—Les agradezco la ayuda —dijo la señora Heyward.

Luna y JJ habían mantenido a Cleo en compañía esa tarde, después de que Pope se fuera a Dios sabe dónde. Le habían ayuda a la señora Heyward, quien estaba más que feliz de darles varios trabajos.

—No nos perderíamos su comida, señora Heyward —respondió JJ, fregando una mesa.

—No como mi hijo —respondió ella—. Ya debería estar aquí.

JJ agarró algo de barbacoa, pero la señora Heyward le apartó la mano de un golpe cuando Cleo dijo—: Estoy segura de que volverá en cualquier momento, señora Heyward.

—¿Alguno tomó la pistola? —preguntó Heyward—. ¿De abajo de la registradora? —Luna, JJ y Cleo compartieron una mirada mientras Heyward decía—: ¿JJ?

—Vaya, bien, yo no la toqué, ¿sí? —dijo JJ.

—Bueno, alguien lo hizo —dijo Heyward—. Porque no está.

—No fui yo —dijo JJ.

—¿Ves? —dijo Heyward—. Maldición, tengo que encontrarla.

Mientras la señora Heyward perseguía a su marido, Cleo dijo—: Fue él.

—Sí, irá tras Rafe —dijo Luna—. JJ y yo iremos a Tannyhill.

—Y yo al puerto —dijo Cleo.

—Te dejaremos en el camino —le ofreció Luna—. Vamos.

La búsqueda de Luna y JJ resultó inútil, pero cuando recibieron un mensaje de texto de Cleo diciendo que había encontrado a Pope y lo había convencido antes de que sucediera algo drástico, se sintieron relajados. Decidiendo que era mejor intentar distraerse el resto del día, Luna propuso la idea de ir a cenar. Juntando sus recursos (es decir, contando el mínimo efectivo que tenían) no podían permitirse mucho, pero se detuvieron en una hamburguesería local y recogieron comida para llevar.

Regresaron al Chateau, que estaba vacío cuando llegaron, y se sentaron juntos en el césped, comiendo hamburguesas y compartiendo papas fritas. Una vez que terminaron, Luna supo que no podían distraerse de las devastadoras pérdidas que habían enfrentado en los últimos días, por lo que dejó a JJ solo por un tiempo.

Necesitaba su propio espacio y tomó la hamaca, se recostó y se balanceó suavemente hacia adelante y hacia atrás mientras miraba el cielo a través de los árboles sobre ella. Estaba frustrada, y deseaba que su suerte hubiera cambiado en algún momento, pero parecía que estaban destinados a seguir fracasando.

¿Cuánto tiempo pasaría antes de que se rindieran por completo? Su grupo estaba fragmentado y, por otra parte, seguía siendo el mismo desde que regresaron de la isla. Desde que pusieron un pie en el avión de Jimmy Portis, su grupo había estado más enfrentado que nunca. John B estaba por ahí con su padre, guardando secretos y evitando compartir la verdad con sus amigos, Sarah había desaparecido, la última vez que Luna supo de ella fue cuando le dijo que estaba con Topper. No habían visto a Kiara desde que se reunió con Big John, y sentía como si las probabilidades en su contra los estuvieran derribando a todos.

Cuando John B regresó al Chateau en las primeras horas de la mañana, sin su padre, Luna se bajó de su hamaca y JJ apareció desde el porche mientras se dirigían a saludarlo. JJ dijo—: Vaya, miren quién es.

—Por fin apareciste —dijo Luna, cruzándose de brazos—. ¿Vas a contarnos todo?

—¿Vas a decirnos qué está pasando? —preguntó JJ.

—Miren, sé que he actuado raro —dijo John B—. Y... modifiqué la verdad.

—Sí, eso se llama mentir —dijo JJ.

—Sí, lo se.

—John B, ¿qué está pasando? —preguntó Luna—. Vamos, puedes contarnos. Siempre hemos sido nosotros tres contra el mundo, así que cuéntanos qué está pasando.

—Mi papá mató a dos tipos —admitió John B.

JJ y Luna permanecieron callados.

—Intentaba protegerme —dijo John B.

—No, espera, ¿sí? —dijo JJ—. ¿Hablas en serio?

—Sí —dijo John B—. Eran los tipos del Coastal Venture. Vinieron a buscar el diario de Denmark.

—¿Y tu papá los mató por eso? —preguntó JJ.

—Sí, y luego apareció Singh —dijo John B—. Y se llevó a mi papá, trataron de matarme. Lo llevaron a Sudamérica.

—¿Sudamérica? —preguntó Luna.

—Sí, van para allá.

—Espera...

—Luego lo matarán. ¡No sé qué hacer!

—John B, ¡para! —gritó JJ, y al alzar la voz hizo que Luna se estremeciera. Él lo notó y se calmó antes de volver a hablar—: Sólo respira por un momento.

—John B —dijo Luna en voz baja—. Esto... esto no es bueno.

—Necesito pensar —dijo JJ.

Se sentó en los escalones del porche y dio unas palmaditas en el lugar a su lado en busca de John B. Luego dijo el nombre de Luna en voz baja y le tendió la mano. Sacudiendo la cabeza, ella tomó su mano y él la empujó hacia abajo para sentarse al otro lado.

—No sé qué hacer, JJ —admitió John B—. ¿Cómo diablos vamos a llegar a Sudamérica?

—Ni idea —respondió JJ—. Pero —colocó un brazo alrededor de John B, el otro alrededor de Luna, y los atrajo a ambos hacia su costado—... lo resolveremos.

—Juntos —añadió Luna.

—Sí —murmuró John B.

—Siempre lo hacemos —dijo Luna.

—Somos Pogues, hombre —dijo JJ.

Luna miró más allá de JJ, a John B—. Todo estará bien, John B. Encontraremos a Big John, pero ya no puedes mentirnos más.

—Lo siento —dijo John B.

—No te disculpes —dijo Luna—. Lo entiendo. He estado pensando mucho y entiendo por qué nos mentiste sobre lo que estabas haciendo con tu papá, pero esto no funciona si no trabajamos juntos. Todo este tiempo, todo lo que hemos hecho, lo hemos hecho juntos. Cada vez que nos separamos... ya vieron lo que sucede.

—Te dejas secuestrar —dijo JJ.

—Tú y Sarah terminan en el Caribe —dijo Luna.

—JJ saca de la cárcel al tipo equivocado —añadió John B.

—¿Ves? Las cosas salen mal —dijo Luna, levantando las cejas—. Trabajamos mejor cuando estamos todos juntos.

—¿Estás diciendo que necesitamos reunir al grupo? —dijo JJ.

—Creo que ese sería el mejor primer paso —dijo Luna—. ¿John B?

—Yo también lo creo —dijo—. ¿Dónde están todos?

—Hace tiempo que no veo a Kie ni a Sarah —dijo Luna—. Pope está un poco desquiciado en este momento, lo que es comprensible, y Cleo se está asegurando de que no haga nada estúpido.

—Está bien, entonces volvemos a reunir a la pandilla —dijo JJ—. Y luego vamos a Sudamérica y salvamos a Big John.