88 | formar un plan
—Buen trabajo, John B. Sabes que estas cosas se cierran desde afuera, ¿no?
—Solo quería que subiéramos al barco, JJ —respondió John B—. No pensé mucho más allá.
—Ahora estamos atrapados aquí como ratas —espetó JJ—, en esta jaula mortal.
—JJ, no estás ayudando —dijo Pope, mirando a Luna, consciente de lo pálida que estaba.
—No eres el indicado para hablar, Pope —dijo JJ—. Dijiste que tenías un plan, ¿dónde está?
—Me preocupa tu falta de introspección —dijo Pope.
JJ se rió—. Fuiste tú quien le disparó a un tanque de aceite.
—¡Por Dios! ¡Ya basta! —gritó Kiara—. ¡Cállense! Luna ya se está volviendo loca, y me están asustando, ¡así que cállense!
—Bien, veamos como salir de aquí —sugirió Pope.
Horas más tarde, todavía estaban atrapados en el contenedor; teniendo en cuenta el calor que hacía, Luna se había quitado la chaqueta y la había tirado en las cajas cercanas.
—Pope —dijo JJ—, ¿cómo matas a una serpiente?
—Vas por la cabeza —murmuró Pope.
—Exacto —dijo JJ—. Pero la cabeza, en este caso, es el puente. Y para eso, necesitamos potencia de fuego, y sé que en este barco hay un arsenal por si hubiera un ataque pirata.
—¿Ataques pirata? —murmuró Kiara, incrédula.
—Vamos por eso, no solo pistolas —dijo JJ.
—No te sigo —dijo Kiara.
—Estoy hablando de cuchillos...
—Matar a todos no es un plan —dijo Kiara.
—Sí, yo tampoco te sigo —dijo Luna, levantándose y siguiendo a Kiara.
—Entonces las chicas están fuera —dijo JJ, antes de continuar con su divagación.
Luna siguió a Kiara más adentro del contenedor, buscando cualquier posible medio de escape. Apartaron parte de la carga, dejando al descubierto un respiradero que era un poco más grande que el otro.
—Chicos —dijo Kiara—. ¡Chicos!
Los chicos se unieron a ellos y Luna señaló el respiradero—. ¿Cabemos por ahí?
—Sí —dijo John B—. Bien pensado, Kie.
—¿Qué era eso de que una navaja no serviría? —preguntó JJ, sacando su navaja.
—Basta.
JJ subió y comenzó a desenroscar los tornillos—. Bien, vamos a buscar armas, regresamos y planeamos el siguiente paso. La armería está en el tercer piso, en la popa, cerca del lavadero. Vamos.
—JJ, espera —dijo Pope—. No deberíamos salir todos. Es muy arriesgado.
—Tengo que ser honesto, creo que deberías quedarte aquí —dijo John B.
—¿Qué? —preguntó JJ.
—Yo buscaré a Sarah —explicó John B—. Y Pope tiene... la cruz. Además, si sales, hay 100% de probabilidad de que hagas algo estúpido.
—Bien, creo que el término correcto es "valiente" —dijo JJ—. Eso es.
—Si salimos y nos metemos en problemas, alguien debe ayudarnos —dijo John B—. Para eso te necesitamos.
—Está bien, lo entiendo —dijo JJ—. Estaré en el equipo B.
—Nunca dije eso —dijo John B.
—Lo siento, ¿nos estás llamando "equipo B"? —preguntó Kiara, señalando a sí misma y a Luna.
—Oye, JJ...
—No quise ofenderlas —dijo JJ.
—¿El equipo B no acaba de encontrar la salida o estoy loca? —preguntó Luna.
—Espera y cuida el fuerte —dijo Pope.
—Qué alegría —murmuró JJ.
—Yo haré de niñera —dijo Luna.
—Iré con Pope —dijo Kiara.
—Diviértanse —dijo JJ—. Será su funeral. Yo estaré aquí en el banco.
—Oigan —le dijo Luna a Kiara, Pope y John B—. Que no les disparen.
—"Que no nos disparen" —dijo John B.
—Desalentador y aterrador —dijo Pope.
—Positivismo, Lu —dijo Kiara.
—Sí, claro —respondió Luna.
Cuando los tres se fueron, Luna reemplazó el respiradero con la rejilla para que nadie se diera cuenta y se volvió hacia JJ.
—Somos solo tú y yo.
—Estuve pensando —dijo JJ—. Cuando todo esto termine, y tengamos mucho dinero, me compraré una tabla nueva, y haré un viaje de surf. No sé adónde, pero el mundo me llama. No sé, dime un lugar.
—España —dijo Luna.
—Después de España, Sudamérica o Sudáfrica —dijo JJ.
—¿Irás a Sudáfrica? —preguntó Luna.
—O algún lugar del Sur —dijo JJ—. Luego Micronesia, y después... solo surfear. Adónde me lleven las olas, ¿entiendes?
—¿Ese es tu plan si conseguimos mucho dinero? —preguntó Luna—. ¿Ese es tu sueño? ¿Un viaje de surf?
—Surfear todo el día —dijo JJ—. Una choza de bambú, asar pescado, y luego, salimos al mar otra vez para seguir surfeando.
—¿Salimos? —preguntó Luna, levantando las cejas.
—¿Crees que me iría sin ti? —preguntó JJ—. Princesa, vienes conmigo.
Luna sonrió—. Suena perfecto.
—Sí —dijo JJ—. Solo yo, mi chica y las aguas abiertas.
—¡Oigan! ¡Oigan! —susurró la voz de Pope—. ¡Abran!
JJ se apresuró a abrir el respiradero, dejando que Pope pasara. Luna dijo—: Gracias a Dios, pensamos que Rafe los había visto.
—No —dijo Pope, mientras Kiara lo seguía.
—Pongamos la rejilla otra vez —dijo Luna.
—No, espera. Espera —dijo Pope.
—¿Por qué?
Después de John B, apareció otra chica y los ojos de Luna se abrieron con sorpresa—. Hola.
—Por dios —dijo la chica—. Te mataré, John B.
—¿Quién es? —preguntó Luna.
—Tranquila —dijo John B, mirando a la chica—. Te dije que tenía una sorpresa, ¿no?
—¿Quién es? —preguntó Luna—. ¿Qué está pasando? ¿John B?
—Oye, Lu, relájate —dijo John B—. Relájate. ¿Recuerdas la chica que nos salvó en las Bahamas?
—Sí —dijo Luna—. Cleo, ¿no?
—Cleo —dijo John B—. Nos ayudará, ¿de acuerdo?
—La próxima vez, pregúntame —dijo Cleo.
—Entonces ¿qué pasó? —preguntó Luna.
—¿No agarraste nada? —preguntó JJ—. ¿Ni un arma?
—Lo intenté, ¿de acuerdo? Me atacaron —dijo John B.
—Por eso debería haber ido yo —dijo JJ.
—A ver si entiendo —dijo Cleo—. ¿Ustedes cinco, sin armas, decidieron que iban a secuestrar este barco solos? ¿Tienen idea con quién están lidiando? Eberhimi, si los atrapa, los va a matar. Bien muertos. Les cortará los dedos.
—¿Y si esperamos a llegar al puerto? —sugirió Kiara—. Tendremos escapatoria si algo sale mal.
—No. No podemos —dijo Pope.
—¿Por qué?
—Porque ya pensé en todas las diferentes posibilidades y las más alentadoras son aquí. Ellos son 15 y nosotros 6.
—¡Exacto!
—Tres contra uno es la mejor —dijo Pope—. Si esperamos, nos atraparán.
—No lo lograremos —dijo Kiara.
—Kie, hay algo más —dijo John B—. Ward está vivo.
—¿Qué? —preguntó Luna.
—Está vivo y está en este barco.
—Tienes que estar bromeando —murmuró JJ.
—Armó todo —dijo John—: la explosión del barco, la confesión a Shoupe. Piénsenlo. Lo hizo para salvar a Rafe. ¿Qué hizo? Fue al Druthers. ¿Y qué había ahí?
—Equipo de buceo —dijo Luna.
—Así que Ward está vivo —dijo JJ—, y tiene el oro, la cruz y a Sarah.
—Gracias por aclararlo —dijo Kiara.
—¿Se saldrá con la suya otra vez? —preguntó JJ—. Imposible. No volveremos a ver esta película, ¿verdad, Pope? Dijiste que necesitamos ganar. Y con ella —señaló a Cleo—, iremos al puente ahora y recuperaremos lo nuestro. ¿Están conmigo?
—Hagámoslo —dijo John B.
—Estoy contigo, y quiero estar en la primera línea —dijo Pope.
—A eso me refiero —dijo JJ.
—¿Él en la primera línea? —preguntó Cleo—. No pudo ni conmigo.
—Fui suave contigo —dijo Pope.
—¿En serio? —preguntó Cleo—. Yo fui suave contigo.
—Cállense —dijo Luna—. Cálmense, todos.
—Si estás con nosotros, podemos usar ese cuchillo, ir al puente, tomar de rehén al capitán para que reúna a toda la tripulación en el casco —explicó JJ—. Una vez que todos estén ahí, los encerraremos y recuperamos lo que es nuestro.
—Me gusta —dijo Pope—. Podría funcionar.
—¿Estás con nosotros? —le preguntó JJ a Cleo.
—No —respondió Cleo—. Es estúpido.
Afuera, una voz dijo—: Muy bien, abrámoslos.
—Están revisando los contenedores —dijo Kiara.
Cleo trepó por la rejilla y salió del contenedor. El grupo contuvo la respiración, esperando que ella los delatara, pero en cambio la escucharon decirles a los hombres que el contenedor estaba vacío y que ella misma lo había revisado. El alivio se apoderó de todos cuando se dieron cuenta de que Cleo estaba de su lado, y ella volvió al costado del contenedor, silbando agudamente para llamar su atención.
Pope luego se unió a Cleo fuera del contenedor, y los dos se dirigieron al puente mientras el resto del grupo se quedaba atrás.
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