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07 | fiesta

Luna terminó emborrachándose tanto, que cuando ella y Kiara fueron a sumergir los pies en el océano, tropezó y terminó tirada en el oleaje, con los brazos y piernas extendidas como una estrella de mar mientras Kiara se reía.

—Se pueden ver las estrellas —comentó Luna, apuntando hacia el océano.

—Vamos —rió Kiara, ofreciéndole la mano a Luna.

Ella la tomó, y con un brillo travieso en sus ojos, plantó sus pies y tiró de Kiara hacia abajo. Los ojos de su amiga se agrandaron cuando comenzó a caer, tratando de detenerse.

Kiara chilló cuando golpeó el agua, empapándose casi de inmediato cuando las arrastró una ola. La fiesta en la playa estaba en pleno apogeo, turistas, Pogues y Kooks por igual disfrutaban del cálido aire de verano y el alcohol corriendo por sus venas. JJ y John B se volvieron cuando escucharon que Kiara soltaba un grito. Ni Luna ni Kiara los vieron, demasiado borrachas y felices como para concentrarse.

Luna miró a Kiara—. Mira las estrellas.

—Apuesto a que ni siquiera puedes verlas —comentó Kiara—. Estás demasiado borracha.

—Te haré ver estrellas en un minuto —murmuró Luna—. Del tipo que ves después de recibir un golpe en la nariz.

—Muy bien, veamos quién gana esa pelea —rió Kiara mientras ella y Luna miraban al cielo.

Luna señaló hacia arriba mientras las rodeaba una ola—. Mi papá me dijo que eligió mi nombre porque la luna siempre cambia y dijo que, a veces, está bien cambiar —miró a Kiara—. ¿Crees que JJ ha estado actuando raro?

—¿Qué tiene que ver con tu nombre? —preguntó Kiara.

—No lo sé —dijo Luna, haciendo un leve puchero—. Estábamos hablando de cambios y siento que JJ ha cambiado un poco. Parece más... no sé.

—Eso es útil —dijo Kiara riendo.

—Es complicado —murmuró Luna, dejando escapar un profundo suspiro—. Se puso muy raro cuando empezamos a hablar de cómo John B me besó.

—Ah, me enteré de eso —asintió Kiara, su mandíbula se tensó—. ¿Besa bien?

—Estaba un poco preocupada pensando "mierda, mi mejor amigo, a quien considero un hermano, me está besando", como para pensar si besaba bien —divagó Luna—. Pero supongo que lo hace. Era muy... suave.

—¿Suave? —preguntó Kiara.

—Cuidadoso —elaboró Luna—. Como si tuviera miedo de romperme.

—Eso es lindo —dijo Kiara—. Vamos, deberíamos ir a sentarnos junto al fuego.

—Quiero nadar —dijo Luna de repente.

Kiara arqueó las cejas—. ¿Hablas en serio?

—Sí —respondió Luna—. Es una linda noche y ya estoy mojada, ¿por qué no?

Kiara arqueó las cejas—. Muy bien, vamos a nadar.

Se quitaron la ropa mojada y la dejaron amontonada en la arena, corriendo hacia el océano en bikini. Luna dejó escapar un grito de alegría mientras saltaba sobre una ola que se aproximaba y dejaba que el agua la arrastrara hacia abajo. Contuvo la respiración durante unos segundos antes de emerger del agua, salpicando a Kiara en el proceso.

—¡Pensé que te habías ahogado! —dijo Kiara.

—Estuve menos de unos segundos —rió Luna.

—¡Oye, Lu! —gritó Pope.

Pope y John B se unieron, y cuando Luna notó que faltaba un miembro de su grupo, una expresión de desconcierto apareció en su rostro—. ¿Dónde está JJ?

—Allí, hablando con su víctima —dijo Pope, sonando un poco amargado.

JJ estaba en la playa, hablando con una de las turistas. Los turistas eran las personas que venían a Outer Banks de vacaciones. Luna sabía que JJ era uno de los principales instigadores cuando se trataba de llevar a una turista a la cama, por lo que no se sorprendió al verlo charlando con una linda chica rubia. Lo que la sorprendió fue la punzada de tristeza que la golpeó de lleno en el pecho.

—Ah —dijo Luna en voz baja.

John B respiró hondo antes de sumergirse en el agua. Luna sintió sus manos en su pierna, y antes de darse cuenta, la había izado sobre su hombro y sacado del agua.

—¡John B! —chilló Luna mientras agarraba sus manos para estabilizarse.

—Kie, sube a los hombros de Pope —dijo John B—. Vamos a jugar.

—Prepárate para perder —dijo Kiara, mientras Pope la cargaba sobre sus hombros.

Luna miró a John B, olvidándose temporalmente de JJ. No tuvo mucho tiempo para pensar en sus sentimientos antes de sentir las manos de Kiara agarrándola por los hombros, intentando empujarla al agua. John B se aferró a sus piernas para evitar que se cayera, y mientras Luna empujaba a Kiara, Pope perdió el equilibrio y desapareció bajo el agua, llevándose a Kiara con él.

—¡Acaban de ser derrotados! —exclamó Luna, levantando sus puños en el aire.

—¿De nuevo? —sugirió Kiara.

—¡Prepárate para ser derrotada por el equipo Juna! —exclamó Luna, estallando en un ataque de risa—. ¿Entienden? ¡Porque mezclé John y Luna!

—¿Cuánto ha bebido? —preguntó Pope.

John B miró a Luna—. ¿Cuánto has bebido?

—Suficiente como para no estar sobria —respondió Luna—. Estamos jugando y quiero ganar —aplaudió—. No tengo toda la noche.

John B se rió mientras reanudaban su juego. Él y Luna ganaron, venciendo a Kiara y Pope 2-1, y después de que terminaron su juego, John B notó cómo los labios de Luna comenzaban a ponerse azules. El océano se enfriaba por la noche, cuando el calor del sol no lo calentaba, así que cargó a su amiga sobre su hombro y la sacó del océano.

—¡John B! —gritó Luna mientras envolvía sus brazos alrededor de su cintura, su pecho contra su espalda—. ¡Bájame!

—Debo asegurarme de que no te mueras de frío —dijo John B, mientras llevaba a Luna hasta donde habían comenzado una pequeña hoguera.

La colocó frente al fuego, de modo que estuviera sentada frente a JJ. Él le sonrió, su rostro decayó cuando notó cómo estaba temblando. Fue a levantarse, pero se detuvo cuando John B colocó una toalla sobre los hombros de Luna. Ella le dio las gracias en voz baja y él le entregó un vaso rojo, del que bebió como si se estuviera muriendo de sed.

—¿Qué había en eso? —preguntó Luna con disgusto.

—Agua —respondió John B.

Luna dejó escapar un jadeo dramático—. ¡Estás tratando de ponerme sobria!

John B asintió—. Preferiría no lidiar con tu dolor de cabeza mañana.

Luna hizo un puchero—. Yo tampoco —se inclinó más cerca de John B—. ¿Crees que JJ terminará llevándose a esa chica a casa?

—Probablemente —respondió John B—. ¿Por qué?

—Curiosidad —respondió Luna encogiéndose de hombros—. Estoy cansada.

—¿Quieres entrar? —preguntó John B.

Luna asintió, poniéndose de pie—. Estaré bien por mi cuenta. Puedo llegar sola.

—¿Estás segura? —preguntó John B.

Luna le lanzó una sonrisa—. Luna Marshall sabe cómo manejar el alcohol.

—Luna Marshall está muy borracha —dijo John B riendo—. ¿Estás segura de que no quieres que vaya contigo?

—Estoy segura —asintió Luna, mirando a su alrededor—. ¿Dónde está mi ropa?

John B puso los ojos en blanco—. Puedes usar una de mis camisetas.

—Ah, eres la cosa más dulce —rió Luna, pellizcando la mejilla de John B—. Gracias.

—Ve a dormir un poco —rió John B, mirando mientras Luna se alejaba en dirección al Chateau.

Se las arregló para entrar, dejando sus pertenencias en el mostrador antes de dirigirse al baño. Mirándose en el espejo, tuvo que concentrarse mucho en su reflejo, en la forma en que su pelo colgaba sobre sus hombros en ondas oscuras, aún goteando levemente por su baño en el océano. Señaló su rostro hasta que sintió una oleada de náuseas rodar sobre ella y se volvió hacia el inodoro, levantando la tapa a tiempo antes de vomitar.

—¿Estás bien? —preguntó una voz detrás de ella.

—Vete —murmuró Luna, vomitando en el inodoro—. Esto es asqueroso.

—Cielos —dijo la voz—. Ven aquí.

Quienquiera que fuera le apartó el pelo de la cara y Luna se volvió para ver a JJ. Golpeó sus manos, dejando escapar un grito ahogado—. ¿Qué hay con la chica que...?

No pudo terminar antes de que otra ola de náuseas la atacara, y se apoyó en el inodoro sintiendo lástima por sí misma.

—Vamos a levantarte —dijo JJ en voz baja.

—No —se quejó Luna—. Quiero quedarme aquí en el baño.

—¿Por qué?

—Por si vuelvo a vomitar —respondió Luna.

—¿Te sientes mal ahora mismo? —preguntó JJ.

Luna negó con la cabeza—. No.

—Ven conmigo —dijo JJ, ayudándola a levantarse—. Te conseguiremos algo.

—¿Qué pasa con la chica con la que estabas? —preguntó Luna, mientras JJ la ayudaba a salir del baño.

—¿Que hay con ella? —preguntó JJ.

—Parecías realmente interesado —dijo Luna—. En ella.

—Vamos, Lu, sabes que eres mi chica favorita —dijo JJ, mientras llevaba a Luna a la habitación de John B en busca de ropa para dormir—. Además, dijo que esperaría.

Luna frunció el ceño—. ¿No te vas a quedar?

—No, cariño —respondió JJ, mientras sacaba una camiseta del cajón de John B—. Porque te vas a quedar dormida en aproximadamente cinco minutos.

—Ah —dijo Luna en voz baja—. Bueno.

—Pero puedo quedarme hasta que te duermas —ofreció JJ.

Luna se animó con eso—. Sí, por favor.

—Ten —dijo JJ, arrojándole la camiseta—. No puedes dormir con una bikini mojada.

—Puedo —dijo Luna, mirando la camiseta—. ¿Es de John B?

—Sí, Lu.

—No mires —dijo Luna, alejándose de JJ.

JJ se cubrió los ojos—. No lo haré.

Luna se quitó el bikini y se puso la camisa de John B. Buscó en su cajón un par de sus bóxers y cuando terminó, tocó a JJ en el hombro. Se volvió para mirarla y ella adoptó una pose.

—¿Me veo sexy? —preguntó Luna.

—Totalmente —dijo JJ.

Luna sonrió—. Creo que este es un buen look.

—Definitivamente —dijo JJ—. Vamos a llevarte a la cama.

—Sabes, no me gusta John B —dijo Luna—. No quise que me besara.

—Lo sé —respondió JJ.

—Fue un accidente —dijo Luna—. No te comportes raro.

—No estoy siendo raro —dijo JJ, mientras Luna se dejaba caer en la cama—. Lo prometo.

Luna tomó su mano—. ¿Quédate conmigo?

JJ suspiró—. Está bien, princesa.

Así que JJ se arrastró hasta la cama y se acostó junto a Luna, que murmuraba palabras que JJ no escuchó. Le apartó el pelo de la cara y, cuando cerró los ojos, pensó que se veía más hermosa que nunca cuando dormía.

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