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106 | barracuda mike

Luna y JJ, que estaban profundamente dormidos, fueron despertados por John B tocando la campana en su patio delantero. Gimiendo al abrir los ojos, Luna estaba medio encima de JJ, la otra mitad encajada entre su cuerpo y la parte trasera del sofá. Él estaba debajo de ella, acostado boca abajo, con la cara hundida en la almohada.

—¿Nos quedamos dormidos? —preguntó JJ.

—Sí —respondió Luna, rodando para que JJ pudiera darse la vuelta—. Buenos días.

—Buenos días, hermosa —dijo JJ—. Eres mi vista favorita por las mañanas.

—Ew, asqueroso —murmuró Luna, apartando su rostro.

—Ven aquí, dame un beso —dijo JJ.

—No, todavía no me lavé los dientes —dijo Luna.

—Yo tampoco —dijo JJ—. Está bien.

—No, JJ —dijo Luna, apartándose de él y poniéndose de pie—. Vuelvo en un segundo.

—¡Espero besos cuando regreses!

—¡Primero lávate los dientes!

—¡Bien!

Una vez que se levantaron, Luna y JJ se tumbaron juntos en el sofá mientras John B montaba su patineta de un lado a otro por el porche.

—Es algo en la cara del tipo —estaba diciendo—. "Sin rencores, hermano". ¿Me entiendes?

—"Sin rencores" —JJ se burló—. Es un poco difícil no tenerle rencor por eso.

—Es... es esa mirada —dijo John B—. Esa mirada de Kook.

—Fue una clara "pro-vacación" —afirmó JJ.

—Provocación —lo corrigió Luna.

—Provocación —repitió JJ—. Y tenías que hacer lo que tenías que hacer. No había opción.

—Gracias —dijo John B—. Debemos idear un plan para llegar a Sudamérica. Tienen a mi papá.

—¿Tienes algo de comida? —preguntó JJ.

—Estaba pensando en los pasaportes —dijo John B—. No los tenemos, excepto Luna. Por lo tanto, no podemos volar comercialmente. Necesitamos ideas.

—¿Y el dinero de Portis? —preguntó JJ, siguiendo a John B a su cocina.

—Se lo di a mi papá —respondió John B.

—¿Qué tal un barco? —preguntó JJ.

John B olió algo que sacó del refrigerador, tuvo arcadas y luego tosió antes de volver a colocarlo en su lugar. Luna gimió—. John B, no, tíralo.

—Si conseguimos un barco, tal vez podríamos llegar allí, porque el HMS... ya sabes del HMS. ¡Limbrey tiene un barco! —divagó JJ—. ¿Y si lo usamos?

—Se lo llevó —dijo John B—. Y el HMS no llegará a Puerto de España. No hay barcos.

—Lo que dices es que no tenemos dinero y tampoco un barco para llegar a Sudamérica. Genial —dijo JJ.

—Excelente.

—Increíble.

—De hecho, puede que conozca a un tipo —dijo JJ.

—Por supuesto que sí —dijo Luna, poniendo los ojos en blanco y volviéndose hacia la ventana—. Mierda.

—No empieces con eso —dijo JJ mientras Luna se alejaba de la ventana—. Eres tan negativa...

—¡JJ, agáchate! —siseó Luna, arrastrándolo hacia abajo con ella—. ¡John B, abajo! ¡Shoupe está al frente!

—¡Muy bien, John B! ¿Hay alguien en casa? ¡John B!

Luna, John B y JJ se arrastraban tratando de encontrar un lugar donde esconderse. Los tres lograron meterse debajo de la mesa, sosteniendo las piernas del otro en su lugar para que no sobresalieran, y aunque era tremendamente incómodo, Luna prefería eso a ser arrestada.

Cuando escucharon a Shoupe tocar la puerta, JJ susurró—: Si te ve, se acabó el juego.

—Lo sé, JJ.

Shoupe volvió a llamar y JJ dijo—: No atiendas.

—Cállate —siseó Luna.

—Sé que puedes oírme —dijo Shoupe—. Tienes que hablar conmigo. Será mucho peor si no lo haces —lo oyeron alejarse—. Muy bien. ¡Como quieras! ¡Sabes dónde encontrarme!

Escucharon arrancar el motor de su camioneta y cuando estuvieron seguros de que se había ido, John B dijo—: Muy bien, vámonos.

—¡Tengo un plan! —dijo JJ—. Creo que podría funcionar. No te gustará, pero podría funcionar.

—No, no, espera —dijo John B—. ¿Qué plan?

—Si te digo que está a medias, serás negativo —respondió JJ.

—Me conformaría con eso —dijo John B.

—¡Ajá! —dijo JJ—. Vamos.

Luna se rió mientras seguía a JJ y John B fuera del Chateau. Aunque su grupo se había desmoronado, ella se alegraba de estar con los chicos. Siempre habían sido ellos tres contra el mundo, adoptando a los otros miembros de su grupo en el camino, y aunque Luna extrañaba a los demás, estar con JJ y John B era agradable.

Además, JJ se veía muy bien con la camiseta roja que llevaba. Mientras se dirigían hacia la camioneta, los ojos de Luna siguieron los brazos de JJ, y cuando John B notó hacia dónde miraba, sonrió.

—¿Te gusta lo que ves? —le preguntó.

—Sí —respondió ella, descaradamente.

JJ miró entre ellos—. ¿Qué estamos viendo?

—Luna está mirando tus brazos —dijo Joh B, sentándose en el asiento del pasajero.

—No la culpo —dijo JJ, flexionando sus bíceps—. Son bastante bonitos.

—Cállate y súbete a la camioneta —dijo John B.

El manejo de JJ los llevó a Rockfish, el bar local, y cuando se detuvieron afuera, John B suspiró.

—Rockfish. Donde vas a partir botellas en la cabeza a la gente. Me encanta. Genial.

—Hay un tipo aquí, que siempre está aquí —dijo JJ—, y mueve mucha cantidad. Mi papá trabajaba para él. Vamos.

—No, no, espera —dijo John B—. Por favor, no digas Barracuda Mike.

—Bien, no lo diré —dijo JJ, encogiéndose de hombros.

JJ dejó a Luna salir de la parte trasera de la camioneta y ella saltó para unirse a ellos—. Vamos, debe haber una mejor opción.

—¿Sabes qué? Tienes razón —dijo JJ—. Hay una mejor opción. Pero no la hay, ¿bien? En serio, no tenemos mucho tiempo, tu papá necesita ayuda ahora y este tipo —señaló a un hombre que estaba afuera—, será la clave para llegar rápido a Sudamérica. Confía en mí. Déjame hablar, ¿vale?

—Ah, genial —murmuró Luna—. JJ va a hablar.

—¡Oye, Mike! —dijo—. Te acuerdas de mí, ¿verdad?

El hombre levantó un cuchillo.

—En la punta de la lengua, J...

—El hijo de Luke —lo interrumpió Mike, clavando la punta del cuchillo en la mesa.

—Eso también funciona —dijo JJ—. Además, me dicen JJ, pero este es mi buen amigo, John B, y mi novia, Luna.

—Routledge —dijo Mike, mirando a John B antes de mirar a Luna—. La hija de Roger.

—En persona —dijo.

—Escuché historias sobre ustedes tres —dijo Mike.

—Es un asesino de policías —tartamudeó JJ, notando al hombre que había aparecido a la izquierda de Luna, haciendo que ella se encogiera a su lado, intimidada.

—No, no lo soy —respondió John B.

—Mike, voy a ser honesto sobre el por qué estamos aquí —dijo JJ—. Estamos en problemas y tratamos de llegar a Sudamérica si...

—Lo siento, Slick, pero vendí la agencia de viajes —dijo Mike.

JJ se rió nerviosamente—. Bueno, no estamos pidiendo limosna, ¿sí? Es una relación. Simbiótica.

—Sí.

—A eso vamos —dijo JJ—. Sólo necesitamos "parlee..."

—Parlay —dijo Luna—. Parlay es lo que dice.

—Parlay en... en privado —finalizó JJ—. Si te parece bien.

Mike aceptó la oferta de JJ y se volvió hacia Luna y John B y les dijo—: Quédense aquí.

Luna miró a JJ—. JJ...

—Quédate aquí, Lu —dijo JJ, mirando a John B.

Hubo un acuerdo silencioso entre ellos para que John B vigilara a Luna mientras JJ se ocupaba de Mike. Alejándola del hombre que bloqueó el camino de JJ al pasar, John B se posicionó entre Luna y los amigos de Mike.

—Sí, ¿qué pescan aquí? —preguntó John B.

—Dinero.

JJ volvió hacia ellos unos segundos después, agarrando a John B por el cuello y a Luna de la mano mientras decía—: Encantado de conocerlos, muchachos.

—Oye, vámonos —dijo JJ—. Vamos.

Los sacó del Rockfish y, al salir, John B preguntó—: Bueno, ¿qué debemos hacer?

—Una pequeñez —respondió JJ.

—¿Pequeñez?

—Sí.

—Cada vez que dices eso, nunca es una pequeñez —dijo John B.

—John B, es el trabajo más fácil del mundo —dijo JJ—. Descargar. ¿Lo que hacen en los aviones? Ya sabes, en Delta y United, cuando sacan las maletas... eso haremos, ¿bien? Después de eso, vamos a Sudamérica y bebemos piñas coladas, ¿sí? John B, será pan comido —le arrojó las llaves—. Tú conduces.

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