13 | perfil bajo
Alguien encontró un cuerpo en el pantano, y Luna se quedó con sus amigos mirando mientras las autoridades llegaban para llevárselo. Estaba de pie junto a JJ, y él tenía un brazo alrededor de sus hombros.
—¿Quién es? —preguntó John B.
—Es Scooter Grubbs —respondió una chica—. Salió durante la tormenta. Mira la foto que tengo. Cadáver.
—Qué locura —murmuró Kiara.
—¿Qué barco tenía? —preguntó JJ.
—De alguna manera, esa basura consiguió un Grady-White nuevo —respondió la chica—. Todos están buscándolo.
Luna compartió una mirada con JJ—. Mierda.
Después de eso, regresaron a la casa de John B, y Luna se sentó en una de las sillas con los pies descansando en el regazo de JJ. Estaba pasando distraídamente sus dedos arriba y abajo de su pierna.
Pope corrió hacia ellos—. De acuerdo. Entonces, no vimos nada. No sabemos nada. Necesitamos tener amnesia total.
—De hecho, Pope tiene razón por una vez —dijo JJ—. A veces, estoy de acuerdo contigo. Lo negamos.
—No podemos quedarnos ese dinero —dijo Kiara.
—No todos podemos pagar planes de datos ilimitados, Kie —dijo JJ, mientras se ponía de pie y se apoyaba en la barandilla.
—Debemos pasárselo a Lana Grubbs —dijo Kiara—. Si no, es mal karma.
—También es mal karma estar involucrado en un delito —añadió Pope—. Tengamos perfil bajo.
—Si significa que podemos quedarnos el dinero, estoy de acuerdo —dijo JJ.
—No estoy de acuerdo —dijo John B.
—¿Por qué? —preguntó Luna.
—Piénsalo —dijo John B—. Estamos hablando de Scooter Grubbs. El que compra cigarrillos individuales en Porthole. Mierda, una vez, lo vi rogando por cambio en el estacionamiento, necesitaba gasolina. Hablamos de una rata que nunca tuvo más de 40 dólares en el bolsillo ¿y, de pronto, tiene un Grady-White? Solo digo.
John B no abandonó sus teorías mientras se dirigían al embarcadero para pescar. Luna se sentó con John B y Kiara mientras Pope y JJ sostenían sus cañas de pescar.
—Piénsalo, Pope —continuó John B—. ¿Cómo consigue una rata un Grady-White?
—Prostitución —respondió Pope.
—Son contrabandistas —dijo John B—. Bien, pasan inadvertidos, sin vigilancia aérea. No hacen eso durante un huracán. ¿Qué significa eso? ¿JJ?
—Contrabandean —respondió JJ.
—Contrabando —repitió John B—. Y te garantizo que hay una gran cantidad de contrabando en ese naufragio.
—Claro que sí —respondió JJ, mientras su línea se tensó y comenzó a enrollar su captura.
Pope y John B no se rindieron. Así que más tarde ese día, cuando estaban sentados en la habitación de John B, JJ le entregó a Pope el dinero en efectivo y Pope lo tomó.
—Para que conste, si es un barco con contrabando adentro, debe ser de otra persona —dijo Pope.
—Un detalle menor —dijo Kiara.
—Podrían venir a buscarlo —dijo Pope—. Tomarlo sería catastróficamente estúpido.
—Bien —dijo JJ, recuperando el efectivo—. Las estupideces tienen buenos resultados todo el tiempo. Solo debemos encontrar la forma de entrar en la bodega de ese naufragio. Hasta entonces, perfil bajo. Actuemos con naturalidad.
—¿Y cómo lo hacemos? —preguntó Pope.
Hubo una pausa y Kiara dijo—: ¿Con cerveza?
Luna gimió—. Todavía no me recupero de la última vez.
JJ, que estaba sentado junto a Luna y John B, envolvió sus brazos alrededor de su cintura—. Vamos, princesa. Es tiempo de fiesta.
—Bien, pero no dejes que me emborrache demasiado —respondió Luna.
JJ sonrió—. No prometo nada.
Habían comprado un barril de cerveza, y Luna y sus amigos estaban esperando que apareciera más gente.
Llenando vasos rojos con cerveza, JJ le entregó uno a Luna, quien lo tomó con una mirada de disgusto. JJ le pasó un brazo por los hombros, derramando cerveza por toda la mano de Luna—. Vamos, cariño, vive un poco.
—Viví mucho la otra noche —replicó Luna—. Necesito un descanso.
—No —dijo JJ, inclinando el vaso en las manos de Luna hacia su boca.
Luna suspiró, tratando de no derramar más cerveza sobre ella—. JJ.
—Te prometo que te cuidaré si te emborrachas —prometió JJ.
—Por suerte para ti, no voy a hacerlo —dijo Luna, mientras unía los codos con JJ y los dos bebían sus bebidas.
JJ se rió cuando terminó su bebida—. Amo a una chica que puede seguir el ritmo.
Luna sonrió—. Adiós, JJ.
Se fue a buscar un lugar para sentarse y se sorprendió cuando alguien se sentó a su lado. El extraño le ofreció un vaso y ella la tomó con cautela. El chico a su lado era definitivamente un turista, y cuando Luna tomó un sorbo de la bebida, el chico sonrió.
—¿Estás aquí de vacaciones? —preguntó el chico.
—No —respondió Luna—. Vivo aquí.
—Debe ser agradable —dijo el chico—. Soy Sam.
—Encantada de conocerte —dijo Luna—. Soy Luna.
—Bonito nombre —dijo Sam—. Entonces, ¿cómo es vivir aquí?
—Agradable —dijo Luna—. Ahora mismo no tenemos electricidad debido al huracán, pero a pesar de eso, las olas son buenas.
—Quizás podrías enseñarme a surfear —sugirió Sam, mientras tomaba un sorbo de su vaso.
—Tal vez —respondió Luna—. ¿Por cuánto tiempo estarás aquí?
—Dos semanas —respondió Sam—. Llegué ayer.
—Genial —dijo Luna, viendo a JJ al otro lado de la playa.
Sus ojos estaban sobre ella, y cuando Luna los vio parpadear hacia Sam, levantó su vaso hacia su amigo y bebió el resto.
Sam la miraba con sorpresa, claramente sin oponerse a que se tragara la bebida de la forma en que lo hacía—. ¿Quieres otra?
—No —respondió Luna—. No planeo emborracharme esta noche.
—Muy bien —dijo Sam—. Entonces, ¿festejas así a menudo?
—La mayoría de las noches del verano —respondió Luna—. ¿Ves a ese chico rubio? —señaló a JJ y lo saludó con la mano—. Ese es mi amigo, JJ, y el chico sentado allí con la gorra de béisbol es Pope, la chica frente a él es Kiara, y el chico del barril es John B.
—¿Son tu grupo? —preguntó Sam.
Luna asintió—. Lo mejor de la isla.
Sam sonrió—. Eso es lindo. Entonces, ¿estás saliendo con alguien?
Luna negó con la cabeza—. No.
—Entonces no sería tan malo si vamos a mi casa después de esto —dijo Sam.
Los ojos de Luna se agrandaron—. Uh... no lo sé.
—Lo siento, ¿fui demasiado directo? —preguntó Sam.
Luna se rió nerviosamente—. Un poco. Te acabo de conocer.
—Bueno, tal vez puedas conocerme un poco mejor —sugirió Sam.
—Tal vez —dijo Luna, sintiéndose bastante incómoda—. Creo que voy a tomar otro trago.
—¿Quieres que te acompañe? —preguntó Sam.
—Uh, no —respondió Luna—. Ya vuelvo.
Mientras cruzaba la playa hacia el barril, sintió unos brazos rodeando su cintura. Un grito salió de sus labios cuando fue levantada del suelo antes de que sus pies volvieran a colocarse en la arena.
Se volvió para ver a JJ detrás de ella, evidentemente el culpable dada la sonrisa en su rostro, y le dio un puñetazo en el pecho—. ¡JJ! ¡Me asustaste!
JJ se rió—. Lo siento, princesa. ¿Quién era el chico con el que estabas hablando?
—Nadie —dijo Luna—. Un turista.
JJ no parecía convencido—. ¿Qué te dijo?
—¿Por qué es de tu incumbencia? —preguntó Luna.
JJ pasó un brazo alrededor de sus hombros—. Solo estoy cuidando a mi chica.
—No soy tu chica, JJ —respondió Luna—. Quiero un trago.
—Pides y recibes —dijo JJ, dirigiéndose al barril. Se volvió y señaló a Luna—. No te muevas.
Ella lo saludó y permaneció donde estaba parada, hasta que alguien le tocó el hombro y se volvió para ver quién era. Sam se paró frente a ella y ella sonrió—. Hola.
—Hola —respondió Sam—. Estabas tardando un poco.
—Estaba hablando con JJ —respondió Luna, señalando a su amigo, quien le daba la espalda mientras llenaba una taza.
—¿Quieres volver a sentarte? —preguntó Sam, alcanzando la mano de Luna.
—En realidad, JJ me va a traer un trago, así que voy a esperarlo —se calló cuando sintió la mano de Sam en su brazo.
—Hola, princesa —saludó JJ, y a pesar del tono alegre, Luna pudo escuchar la molestia subyacente cuando regresó al lado de Luna—. Te conseguí el trago que querías.
Le entregó a Luna una de los tres vasos rojas que sostenía y ella la tomó agradecida—. Gracias, JJ.
—Voy a ir a buscar a John B —dijo JJ—. ¿Quieres venir?
—En realidad, íbamos a ir a...
—No creo que te haya preguntado —le dijo JJ a Sam—. Le pregunté a Luna, así que te sugiero que retrocedas.
Los ojos de Luna se agrandaron—. JJ, cálmate.
—Lo que sea —dijo Sam, mirando a Luna—. No vales la pena.
—¿Qué acabas de decir? —preguntó JJ, entrecerrando los ojos.
—Cualquier chica que ande con un grupo de chicos tiene que ser una especie de puta —dijo Sam.
Luna jadeó y JJ dio un paso adelante—. Retira eso.
—¿Por qué no me obligas? —preguntó Sam, enfrentándose a JJ.
JJ parecía listo para pelear, pero Luna saltó frente a él y puso una mano en su pecho, empujándolo ligeramente hacia atrás—. JJ. JJ —sus ojos se posaron en ella—. No vale la pena, ¿de acuerdo? Vamos a buscar a John B.
Con su mano agarrando firmemente la camisa de JJ. Luna lo empujó hacia atrás hasta que se volvió para caminar por su cuenta. Sam les gritó—: Disfrútalo, puta.
JJ intentó darse la vuelta, pero Luna lo detuvo. Colocó sus manos en sus mejillas, obligándolo a mirarla mientras giraba su cuerpo para que su espalda quedara frente a Sam—. Déjalo, ¿de acuerdo? No lo vale.
—No debería decir esas cosas sobre ti —dijo JJ—. No son verdad.
—Y ambos lo sabemos —dijo Luna—. ¿Crees que es la primera vez que escucho algo así? No, pero simplemente lo ignoro y sigo con mi vida.
—Se lo merece —dijo JJ con amargura.
—Y un día obtendrá lo que se merece —dijo Luna—. De todos modos, parecía un idiota.
—No te lo mereces —dijo JJ, evidentemente un poco borracho—. Te mereces a alguien que te cuide y te trate como a una princesa.
—Los chicos así son difíciles de encontrar, JJ —dijo Luna en voz baja, antes de que sus ojos se iluminaran con entusiasmo—. Ahí está John B —se bebió el resto de su trago y echó a correr—. ¡John B!
Se volvió y vio a Luna acercándose, cogiéndola en sus brazos y haciéndola girar—. Hola, Lu. ¿Estás bien?
—Sí, feliz de verte —dijo Luna—. JJ te trajo un trago.
—Hola —dijo John B, mientras JJ alcanzaba a Luna.
—Tengo esto para ti —dijo JJ, sosteniendo uno de los vasos—. ¿Quieres?
—¿Para mí? —preguntó John B—. Un sorbo.
—Espera —dijo JJ—. Hola, Sarah —llamó la atención de Sarah Cameron, la princesa Kook—. Sarah, ¿puedo hacer que te interese un trago sabroso de Milwaukee?
—No, gracias —respondió Sarah, mientras su novio Topper fulminaba con la mirada a JJ.
—¿No es tan elegante para ti? —preguntó JJ.
—Ya nos íbamos —respondió Sarah.
—Oye, ¿sabes qué? Lo tomaré —dijo Topper—. Gracias. Lo agradezco.
—Es bueno que lo sugieras, pero no te pregunté —dijo JJ—. Si dijieras por favor, tal vez, pero no lo dijiste.
—¿Por favor? —dijo Topper.
—Sarah —dijo JJ, ofreciéndole el vaso—. Te lo prometo, puedes tenerlo.
—No lo quiere —dijo Topper, golpeando el vaso de las manos de JJ y salpicando cerveza sobre él y Luna.
JJ vio rojo, no solo porque Topper lo había manchado de cerveza, sino porque también la había manchado a Luna. Agarró su camiseta y empujó a Topper, pero John B lo empujó hacia atrás. Luna se interpuso entre ellos, mirando a Topper mientras le ponía una mano en el pecho para detenerlo—. ¿Qué diablos, Topper?
—Eres tan gracioso —dijo JJ.
Topper miró a Luna, su mano agarrando su muñeca y retorciéndola dolorosamente—. Tú y tus amigos no son más que unos Pogues sucios.
John B pasó disparado junto a Luna y empujó a Topper hacia atrás—. ¡No la toques!
Luna se alejó de Topper y John B cuando Pope gritó—: Debemos estar de incógnito, ¿recuerdas?
—Cariño —dijo Sarah, mientras Topper se acercaba a John B.
Luna soltó un grito cuando Topper golpeó a John B en la cara y lo tiró a la arena—. ¡Oye!
—John B, no me hagas ahogarte como tu viejo, ¿de acuerdo? —se burló Topper, pateando a John B en el pecho.
—¡Oye! —gritó Luna—. ¡Para!
Luna logró safarse del brazo de Pope y correr hacia Topper, que estaba de pie junto a John B. Escuchó a JJ gritar su nombre, pero no se detuvo hasta que estuvo justo detrás de Topper, momento en el que agarró su camiseta.
—¡Alejate de él! —gritó Luna.
Topper simplemente miró a Luna—. Mira esto, la pequeña zorra Pogue protegiendo a sus amigos. Qué dulce —agarró a Luna del brazo—. No pongas tus manos sucias sobre mí.
—¡Oye, déjala ir, hombre! —gritó JJ enojado.
Topper sonrió mientras empujaba a Luna tan fuerte como podía. Tropezó hacia atrás y golpeó la arena a los pies de JJ, aterrizando con fuerza en su trasero.
JJ la ayudó a levantarse y le sostuvo la cara entre las manos—. ¿Estás bien? Voy a matarlo.
—JJ, estoy bien, pero tenemos que ayudar a John B —dijo Luna, se volvió hacia Pope, con lágrimas en los ojos—. ¡Tenemos que parar esto!
Con la multitud incitando la pelea, Luna escuchó a JJ gritar—: ¡A eso me refiero! —cuando John B golpeó a Topper.
La pelea continuó, hasta que Topper volteó a John B sobre su hombro y lo envió hacia el agua. Con John B en el suelo, Topper le metió la cabeza bajo el agua.
—¡No! —gritó Luna—. ¡Topper, detente!
—¡Mierda! —dijo JJ en voz baja.
Luna se volvió hacia él—. Lo está ahogando, ¿qué hacemos?
JJ se volvió hacia su mochila y sacó el arma que robó del motel. Antes de que Luna pudiera detenerlo, JJ presionó el arma contra la parte posterior de la cabeza de Topper—. Sí, sabes lo que es. Tu jugada, hermano.
—¡JJ! —gritó Luna.
—¡Tiene un arma! —gritó una chica desde algún lugar de la multitud, provocando una dispersión mientras todos corrían desde la playa.
—¡JJ! ¡Baja el arma! —gritó Sarah.
—¿Dijiste algo, princesa? —preguntó JJ.
—¡Baja el arma! —demandó Sarah.
—Estamos bien —dijo Topper, levantando las manos en señal de rendición—. Vamos, viejo.
—Kie, ¿puedes chequear a tu amigo psicópata, por favor? —preguntó Sarah.
—¿Nuestro amigo psicópata? —espetó Luna—. ¿Qué hay de tú novio psicópata que intentó ahogar a John B?
—¡Bien, escuchen todos! —gritó JJ—. ¡Lárguense de nuestro lado de la isla!
JJ levantó el arma en el aire y disparó dos tiros. Luna lo empujó—. ¡Idiota! ¡No vale la pena!
—¡Estoy salvando su vida! —gritó JJ.
—¡Estúpido! —argumentó Pope—. ¡Vas a arriesgar todo!
—¡John B! —gritó Kiara.
Los ojos de Luna se agrandaron cuando vio a John B caer inconsciente—. ¡Tenemos que ayudarlo!
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