De Visita a La Esotérica
Empecé a indagar por internet si habría en estos días algún eclipse lunar, o si la luna se iba a teñir de sangre o se iba a ver amarilla... Todo era negativo, no entendía qué tenía que ver el Renacimiento de la Luna con mi persona. Seguramente Era alguna expresión metafórica, o simplemente lo había dicho para confundirme.
Creo que la realidad abunda en aquella figura senil, cuya sonrisa recuerda algunas de las grandes salas del hospital psiquiátrico, la cual duró mas de 15 años en una inmensa incertidumbre, para luego dedicarse a la lectura de las manos y a la enigmática astrología. En los periódicos aparecía el siguiente titular:
¡Se acabaron tus problemas!
Andreína Esparragoza te ayudará
Según las noticias que había podido recoger de esos 15 años, desde el primer al último día, había pasado largas lunas en una única actitud: La misma en que la encontraron en la puerta de su casa con un cuchillo en su mano y las manos ensangrentadas, de vez en cuando entrelazaba sus dedos como si quisiera jugar con ellos, y en su rostro se había fijado el estupor luminoso y extraviado de quién acaba de despertarse y aún no reconocer las cosas que ve; al hablarle esforzaba una sonrisa ingenua y sosegada, llena de serenidad y casi de gratitud, pero no se puede hacer mucho si los especialistas querían obtener de ella alguna respuesta.
Casi nunca emitía sonido alguno, y rara vez entendía el lenguaje técnico de los médicos, repetía para Sí inciertas sílabas que parecían recogidas del idioma hebreo. Es posible comunicarse con los ciegos y con los mudos, pero con ella era casi imposible, no se daba comunicación bidireccional alguna.
¿Por qué tenía sus manos ensangrentadas y un cuchillo en su posesión? ¡Misterios de la ciencia! Es uno de los pocos misterios que aún no ha sido resueltos solo porque la vida los instaura porque sí. No se encontró ningún cuerpo, y todos los cuchillos de la casa estaban completos. Los detectives indagaban que lo había robado, pero luego de investigar a fondo nunca pudieron hallar la procedencia de la sangre y de la presunta arma homicida. A menudo arrugaba el entrecejo en una expresión meditativa, Cómo si tratara de concentrarse en sí misma y hallar el propósito de su vida, cosas que halló a sus 49 años de edad.
Y así, luego de recuperarse de su síndrome neuropsiquiátrico, empezó a guiar a las personas durante sus etapas de incertidumbre. Las críticas que publicaba el periódico local todos los viernes eran testimonios expresando la veracidad de su autonomía y profesionalismo. Mis padres no creían en nada de eso, decían que eran blasfemias y herejías, así que decidí convidar a Robert y a la Otra Bárbara para ir y averiguar si me podía ayudar a aclarar tantas dudas que tenía. Ellos al principio decían que estaba loca, luego de tanta persuasión decidieron acompañarme temiendo que me pasara algo.
—Tienes que estar completamente loca para terminar en el centro de esos gitanos, pero más locos somos nosotros al acompañarte. El Sol no se puede tapar con un dedo ¿Lo sabes verdad? –ellos estaban nerviosos, temblaban como hojas de papel cebolla.
A mí me importaba un bledo lo que ellos pensaran, el hurto de honestidad significó el inicio de la destreza de mi despotismo sobre ellos. Bárbara y Robert se llevaron a escondidas varios crucifijos, Agua bendita y brazaletes para evitar el "Mal de Ojo", mientras yo solamente llevaba Mi curiosidad por entender el significado de la vida, el papel del sol y el Renacimiento de la Luna. Mis amigos siguen insistiendo hasta hoy en que lo oculto, misterioso y reservado solo debe ser conocido por Dios, y yo según mis extrañas opiniones incluía al debate la opción de abertura a la mente humana.
Ese recinto parecía el consultorio de algún odontólogo, tocamos el timbre y se medio abrió la puerta. Notamos que la estancia estaba casi en penumbras, eso nos asustó. De una esquina tiznada de negro salió poco a poco como por arte de magia Andreína Esparragoza, quién hablaba con una voz susurrante misteriosa, es por ello que a partir de ese momento le respondíamos en el mismo tono rumoroso, porque uno tiende a contestar de la misma forma en que le hablan.
Habían imágenes de ángeles regordetes por todas partes, varillas de incienso, bombillos amarillos, azules y algo verdosos, algunas paredes pintadas de rojo y otras, en la contraparte de negro, blanco, azul o violeta. Según nuestra enigmática anfitriona era para mantener la buena vibra en la estancia y que los Ángeles se sintieran como en casa.
Expresamos nuestro pedido y ella en su tono de voz tan escalofriante nos invitó a sentarnos, era una mesa de cristal fino, en la cual podíamos ver nuestros pies a través de la transparencia, en el centro no había ninguna bola de cristal, pero sí un montón de cartas como si fuéramos a jugar Solitario, pensé que nos pediría que nos tomáramos de las manos pero no fue así, ella solamente quería que la persona más cercana a la entidad cerrase los ojos y se concentrara en llamar...
¿Pero cómo se puede llamar a alguien que no está en este mundo terrenal? Según ella telepáticamente, así que decidí adentrarme nuevamente en mi subconsciente, sabiendo que tenía mucho riesgo de que el hilo que me mantenía con los pies en la tierra se rompiese.
Empecé a ver un día lluvioso, oscuro, medio nublado y amenazante con tormenta. Sentía que estaba en un ascensor y ascendía lentamente. Yo siempre he sido claustrofóbica, pero en ese momento no sentía temor, lo más seguro era que como sabía que no era real no estaba en peligro. Una señora entró con violencia a acompañarme, y el ascensor siguió subiendo infinitamente. Su cara tenía un tono ardientemente violento. Los pajaritos, ante el ruido y el sonido de la voz humana huyen de sus nidos, este el mismo sentimiento que me estaba transmitiendo esa mujer con cara de arrechera.
De repente empecé a escuchar la voz de Andreína, pero no podía verla alrededor, como mi amargada acompañante no reparaba en el sonido, sabía que solamente la podía escuchar yo:
—Para morir no hay que estar enfermo, para morir no es menester la enfermedad. Para morir solo hace falta estar vivo, porque la muerte solo los busca a ellos; la muerte no se pasea danzando en un cementerio, porque en todos los ataúdes ya hay una pizca de su maldad. La muerte no busca los muertos, ni a los medio muertos porque ya están muertos en vida. No te adelantes a la muerte para que tampoco puedas retrasarte... ¡Bárbara, has entrado a un mundo oscuro que no tenías que conocer!
Enseguida empecé a notar como la mujer que estaba a mi lado se rejuvenecía poco a poco: sus cabellos canosos como si fuera una metamorfosis se iban volviendo castaños, su cara de pocos amigos se había tornado jovial y sus arrugas iban desapareciendo; mientras parpadeaba noté que se transformaba en mi hermana Luna.
Mi primer instinto fue abrazarla, pero ella detuvo la acción y se limitó a hablarme con el mismo tono rumoroso de Andreína Esparragoza, casi nunca le había hecho caso, pero en este momento sabía que era muy importante:
—Hay un Dios que castiga a los asesinos, así como hay un Dios que condena al fuego eterno a los extraviados de Su patria; este Dios es amor, pero también Fuego consumidor. Sé que no crees en la iglesia ni en los curas, tal vez ni siquiera en el Ser que predican; pero debes tener capacidad de cambio, por qué esta advertencia divina te servirá para que con resiliencia te enfrentes a la crisis paranormativa que se acaba de generar en tu núcleo familiar.
Me tomó de las manos; sentí que de mi médula ósea salían escalofríos, y me recorrían todo el cuerpo causándome una sensación de bienestar. Mis tuétanos poco a poco explotaban de ira y eran renovados por el espíritu de la resiliencia.
Luna siguió con su monólogo:
—¡Qué bonita es la mañana si la comienzas con unos "Buenos Días"! La señal de la muerte nos recorre todo el cuerpo con extrema incertidumbre, Pero somos tan pretenciosos que cuando hablamos del futuro decimos "si yo muero algún día" en lugar de decir "cuando yo muera"... En este mismo momento hay mucha gente muriendo en alguna parte de nuestro planeta, la muerte no descansa, pero la vida tampoco; y tú ahora estás a cargo de darle aliento de vida a nuestro Padre.
—¿Qué le pasa a mi padre Luna? — exclamé cuando lo oí nombrarlo — ¿Ha pasado algo malo? ¿Debo preocuparme...?
—¿No lo sabes? Ve directamente a la casa, y sabrás de lo que te estoy hablando. Mi Renacimiento viene enmarcado con la aparición de tu Ángel Guardián y el peligro de muerte de nuestro Oficial de Policía Favorito. Las estrellas se han alineado y es por ello que tengo el privilegio de ayudarte para que cambies lo que ya está escrito.
—¡Luna ayúdame! Yo no puedo sola...
—Si puedes — y poco a poco empezó a desvanecerse en la bruma, hasta que sentí que el ascensor se atascó.
Cuando me ví sola empecé a sentirme asustada. ¡Todos los días se muere alguien y yo todavía no había muerto! Yo no tenía que estar aquí, empecé a gritarle a Andreína que me devolviera al plano terrenal, pero los actos impedían el trasfondo de mi regreso. Una oración tiene valor si la rezas, Y eso empecé a hacer. Ignoraba con quién iba a morir, pero nunca pensé que moriría de una forma tan original: atrapada en la línea media entre dos mundos.
Estaba en la frontera sin papeles y no me dejaban regresarme a mi país natal. Mi única reacción fue llorar; sentía que mis cabellos se me caían poco a poco, y mis manos se van haciendo largas y esqueléticas; veía un montón de ojos que se acercaban hacia mí, y yo solamente gritaba que tuve que hacerle caso a Robert y a Bárbara Ignacia. Las espeluznantes apariciones, la incertidumbre de saber el paradero de mi padre y mi atasco en medio del trance me hicieron regresar a la silla donde temblaba como si la temperatura estuviera a 5 grados bajo cero.
No me dió tiempo de agradecerle a Andreína su ayuda, tomé a mis amigos de la mano y fuimos corriendo a casa, durante el camino los jeroglíficos que me había dicho Luna caminaban en mi cabeza sin hallarle algún sentido. Tendría que trabajar bajo presión para traducirlos. La sorpresa que me esperaba en casa no era para nada grata.
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