53 | forajidos
—¡Cuidado! —gritó Kiara—. ¡Pope!
Pope se estrelló contra un buzón y Luna fue empujada hacia adelante nuevamente, los brazos de JJ eran lo único que la mantenía sentada.
—¡Pope!
—Ahora vivo al máximo —rió Pope.
—Mi mamá me va a matar —dijo Kiara.
—No debería decirlo, pero no estás bien para conducir —dijo JJ—. ¡Alto!
Pope pisó el freno—. John B, sal.
—Tiene razón —dijo Luna—. Atraeremos a la policía, huye.
—Mierda —siseó John B.
—Conseguiré el equipo y te veré mañana en el basurero —dijo JJ—. A las tres, ¿sí? ¡A las tres en el basurero!
Luna agarró el brazo de John B y besó su mejilla—. Ten cuidado.
—Lo tendré —prometió John B.
Cuando se fue, Luna le dio una palmada en el hombro a Pope—. Intercambia lugares conmigo.
—¿Qué?
—Pope, ¡hazlo!
—¡De acuerdo!
Intercambió lugares con Luna, gateando entre los asientos y cayendo al lado de JJ mientras Luna bajaba y se sentaba en el asiento del conductor. Cuando estuvo situada, se puso en marcha de nuevo, echando a correr por la carretera sin tener en cuenta el límite de velocidad.
Mientras conducían y el sol comenzaba a ponerse, JJ se rió—. Pope, destrozaste el auto. Eso estuvo tan mal.
—Me alegra no estar conduciendo ahora —dijo Pope.
—A mi también —dijo Luna.
JJ se inclinó entre los asientos y besó la mejilla de Luna—. Anímate.
—JJ, no es gracioso —dijo Luna—. No debería haber conducido.
—Mamá está enojada —dijo JJ.
—Sí, mamá está enojada —espetó Luna—. Pope casi nos mata.
—¿A dónde vamos? —preguntó JJ.
—Al último lugar donde buscarán —respondió Luna.
—¿Dónde es eso? —preguntó JJ.
—La casa de Sarah.
Luna se detuvo frente a la casa de Sarah y todos salieron del auto. JJ había expresado su desacuerdo abiertamente desde que Luna reveló su próxima parada, pero Kiara apoyó la decisión.
—¿Segura que es una buena idea? —preguntó JJ por millonésima vez.
—Es la única que puede limpiar el nombre de John B —dijo Kiara.
—El último lugar por lo estúpido que es —dijo JJ.
Saltaron el muro, aterrizaron en el jardín de Cameron, y Kiara dijo—: Tengo un plan.
—Sí, tengo planes —dijo Pope—. Podemos hacer el plan. Hagamos lo del plan. Vamos a planearlo.
—¿Puedes manejar un plan ahora? —preguntó Kiara.
Pope se burló—. Claro que puedo manejarlo ahora. Soy... el tipo del plan. Soy el señor planomático. ¡Oye, siempre pienso en un plan maestro. Porque no hay nada...!
La canción de Pope al final de su oración fueron tan fuertes que Luna le tapó la boca con la mano—. ¡Cállate!
—Es un plan silencioso, ¿sí? —dijo Kiara.
—¿Puedo quitar la mano? —preguntó Luna.
Pope asintió y Luna le quitó la mano—. Voy a esperar con JJ.
Mientras se alejaba, escuchó a Pope decir—: Te amo, Kie —antes de que echara a correr y saltara por encima de la pared.
Aterrizando del otro lado, JJ la agarró por la cintura—. Hola, nena.
—¿Estás drogado? —preguntó Luna.
—Más drogado que tú —respondió JJ.
—Genial —dijo Luna—. Voy a regresar al auto.
—No, no —dijo JJ—. Quédate conmigo.
—JJ, esto es serio —dijo Luna—. No podemos estar tonteando en este momento.
—¿Quién dijo algo sobre tontear? —preguntó JJ—. Solo estoy apreciando lo hermosa que es mi chica en caso de que nos encierren por ayudar a un hombre buscado.
—John B es inocente —dijo Luna.
—Dios, ¿por qué siempre se trata de John B? —preguntó JJ—. Vi la forma en que besaste su mejilla.
—¿Es una broma? —preguntó Luna—. Lo besé en la mejilla porque es como mi hermano y lo quiero como uno, ¿de acuerdo?
—Eso no excusa el hecho de que te besó el año pasado —dijo JJ.
Luna agarró su cara con ambas manos—. ¿En serio? JJ, fue hace meses. Le hizo darse cuenta de lo tonto que fue.
—Igual, no me gusta —dijo JJ.
Luna dejó escapar un gruñido de frustración antes de besar a JJ. Pareció sorprendido por un segundo antes de derretirse en el beso, rodeando la cintura de Luna con sus brazos y acercándola más.
Cuando se apartó, JJ no la dejó ir.
—Te amo —dijo ella—. Más que nada, ¿de acuerdo? No hay necesidad de estar celoso.
—No estoy celoso —dijo JJ—. Yo no me pongo celoso.
Luna sonrió—. Claro.
—Pero yo también te amo —susurró JJ—. Y si todo esto sale mal, solo quiero que lo sepas, ¿sí?
—Todo va a estar bien —dijo Luna—. Sarah limpiará el nombre de John B y estaremos bien.
—Pero si sale mal, quiero que sepas.
—Y lo sé —prometió Luna—. Dios, JJ, te amo mucho.
—Yo también —respondió JJ—. Lo siento, no quise ponerme...
—¿Celoso? —terminó Luna, esbozando una pequeña sonrisa.
JJ asintió—. Sí, celoso.
—Está bien —dijo Luna—. Imagina cómo me siento conociendo tu historia.
JJ puso los ojos en blanco—. Muy bien, no es necesario mencionar eso.
Continuaron hablando hasta que Pope y Kiara regresaron, echando humo en silencio el uno con el otro. Cuando regresaron al auto, Kiara condujo hasta el restaurante de su padre, donde decidieron refugiarse para pasar la noche.
Luna se durmió de inmediato, acurrucada en los brazos de JJ en uno de los bancos con cierta torpeza. Durmieron toda la noche, y cuando se despertaron antes que Pope y Kiara, se sentaron juntos a la puerta y escucharon el aullido de las sirenas.
Pope se unió a ellos cuando se despertó, y JJ dijo—: Seguro lo atraparon.
—No. No seguirían patrullando si lo atraparan —dijo Pope.
—Esperemos —dijo JJ.
—Estábamos en ese auto —dijo Kiara—. Probablemente nos estén buscando a nosotros también.
—Bueno, si seremos forajidos, podríamos ayudar a John B —dijo Luna.
—¿Lo encontramos antes que ellos? —preguntó JJ—. ¿Pope?
Pope tomó las llaves—. Traeré gasolina para el barco.
—Oye, ten cuidado —dijo Kiara—. ¿Sí?
—Nos vemos en el muelle a las tres —dijo Pope—. No llegues tarde.
Luna miró a JJ, haciendo un gesto a Kiara y Pope—. ¿Qué está pasando ahí?
Kiara salió furiosa del restaurante—. Bueno, ¿cuál es tu problema?
—Ninguno, oficial —respondió Pope—. Solo hago mi trabajo.
—Mira, lamento haber herido tus sentimientos —dijo Kiara.
Pope aceleró el motor—. ¿Qué fue eso?
—No fue mi intención —dijo Kiara.
Continuó durante unos minutos más. JJ y Luna no pudieron escuchar lo que se dijo debido al motor que Pope estaba acelerando bastante desagradablemente. Cuando Kiara se dio la vuelta después de que Pope se alejara por el camino, tenía una expresión devastada en su rostro.
Antes de que Luna pudiera siquiera preguntarle a su amiga si estaba bien, un helicóptero que volaba sobre su cabeza llamó su atención.
JJ preguntó—: ¿Quién es ese?
—No sé —respondió Luna—. Pero tenemos que movernos. Ahora.
—Bien, entonces necesitamos comida —dijo Kiara—. Suficiente para dos personas como máximo.
Luna asintió—. Bien, pongámonos a trabajar.
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