Cuando Pope y Kiara regresaron con el HMS Pogue a la mañana siguiente, JJ, John B, Sarah y Luna los estaban esperando. JJ gritó—: Por fin. ¡Oigan! Chicos, no lo aten. ¡Alto!

—¿Qué? —preguntó Kiara.

—Nos vamos —respondió JJ.

—Espera, ¿por qué? —preguntó Pope.

—¿Qué? ¿De qué hablas? —preguntó Kiara.

—¿Qué paso anoche? —preguntó John B, ayudando a Sarah a bajar al bote.

—Dormimos en el descanso —respondió Pope—. ¿Qué sucede?

—Durmieron, claro —dijo JJ, poco convencido—. Nosotros estuvimos despiertos toda la noche.

—Tenemos que largarnos de aquí —dijo John B.

—Rafe sabe que estamos aquí, tenemos que irnos ahora —agregó Sarah.

—Está bien —asintió Kiara.

—Vamos —dijo Pope.

JJ ayudó a Luna a subir al bote, manteniendo su mano agarrada a la de él incluso después de que se hubieran sentado. Con John B al timón, maniobró el HMS hacia el pantano, tratando de encontrar un lugar para esconderse y discutir su próximo movimiento.

Cuando finalmente se detuvieron en una parte desierta de la costa, amarrando el bote, se sentaron en círculo. Luna fue la primera en hablar—. Si Rafe y Barry lo saben, es solo cuestión de tiempo antes de que todos lo sepan.

—Les dije —dijo JJ—. Deberíamos habernos ido al sur.

—Basta —respondió John B.

—¿Por qué nadie me escucha?

—¡Basta! ¡Te entiendo! —exclamó John B—. Lo hago.

—Tengo una idea —habló Sarah—. Si regreso, mi papá tendrá que elegir entre Rafe y yo.

—Sarah —dijo John B.

—Me elegirá a mí.

—Por favor, escucha —dijo John B—. Ward sigue mintiéndote, Sarah.

—Sarah, él no va a estar de acuerdo después de todo lo que pasó —dijo Kiara.

—No. Yo... sé que suena loco.

—Sí —dijo Luna.

—¡Lo sé! —exclamó Sarah—. Pero es mi papá, lo conozco, y sé que me ama. Sólo les pido dos horas.

Ella se puso de pie y se alejó. John B gritó su nombre y la siguió, bajando la voz para que los demás no escucharan su conversación. Luna, que no había dormido la noche anterior, decidió que la espera de Sarah era un momento tan bueno como cualquier otro. Moviéndose de su asiento en el banco de troncos, se sentó en la hierba y se dejó caer hacia atrás.

JJ se dio cuenta y vino a sentarse a su lado—. ¿Cansada, cariño?

—Sí —asintió Luna, con los ojos cerrados.

JJ se acercó más—. Ven aquí.

Luna abrió un ojo y miró a JJ—. ¿Qué?

—Ven aquí, eso se ve incómodo —dijo JJ.

Luna se movió para que su cabeza descansara en el regazo de JJ, y cuando sintió los dedos de él pasar por su cabello, soltando suavemente los nudos, dejó escapar un suave suspiro.

—Duerme —susurró JJ—. Te tengo.

Luna asintió, ya medio dormida.

—

Cuando se despertó, apenas había dormido una hora, pero se sentía mucho mejor. Sentándose, miró a JJ, quien le sonrió—. Buenos dias.

—Cállate —se quejó—. ¿Dónde está todo el mundo?

—Kie se ha ido a buscar leña y John B está en la playa —respondió JJ—, esperando a Sarah con Pope.

—Muy bien, vamos —dijo Luna, poniéndose de pie.

Levantó a JJ con ella, y cuando él se inclinó hacia ella, le robó un beso antes de tomar su mano y dirigirse hacia la playa, donde las figuras de John B y Pope eran visibles, sentados en la arena frente al océano.

Cuando los alcanzaron, Luna vio que se acercaba el HMS y escuchó a Kiara gritar—: ¡Sarah!

—¡Lo hiciste! —dijo JJ en voz alta, mientras corrían a su encuentro.

—¿Qué pasó? —preguntó John B—. ¿Cómo te fue?

—Tenían razón — respondió Sarah, mientras John B la ayudaba a salir del bote—. No funcionó. Lo siento.

—Espero que eso los convenza —dijo JJ—. Necesitamos subirnos a la camioneta y salir volando de aquí.

—Van a necesitar provisiones, y van a tener que dividirse —dijo Pope.

—Chicos —dijo Kiara—. Creo que es demasiado tarde.

Luna escuchó las sirenas acercándose, mirando hacia fuera para ver media docena de botes de la policía a toda velocidad hacia ellos. Sus ojos se abrieron—. ¿Te siguieron?

—Debe haber sido tu padre —dijo John B.

—Tendremos que encontrar otra forma de salir de aquí —dijo Pope.

—¡Quédense en la playa con las manos en alto! —gritó uno de los oficiales.

—¡Corran! —gritó Pope—. ¡Vamos!

Echaron a correr, sintiendo que los policías los perseguían. John B gritó—: ¡Vamos! ¡Vamos! —mientras corrían, apoyando a Sarah lo mejor que podía. Nadando a través del pantano, Luna y Kiara abren el camino mientras se refugian detrás de un árbol.

—Estamos atrapados —dijo Luna sin aliento.

—Nos rodearon —dijo Pope—. ¿Qué hacemos?

—No hay escapatoria —dijo JJ—. Debemos distraerlos.

De la cintura de sus shorts, JJ sacó un arma y Luna dio un paso adelante, cubriéndola con la mano—. Incluso si no hubiéramos nadado a través del pantano y lo hubiéramos llenado con agua, ¿cuántos disparos crees que harías antes de que alguien te disparara?

Sacó el arma de la mano de JJ, la tiró al suelo y pateó un montón de hojas sobre ella. JJ trató de agarrarla, pero John B lo empujó hacia atrás. Luna se volvió hacia su amigo, quien la miró a ella y a JJ y asintió.

—Todo saldrá bien —susurró—. Aquí vamos.

—¡John B! —gritó Shoupe—. ¡Sal! ¡Abajo! ¡No te muevas!

—¡Me estoy entregando! —gritó John B.

—¡No te muevas! Quédense donde están —dijo Shoupe—. Con las manos donde podamos verlas.

—Shoupe, quiero declarar —dijo John B.

—Ya era hora —respondió Shoupe—. Agáchate, no muevas ni un músculo. Todos los demás, no se muevan.

Luna, que tenía las manos en alto, vio horrorizada cómo uno de los oficiales de Shoupe agarraba a John B y lo ponía de pie. JJ gritó—: ¿Hablas en serio? ¡Vamos!

El oficial arrojó a John B al suelo mientras Shoupe gritaba—: ¡Oye, Thomas!

—¡No! —gritó Luna, mientras Thomas continuaba pateando a John B mientras estaba caído.

Sus amigos gritaban a su alrededor, pero a Luna le zumbaban los oídos y apenas podía escucharlos—. ¡Shoupe! ¡¿Vas a permitir eso?!

—¡No te muevas! —exigió uno de los oficiales, apuntando con un arma directamente a Luna.

Observó cómo Shoupe intentaba alejar a Thomas de John B, pero lo empujaban hacia atrás. Luna dejó escapar un grito cuando Thomas asestó un golpe directo a la mandíbula de John B, tirándolo al suelo.

—¡Vete a la mierda! —gritó, con lágrimas en los ojos—. ¡Vete a la mierda, bastardo!

Mientras trataba de correr hacia adelante, Shoupe la interceptó—. Oye, Luna, cálmate.

Él la empujó hacia atrás y ella luchó contra él, golpeando su mano—. ¿Qué carajos te pasa? Se entregó. ¡Se entregó!

—¡Luna! —gritó Shoupé—. ¡Cálmate!

—¡Lu! —dijo JJ, escuchó su voz por encima del zumbido en sus oídos, y luego sintió sus brazos, envolviéndola y tirando de ella hacia atrás, de regreso a donde estaban parados el resto de sus amigos.

Todo mientras John B yacía inconsciente en el suelo.