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101 | cruz fundida

—¡Big John!

Luna soltó la mano de JJ y corrió hacia el Chateau, viendo a Big John y John B. afuera. JJ la vio irse, riéndose mientras veía a Luna lanzarse a los brazos de Big John. Él le devolvió el abrazo mientras ella se aferraba a él, lágrimas de alegría corrían por su rostro.

—¡Estás vivo! —exclamó Luna.

—Lo estoy —respondió Big John.

Cuando soltó a Luna, JJ saltó sobre su espalda y lo abordó en forma de abrazo por detrás. Luna se rió de la acción, notando cómo la sonrisa de JJ parecía ser aún más brillante después de ver a Big John.

Finalmente, el resto de los Pogues se unieron a ellos y todos saludaron a Big John con entusiasmo. Una vez que la felicidad se desvaneció, se reunieron en el jardín delantero para discutir sus recientes escapadas.

—Sí, nos metimos en los archivos de Charleston y... era un callejón sin salida —explicó John B—. No había nada, así que...

—Entonces perdimos el oro, la Cruz y El Dorado —dijo Pope—. Vamos cero de tres, chicos —lanzó enojado el palo que sostenía—. La racha continúa. Genial.

Luna, que había estado sentada en el regazo de JJ en una de las sillas, observó a Pope irse. Kiara lo siguió diciendo—: Nos vemos, John B.

JJ le dio unas palmaditas en el muslo a Luna—. Voy a pescar —se puso de pie—. Gracias por la cerveza.

—Iré contigo —dijo Luna, sin tener muchas ganas de estar cerca cuando el estado de ánimo había empeorado considerablemente.

—Bien, princesa —dijo JJ, tendiéndole el brazo.

Luna rodeó a JJ con un brazo y los dos se alejaron del Chateau. La historia de John B no cuadraba realmente. No había manera de que fueran hasta Charleston en la caravana sin decírselo a nadie y no encontraran nada. Luna no podía encajar las piezas por sí misma y no se atrevía a molestar a JJ con sus pensamientos.

—Vamos, princesa —dijo JJ—. Vamos a pescar.





Luna se fue con JJ, quien intentaba recuperar su antiguo trabajo. Desgraciadamente, su antiguo jefe no estaba en condiciones de contratarlo, sobre todo porque era bien sabido que los Pogues habían robado el barco de Rafe Cameron, que estaba amarrado en el puerto. Dirigiéndose a la salida, JJ y Luna vieron a Rafe y Barry.

Cuando sus voces llegaron hasta donde estaban JJ y Luna, ella notó la mirada en sus ojos y sacudió la cabeza—. No, JJ. JJ, no podemos... si nos atrapan, nos matarán.

—Entonces quédate aquí —dijo JJ—. No voy a obligarte a ir a ningún lugar que no quieras, pero quiero escuchar esto y necesito acercarme para hacerlo.

Luna gimió de frustración, sabiendo que iba a seguir a JJ a donde fuera. Se quitó las zapatillas y gimió—. Bien. Acerquémonos.

Se zambulló desde el embarcadero y entró en el puerto, completamente vestida. JJ la vio irse, sorprendido. Hubo un momento de debilidad, que le reveló sus miedos, pero luego fue reemplazado por una actitud intrépida que la hizo lanzarse desde el embarcadero y nadar hacia el barco de Rafe. JJ no sabía qué le había pasado últimamente, pero se quitó las botas y se lanzó al agua tras ella.

Al acercarse al barco de Rafe, Luna escuchó su voz—. Sólo digo que debes tomarte esta mierda en serio.

—Oye, hermano, debería hacerme un diente con esto —dijo Barry.

—No toques esa mierda —dijo Rafe—. Regrésalo.

—Estás paranoico, hermano.

—No me importa la cruz, ¡quiero ganar dinero!

—Te dije que mi tía tiene contactos. Nos ayudará a vender esto. ¡Sí! Las pepitas, toda la maldita enchilada.

Debajo del barco, JJ y Luna compartieron una mirada. Si lo que se decía era correcto, entonces parecía que Rafe, con la ayuda de Barry, había fundido la cruz en pedazos más pequeños. Tenía sentido; serían más fáciles de vender si fueran más pequeños y discretos.

—Estas gemas son impecables —dijo Rafe—. Y el oro. Venderemos lingotes. No voy a lidiar con una Pogue de mierda y sus baratijas de segunda mano.

—¿De qué estás hablando?

—JJ —susurró Luna—. Tenemos que decírselo a los demás.

JJ asintió—. Sí.

Nadaron de regreso al embarcadero, se levantaron y corrieron hacia sus zapatos. Sin perder tiempo poniéndoselos, Luna los agarró y continuó corriendo hasta donde estaba estacionado el auto de su padre afuera del puerto.

Una vez allí, encontró dos toallas en el baúl y le entregó una a JJ, quien se secó el pelo antes de señalar a Luna—. Rafe fundió la cruz.

—Ese imbécil —refunfuñó Luna—. Todavía tenemos la oportunidad de recuperarla.

—Pope primero —dijo JJ.

Luna asintió—. Bien. Lo siento papá, tus asientos están a punto de mojarse.

Luna condujo hasta la casa de Pope y JJ salió del auto antes de que ella lo hubiera detenido por completo. Sacudiendo la cabeza mientras detenía el motor, persiguió a JJ, que corría hacia Pope.

—¡Pope! —gritó—. ¡Noticias! —Se detuvo cuando Luna lo alcanzó y los dos notaron el aire de tensión entre Pope y Cleo—. ¿Qué pasa? Detecto una atmosfera pesada. ¿Qué está sucediendo?

—Pope va a dejar la escuela —dijo Cleo.

—¿Qué? —preguntó Luna.

—Ser forense era raro de todos modos —dijo JJ.

—Cállate —dijo Pope.

—Sí, genial. Claramente no es el mejor momento —dijo JJ.

—¿Qué? —preguntó Cleo.

—Fui a lo de Guffy —dijo JJ—. Quería recuperar mi trabajo. Vi un carrito en el camino y en él... iban Rafe y Barry. Luna y yo nos escabullimos para escuchar de qué hablaban. Pope, tiene la Cruz... y la fundió.

—Lo siento, Pope —dijo Luna en voz baja.

Pope se inclinó sobre la barandilla y gritó—: ¡MIERDA! —se volvió hacia ellos—. Claro que fue Rafe.

—Sí, debimos haberlo sabido —dijo JJ.

—¡La Cruz de Santo Domingo profanada! —espetó Pope—. ¿Por dinero? ¡Dios!

—Lo sé —dijo JJ, todavía respirando con dificultad—. Creo que tenemos que calmarnos para idear un plan, pero debemos... —Pope golpeó el suelo con el mango de su escoba y JJ dijo—: Estás mejorando en eso.

—Esto está mal, hombre —dijo Pope—. Incluso para ellos.

—Lo sabemos —dijo JJ—. Estoy de acuerdo.

—Siguen saliéndose con la suya —continuó Pope—. Siguen haciendo esta mierda.

—Pope, ¿esto es nuevo para ti? —preguntó Luna.

—No —dijo—. Pero estoy harto de ser el buen tipo.

—Pope —dijo Luna, mientras lo veía irse—. Pope, ¿a dónde vas?

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