku!- miró como el Omega rubio de antes se acercó a el con una sonrisa relajada en el rostro, podía oler el aroma del alfa peli-rojo en él, tal vez no fueron los únicos que se divirtieron.
—Hola, em... ¿Denki no?- Izuku aún no se aprendía bien los nombres de todos, había charlado con el Omega rubio un poco la noche anterior, pero no fue más que un par de palabras.
—¡Sí!, Verás, me han encargado cuidarte y mostrarte más el lugar mientras que bakubro está afuera, cazando con Eiji. Pero primero, vamos a comer.- Denki lo guió por el lugar y lo llevó hasta el "comedor principal".
Al menos quería llamarlo así, podía ver grandes animales al humo. Como jabalí y ciervo, era una aldea grande, así que necesitaban bastante comida.
No era raro que Katsuki fuera de cacería constantemente. Se sentó en un lugar de la gran mesa de madera, a petición del omega rubio, y no pasó mucho para que un gran plato lleno de estofado fuera puesto al frente suyo.
Olía delicioso, estaba caliente, sintió su estómago rugir y no pasó mucho para que comiera hasta llenar mucho su boca de el.
Denki a su lado solo sonrió complacido al ver que le gustaba la comida, sabía que el Omega era una persona dulce y cariñosa, era algo extraña y gracioso ver cómo complementaba y mantenía a su amigo a raya.
Era parecido a la dinámica que tenían sus jefes actuales, pues Masaru siempre era quien calmaba a Mitsuki cuando estaba furiosa por algo. Admiraba mucho a esos dos omegas, ellos podían calmar a bestias temibles con tan sólo unas palabras o gestos.
Después de comer, Denki lo llevó a dar un paseo por la aldea, le mostró todos los lugares, el río, el huerto y el lugar en donde se quedaban los animales.
Izuku se alegró bastante al estar por fin con los animales, había querido estar en ese lugar desde que el rubio le contó mientras iban camino hacia allí. Conoció a la hermana de Ryuu, a diferencia de éste, ella era muy tranquila y tenía una camada de tres pequeños cachorros que chillaban agudamente a sus pies.
—Son tan bonitos.~- dijo mientras tomaba uno y lo ponía en sus brazos, era de un color negro con el pecho gris, parecido a su madre. Lo acarició sintiendo el suave pelaje bajo sus dedos, el pequeño chilló feliz entre sus manos e intentó lamerle el rostro.
—Si quieres puedes quedarte con uno de ellos, aún están pequeños, pero pronto dejarán de tomar la leche de su madre y serán más independientes.- Denki sugirió y el pecoso lo miró con los ojos brillantes.
Siempre había querido un cachorrito, pero sus padre no se lo permitían dentro de la mansión, tampoco tenía mucho tiempo libre para estar con una mascota, iba aveces entre semana a los establos, pero solo eso.
—¿¡De verdad?!- preguntó emocionado, se descuidó y el pequeño perrito pudo alcanzar su rostro y lamerlo, Izuku rió por ello.
—Claro que si, todos siempre elijen uno, aunque, estos aún no han sido reclamados.- el rubio dijo y el pecoso solo trató de quitar al peludo animal de su rostro, aunque le fue algo difícil.
Despues de jugar con los pequeños lobos siguió con el recorrido por la aldea, conoció a los otros omegas, betas y alfas que estaban en el lugar. También a algunos cachorros, Eri era una pequeña muy dulce y tímida.
Se sorprendió al saber que era una prima de Katsuki y le dió la razón, sus ojos rojos eran muy parecidos a los del rubio, Kirishima también era familiar de su alfa, aunque era más lejano que Eri. Los ojos rojos de los Bakugou nunca se perdían, se preguntaba si sus pequeños cachorros también los tendrían.
Katsuki llegó minutos después de haber terminado su recorrido, traía consigo la cacería e iba con otros alfa y betas, al verlo no pudo evitar emocionarse.
Se acercó a él y le abrazó. Los últimos rayos del sol se habían ocultado hace una media hora, así que lo que los iluminaba eran las antorchas que habían por todas partes del lugar.
—Te extrañé.- Izuku murmuró y Katsuki solo sonrió con cariño, acariciando su cabello
—Yo también Deku, aunque solo me fuí por unas horas, además, apuesto y te la pasaste durmiendo más de la mitad del tiempo que me fuí.- dijo el Izuku solo rió por lo bajo, era cierto, no se despertó hasta hace un par de horas, y después se entretuvo con Denki, pero aún así lo había extrañado.
—¿Tienes hambre Kacchan, ya comiste algo?- el pecoso preguntó, ignorando lo anterior dicho por el rubio, Katsuki solo sonrió por eso, había notado la evasiva del Omega así que podría decir que había tenido la razón.
—No he comido, pero vamos ahora mismo, además, después de la cena se me apetece un delicioso postre.- el rubio ronrroneó contra el oído del pecoso y llevó una de sus manos a su parte baja, pero Izuku chilló completamente avergonzado.
—¡Kacchan!- exclamó deteniendo la mano del alfa, estaban en público y no quería que alguien los viera toqueteandose de esa forma.— ¡Mejor vamos a comer!
Izuku terminó arrastrando al rubio hacia el comedor, después de la cena tomaron un baño en el río y fueron a su cabaña para tomar calor. El Omega entendió que por calor se refería a ser tomado hasta que el nudo del alfa se formara.
De todas formas no se quejaba, quedó cansado y puso dormir sin problemas algunos. Katsuki lo abrazó con ternura mientras regulaba su respiración, le susurró halagos al oído y durmió así, feliz entre los brazos de su alfa.
Los días pasaron rápidos para el Omega, y su panza iba creciendo cada vez más. Al igual que sus males, si antes había creído que cansarse muy rápido era malo, pues ahora pensaba que era lo mejor que le podía pasar.
El mismo hacia berrinches y no sabía porqué, ahora entendía un poco a su madre cuando se puso a llorar por la pobres serpientes, podía cambiar de feliz a triste, llorar a mares, después molestarse y sacar al rubio se su propia cabaña.
Aunque eso no duraba mucho, porque cinco minutos después salía en busca del rubio y lo tiraba en el nido, para usarlo como su almohada personal.
Y el pobre Katsuki era quien siempre se llevaba las peores partes de todo lo que ocurría, tenía que estar siempre al pendiente de lo que su Omega pudiera necesitar.
Todo siempre era todo, el rubio le hacía las comidas más deliciosas de todas, estaba allí cuando era usado como juguete por un Omega cachondo que lo montaba hasta no poder más. Aguantaba sus berrinches por el mal humor.
Habían muchas cosas que molestaban a un embarazado, la calor había sido algunas de las razones principales, Katsuki tenía que llevar al Omega, al medio día, río para refrescarlo.
Cuando Izuku estaba furioso era mejor mi mirarlo a los ojos, Katsuki lo había aprendido a la mala, casi y no le podría dar hermanitos a su primer cachorro.
Lo bueno fue que después que se le pasó la bravura al Omega, fue recompensado por muchos besos al haber sido golpeado en las joyas de la familia.
Cuando la panza del pecoso se hizo muy grande, se la pasaba mucho tiempo sentado. Pero eso no significaba que no hiciera nada, los de la aldea no sabían tejer como lo hacía el Omega, así que Izuku les enseñó, Katsuki fue quien creó las herramientas a petición del pecoso.
Había mucha lana con las que usaban para rellenar pieles y eso, e Izuku sabía cómo hacer hilo con ella, aprendió de su madre en la granja. Les enseñó hacer ropas, camisas cómodas o bufandas para el frío.
También ropas para cachorros.
Normalmente la ropa para los pequeños eran pieles de animales pequeños, estaban cosidas, eran suaves, pero la tela de algodón era un poco mejor y más fácil par lavar.
Ahora tenía algo que hacer y ayudaba a los demás con eso, estaba siendo util y eso le gustaba, no pasó mucho para que varios obtuvieran la práctica y crearán cosas, ahora los pequeños eran vestidos con eso.
Otra cosa que hacía el Omega, cuando no estaba cansado o hacia berrinches, era estar con los animales, jugaba con los pequeños cachorros de lobos, ellos eran juguetones y aveces tranquilos.
Olían el fuerte aroma de leche que emanaba el Omega y se quedaban tranquilos, ponían sus cabezas en las piernas del pecoso cuando se sentaba en el suelo, y dormían así, relajados con las feromonas que dejaba salir.
Izuku acariciaba con cariño y suavidad las orejas peludas de los pequeños lobos, se entretenía un rato así hasta que le daban ganas de comer e iba hacia el comedor por algo.
Un día en particular, hacía frío, parecía que iba a llover bastante, y era temprano, Katsuki e Izuku dormían tranquilos. O al menos así era hasta que el pecoso sintió una contracción en su vientre, además de cómo caliente salió de su entrada y mojaba las pieles bajo suyo.
Alarmado, quitó sus mantas y miró el gran charco que había en el nido, movió con rapidez al rubio a su lado para despertarlo.
—¡Kacchan, Kacchan, Katsuki!- exclamó haciendo que el alfa se despertara de golpe, Izuku solo llamaba al rubio por su nombre por razones específicas, cuando se enojaba o cuando ocurría algo urgente.
—¿¡Que ocurre!?- dijo el rubio alarmado y miró al omega nervioso y se fijó en lo que había en el nido.
—¡Ya viene el cachorro!
(...)
Como estan gente bonita?? 👌✨😔
Se viene lo chido UwU
Ésto es para que se entretengan mientras escribo el fic de celebración por los 1.000 seguidores. ÛwÛ
Espero les haya gustado el capítulo, no olviden su voto y comentarios.
Zaorycast. ✨✨
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