63 | mentiras
—Mira, fue aquí. En donde ese maníaco se cargó a su siguiente víctima.
—¿La siguiente? —dijo Shoupe, asintiendo de manera poco convincente.
—Sí —dijo Kiara.
—Claro —respondió Shoupe—. ¿Hace cuánto dices que pasó?
—Hace 45 minutos, Shoupe —respondió JJ.
—Bien, ¿y Ward Cameron sacó un arma y le disparó? —preguntó Shoupe.
—Sí —asintió Luna.
—¿Estilo ejecución? —preguntó Shoupe—. Luego lo limpió todo en 45 minutos.
—Evidentemente —respondió Pope.
—La lluvia ayudadó —dijo Luna—. Lavó la evidencia.
—Filmamos todo —dijo Kiara.
—¿Lo filmaron? —preguntó Shoupe.
—Sí, pero no podemos mostrárselo, porque pisé la mano de JJ, y el pateó a Pope, quien dejó caer la cámara y se rompió toda —dijo Kiara.
—Tiene teleobjetivo —dijo Pope—. Necesitábamos grabar a distancia. Me caí y se rompió, así que el video no sirve, pero estábamos allí, y lo...
—¿El perro se comió tu tarea? —preguntó Shoupe.
—No, Shoupe. Sé que suena...
—No sé qué esperan que haga con esto —dijo Shoupe—. Me hacen venir aquí en medio de la noche por nada... Es una ridiculez sobre que Ward Cameron anda asesinando a cualquiera.
—¡No es un invento, Shoupe! —gritó JJ.
—¡No es cualquiera! —dijo Pope—. ¡Gavin era su piloto! ¡Lo estaba sobornando porque estuvo en la pista ese día!
—¡Gavin estaba sobornando a Ward porque tenía el arma con la que Rafe mató a Peterkin! —continuó Kiara.
—Y luego se reunieron aquí, quiso pagarle, pero como no era suficiente, ¡le disparó! —terminó JJ.
—Exacto —dijo Pope.
—Con el arma homicida —agregó Luna.
—¿Cómo lo saben? —preguntó Shoupe, y Luna respiró hondo.
—Pope hizo algo con su teléfono —dijo Kiara—. Lo puso en su auto y...
—Escuché toda su conversación —dijo Pope.
—¿Lo escucharon? —preguntó Shoupe.
—¿Está mal? —preguntó Kiara.
—Alto —ordenó Shoupe—. Ya basta. Fue suficiente.
—¿De qué estás hablando, Shoupe? —preguntó JJ—. ¿Qué? ¿Vas a mirar para otro lado de nuevo?
—¿Alguna vez escuchaste la fábula del niño y el lobo? —preguntó SHoupe.
—¿Por qué lo inventaríamos? —exclamó Luna, siguiendo a Shoupe por las escaleras, con lágrimas de frustración en los ojos—. ¿Por qué mentiríamos? ¡Shoupe, sé que suena loco!
—No hay nada —anunció Shoupe a los oficiales—. Falsa alarma. Vámonos.
—¡No, por favor, no se vayan! —gritó Kiara—. ¿Por qué lo inventaríamos? ¿Puedes hacer tu trabajo por 20 minutos?
—Oye, lo sé...
—¡Solo escucha, tiene sentido! —gritó Luna.
—Sé que están molestos —dijo Shoupe—. Sé que creen que su amigo era inocente.
—¡Lo es!
—Pero no estaban ahí —continuó Shoupe—. Los testigos que estaban en el lugar dicen lo contrario. Y ambos tienen mucha más credibilidad que cualquiera de ustedes.
—¿Es en serio? —preguntó Luna, levantando las manos con exasperación—. ¡Su credibilidad de mierda es exactamente la razón por la que John B está muerto y Rafe Cameron todavía anda libre! ¡Es una mierda!
—Vi tu pequeño proyecto de arte en la pared de Ward —dijo Shoupe—. No lo vuelvan a hacer.
—Vamos —dijo Kiara.
—¿Sí? —preguntó Shoupe—. Hará que todo sea más difícil para todos.
—¡Shoupe, vamos! —suplicó Luna—. ¡Por favor, esto tiene sentido! ¡Las únicas personas que presenciaron el asesinato de Peterkin son las que lo encubrieron! ¡Por el amor de Dios, dejen de tratarnos como si estuvieramos en duelo! Sabemos que suena loco, pero apuesto la casa de mi papá que si vas a la casa de Gavin ahora mismo, su esposa te dirá que se fue preso del pánico y que no lo han visto desde entonces. ¡Haz tu trabajo, Shoupe, por favor! Peterkin querría que llegaras al fondo de esto.
—Vete a casa, Luna —dijo Shoupe con frialdad.
—Por lo menos, búscalo —suplicó Kiara.
Luna se pasó las manos por el cabello mientras cerraba los ojos con fuerza, sintiendo lágrimas calientes rodar por sus mejillas.
Kiara gritó—: ¡Alguien murió esta noche!
—Vayan a casa con sus padres ahora —ordenó un oficial.
—Te dije que pasaría esto —dijo JJ sin rodeos—. Tenías que dejar caer la cámara.
—¡Fue tu culpa! —exclamó Kiara.
—¿Mi culpa?
—¡Sí, fue tu culpa!
—¿Por qué siempre te pones de su lado y no del mío? —preguntó JJ.
—¡Cierren la boca! —gritó Luna—. ¡Oigan! Todavía no terminó —Luna señaló el drenaje por el que el arma había caído—. Podemos buscar el arma.
—¿De qué diablos estás hablando? —preguntó JJ.
—Podemos sacar el arma —dijo Luna, señalando el drenaje con más énfasis—. Dice literalmente "drenajes al mar", lo que significa que tiene que salir en algún lugar, ¿no?
Pope asintió—. Puede que tengas algo, Lu.
Kiara suspiró—. Está bien, pero vamos a casa. No puedo hacer esto ahora.
—
De vuelta en la casa de Luna, ella y JJ encontraron a Roger despierto en el sofá, claramente esperando su regreso. Cuando caminaron por la puerta, empapados y temblando, él se sentó y los miró enarcando las cejas.
—¿Dónde estaban? —preguntó Roger—. ¿Tienen idea de la hora que es?
—Tarde —murmuró Luna—. Así que nos vamos a la cama. Buenas noches papá.
—No, trae tu trasero aquí —dijo Roger, chasqueando los dedos mientras señalaba a su hija—. Y tú, sr. Maybank. Sienten sus traseros.
—Estoy cansada, papá —dijo Luna con un suspiro.
—Y unos minutos más no te matarán —respondió Roger.
Luna y JJ se sentaron a regañadientes en el sofá frente a Roger.
—¿Qué diablos han estado haciendo? —preguntó Roger—. Y sin mentiras.
Luna suspiró. No podía mentirle a su papá—. Ward Cameron asesinó a alguien esta noche.
—¿Qué? Mierda, ¿a quién? —preguntó Roger.
—Su piloto —dijo JJ—. Le estaba pagando dinero para ocultar lo que le sucedió a Peterkin, pero Gavin quería más y...
—Tenía el arma —dijo Luna—. Papá, tiene el arma que Rafe usó para matar a Peterkin, y Ward usó esa misma arma para dispararle a Gavin esta noche.
—¿Dónde está el arma? —preguntó Roger—. No me digas que Ward la tiene.
—Cayó en un drenaje —respondió Luna—. No sabemos dónde está, pero Ward no la tiene. Papá, llamamos a la policía y Shoupe no nos creyó.
—No me sorprende —dijo Roger—. Eso tiende a suceder. La jerarquía tiende a dictar que los de abajo terminan siendo los chivos expiatorios.
—Cree que lo estamos inventando —dijo JJ—. La única razón por la que no tenemos pruebas es porque Kie se paró en mi mano y pateé a Pope en la cara y dejó caer la cámara que usaba para grabar todo. Todo es culpa de Kie.
—No, no lo es —dijo Luna, frunciendo el ceño—. No fue culpa suya que nos apresuráramos.
—Si ella no le hubiera gritado a Ward y lo hubiera llamado asesino, ¡no hubiéramos tenido que apresurarnos! —replicó JJ.
—Oigan, oigan —intervino Roger—. Paren. No será bueno para nadie si pelean.
—Lo siento —murmuraron ambos.
—Sé que quieren limpiar el nombre de John B, pero se ha ido —dijo Roger, su rostro se retorcía dolorosamente mientras hablaba—. No digo que lo olviden, pero esto no es saludable.
—John B está vivo—espetó JJ.
Luna le dio un golpe en el brazo—. ¡No se suponía que le dijéramos!
—¿Disculpa? —preguntó Roger—. ¿Acabas de decir que John B está vivo?
—Sí —asintió JJ—. Él y Sarah están en Nassau.
—¿Cómo diablos llegaron a las Bahamas? —preguntó Roger.
—No lo sabemos —respondió Luna—. Pero está vivo, papá, así que tenemos que limpiar su nombre y traerlo a casa.
Roger se pellizcó el puente de la nariz entre el pulgar y el índice. Por un largo momento, estuvo callado, pero luego dejó escapar un profundo suspiro y miró a Luna y JJ. Luna era su hija y él la apoyaría en todo lo que ella decidiera hacer, y JJ merecía tener una figura paterna que lo cuidara y le enseñara los caminos correctos del mundo. Estos chicos habían pasado por un infierno, y Roger estaba listo para plantarse entre los horrores y esos chicos, Pope y Kiara incluidos, y hacer lo que fuera necesario para protegerlos.
—Bien, ¿qué hacemos?
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