Capitulo treinta y uno. Miguel.
https://youtu.be/XgJFqVvb2Ws
Salimos de la comisaria, no teníamos otro medio de transporte, nada más la motocicleta de Scott. Él había ido a hablar con Peter, un aliado inesperado a decir verdad. A nadie le caía bien, pero necesitábamos regresar a Derek a su estado normal. Había ido con Malia, la chica coyote...se nos había unido hace poco cuando el papa de Stiles supo la verdad del enorme mundo sobrenatural que habitaba en Beacon Hills.
Lo que Malia no sabía y que yo había descubierto hace poco. Era que era hija del nada más y nada menos, que el idiota de Peter Hale. Era una buena chica, que no merecía para nada esto.
Todo lo que estaba sucediendo era demasiado raro. En todo el camino no hablamos, le sonreí mientras sacaba las llaves para abrir la puerta de mi casa.
-Solo esperaremos a Scott aquí –Dije una vez que entramos –Nos sentaremos en silencio y no llamaremos ni hablaremos con nadie.
-¿Pero si puedo hablar contigo? –Pregunto caminando a mi lado.
-No –Conteste fastidiada –Okay...
-¿Entonces puedo hablar con él?
Inmediatamente gire mi vista hacia donde el apuntaba. Me lleve una mano al pecho por el susto que me había dado. ¿Qué demonios hacia mi papa aquí?
-¡Demonios papa! –Exclame enojada -¿Estas creciendo?
-¿Ustedes que hacen aquí? –Pregunto mirándonos a ambos.
-Esperando a Scott –Contesto Derek.
-Si, también yo, quedamos en cenar juntos.
Oh demonios, era cierto, se suponía que hoy verían el partido de futbol. Mierda, lo habíamos olvidado por completo.
-Traje mucho ¿Tienen hambre? –Señalo las bolsas de comida.
-No.
-Si.
Contestamos al uniso. Yo lo mire.
-No...tenemos hambre –Sonreí nerviosamente.
-Yo me muero de hambre –Apreté los labios enojada.
-Ninguno de los dos tiene hambre, pero gracias papa.
-Bien, si no tienes hambre Adeline tu amigo puede comer con nosotros ¿Cómo te llamas?
Estaba enojada, muy enojada. Maldito Derek.
-De...
-Miguel –Lo interrumpí mientras lo tomaba del brazo y lo pellizcaba –Es mi primo –Sonreí y lo abrase por los hombros –Miguel de...México...si...
-¿Tu naciste en México Miguel? –Pregunto mi padre en español.
-Ay por dios... -Susurre nerviosa.
-No soy nativo –Contesto en español –Si no que pase un montón de tempo ahí...
-Fantástico –Exclamo mi padre -¿Un rollo de huevo?
-Claro –Contesto sonriendo y se acercó a él.
Se metieron a la cocina y yo comencé a gritar en silencio, enojada.
-¿Arroz frito con camarones o arroz frito con cerdo? –Pregunto.
-Con camarones –Ambos me ignoraban, genial.
-¡Fantástico! –Empuje a Derek para ver la comida –Rollo de huevo.
Nos sentamos los tres a comer. Yo miraba al morocho enojada, estaba furiosa. Quería violarlo de lo enoj...espera... ¿dije violarlo? Maldición. ¿Qué me sucede?
-Miguel ¿Cómo era tu apellido?
-Es a...Juárez –Respondí por el –Cinqua Tiago...
Derek me miro con el ceño fruncido, no sabía que decir.
-Es un nombre muy difícil.
-¿Cómo lo deletreas?
Me atragante y los dos dirigieron su vista a mí. Mi amigo espero a que contestara. Se estaba divirtiendo con la situación.
-Fonéticamente –Respondí obvia.
-Sr. Mccall, es un agente del FBI –Dijo Derek después de ver la identificación de mi papa encima de la mesa.
-Es de bajo rango. De muy bajo. Ni siquiera tiene mando –Conteste sabiendo lo que quería preguntar.
-¿Investiga asesinatos? –Me ignoro por completo.
-A veces –Contesto el –Cuando es un crimen federal.
-¿Y qué hay de los incendios?
Tome los palillos chinos con la respiración agitada. Comencé a golpear el plato inconscientemente.
-Dios mío –Interrumpí –Me pregunto dónde está Scott... ¿No debería estar Scott aquí?...Debemos llamar a Scott.
-¿De qué tipo de incendio hablas? –Pregunto mi padre ignorándome. No, no, por favor Derek no lo digas. No quiero que te enteres de esta manera.
Tome mi celular y me reí como si hubiera visto algo muy gracioso.
-¿Sabe algo de la familia Hale?
Y entonces soltó toda la sopa. De golpe. Vi la cara que tenía, era indescifrable. Me disculpe con mi papa y tome a Derek del brazo para llevarlo a mi habitación. Se veía enojado, muy enojado. Tomo mi cintura con brusquedad y me pego a la pared. Tenía sus brazos a los lados de mi cabeza.
-Está bien...no mentí, omití ciertas verdades –Dije inocente –Verdades esenciales ahora que lo pienso.
-No quiero hablar contigo –Se alejó.
-Mi hermano es un Alfa, él puede ayudarnos.
-Entonces quiero hablar con el Alfa.
-Derek –Me acerque a el –Por favor, tienes que confiar en mí. Necesito protegerte.
-¿De qué? –Me tomo de la cintura -¿De qué tienes que protegerme?
-Hay gente mi mala allá afuera.
Y sin importarme nada, lo bese. Me jalo más hacia él. Chocamos contra la pared y reímos. Tomo mis piernas y las coloco a ambos lados de su cintura. Era un beso desesperado. Amaba sus labios, eran suaves, y sabían bien. Siempre me habían gustado sus besos. Sentí sus manos por debajo de mi blusa, comenzó a subirla y de un momento a otro la aventó al otro lado de la habitación.
-Eres tan preciosa –Dijo en medio de los besos –Tan deseable.
Mordí su labio con fiereza. Me tumbo en la cama con sumo cuidado. Dios. Se quitó la camisa y pude ver su abdomen, estaba trabajado, no como el Derek del futuro pero a mí me encantaba. Los dos quedamos en ropa interior, no me dio vergüenza estar con él.
Y la noche se basó en eso; gemidos, orgasmos, besos, risas. Y nunca en mi vida había estado tan feliz.
**
¡VOTEN Y COMENTEN! las amo.
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