Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

one



i.
( caso carstairs )




Sam. Su querida Sam.

Oh, James recordaba muy bien a Sam, incluso cuando habían pasado 4 años desde su muerte. Aun recordaba su risa, y su sonrisa, y la manera en que lo miraba con fingida superioridad luego de una partida de snap explosivo, sonriendo con una arrogancia marca Potter y decía, su voz llena de regocijo, "Te gané, idiota" y empezaban a discutir. Eran los buenos tiempos; cuando su adorada y anciana madre los regañaba por ensuciar la sala y su admirado y también anciano padre los veía por encima del Daily Prophet con diversión, de que fueran ellos los que sufrieran la ira de su esposa y no él.

Pero lo bueno se acaba y James tuvo que sufrir el dolor de ver morir a su hermana gemela, de ver como la vida se iba de sus ojos avellanas y su existencia abandonaba el mundo terrenal. Vio a su hermana morir frente a él, desangrada por una maldición desconocida. Sintió los latidos del corazón de Sam disminuyendo de velocidad con cada segundo que pasaba, con los gritos horrorizados de su padre y el llanto histerico de su madre, con parte del alma de James siguiendo a su otra mitad.

Cada que se veía en el espejo James recordaba aquel momento en específico; su mente masoquista torturándolo una y otra y otra vez con el ahora tan odiado ¿y si hubiera...?. Porque el pudo haber hecho algo para salvar a Sam, pero no lo hizo. El pudo haber muerto en lugar de Sam, pero no lo hizo. No era un bonito recuerdo, pero nadie dijo que la guerra era bonita.

Parpadeó varias veces y volvió al presente, aquel horrible presente en el que el mundo mágico estaba en guerra y James Charlus Potter había dejado de ser el mocoso impertinente que perdió a su gemela y ahora era el auror favorito de Moody, lo cual era una bendición y una maldición para él.

( enserio, ¿qué tan difícil podía ser dejar de sorprenderse con los repentinos ¡Alerta Permanente! del viejo auror? La vida seria más fácil para todos si el resto de sus compañeros lo lograba )

— ¡VARITA EN MANO, POTTER! — ordenó Moody desde el otro lado de la oficina, mirando fijamente a James con su nuevo ojo mágico que le causaba escalofríos.

Seguía sin estar seguro de quien demonios estuvo lo suficientemente loco como para darle aquel estúpido ojo a su jefe. Los viejos aurores a veces bromeaban sobre la razón del ojo perdido de Moody; sobre todo cuando había novatos cerca. A este paso parecía Hogwarts, cuando los rumores de la muerte de Myrtle la llorona circulaban por los pasillos al inicio del curso escolar; consiguiendo que los primer año se asustaran incluso de andar por el segundo piso.

Una sonrisa nostálgica recorrió su cara mientras sacaba la varita de caoba del interior de su túnica. Había veces en lo que no podía evitar comparar todo con Hogwarts. Así era mas fácil mantenerse alegre, y no deprimirse porque un estúpido con complejo de serpiente se creía que tenía el derecho de esclavizar a todos y dominar el mundo.

James odiaba estar triste. No era él.

— Caso Carstairs — escuchó mascullar a una vieja auror, con el ceño fruncido y la mirada fija en la carpeta dañada en sus arrugadas manos — No sé que busca Alastor con reabrir el caso. Llevamos con las mismas pistas desde hace 10 años...

James fingió arreglar unos papeles sobre su escritorio, agradeciendo internamente su oído animal y la increíble idea de Sirius de seguir siendo animagos ilegales.

( ya, vale, él no era y no quería parecer una vieja chismosa, pero el caso Carstairs era casi tabú dentro de la oficina de aurores y no iba a desaprovechar la oportunidad de escuchar sobre la principal razón de la amargura de Ojo Loco Moody )

— Lo lamento mucho por la pobre familia, pero casi quisiera que esos niños no siguieran en esta vida — James abrió la boca ligeramente, incrédulo por lo que acababa de oír. ¿Qué demonios? — Cualquier cosa es mejor que el que siguieran en manos de los mortifagos.

— ¡POTTER!

James saltó en su lugar y cubrió su oreja con su mano, sintiendo una punzada de dolor en ella y aturdido por el repentino grito tan cerca.

— Un poco más fuerte y no te escuchan en Albania, joder — masculló, sacudiendo su cabeza para dejar de escuchar el molesto zumbido que dejó Moody en su oído — Creo que acabas de dejarme sordo.

— Presta atención, Potter — advirtió, dejando caer una pesada y vieja caja sobre su escritorio. Moody lo miraba con su ojo bueno, mientras el mágico giraba alrededor de la oficina como si acabara de enloquecer. James no pudo evitar quedarse embobado con su vista fija en él, de verdad era repugnante — No lo voy a repetir dos veces. El caso Carstairs lleva cerrado desde hace 4 años. Los hermanos Carstairs llevan desaparecidos 11. Sólo necesito una pista, sólo una y los restos de esos muchachos serán enterrados en un cementerio.

Ah, el optimismo de los casos fríos pensó, mordiéndose la lengua para no soltar un comentario estúpido y terminar convertido en hurón.

( otra cosa ¿Qué tenía Moody con los hurones? en el nombre de Merlín )

— Tú me conseguirás esa pista.

— Espera ¿Qué? — casi se atraganto, girando de repente a su jefe que lo miró con fijeza, advirtiéndole que como siguiera hablando terminaría fregando los pisos del baño. — ¿¡Cómo se supone voy a hacer eso!?

— Todo está en la evidencia, Potter —masculló Moody, — Cuando consigas la pista, ve a mi oficina.

Con la cálida vista que siempre era tener el ojo mágico fijo en ti; Moody se fue cojeando a su oficina principal, dejando a James con un mal sabor en la boca y una caja llena de evidencia sobre el escritorio.

— ¡No estoy de acuerdo con esto, Ojo Loco!

— ¡NO ME DES RAZONES PARA DEVOLVERTE A LA ACADEMIA, POTTER!

( sí, ese era su jefe, siendo la amabilidad y la ternura personificada que cada persona necesitaba en su día a día )

James masculló insultos en voz baja, acercándose al escritorio y tomando entre sus manos una vieja foto mágica sobre una carpeta azul, desgastada y un poco rota en las esquinas. Las sonrisas de dos niños pelirrojos fue lo primero que sus ojos avellana vieron. El pequeño movimiento que había; la niña saltando sobre la espalda de su hermano gemelo, que se giraba y evitaba que cayera al suelo. Nada mas que inocencia infantil brillando en ellos.

Por un amargo momento, James se vio a si mismo allí, con Sam, cuando ambos tenían 6 años y lo único por lo que se preocupaban era en devorar la tarta de melaza que les preparaba el elfo doméstico. Parpadeó tres veces seguidas, alejando esos recuerdos de tiempos felices de su masoquista mente, volviendo a la realidad con rapidez.

Tomó la carpeta y leyó el informe de los anteriores aurores a cargo del caso.

Número de caso: J18-224-8

Fecha de presentación: 31 de Julio, 1968

Clasificación de caso: Falta

Nombre: CARSTAIRS, Atticus
                   CARSTAIRS, Lyra

Otros nombres: ninguno

James se detuvo y cerró la carpeta de golpe, arrepintiéndose casi al instante al sentir el polvo levantarse y colarse en su nariz, haciéndole estornudar.

Tenía 8 años cuando sucedió la desaparición de los hermanos Carstairs. Poseía un vago recuerdo de haber visto la noticia en el Daily Prophet matutino de su padre, incluso podía escuchar la voz de su madre comentándolo (— Bendito sea Merlín ¡Esos pobres niños, Charlus! ¡Son tiempos de locos! ¡de locos! ); recordaba también haberlo visto él mismo la última vez que abrieron el caso. Claro que como el adolescente maduro que había sido — siempre pensando en los demás y en los males del mundo, pasando sus tiempos libres buscando una manera de comenzar un cambio — le había dado el periódico a Remus y luego se había ido a hacer tácticas de quidditch con Frank y Marlene.

Suspiró, saltándose el resto de pergamino hasta lo último, donde encontró la letra cursiva estampada de Ojo Loco Moody:

Se encontraron rastros de magia oscura en la habitación de Atticus Carstairs, en la mansión Carstairs. Se tiene la teoría de que John y Athena Carstairs, padres de los desaparecidos, podrían haber tenido algún negocio con magos oscuros que salió malo, lo que llevó al secuestro de ambos gemelos y el asesinato de Athena. 

Comprobación de teoría: nula. No se halló nada que incriminara al matrimonio de negocios con magos oscuros.

James soltó un suspiro. En los casos fríos, revisar las pistas ya revisadas por las anteriores personas a cargo era lo único que se podía hacer, hasta que milagrosamente encontraras algo que los demás no y pudieras avanzar. Había una razón por la que a nadie le gustaban los casos fríos. Tendría que hacer un viaje de último minuto a la antigua mansión Carstairs, y no estaba emocionado por ello.

Definitivamente, odiaba a su jefe.

§

— Esto no es legal.

James soltó un bufido, irritado, y rodó los ojos por enésima vez en la noche. La madera envejecida, mohosa y dañada por los años sin cuidado alguno, crujió bajo sus pies, haciendo saltar a Peter detrás de él.

— Cornamenta ¡Ni siquiera deberíamos estar aquí!

— Ya, Colagusano, pero no te mojes en los pantalones — intervino Sirius; imitando el gesto de hastió de James. Las mejillas de Peter tomaron un color carmesí por la vergüenza — Llevas diciendo lo mismo desde que llegamos.

— Pero Peter tiene razón — reclamó Remus, cruzándose de brazos mientras le daba a Sirius y James una mirada incrédula — Se supone que el caso es confidencial. Con nosotros aquí sólo lo hace allanamiento de morada.

— Y blah, blah, blah — dijo Sirius, demostrando la total madurez que no había adquirido con el paso de los años. James intentó reprimir una risa al oír la discusión de sus mejores amigos a sus espaldas — Remus, por favor. ¡Como si no hubiéramos allanado un lugar antes!

Remus rodó los ojos.

— Tal vez ¡Pero este lugar se está cayendo a pedazos!

Peter fue a dar un paso para acercarse a Remus, pero el moho húmedo del suelo lo hizo resbalar. Sirius lo sostuvo a tiempo para que no terminara de culo sobre la madera. Peter se sacudió la ropa e intentó aparentar que su casi caída con cero estilo no había sucedido, murmurando:

— Remus tiene razón.

James hizo una mueca de arrepentimiento. Se le había hecho bastante fácil enviarles un patronus y pedirles que se reunieran con él a las afueras de los escombros de la mansión Carstairs; porque confiaba más en sus amigos que en sus compañeros del cuartel. Aparte, Moody fue bastante claro con que tenía que hacer esto solo, sin ayuda de otro auror. Nunca dijo que sin ayuda externa. 

(Y sí, eso estaba implícito y era conocimiento común en su línea de trabajo; sin embargo, James no era de seguir las reglas o la lógica y nunca lo sería tampoco).

— No es que yo este muy feliz con esto, chicos; pero es mi trabajo...

— Bien dicho, tu trabajo — resaltó Remus, dándole una mirada que gracias a sus ojos dorados y a la luz del lumos de sus varitas, lo hizo ver más terrorífico que cuando comenzaba la transformación en las noches de Luna Llena. James no era cobarde, pero tenía las suficientes neuronas funcionales para saber, luego de 8 largos años de amistad, que lo mejor para conservar su vida era no hacer enojar a Remus — Peter, Sirius y yo bien podríamos estar viendo una película en este momento.

— Una bonita película que no involucrara lugares como este — agregó Peter, señalando las paredes a su alrededor, que se caían a pedazos como el resto de la casa.

En tiempos anteriores, la Mansión Carstairs había sido de los hogares sangre pura mas hermosos que cualquier mago deseara. Pero con la desaparición de los hermanos Carstairs, la muerte de la madre de los niños y la huida del padre, el lugar empezó a caerse a pedazos, como había dicho Remus. La casa quedo deshabitada, no había ni un elfo doméstico que cuidara del lugar.

James se había visto obligado a revisar el informe completo cuando Ojo Loco volvió a su oficina y lo hizo recitarlo todo de memoria. No estaba seguro de que tanto tenía que ver el Alerta Permanente con eso, pero enserio él no quería quedarse convertido en hurón.

Según el informe de más de ochenta páginas en la carpeta azul; y durante las primeras investigaciones a la mansión, se hallaron restos de magia oscura por todo el lugar; incluso en las habitaciones de los gemelos, más en el de Atticus que en el de Lyra. De ahí partió la teoría más fuerte del motivo del secuestro, la de los padres con negocios de magos oscuros; pero nada dio resultados para una prueba que incriminara a John y Athena Carstairs de ello. Aunque la teoría era sólida, basada en la evidencia encontrada, sólo era una teoría. 

Eso no fue impedimento para que Daily Prophet calificara a los Carstairs de magos oscuros -y todavía no se sabía cómo obtuvieron la primicia, lo que James encontraba irritante- y la mansión, por presión de la comunidad al ministerio, fue declarada en estado de cuarentena por prácticas ilegales. Nadie, luego de lo de Grindelwald, quería estar relacionado con ese tipo de cosas.

( excepto tal vez la familia Black, pero era diferente, ellos estaban completamente desquiciados )

— Vamos, chicos. ¡Sólo debo hallar lo que sea que Ojo Loco cree que sólo yo puedo hallar! — alzó las manos, un poco exasperado. 

Remus lo miró con las cejas arriba, terco en su postura. Sirius sonrió burlón, como esperando ver que haría para convencer al hombre lobo. Y Peter se encogió de hombros, indeciso ante la mirada de James y Remus. Él soltó un bufido y recurrió a su arma secreta.

Los ojitos de ciervo bajo la lluvia en navidad

Remus saltó en su lugar al notarlo.

— ¡Eso es trampa! — se quejó, girando la cabeza hacia otro lado. Sin hacer caso de la risita de Sirius, mantuvo sus ojos fijos en él. Remus hizo una mueca ante la insistencia; los años de amistad le dijeron que ceder, tratándose de James, era la única opción factible — ¡Bien! Pero me debes una grande.

— Te comprare todo el chocolate de Honeydukes que quieras — prometió James, mientras Sirius entraba a la casa entre carcajadas por la sonrisa soñadora de Remus ante la mención del chocolate.

Peter entró después del hombre lobo, lloriqueando en voz baja sobre lugares horrendos y la valentía de la ratas, y algo que sonó como que ya tenía suficiente con los recuerdos de la casa Black. James le palmeó la espalda, divertido y un poco entusiasmado ante la perspectiva de una nueva aventura de merodeadores, incluso si era un caso oficial de la oficina de aurores y James podría perder el trabajo al involucrar a sus amigos.

Se encogió de hombros ante el pensamiento. La verdad, ya ni siquiera podía recordar la razón que tuvo para enlistarse en la academia luego de Hogwarts.

Eran recuerdos borrosos, más que nada. Tan sólo recordaba con nitidez las miradas extrañadas que recibió de sus amigos cuando les comentó que seria auror, el día de su graduación. Sabía el motivo de ellas; James no necesitaba de trabajar para mantenerse el resto de su vida, y las cámaras repletas de galeones en Gringotts a su nombre eran una prueba de ello. Pero había pensado — (¿qué había pensado?) — y lo decidió luego de debatir los pros y los contra de la situación (más contras que pros, si era sincero).

El crujido de la escalera lo sacó de sus pensamientos de repente, viendo las sombras de las figuras de sus amigos por la poca iluminación que había. Apuntó con su varita a una pared, encontrando la antorcha colgada en espera de dar fuego a la sala oscura. Conjuró una pequeña llama y encendió la antorcha, lo que provocó un efecto casi domino, ya que el resto de las antorchas llamearon de igual manera.

Sirius lo miró sobre el hombro y se mostró muy dispuesto a lanzarle dagas con los ojos.

— Pudiste haber hecho eso desde el principio — se quejó, sacudiendo su pie que había quedado atorado dentro de un hueco en la madera de la escalera.

James trató de no reírse, mas que nada porque no quería oír a Sirius indignarse y empezar a despotricar en su contra, por haberlos traído allí.

Paso junto a Sirius e ignoró sus maldiciones, viendo la madera del suelo con atención para evitar seguir el camino del animago canino. A los pocos segundos escuchó los pasos de sus amigos detrás suyo, pero James mantuvo su fija puesta en los escalones. Giraron en varios pasillos y subieron otra escalera, esquivando varios escuadrones de ratas, que casualmente decidieron que ese era momento necesario para salir de su escondite (No les habrás dicho a tus hermanas que vinimos ¿cierto, Colagusano? — había bromeado Sirius ) y los tablones trampa, a punto de caer al piso inferior.

Por lo que James recordaba del informe, la habitación de Atticus Carstairs estaba en el tercer piso, segunda puerta a la izquierda. Pero había un pequeño problema: el tercer piso estaba casi totalmente destruido. Todo era escombros y polvo (— Como mi cabello se ensucie te haré pagar, Potter — lo había amenazado Canuto) y lo único que ayudo a James a identificar donde estaba pisando habían sido sus sentidos animales.

— Hago esto por el chocolate, hago esto por el chocolate — escuchó a Remus recitar como mantra detrás suyo, y en cuanto un olor putrefacto entro en su nariz y lo obligó a aguantar la respiración, no le pudo recriminar el no pensar en que hacían esto por él —¿¡A DÓNDE NOS HAS TRAÍDO, JAMES!?

De pronto, algo crujió delante suyo. Entrecerró los ojos al ver una figura bajita asomarse por un hueco en la pared, que segundos después y cuando su vista se enfoco, se dio cuenta que era el hueco donde en tiempos anteriores debía de estar una puerta.

Peter los miraba desde allí.

—Creo que sé de donde viene el olor.

Sirius boqueó.

— ¿Cómo llegaste hasta ahí tan rápido? — inquirió, arrugando la nariz mientras respiraba por la boca.

Peter colocó los ojos en blanco.

— Me ayudaron mis hermanas, Canuto — ironizó, ganándose la risita de James y Remus y la mirada indignada de Sirius — Vengan, creo que este es el lugar que buscamos.

§

— ¿Por qué demonios huele tan mal? — mascullo Remus de mal humor; y Sirius, que estaba junto a él, retrocedió. Era fácil darse cuenta, en situaciones así, cuando era Lunático y cuando era Remus. El olor putrefacto se intensificó cuando entraron a la habitación, obligándolos a taparse la nariz con sus manos y a seguir respirando por la boca — Parece que hubieran asesinado a alguien aquí.

— Es magia oscura — explicó Sirius, viendo una figurilla de metal sobre una repisa como si fuera lo más interesante del mundo — Hay veces en las que deja residuos, olores. Orión estaba enloquecido por esa magia, hasta que Walburga lo obligó a dejarla porque le estaba matando sus plantas carnívoras.

Ni James, ni Peter, ni Remus miraron a Sirius, conscientes de que se los estaba mencionando sólo porque era lo mejor para la situación. Sirius odiaba hablar de sus padres y de su tiempo en el número 12 de Grimmauld Place. Desde que se escapó de ahí y fue obligado por James a quedarse con él y sus padres; Sirius no tenía razones para hablar de la familia Black, lo cual, sabía James, era un alivio para su mejor amigo.

Pasaron cinco minutos dentro de la habitación de Atticus Carstairs, buscando lo que sea que Ojo Loco Moody quería que buscaran. James no estaba muy seguro. La única vez que se atrevió a preguntarle a Moody por qué demonios él y nadie mas, tan sólo había dicho: "Para no terminar como conejillos de indias del enemigo, sólo un idiota no cede el puesto al que es necesario, y ese idiota hará que todos terminemos asesinados o descuartizados".

( oh, sí, su jefe era todo un rayo de sol )

— ¿No has pensado que Ojo Loco quería que fueras tú por una razón? — le preguntó Remus, que al parecer ya había dejado a Moony de lado y había vuelto a ser él.

— Por supuesto, eso me dijo. Pero todavía no comprendo por...

— Tal vez quería que fueras tú porque entre niños se entienden — bromeó Sirius, recuperando su sonrisa burlona mientras se recostaba en la pared.

A James se le iluminó el cerebro.

— ¡ERES UN GENIO, CANUTO! — chilló, e ignorando el olor que volvió a entrar a su nariz pues por la emoción se le había olvidado la razón para respirar por la boca, se posiciono en medio de la habitación y miró a sus amigos de uno en uno, apreciando sus caras de confusión — Solo entre niños se entienden..

— Eh ¿James? — Peter levantó la mano como si hubieran vuelto a clase, más específicamente a pociones, cuando al viejo Sluggy se le daba por no explicar las instrucciones y para Peter lo escrito en el libro estaba en otro idioma — ¿Te explicas, por favor?

James sonrió un poco, no escuchando realmente lo que murmuraban sus amigos. Las palabras de Sirius desataron en su cabeza una especie de comprensión extraña, recordando el párrafo acerca de la habitación de Atticus que leyó en el informe. Moody y todos los demás aurores estaban tan seguros de que el secuestro ocurrió por malos negocios de John y Athena; de que los residuos de magia que rodeaban este lugar en específico eran una prueba de que se involucraron en cosas turbias... Entonces ¿Por qué no sería verdad?

El problema siempre fue que las investigaciones se concentraron demasiado en John y Athena, no en Atticus y Lyra.

— Soy el más joven recluta del cuartel de aurores este año — murmuró, golpeando el muslo de su pierna con la varita de caoba entre sus dedos — ¿Dónde un niño guardaría algo importante para él? ¿Dónde un niño ocultaría algo que quiere mantener secreto? ¿Dónde, Atticus Carstairs, podría haber escondido la posible ubicación donde los mortifagos lo tendrían a él y a su hermana?

— ¿Cómo el niño podría saber... ? — se extrañó Remus, mirándolo fijamente y callando al notar el brillo de la determinación en sus ojos — ¿En que estás pensando, James?

— La familia Carstairs fue considerada oscura ¿no? — Sirius pareció comprender a donde quería ir él, girándose velozmente hacia James.

— Pero eso fue después de la desaparición de los gemelos — Peter parpadeó varias veces confundido.

— La magia oscura de este tipo deja mucho más rastro, Gus — Sirius chasqueó la lengua con obviedad — Mira, es bastante fácil. La magia oscura reciente podría matarnos, porque somos animagos y tenemos nuestros sentidos amplificados, y es lo mismo para los animales normales. La magia oscura vieja sólo nos resultaría un olor. Un mago normal sentiría la reciente como nosotros sentimos la vieja; mientras que ni siquiera notaría la vieja a menos que empleara un hechizo específico para buscarla. Y lo que acabamos de sentir es un olor.

— Ya habían dicho que los Carstairs eran magos oscuros — Peter sacudió las manos, totalmente perdido ahora. — ¿No es eso como... la principal teoría de todo el mundo? ¿Que los secuestraron por eso?

— ¿Quién haría magia oscura en el cuarto de un niño, Pet? — James miró a su alrededor entusiasmado. — Este lugar ha estado abandonado por una década entera, nadie se acerca a menos que sean investigadores del cuartel. La magia oscura aquí hecha fue hecha cuando Atticus y Lyra todavía vivían aquí.

— Y dijiste que la teoría del cuartel también era acerca de negocios oscuros turbios que salieron mal — Sirius señaló con entusiasmo. — Si alguno de los padres Carstairs de verdad tenían esos negocios, podrían haber tomado precauciones de algún tipo por si las cosas salían mal.

— Tal vez el padre o la madre previeron el secuestro de sus hijos— Remus asintió, comprendiendo — Tal vez alguno de los señores Carstairs dieron al niño algo que esconder.

— ¡Algo como una ubicación! — Peter chilló anonadado.

— Los aurores anteriores se concentraron en buscar una pista que uniera a John y Athena Carstairs con magos oscuros — reiteró James, tamborileando sus dedos — No en lo que pasaría si existiera esa pista de verdad. Ahora ¿Dónde escondería un niño de 6 años algo que quiere mantener en secreto?

Los cuatro merodeadores compartieron una última mirada antes de lanzarse hacia los restos del armario con rapidez, tirando los gabinetes y revolviendo todo en busca de los juguetes. Había varias cajas un poco dañadas, que rezaban el nombre de Atticus en un pergamino adherido mágicamente a la caja.

— Joder — maldijo James en voz baja al ver la cantidad de juguetes dentro de las cajas — Son demasiados.

— ¿No tienes algo con lo que guiarte, James? — Remus tomó la caja que le tendía y se enderezó, saliendo del armario tras Sirius que llevaba las otras dos — ¿Una foto, o una pista?

James se mordió el labio inferior y se acarició la nuca, una manía nerviosa que tenía desde pequeño. Entonces, como atraído mágicamente, busco la foto que cargaba en el bolsillo de su chaqueta muggle y la saco. Las sonrisas de Atticus y Lyra Carstairs fue lo primero que notó, antes de fijarse en el oso de peluche que la pequeña Lyra cargaba en su brazo.

Sam pensó casi de inmediato, al notar la manera que Atticus abrazaba a su hermana, como si fuera su otra mitad. Oh, James también tuvo otra mitad. Y lo que había sido importante para Sam también lo fue para James, casi como estaba seguro de lo que era importante para la pequeña Lyra era importante para el pequeño Atticus.

El oso de peluche.

— Dime que hay un oso — pidió, acercándose a Sirius que se había sentado en el suelo y rebuscaba en las cajas con brusquedad.

Peter balbuceó palabras que no alcanzó a entender, su mano dentro de la caja como si algo allí no lo dejara sacarla.

— ¿Colagusano?

— ¡Está lleno de sangre! — chilló, tirándole el peluche a Remus antes de alejarse, medio horrorizado. James intentó no reír, consciente de la repulsión que Peter tenía por la sangre. Entonces la medio sonrisa que se le escapó de los labios se borró al ver el oso.

No podía ser mas obvio que era ese oso porque no tenía bordado en la parte de atrás propiedad de Lyra Carstairs.

Tomó el oso, y sin pensarlo dos veces, conjuró un diffindo y lo abrió por la mitad.

— Si Lyra Carstairs sigue viva y nota que mataste a su oso, te aseguro de que te mata a ti — dijo Sirius, pero James lo ignoró y sacó un pequeño pedazo de pergamino mojado con una sustancia viscosa que hizo que los cuatro hicieran arcadas por el olor una vez más — Demonios, James...

Pero él volvió a mover su varita y el pergamino quedo limpió otra vez, y James pudo apreciar un par de números estampados con tinta en él.

Coordenadas.









Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro