Capítulo 22
Chanyeol se sumergió en los conocimientos de los manuales de la magia negra más pura y elemental que ha existido, a través de los hechizos ancestrales que tenían la misma antigüedad que la Tierra y la Luna, leyó cada palabra con la intención de hacer llorar lágrimas de sangre a sus enemigos, los miembros de la Hermandad Bang Tan, Taemin y todo aquella criatura sobrenatural que se interpusiera en los planes de Baekhyun, porque su pareja era el centro de su universo de la dependencia emocional y espiritual, invocó a las deidades de las sombras para que encontraran el refugio de la Hermandad de vampiros guerreros más poderosa que ha pisado ese mundo. Tomó su cuchillo de marfil curado con magia siniestra, sintiendo un frío descomunal destemplar su herido cuerpo cuando cortó sus muñecas, sus heridas eran recientes pero su rabia, dolor y rencor, además de su orgullo de brujo estaban heridos, desterró toda traza de debilidad mientras su sangre era vertida sobre los versos de aquel libro antiguo hecho enteramente de la piel de brujos pasados, las palabras emitieron un brillo purpúreo, una débil sonrisa llena de rabia se dibujó en los labios del brujo, dejando que su sangre nutriera el manual oscuro, a través de su don de la visión con el que fue dotado, pudo distinguir lo que estaba pasando a la distancia, su alma ya podrida y entregada a la oscuridad le dieron el acceso por los bosques más profundos de la ciudad hasta que divisó como el aire se hacía más y más denso a medida que subía por la colina de aquel frondosos y templado ecosistema, pudo percibir el fresco olor de los pinos, el aire frío colándose por sus entonces incorpóreos huesos, el ruido de los animales endémicos, el suelo plagado de hojas y musgo, el cielo se podía mirar solo como en pequeños parches salpicados de estrellas, su alma avanzó gracias al poder de palabras antiguas dichas en sánscrito, arameo y sumerio antiguo, hasta que por fin su viaje sintió una barrera de una magia tan antigua como el tiempo mismo, no pudo avanzar más, fue entonces el momento en mandar un mensaje con fuego oscuro hacia el ejército de débiles y manipulados que pudo reunir con ayuda de sus fieles sirvientes, éstos estaban ubicados en puntos estratégicos en el perímetro del bosque, ya que sabían que el refugio de los Bang Tan debía de ubicarse en esa parte boscosa de la ciudad, ya que después de años de espionaje en contubernio con los vampiros del principado, nunca dieron con ninguna vivienda de la Hermandad en la ciudad, por descarte, debían de estar a cubierto en las fauces del bosque, fue cuestión de minutos para que guerreros del principado, brujos de otros aquelarres y gente que con engaños les juraron lealtad, profanaran las entrañas de ese verde ecosistema, poco a poco la barrera fue cediendo, a base de conjuros dichos por los líderes de los aquelarres, se quedaron en el límite de la barrera, los pobres vampiros engañados fueron la carne de cañón necesaria para perecer gracias a la magia vampira de los aliados de Bang Tan, Chanyeol vio de primera mano como los patéticos vampiros serían entregados a la madre Luna en medio de gritos agónicos, el brujo sonrió con la helada venganza plasmada en el rostro, la idea de prometerles traer a la vida a sus seres queridos, bastó para que esos vampiros civiles abandonaran los preceptos elementales de la madre Luna, madres que anhelaban ver a sus hijos, otros querían ver a sus familiares que perecieron por alguna enfermedad o un accidente, o incluso reencontrarse así fuera por un momento con sus prometidos o sus novios, la persona anhelada les daba la fuerza para romper la promesa de reencontrarse en el Anochecer, el paraíso a donde iban todos los vampiros, era muy fácil corromper los ideales vampíricos con los alicientes correctos.
Chanyeol perdió la noción del tiempo mientras miraba como su ejército crecía hasta que el mar de seres de la noche superaba el número de árboles. Fue entonces que los conjuros iban en aumento, tomando la energía de los seres reunidos, tomando la energía de los animales del bosque y hasta de los mismos árboles, siento éstos los más afectados, sus hojas fueron adquiriendo un color más profundo y apagado y sus troncos desprendían capas y capas de corteza, volviendo el paisaje desolador, triste y cargado de muerte, aves comenzaron a caer del cielo, las ardillas caían de las copas de los árboles, solo los búhos, símbolos sagrados de la brujería se salvaron de esa matanza. Cada uno de estos seres se ubicó sobre el hombro de algún líder de los aquelarres, marcando con su propia magia milenaria una protección guardiana hacia los brujos, las formaciones comenzaron, los conjuros cobraron vida materializándose en fuerza oscura con la cual los vampiros engañados fueron bañados, armas mágicas les fueron entregadas, las cuales serían manejadas a través de los conjuros y eran alimentados con la energía de esos patéticos vampiros anhelantes.
Dentro de la mansión se gestaba una armada mezclada de criaturas, los lobos no aseguraron su ayuda, sin embargo si enviaron brujos ancestrales para contrarrestar a los brujos enemigos, Taemin convocó a sus huestes directamente del círculo más profundo del infierno, después lidiaría con ellos, además tenía un recurso bajo la manga en caso de que ésta pelea se saliera de control: revivir a su padre para que convocara a su ejército de demonios mayores, esos con los que los humanos pactaban y de los cuales algunos provenían de la caja de Pandora, pero sería su último acto, ya que en cuanto su padre apareciera, el debería de regresar al infierno a gobernar en uno de los 7 círculos. Entró con los vampiros Bang Tan a la sala de control y armas, Namjoon accionó los códigos de pánico de la mansión, la cual desplegaba armamentos en cada planta, cada armario y cada lugar inimaginable contenía el arsenal digno de la élite de vampiros guerreros protectores de los civiles de la ciudad, Hoseok, Jin, Jungkook, Taehyung, Namjoon, Suga, Jimin y Taemin se armaron hasta los dientes, Jimin les proveyó balas envenenadas de diferentes tipos colocadas en carrilleras para cada uno de sus hermanos y para su amigo demonio, todo el personal que servía en la casa también tomó su propio arsenal, cada miembro que laboraba con la hermandad Bang Tan tenían entrenamiento militar, sabían disparar armas pesadas y especializadas así como pilotear y manejar cualquier vehículo. El llamado de ayuda de los Bang Tan fue lanzado tanto con magia como por tecnología, se activaron los protocolos de emergencia, todo en frío, sin ruido.
...Porque el peor caos, surge en silencio...
Suga comandaba al equipo de francotiradores, les daba instrucciones sobre los puntos estratégicos en la azotea de la mansión, donde gracias a la mente previsora de Heechul, estaban construidas barricadas acorazadas en las esquinas con todo el armamento de largo alcance y destrucción masiva, iba de camino a la azotea después de llevar tantas metralletas y municiones como era posible, además de los lanza misiles guardados en baúles de seguridad, a unos cuantos metros, Jimin lo veía guardar todo en cajas metálicas para salir a la azotea, la adrenalina iba circulando en los sistemas de los vampiros, Jimin respiró profundamente antes de acercarse al vampiro más pálido a pasos cortos, pausados, reuniendo el valor necesario, Suga era muy consciente de que era observado por su amor imposible, así que fingía tanto como era capaz para disimular, pero la pequeña mano de Jimin apretó su brazo y en automático su careta de frialdad cayó, los ojos suplicantes del vampiro peli plata le provocaron una pausa a sus latidos y no se sorprendió de que el más valiente de esa dupla tomara la palabra:
—Hyung, por favor, ten cuidado, yo...—
—No hay tiempo Jimin, ellos vienen y no sabemos cuantos son, debo largarme ya, ocupar tomar posición—
—Pero hyung por favor yo...—
—Jimin, mi misión con la hermandad es cuidarlos a la distancia haciendo mi mejor esfuerzo, la misión que tengo conmigo mismo es cuidarte con mi vida porq-...—
La confesión del francotirador de los Bang Tan fue cortada de tajo por un profundo beso que le dio el vampiro inventor de venenos, las pequeñas manos de Jimin arrugaron el frente de la camisa de Suga, las lenguas danzaban, los chasquidos eran audibles pero en medio de todo ese desastre, aquel par pasó desapercibido por casi todos, en una esquina había un demonio rubio sonriendo como el gato de Alicia en el País de las Maravillas mientras admiraba el amor en ese par de vampiros.
—¿Pero qué estás mirand...Oh!— Hoseok estaba estupefacto y se contuvo de saltar como conejo en su lugar y aplaudir como era su costumbre cuando algo lo emocionaba, la risa de Taemin interrumpió su tren de pensamiento mientras el demonio le colocaba un chaleco antibalas al vampiro.
—Dejémosles privacidad, después de todo, puede ser la última ves que se vean enteros, ¿No crees?— Taemin terminó de ajustar el chaleco, mientras disimuladamente colocó en una de las correas del chaleco un colgante protector que fue regalo del padre de Taemin, quería que de alguna manera Hoseok tuviera tanta protección como fuera posible.
—Tienes razón demonio— Hoseok se giró para enfrentar al demonio que le robaba alguno que otro sueño, lo miró fijamente y la atracción hizo lo suyo, ambos cuerpos se sincronizaron para acercarse, los centímetros que el vampiro le sacaba en altura al demonio no importaron, sus labios chocaron con frenesí, los besos fueron combinados con mordidas, los labios eran estirados por los dientes de ambos, Hoseok se aferró a la espalda de Taemin y el demonio profundizó el beso, marcando la cintura del vampiro con los dedos, rasgó la morena piel con sus uñas, le pasó una espesa gota de saliva a Hoseok quien la recibió gustoso, el beso siguió por minutos que parecían escurrirse entre sus labios hasta que finalmente tuvieron que separarse
—Te lo juro bonito, cuando esto acabe voy a follarte hasta que se te olvide que Hoseok es tu nombre—
—Bueno, solo si dejas que después de eso yo te folle hasta que admitas que los vampiros lo hacemos mejor— Sonrió ampliamente mientras sellaron su acuerdo con un último beso y cada uno se fue a sus posiciones, Hoseok comprobó las correas de su chaleco, le pareció absurdo traer uno puesto sin embargo Taemin se lo puso sin preguntar, en una correa de la espalda Hoseok sintió algo raro, arrancó el pequeño listón de cuero para ver que era, en su palma había un dije de Lucifer Nephilim tallado en turmalina negra, sonrió aún más amplio mientras se posicionaba al frente de su escuadrón de contención, el sería el encargado de estar liderando la primera línea de fuego para repeler a sus enemigos, ladró ordenes para atrincherarse mientras apretaba el dije rogando para que aquel demonio loco estuviera a salvo.
Por la entrada subterránea de la mansión y también por el ala médica, poco a poco iban materializándose vampiros guerreros y civiles que atendieron el llamado de los Bang Tan, iban tomando las armas que les proporcionaban, también se formaban en los distintos contingentes de reacción, Crissa, la líder médica estaba también atrincherada y armada junto con el personal médico, listos para curar a los heridos pero también para defender la propiedad, tenían todos los suministros a resguardo pero también tenían una medida desesperada de prender fuego cerca de los tanques de oxígeno en caso de que fuera necesario, suspiró liberando un poco de la tensión acumulada, alentó a los vampiros bajo su mando y elevó una plegaria a la madre Luna para que todos estuvieran a salvo.
Jungkook Y Taehyung lideraban el escuadrón de contención en el área posterior de la mansión, formaron a los vampiros en sitios camuflados con órdenes emitidas en susurros para que guardaran la calma y esperaran la señal, los dedos largos de Tae buscaron los de Jungkook, se miraron fijamente mientras Tae besaba con delicadeza cada dedo de su purple soul, el más joven sonrió mostrando sus dientes de conejo, un gesto dulce en medio de la amargura de las armas y la incertidumbre
—Te amo vampiro—
—Te amo conejito—
Fundieron su amor en un beso lleno de promesas silentes para, después de unos minutos separarse para que cada uno comandara su escuadrón, se dieron una última mirada antes de concentrarse en los comunicadores esperando las órdenes del líder.
Fuera del frente de la mansión, Jin y Namjoon esperaban que sus escuadrones tomaran posiciones en las copas de los árboles, camuflados por el follaje, armados con granadas y bombas de humo, además de los detonadores remotos de los explosivos plásticos colocados por todo el perímetro de la mansión y del terreno limítrofe del bosque gracias a Suga, Jin tenía la adrenalina a tope, esperaba con ansias batirse a golpes y a gritos de bala para defender a sus hermanos, pero sobre todo, estaba dispuesto a dejar que su cuerpo fuera el escudo del vampiro del cual ha estado enamorado desde antes de transicionar a un vampiro adulto, miró hacia el cielo oscuro y después miró a Namjoon quien tenía los ojos cerrados en extrema concentración, no quería interrumpir, pero su alma estaba gritando, era ahora o nunca...
—Me llevaré en mi memoria los que pasó en el área médica, lo deseé por tanto tiempo que quiero que sea mi último recuerdo antes de ingresar en el Anochecer—
—No digas tonterías Jin, ese no será tu último recuerdo porque nada malo te va a pasar, de eso me encargo yo—
—Estoy listo para lo que sea, menos para no volverte a ver, pero si es así, vivirás en mi recuerdo hasta que nos encontremos después, te protegeré Namjoon, incluso aunque la Madre Luna reclame mi cuerpo, mi alma te protegerá—
Se miraron y no hubo necesidad de miedo, se entregaron en un beso lleno de juramentos, sin miedos, sin inseguridades, sin nada que solo los corazones abiertos en canal goteando chispas como lágrimas circulando por sus venas.
—Vive ¿De acuerdo? vive para que repitamos lo del ala médica y todo lo que se te pase por esa mente pervertida tuya—Namjoon sonrió mostrando sus hoyuelos mientras acariciaba el rostro de Jin
—Vive y te prometo que la perversión tendrá nuestros nombres cuando esta mierda acabe—
—Te amo Namie—
—Te amo Jinie, sólo tú, siempre tú—
—Nam, eres mi purple soul—
—Mi Seokjin, mi purple soul—
Ambos sonrieron como nunca, abrazándose con sus cuerpos embriagados en esperanza y el anhelo que les daba la certeza de que todo saldría bien.
...Que equivocados estaban...
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