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8° Función: Teoría Cuántica de las Hamburguesas

Teoría Cuántica de las Hamburguesas

HEALTH S ©, es el más reciente descubrimiento tecnológico, que parece alimentar a todo el mundo con un sistema de recarga de carbohidratos y proteínas automático; desde hace veinte años, lo único necesario para subsistir, es conectar una pequeña microfibra cargada con los datos de Health System ©, en el brazo, para proveer los nutrientes necesarios a la humanidad.
    Es maravilloso, poder alimentarte sin necesidad de invertir tiempo en ello, claro, si no eres uno de los últimos cocineros que aún tienen fe en la manera tradicional de nutrirse.

Género: CiFi
Directora: SamanthaHirszenberg
Reparto: JinKook
Clasificación: A
Función: 8

    SeokJin se abre paso entre la cocina para apagar el fogón de su sopa. Siente el aroma de las especias entrar suave por sus fosas nasales. El tomate ha dejado un buen color y las verduras parecen dejar una apetecible invitación humeante.

    Revuelve un poco del caldo hirviente con una cuchara... y lo prueba.

    Es tan delicioso, como cuando mamá lo hacía para él; así que, con un aire satisfecho, sirve un poco en un plato de porcelana, antes de salir a las mesas de su restaurante.

    Su restaurante... Incluso al pronunciarlo parecía irreal. Su más grande sueño estaba cumplido desde aquella vez que cortó un listón  muy grande en la entrada del edificio principal. Los recuerdos lo hacen llenarse de nostalgia.

    Se sienta en la mejor mesa, destapa una botella de vino de los años veinte... Y suspira.

    Su restaurante está vacío, como siempre... Así que se dispone a probar de su platillo, en soledad. Justo como lo ha hecho todos los días... Desde que ese dispositivo apareció.

     ༉༉༉

    Corea del Sur, Seúl, 3019

    —¡Estamos por entrar a los años veinte! —gritó efusivo, su mejor amigo—. ¡No puedes pretender que las personas quieran comer en tu restaurante una sopa tan anticuada!

    Park JiMin parece indignado con la reciente necedad de su mejor amigo, por mantener ese lugar desértico al que llama restaurante.

    —¿Cómo puedes decir eso, JiMin?, ¡Las personas ya no saben lo que es la buena comida, por esas cosas que traen en el brazo las veinticuatro horas del día. ¡Con lo magnífico que es disfrutar de los ingredientes en tu paladar!... ¿Renunciar a ello por ahorrarse unos minutos al día?, ¡La humanidad se ha vuelto loca!

    SeokJin está indignado. No por lo vacío que resulta su más grande sueño empresarial, sino, por la terrible situación a la que se ha enfrentado la humanidad desde hace más de cincuenta años, cuando los recursos para alimentar a la población, menguaron hasta un número alarmante.

    Si bien, el Health System prometió alimentación y estabilidad mundial los primeros años de la Gran Hambruna, ahora ya no era necesario mantener el implante endodérmico en cada persona del mundo. Sin embargo, las personas parecían apreciar el tiempo que se ahorraban al comer para hacer más dinero.

    Ya no querían «desperdiciar dinero», en sustancias orgánicas que terminarían siendo desechadas en cuestión de horas. Por lo tanto, el arte culinaria, terminó por ser degradada a un lujo innecesario... Después, a una banal y simple pérdida de tiempo.

    —Deberías intentarlo también, Jinnie...

    —¡No, JiMin! Tú sabes lo que ese restaurante significa para mí. Lo es... Lo es todo.

    JiMin observa la mirada perdida de su adorado amigo, sintiendo a la pena emanar de sus pupilas. ¿Cómo mantener un sueño que ya no es necesario para nadie? Incluso sus padres habían comprado un HS para sí mismo, por lo que, no podía ir al restaurante de su hyung a esperar a que le cocinara algo, cuando su propio organismo no necesitaba más nutrientes de los que el aparato le aportaba... Nunca sentía hambre.

    Lo que sí sintió, fue pena. Por lo estoico que resultaba SeokJin cuando de su restaurante se trataba.

    —Estoy seguro de que algo se te ocurrirá. Realmente creo que... Si buscaras otra alternativa, sería más fácil para ti avanzar —sentenció—, me parece que estás haciendo todo más complicado... Sin embargo, soy tu amigo. Así que me quedaré a tu lado, decidas lo que decidas.

    Después de haber discutido con el pequeño Park, SeokJin abre las puertas de su restaurante. Pone un fino letrero de abierto, antes de limpiar todas y cada una de las mesas que posee. De pronto, se queda muy quieto, con el trapo que usa para quitar el polvo que se acumula en las hermosas mesas de madera que mandó a pedir, cuando su más grande sueño, aún estaba en preparación, presionándolo entre sus dedos inquietos.

    ¿Y si realmente solo está perdiendo el tiempo?, ¿Y si JiMin tiene razón? Sus platillos ya no son necesarios. Nadie necesita comer. Así que, la comida, ya no es un negocio factible, aún si ama cocinar con cada parte su alma.

    Un suspiro de nuevo y un dolor en el hombro le hacen sentarse, pegando la oreja en una mesa, mientras el tamborileo de sus dedos lo llevan a una ensoñación en la que sus pasiones no son tan inútiles.

    Se imagina a sí mismo, cocinando y dirigiendo a una gran cantidad de chefs. Todos trabajando en equipo para preparar miles de platillos deliciosos que les sacarán sonrisas a los comensales...

    Igual y ya era tiempo de abrirle paso a la modernidad; así que decide que este será el último día que mantenga abierto su local. Que abrirá para sus clientes inexistentes y después cerrará las puertas para nunca más abrirlas. Buscará una manera para subsistir de verdad y dejará esta tontería atrás.

    Y aunque es difícil, la resignación llega a sus instintos, en forma de ojos acuosos y pucheros implacables.

    Se para al frente de su local y mira el letrero arriba de su cabeza "Comida de Hogar". Era una pena que ahora deba decirle adiós a su hogar.

    —¿Han cerrado ya?

    Una voz. Cantarina y un poco trémula, como si pasara fríos terribles sin un poco de abrigo. Al volver la mirada hacia la voz, un muchacho de cabello rebelde y bermejo, lo mira con una súplica escondida entre las pestañas. Ha de ser un universitario, por la edad, piensa.

    Se queda muy callado, sorprendido de escuchar a alguien preguntar por el local, pues no ha tenido un cliente en meses.

    —Sí... Lo lamento, cerramos a las nueve... —responde. Mira como la decepción se pinta en los labios del muchacho, y como las ilusiones caen al piso junto con sus hombros entristecidos —. Hoy fue nuestro último día.

    —¿Último día? —pregunta el joven pelirrojo. —¿Tan mala suerte tengo? Pensaba venir mañana...

    —Oh, sí... Verás, el negocio ya no es negocio desde hace mucho...

    —Lamento tanto oír eso... Es que tengo mucha hambre...

    —¿Hambre?, ¿Qué sucede con tu HS?

    —¿HS? Oh... El mío era una versión vieja, se averió hace unos días y no puedo pagar uno nuevo —exclama el universitario—. Fui a la clínica a que me retiraran el averiado, pero... Al parecer nuestro seguro no cubre los gastos de uno nuevo; Con suerte puedo asistir a la universidad, y es difícil cocinar por uno mismo, cuando nadie vende ingredientes para nada...

    —Te entiendo tanto; pierdo más dinero con este lugar mandando a traer la comida. No me funciona... Supongo que tendré que comprar un HS también —tarda en darse cuenta de lo que el joven le acaba de decir —. Un minuto... ¿Cómo que no puedes pagarlo?, ¿Cómo te alimentas entonces?

    Los ojos del pelirrojo se entornan en una mirada extraña, mientras sus hombros se encogen, resumiendo en silencio un «hago lo que puedo».

    —¡Eso es terrible! Sabes... Tengo sopa en el refrigerador del restaurante... Si quieres, puedes pasar. La cuenta va por la casa.

    —Debes estar bromeando.

    —¡Para nada! De todas formas, este lugar se irá al demonio mañana. ¡Ven! —SeokJin no da tiempo de nada, porque ya está encendiendo las luces y abriendo la entrada principal, le parece una idea inadmisible pensar en alguien con hambre. Eso no podía ocurrir de nuevo.

    El joven extrañado, le sigue los pasos al cocinero, entrando en un establecimiento de apariencia preciosa, pues, aún sin tener clientela, SeokJin ha dedicado su vida a mantener de pie ese lugar que tanta ilusión le había hecho.

    —Sabes... He pasado varias veces por este lugar, cuando termino las clases. Sale un aroma muy rico... Me parece extraño que las personas con dinero no vengan a derrocharlo aquí —exclama el estudiante.

    «Si yo lo tuviera, lo haría»... Piensa.

    —Al parecer mi restaurante es una pérdida de tiempo. La gente ya no come. Ni sopa, ni hamburguesas, ni carne. Es demasiado retro para ellos —una risa graciosa sale de los labios del cocinero. Hay algo triste en esa sonrisa que el muchacho no logra descifrar — ...Y bien, ¿Cómo se llama usted, mi querido comensal nocturno?

    SeokJin enciende la luz de la barra, mientras acerca un banquillo alto para su cliente. Y, después de asegurarse de que estará cómodo, da la vuelta para entrar al área de la cocina externa.

    —Oh, discúlpame, olvidé presentarme. JungKook Jeon. Vivo a unas cuadras de aquí, en realidad... Somos vecinos. Aunque casi no salgo de casa. La universidad consume todo mi día —un deje cansado se escurre de sus labios, mientras estira un poco su cuello por el estrés, hasta el punto de emitir un sonido que pone en alerta a ambos hombres.

    —Debe ser difícil, muchacho. ¡Es inaudito que no tengas un HS! Es decir... Sigo pensando que esa cosa es una porquería —dice el chef, mientras busca en el gran refrigerador la gran cazuela con la sopa para servirlo en un plato y la mete al microondas —, pero... Debe ser difícil conseguir comida de verdad por estos días...

    —Oh, ¡no tiene ni idea! Mis padres me envían dinero desde nuestro pueblo, pero no puedo simplemente pedirles todos esos dólares por otro HS... Sería demasiado para ellos...

    SeokJin pone la clave al microondas para que caliente la sopa que ha preparado desde la mañana. No está en su mejor momento, pero por fin alguien podría probar algo de lo que hiciera. Por fin podría decir que era un chef de verdad, pues alguien se dignaría en probar sus platillos.

    —Bien... No es lo mejor. Pero estoy seguro de que te gustará —después de que el aparato suena con un pitido de alarma, saca el platillo con mucho cuidado y lo pone frente a JungKook.

    —¿Qué es? —pregunta, con el paladar expectante.

    —Brochetas de cordero y sopa de algas con anguila de mar —SeokJin está realmente orgulloso de su platillo. Es una receta de su abuelo e incluso se da el lujo de decir, que la ha mejorado un poco con una pizca de pimienta y algún que otro ingrediente secreto.

    —¿¡Acaso eso se puede comer?!

    —Te sorprenderías de todo lo que se puede comer en el mundo.

    —No soy entusiasta de las anguilas, pero... "Brochetas de cordero", eso se oye interesante.

    —Adelante, caballero Jeon —bromea SeokJin con la voz copiosa de buen humor, mientras se sirve un poco en un plato para sí mismo.

    JungKook está demasiado extrañado, por la manera en la que su estómago parece retorcerse ante la comida. Y de la manera en la que su boca está salivando, solo con el vapor de la sopa que tiene bajo suyo... ¿Esto era comer? No había probado bocado, desde que sus padres habían probado un HS, cuando cumplió los seis años; no puede creer que el simple hecho de comer, sea tan placentero, como para que las ansias de probar la sopa y la carne fueran tantas.

    Ve al cocinero servirse un poco para sí mismo. Mientras observa en silencio, como revolvuelve la sopa y sopla el dulce y humeante cucharón que lleva entre los dedos. Imita entonces sus acciones, dejando que el vapor cálido embargue su nariz, se siente tan bien, tan dulce.

    Y prueba una cucharada. Su paladar está vuelto un desastre, realmente la sopa de algas es magnífica. ¡Por qué las personas insistían en perderse de todo aquello!

    A ese bocado, le siguen otros y otros. Hasta que la sopa desaparece y las brochetas al costado son reducidas a palillos de madera sin nada a su alrededor.

    SeokJin se le queda viendo, con una risita satisfecha y los ojos muy ilusionados.

    —¿Y bien? —pregunta el cocinero—. ¿Qué te pareció?

    —¿Bromeas?, ¡fue magnífico! Tú... Tú debes tener manos mágicas. ¡Esto fue delicioso! —brama, eufórico—. ¿Por qué las personas querrían ahorrarse esto?, ¡es una tontería!

    —No estoy seguro...

    —¡Quiero más!

    —Vaya, lo lamento. No tengo tanto, los ingredientes son costosos y me es difícil comprarlos —se lamenta —. Acabas de comerte el último tazón... Por eso iba a cerrar.

    JungKook abre los ojos sorprendido, debía tratarse de una broma. La mejor experiencia que ha tenido en la vida se reducía a "el último tazón". ¡Qué estafa!

    —¡Esto es magnífico!, No puede tratarse del último tazón en el mundo.

    —Lamentablemente, lo es. Ya nadie cocina, niño. Yo había sido un iluso al creer que esto funcionaría, pero... Son tonterías. No hay manera de sostener esto económicamente —SeokJin acerca sus dedos a la nariz de JungKook y hace un gesto cariñoso al tocar la punta.

    —¿De qué vivirás ahora?, ¡Justo cuando pensaba venir seguido!

    —Creo que regresaré a la casa de mi hermano. Él puede... Darme un empleo de verdad, en lo que consigo mi propio HS. Te sugiero que les digas a tus padres lo que ocurre con el tuyo.

    —¡No!, esto que haces... Con la sopa y las algas... ¡Es arte!, estoy seguro de que si logramos que la gente pruebe tu arte, dejarán esos aparatos para venir a comer a tu restaurante.

    —¡Qué tonterías dices, niño!

    —Hablo enserio. Puedes hacer algo magnífico con este... "Cordero".

    SeokJin observa el entusiasmo del joven universitario volverse cada vez más y más efusivo. De pronto, un destello de esperanza brilla entre ambos, quizá una última oportunidad...

    —¡Puedo prepararte una hamburguesa! —exclama, como si una gran revelación hubiese llegado intempestivamente.

    —¿Hamburguesa?, ¿Cómo es eso? —JungKook está realmente anonadado. En toda su vida jamás había comido nada como aquello. Escuchar hablar sobre ingredientes, cordero, brochetas y hamburguesas eran todo un arsenal de conceptos desconocidos —suena raro...

    —¡Sí, verás! Una hamburguesa, es una especie de platillo rápido. En los años noventa fueron muy populares. Las personas comían por montones, incluso habían logrado que la comida fuera saludable, usando menos aceite y reemplazando la carne de vaca con otras alternativas...

    —Ni siquiera sé que es una vaca. Pero te ves muy animado con ese asunto. ¡Yo quiero probar una!

    —¿No te sientes lleno con lo que ya te di?

    —La comida de hyung va al corazón. No al estómago. Además, he pasado dieciocho años sin probar comida real, creo que puedo probar un poco de lo que hyung prepara.

    SeokJin está emocionado con la nueva propuesta del muchacho. Así que se pone a la tarea de prepararle una hamburguesa. Hay muchas cosas en esta comida que podrían considerarse no saludables, pero, será solo un postre, para probar.

    Para recordar aquel tiempo en el que podías conseguirlas en cada esquina.

    —Esto es delicioso —dijo JungKook, después del primer bocado —. ¿Por qué las personas dejarían de comer esto?

    —Las hamburguesas son deliciosas, JungKook —dijo SeokJin, con el tono que se usa para contar un secreto. —Pero no son tan  saludables. Antes, cuando la carne de avena no existía, debíamos matar animales para conseguir los filetes. Después de la Gran Hambruna, los recursos no fueron suficientes... Eran deliciosas, pero no podríamos mantenernos con vida si seguíamos comiendo como lo hacíamos. ¡Y eso que yo adoro la carne! —una risa ahogada, llevó a SeokJin a un mundo de nostalgia, en el que la cocina era un lugar cálido en el cual podía refugiarse, siempre.

    —Pero... —interrumpió JungKook —Había este sustituto, antes Health Industries hacía carne falsa! Yo lo recuerdo, iba en la escuela básica entonces... ¿Por qué la dejarían de lado?

    —La nueva tecnología deslumbra, JungKook... El tener alternativas novedosas, siempre nos nublan. Ya nadie quiso regresar a la manera tradicional de alimentarse. ¡Igual y comer no es tan necesario! —admitió SeokJin. —Pero entonces, ¿Qué se supone que haga con esto que amo?... A nadie le interesa la cocina... No importa si mi comida es arte como dices. En tiempos de guerra, los lujos pasan a segundo término y el arte, a un simple concepto sin importancia.

    —¡Un día lograré que tu restaurante esté lleno!

    —Eres un buen chico, Kookie... Con tenerte aquí probando mi comida, me siento realizado.

    JungKook puede sentir como el calor sube hasta sus mejillas. ¿Para qué mentir?, tener justo al frente a un hombre tan apuesto como SeokJin es abrumador. Lleva sus delgaduchos dedos hacia los mechones rebeldes que le obstruyen la vista y le observa mejor.

    En verdad, el cocinero es un hombre apuesto. JungKook quiere encontrar una manera en la que su restaurante no termine cerrando y a consecuencia, el cocinero se vaya lejos de donde pueda admirarlo. Siempre quiso acercarse a él, desde hacía meses, cuando el aroma delicioso salía del establecimiento y un muchacho de hermosos hombros anchos salía para poner un lindo letrero de "abierto".

    Era injusto que ahora que se atrevía a hablarle, el hombre estuviera a punto de regresar a su tierra. A decir verdad, está un poco molesto con la situación... ¿No podría esperar un poco? En lo que intentaba con todas sus fuerzas enamorar al cocinero? ¡Bah, tonterías! Él no va a esperar ni un minuto más.

    —¡Hablo en serio! —Casi grita, con el corazón palpitando fuertemente, agradece por el momento, que el restaurante esté vacío —. Puedo hacer que venga gente y pruebe esto. Eh... —titubea. Se sorprende de estar tan nervioso frente al cocinero —. ¡Soy popular!, ¡Tengo muchos amigos que vendrán si les digo! Y estoy seguro de que si lo prueban no tendrán más elección que venir para siempre.

    —¿En serio?, ¿tú podrías hacer eso?

    —¡Por supuesto! —JungKook se levanta de su asiento, porque está eufórico, como un niño. Hablando muy fuerte y con una enorme sonrisa en el rostro —. ¡A mis amigos les encantará! No tenemos mucho dinero, así que podremos pedir entre varios, pero... ¡Ellos les dirán a sus padres y para cuando te des cuenta, ¡Miles de padres vendrán aquí a probar un poco de tu arte!

    —Estás muy emocionado —rió SeokJin— y eso que no te he dado a probar pastel...

    —¿Pastel?, ¿qué es pastel?

    —Olvídalo.

    —¡De cualquier manera! Confía en mí. Mis amigos vendrán si se los pido...

    ༉༉༉

    —No iremos —dijo YoonGi.

    —¿Cómo que no vendrán? —JungKook está a punto de llorar de la frustración. Había invitado a cuatro amigos y todos le estaban cancelando en el último minuto.

    —Lo siento mucho, Kookie —dijo TaeHyung, realmente preocupado—. Se me salió y le dije a mamá que iría a comer contigo. Ella tiene miedo de que la comida pueda enfermarme. ¡Incluso me amenazó con cortarme mi gasto si se enteraba de que iba contigo!

    —¡La comida es lo más delicioso que existe en el mundo!, Yo comí supa el otro día y no me pasó nada... —JungKook hace un pequeño puchero, mientras mantiene el ceño fruncido.

    —A mí me habría encantado ir —dice YoonGi, rascando su nuca, bastante apenado—. Pero papá dice que ya nadie necesita comer... Y que algo extraño debe traerse entre manos ese cocinero. ¿No te parece extraño? Es decir... ¿Puedes confiar en alguien que no confía en la tecnología?

    —SeokJin Hyung es un buen hombre. ¡Y cocina delicioso! No hay malas intenciones en él... —Los chicos encogen los hombros... ¿Qué pueden hacer si no confían en el hombre?

    Entonces JungKook recuerda el pequeño trozo de hamburguesa que SeokJin le dio esta mañana. Busca en su bolso y la saca, mostrándola a sus amigos.

    —Miren esto. Pruébenlo y díganme que es lo más horrible que han probado en sus vidas. —Podrían no confiar en SeokJin, pero deberían confiar en él. Eran amigos de todas formas...

    TaeHyung mira de reojo a YoonGi, ambos saben que el pequeño no se rendirá hasta obtener lo que quiere... Por lo que YoonGi es el primero en probar el trocito de hamburguesa.

    —¿Qué más puede pasar? —dice YoonGi antes de llevarse el alimento a la boca. Siente a la saliva hacerse cada vez más abundante y el sabor del alimento... El sabor del alimento está bailando en su paladar. ¡Es delicioso!; No puede evitar hacer un sonidito de satisfacción, mientras mira perplejo a JungKook. ¿En dónde había conseguido semejante manjar? —¿Traes más?

    —¡En el restaurante de Hyung hay todas las que quieras!

    —¿En verdad es tan bueno? —pregunta TaeHyung. Antes de que YoonGi le quite el último pedazo que tiene JungKook en la mano y lo meta en la boca de TaeHyung sin una pizca de amabilidad —¡Santo Van Gogh! —dice, con la boca llena—. ¿En dónde dijiste que estaba el restaurante de tu hyung?

    —Les diré todo lo que quieran saber... Pero ahora, necesito su ayuda...

    ༉༉༉

    Los tres amigos han armado un plan para hacer que el restaurante de SeokJin deslumbre como lo que en realidad es, la cuna de uno de los mayores deleites para la humanidad. El trío de universitarios en su primer año, han llenado de volantes virtuales los casilleros y los teléfonos de todos sus compañeros en el campus. De pronto, todos quieren saber, ¿cuál es la Teoría Cuántica de las Hamburguesas? Y ¿por qué ir a comer a ese lugar es lo mejor que puedas hacer de tu juventud?

    —Eres un genio, JungKook. Ahora, si le pides a ese tipo que te bese, seguro que lo hace —se burló TaeHyung a sus espaldas. JungKook pudo sentir el rubor subir por sus mejillas.

    —¿De qué estás hablando?

    —¡Por Dios, Kookie! Te conozco desde que aprendiste a ir al baño solo. Sé que ese cocinero te gusta... Y mucho —ha sido descubierto por su amigo, por lo que toda la sangre se le sube a la cabeza, dejando notar su piel atomatada.

    —Bah... Él es un poco mayor... No creo que se fije en mí algún día.

    —¿Por qué no le dices? —incita TaeHyung —. No pierdes nada... En una de esas...

    —¡Estás loco!

    ༉༉༉

    Al día siguiente, cuando llegó al establecimiento, suspiró mientras veía la bulla que los comensales creaban al disfrutar de los platillos de SeokJin. En su mayoría eran estudiantes que les rogaban a sus padres que les quitasen en HS solo para disfrutar durante más tiempo el sabor de tan deliciosa comida. JungKook estaba demasiado inquieto ese día... ¿Sería la comida, un retroceso para la humanidad?, ¿habría incitado a todas estas personas, solo por querer hacer feliz a un hombre que a penas conocía?... Y... ¿Sería cierto lo que había dicho TaeHyung?, ¿Será que no perdía nada con... Bueno, ser... Honesto?

    —¡Hey, JungKookie!... ¿Tienes un minuto? —SeokJin le llamaba desde el otro lado de la cocina. El pequeño hombre tomó su nerviosismo y se encaminó hasta quedar frente a frente con SeokJin. Cuando llegaron, la mirada emocionada de Jin le hizo sentir que todo había valido la pena —. ¡Eres el muchachito más dulce e inteligente del mundo!

    —¿Yo?, ¡de qué estás hablando!

    —Sí, tú. ¿Quién más?, ¿Crees que no me enteraría de tu "Teoría Cuántica"?, ¡Prácticamente has convencido a toda esta gente de que no estarían viviendo en plenitud sin probar mi comida! No sé si estar agradecido o asustado... —exclamó, guardando una broma para sí mismo, antes de tocarle la nariz como se había hecho costumbre —. Eres un pequeño estafador.

    Estaban demasiado cerca.  JungKook podía ver el destello verdoso en los ojos de SeokJin y tuvo el impulso que querer tocar sus esponjosos labios... ¿Lo odiaría si, en un impulso de su corazón palpitante, estirara un poco, solo un poco los pies, para poder tocar sus labios?, ¿sería demasiado extraño o demasiado incorrecto?

    Para cuando la razón estaba por decirle que no, que no era prudente, que se trataba de un hombre con la vida resuelta... No pudo retroceder el tiempo, pues sus labios ya habían tocado el paraíso sabor a especias y tomate fresco...

    —JungK...

    —¡No diga nada, Hyung! Estoy seguro de que si dice algo, moriré de la vergüenza.

    —Yo... Tú eres... Discúlpame, me temo que no he sido claro con mis sentimientos... Eres un chico muy dulce, pero...

    —Eso creí. No tiene que preocuparse, hyung. No le estoy pidiendo un pago por tirar volantes en la calle. Realmente no creí que usted fuera a sentir lo mismo que yo.

    SeokJin se ve alterado, en realidad quiere decir algo, pero JungKook no parece querer darle un espacio de silencio para expresar aquello que tiene que expresar.

    —JungKook...

    —Sí, yo sé que soy muy joven, pero es que, si usted se viera a través de mis ojos, entendería por qué estoy tan...

    —¡JungKook!

    —¿Qué? —dijo el muchacho, con el ánimo bastante diluido con la vergüenza.

    —Me pareces un muchacho excepcional... —comenzó—. Si a tus padres no les molesta, me gustaría invitarte a una cita. Nada exhuberante. Te prepararé sopa.

    La mirada de JungKook parecía perpleja. ¿Había escuchado correctamente? Su amor platónico le estaba dando una oportunidad...

    —Claro... —parecía dudar de sus palabras, ¿Era así de sencillo?

    —Con una condición.

    Claro que no sería tan sencillo...

    —¿Cuál? —preguntó JungKook con la mente nublada por la sorpresa y la vergüenza. TaeHyung tenía razón, realmente no perdía nada con intentar; y ahora estaba teniendo todo cuanto había deseado...

    —Tendrás que decirles a tus padres lo de tu HS —sentenció.

    —¡Sí!

    ¿El pago por su felicidad sería una regañiza de sus padres?, el simple hecho de haber probado los labios de su Hyung ya era un precio justo.

ғɪɴ

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© FlyKingSquad
03032020

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