Solo necesito un "Te Quiero"
I
¿Dónde estaba el “Te Quiero” que esperaba escuchar en el sonido de su silencio? ¿Dónde estaba la Felicidad que hasta hace poco inundaba mi alma? Todo se había ido por la borda
en cuestión de segundo, en Realidad yo puedo asegurar que Misel era mi Primer Amor, lo Amaba, pero a veces sentía que no se merecía mis honestos sentimientos, era una persona que me había hecho llorar y sonreír al mismo tiempo, Solo con verlo reía y me
sentía completa, y solo con ver que solo lo tendría 3 días conmigo me aterraba, me hacía ver como burlada.
Un esperado "Te Amo" se había convertido en una oración desgarradora “Me voy en tres días a Maracay” Una salida se había convertido en una despedida, enserio me llene de rabia, lo odiaba, ya no
quería verlo nunca más, quería olvidarlo, en ese instante quería
olvidar su rostro pálido y serio, su expresión serena y distante, sus brazos todos tatuados, sus mensajes todos enigmáticos, todo lo que tuviera que ver con Misel lo quería borra de mi existencia.
—¡¿…?!
—Aún así quieras olvidarme nunca lo lograras, esa será tu cruz, me tendrás presente todos los días de tu
vida, yo seré la imagen imborrable de la tristeza-felicidad que te acompañe a todas partes.
—Eres despreciable.
—Aun así me amas. — y me guiñó un ojo.
—Puedo dejar de hacerlo.
—¿Dejar de hacer qué?
—De amarte.
—No lo lograras jamás — y me tomó fuerte del brazo.
-—No estés tan seguro, suéltame, me lastimas. — trataba de zafarme pero a la vez simplemente quería estar en sus brazos, quería que me consolara.
—La seguridad ya no me importa, no me importa el pasado ni el futuro, solo el presente, este momento es el que me importa. No quiero herirte, es lo último que yo quisiera.
—¿Yo te importo? — le pregunté.
—Sí. — empezaba a dudar de su honestidad.
—Pero con tus hechos y palabras lo niegas, no te importa mi bienestar, solo el tuyo, solo te importas tú
mismo.
—Necesitaba conocerte, necesitaba hablar contigo, necesitaba despedirme.
—¿El mismo día en el que anunciabas tu partida?
—¡¿…?! — no pudo responder nada, su elocuencia se había ido de vacaciones.
—Sabía que el silencio sería tu respuesta.
Y lo deje allí, me iba a ir, la insensibilidad de mi parte ya no me
importaba, pero él me retuvo, me tomo por el brazo.
—No te vayas por favor.
—Ya no tenemos nada más de que hablar.
—Déjame llevarte a tu casa aunque sea, ya es tarde.
—Si mi familia me ve contigo te vas a llenar de problemas.
—Ya es tarde, no me verán, y seré cauteloso.
—Está bien. — Y empezamos a caminar frente al atardecer.
Mientras caminábamos no nos dirigimos la palabra, el trataba
de entablar conversación pero todo era inaudible, a veces escuchaba susurros, parecía que estuviera rezando, pero no le presté atención, me tomó de su mano, y yo lo disfruté, el camino a casa era más o menos largo, y aunque estaba decepcionada de él, no quería que me soltara la mano, no quería separarme de él, esperaba que todo fuera una broma o
un simple espejismo, o que simplemente decidiera no marcharse, pero eso no estaba en mis manos, la decisión era de él, y sabía que no iba a cambiar de opinión. Tendría que
dejarlo ir, apenas lo estaba conociendo y ya el destino me lo
estaba arrebatando de mis manos.
—Gracias por traerme, pero en realidad no era necesario. — entre mis lentes sentía que brotaban dulces lágrimas.
—¿Estas molesta conmigo?
—No lo sé.
—¿Por qué ya no me miras a los ojos?
—¡¿…?! — no quería responderle.
—Háblame, aunque sea dime algo.
—Te Amo — Lo besé y me dieron ganas de darle una cachetada.
Él sonrió, mientras se sobaba la cara, como si la hubiera sentido; esa sonrisa era de verdad… Yo lo presentía, parecía una persona masoquista, al parecer le gustaba el dolor, y si el dolor le gustaba, lo
excitaba ¿Podía también gustarle lastimar a otras personas?
¿Me lastimaría a mí?
—No puedes amar y odiar al mismo tiempo. — me dijo.
—Yo sí puedo hacerlo, Te amo, y no me da pena decírtelo a los ojos, pero hoy solo puedo odiarte.
—¡¿…?!
—Adiós Misel.
Y pasé a mi casa. Le cerré la puerta en la cara, no quise ver la expresión ante tal grosería. Toda la noche estuvo llamándome, y muchos textos de él estaban en mi teléfono sin contestar, no podía escribir con mis ojos repletos de lágrimas, no podía
hablar con él con toda la impotencia que sentía. Pase toda la noche Llorando, no podía creer lo estúpida que era, durante mis horas de insomnio releí todos los mensajes
lindos que me había escrito, no se para que si solamente me hacían llorar más. Todos esos mensajes son mis más grandes tesoros, y siempre que me siento mal los leo para llorar.
...
Entiende esto: Yo no quiero a nadie más, solo a tí ¿Entiendes? Podrá haber muchas más pero yo te elegí
porque eres lo más bello que me pudo ocurrir.
3:53 Am Msm.
Yo cada día siento algo más especial por ti que crece poco
a poco, y sin necesidad de verte todos los días, eso crece cada vez que me dices “Te Quiero” Así yo no pueda decírtelo de frente.
1:53 Pm Msm.
Sí, si me pongo nervioso así no se note, porque la niña malcriada de la esquina es muy bonita y cada vez que la veo pues quiero darle un beso y pues… No se puede.
6:58 Am Msm.
II
Durante las siguientes semanas recupere mis notas en la
Universidad. Todos en la Universidad decían que me había enamorado y que ese capricho se me había pasado.
Yo estaba sin comentarios, no decía nada, solo me reía de mis propias
tonterías, todo lo que decían era cierto, era una verdadera intuición femenina. Lo único incierto era que aún seguía amando a ese insensible ser de cristal, así quisiera dárselas de
Corazón de Piedra.
Los tres días pasaron volando, Estuve en contacto con él hasta que se fue, nuestra única salida fue ese
día tan especial en la plaza; el día de su partida ni siquiera pude ir a acompañarlo al Terminal. No tenía ni siquiera una razón para estar allí, nadie sabía que lo conocía, ¿Qué les iba a decir? ¿Voy a acompañar a mi novio al Terminal para despedirme porque se va a la Universidad a Estudiar? Nadie me lo iba a aceptar como novio, nadie me iba a aceptar una relación a distancia, nadie, absolutamente nadie me iba a apoyar con Misel, el Malandro de la esquina de la casa de mi abuela.
Estaba triste, durante la semana de su ida todos en la calle comentaban de la ausencia de Misel, lo que me hacía llorar, no podía explicar mis lágrimas, decía que los lentes tenían aumento de más y eso me hacía saltar las lágrimas, para todos era muy buena disimulando y con la indiferencia, pero nadie sabía que me estaba muriendo por dentro.
Una noche estaba estudiando cuando mi teléfono sonó.
¿Quién era? ¿Una Amiga? ¿Una nueva tarea de la Universidad?
No.
Era un mensaje de Texto.
—Hola Mi Gorda.
Era él, mi Admirador no tan Secreto.
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