45 | trampa
Luna estaba sentada en la parte trasera de la camioneta sosteniendo el oro en sus manos. Podía ver por qué la mujer dudaba en creer que era real; un grupo de chicos que aparecían con 3 kilos de oro a medio derretir. Aun así, 70 mil dólares era mejor de lo que esperaba.
Le devolvió el oro a JJ mientras John B conducía hacia el supuesto depósito donde podían cobrar el oro. Estaba mirando por la ventana mientras conducían, y notó que el paisaje cambiaba drásticamente cuanto más se alejaban de Figure Eight. Habían pasado al lado de Pogue de la isla, con sus casas en ruinas y su vida salvaje cubierta de vegetación, por lo que una sensación de inquietud se instaló en el estómago de Luna.
—¿Así que tienen dinero aquí? —preguntó Pope.
—Eso dijo ella —respondió JJ, antes de reír—. Eso dijo.
—Basta —dijo Pope.
—Nunca escuché hablar de Resurrección Drive —dijo Sarah desde el asiento delantero.
—Es porque eres rica —respondió JJ.
—Tú tampoco lo escuchaste —dijo Kiara.
Sarah asintió con la cabeza hacia Kiara—. Gracias.
—Aquí solo hay maleza —dijo Luna.
—Bien, solo porque sea maleza no significa que sea...
Una sirena sonó detrás de ellos y las cejas de Luna se fruncieron—. ¿Policías? ¿Aquí?
—¡Dios! —espetó JJ—. ¡¿Es un chiste?!
—¿Qué hicimos? —preguntó Sarah.
—¿Por qué nos paran? —murmuró Pope.
—Guarda eso —le dijo John B a JJ, quien prácticamente empujó a Luna del asiento para esconder el oro debajo de él.
—Tranquilos —dijo Kiara.
—¿Trajiste el arma? —preguntó John B.
—No, ¿de acuerdo? —respondió JJ—. Todos me dijeron que la dejara.
—Gracias a Dios —suspiró Kiara—. Por favor, lo demás en tu bolso.
JJ comenzó a sacar cosas de su bolso y los ojos de Luna se abrieron—. ¿Cuánta marihuana tienes contigo?
Una pistola se amartilló y la cabeza de Luna giró rápidamente para ver el cañón de una escopeta apuntando directamente a la cara de John B. El chico que la sostenía llevaba un pañuelo de calavera y ciertamente no era un policía.
—¿Por qué no tienen las manos arriba? —preguntó el chico—. ¡Todos, las manos arriba ahora! ¡Tú, fuera del auto! —John B abrió la puerta—. Fuera del auto, rápido. ¡Déjalos salir!
John B salió con las manos levantadas y Luna miró a JJ—. ¿Qué hacemos?
—Te tengo, princesa —dijo JJ en voz baja—. Estoy aquí.
—¿Qué esperas? —espetó el tipo de la escopeta—. ¡Déjalos salir!
John B abrió la puerta de la camioneta mientras el tipo continuaba gritándoles que salieran. Luna salió primero, sosteniendo sus manos en el aire, y el chico dijo—: Eso, chica linda. Eso es. Sal del auto. ¡Vamos!
—Mira, no tenemos dinero, hermano —dijo JJ.
—¡Cállate! —gritó el chico.
—¡Bien! —gritó JJ, mientras la escopeta se apretaba contra su pecho—. ¡Calma!
—¡Cállate! —espetó el chico—. ¡Cállate!
—¡JJ! —susurró Luna.
—¡Dije que te calles! —gritó el chico, apuntando con la escopeta a Luna y golpeándola con fuerza en las costillas—. No me hagas arruinar tu cara bonita.
—¡No la toques! —espetó JJ.
—Tranquilo —dijo Pope.
—¡Te volaré la maldita cabeza! —gritó el chico—. ¡Acuéstense en la zanja! De rodillas. ¡Abajo! ¡Pon la cara en el suelo! —Luna y sus amigos hicieron lo que les dijeron, y ella se encontró entre JJ y Pope—. Que no los vea mirar. ¡Es todo lo que tienen que hacer!
—JJ —susurró Luna—. JJ, cálmate.
Respiraba con dificultad, tratando de no dejar que su ira lo abrumara, y Luna se acercó para tomar su mano mientras Kiara decía—: Es una trampa.
—Esa vieja nos apuñaló —dijo JJ, golpeando el suelo con enojo—. ¡Mierda! ¡Maldición!
John B se puso de pie y Pope susurró—: ¡John B! No seas un héroe.
El tipo salió de la camioneta mientras John B se escondía en el asiento trasero de su auto—. ¡Muy bien, quédense así! ¡Salvo que quieran que les desparrame los sesos por el camino! No muevan la cabeza, ¿sí?
Cuando el tipo regresó a su auto, John B entró en acción, le arrebató el arma y abrió la puerta del auto—. ¡Chicos, tengo el arma!
JJ se puso de pie en un instante, corriendo hacia el coche. Golpeó al tipo y recibió un golpe a cambio, siendo derribado al suelo, y cuando Luna trató de defender a JJ del tipo, él la empujó y ella chocó contra Kiara, derribándolas en el proceso. Sarah soltó un grito y estrelló la puerta del coche en la cabeza del tipo.
—¡Chicos! ¡Tengo el oro! —gritó Pope.
—Lo siento —susurró Luna, mientras miraba a Kiara.
—Está bien —respondió Kiara.
Se pusieron de pie, con Kiara pateando al tipo en su trasero para que estuviera apoyado contra el auto. Luna espetó—: ¡Hijo de perra!
John B le bajó la máscara y los ojos de JJ se agrandaron—. ¡Conozco a esta mierda! Consume crack.
—Probablemente conoce a mi hermano —dijo Sarah.
—Le vende coca a mi papá —dijo JJ.
—Escuchen, podría haberlos lastimado —gritó el tipo.
JJ estrelló la culata de la escopeta en el pecho del chico y Luna saltó frente a él, colocando una mano en su pecho mientras lo empujaba hacia atrás—. ¡JJ! Tranquilo.
—Vámonos de aquí —dijo Pope.
JJ movió a Luna a un lado y encontró la billetera del tipo, buscando su licencia—. Tenemos una última parada.
—¡Oye! —gritó John B detrás de él.
—Vamos a ver dónde vive este hijo de perra —dijo JJ.
—¡Recordaré esta mierda! —gritó el chico—. ¡No pueden ocultarse de mí! ¡Sé exactamente quiénes son! ¡Me volverán a ver!
John B arrojó las llaves a los árboles mientras los Pogues volvían a subir a la camioneta, dejando al tipo, ahora conocido como Barry (Luna le arrebató la identificación a JJ para verificar), en la carretera detrás de ellos. Siguieron las instrucciones de JJ hasta la dirección de Barry, y cuando se detuvieron frente a su casa, Luna arrugó la nariz con disgusto.
—Bienvenidos al páramo del adicto al crack —dijo Sarah.
—Esto no me parece bien —dijo Pope inseguro—. ¿Por qué estamos en lo de Barry?
—Me tomará un segundo —dijo JJ, saliendo de la camioneta.
—¿Adónde vas? —preguntó John B.
—I am justice —respondió JJ.
—¿Dedujiste algo de eso? —preguntó Pope.
—Significa "soy la justicia" —respondió Luna.
—Alguien debería...
—¡Luna! —gritaron todos los demás.
Ella suspiró—. Sí, entiendo.
Salió de la camioneta y se dirigió hacia la casa. Toda la situación le dio escalofríos porque esta era la casa del tipo que había tratado de robarlos y amenazó con matarlos a todos, y JJ estaba destrozando el lugar.
—Entonces, ¿qué planeas? —preguntó Luna.
—Bueno, como nos has robado —dijo JJ, mirando a través de los armarios y detrás de las almohadas—, nosotros te robaremos.
—Eso se perdió en la traducción —dijo Luna.
—Ojo por ojo, Luna —dijo JJ, provocando que un estremecimiento recorriera a Luna al oír su nombre en sus labios.
—Genial, JJ —dijo Luna, colocándose frente a él—. Pero, ¿qué pasa luego de robarle a un traficante? Sabe quiénes somos.
—No le temo a este tipo —dijo JJ.
—¡Yo sí! —dijo Luna en voz alta, y su voz hizo que JJ se detuviera—. Escucha, JJ, han sido unos días difíciles para mí a pesar de encontrar el oro y todo. Estuve colgando de un pozo y nadando en agua que estaba infestada de partes de cadáveres, me cubrí de barro y casi me muero saliendo de dicho pozo, una anciana ciega nos dispara, casi nos roban en una carretera vacía y tuvimos arma apuntando a nuestras cabezas. Físicamente no creo que pueda manejar nada más, ¿sí? Entonces, ¿podrías por favor detenerte?
—No puedo —respondió JJ, sosteniendo su rostro entre sus manos—. Te apuntó con un arma, Lu. Amenazó con matarte. No puedo dejar que eso pase.
—Pero estamos bien —dijo Luna—. Estamos bien. JJ, por favor, no empeores esto.
—Lo estoy compensando —dijo JJ, dirigiéndose al dormitorio.
Luna suspiró—. JJ, no...
—Eso mismo —dijo JJ, vaciando una bolsa de lona en la cama, revelando fajos de billetes.
—¿Qué haces? —preguntó Luna.
John B entró en la casa—. ¿Están bien chicos?
—Sí —respondió JJ—. Me encargué de los negocios.
—Mírame. Si sigues por este camino, terminarás como tu papá —dijo John B.
JJ lo agarró por el cuello—. Cuidado con lo que dices. ¿No te cansa que te jodan?
—Ese no es el punto, JJ —dijo John B.
—Porque a mí sí.
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