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✘ Capítulo XXIII. ✘

Capítulo dedicado a: luv4chanin. Eres una bebé preciosa y siempre estás acá, comentando y dándome tu apoyo. Te quiero mucho, luvie. 💗💗💗

ehhh, por cierto, casi no comentan ya. si reaccionan a diversas cosas del capítulo, de verdad me haría feliz, me encanta leer sus comentarios. 🥺🥺🥺

⚠️ AVISO IMPORTANTE: Este capítulo también contiene contenido delicado de violencia verbal, MUCHA violencia verbal, uso de lenguaje muy grosero y despectivo, y violencia física. También hay abuso sexual, aunque no relatado, pero si mencionado, y es largo, como vengo haciendo los capítulos.

Pondré un "⚠️" cada que venga una escena fuerte. Es un capítulo duro e intenso. Lamento si demasiado...

▲•▼•▲『✘』▲•▼•▼•▲

La palabra "esperanza" flotando allí
junto al futuro que contigo construí.
En algún momento
solo colapsó.

Todo cayó
y se volvió un intenso flamón.
Todo cayó.
y solo polvo quedó.

Canté y grite hacia ti...

...

... pero no pude alcanzar a tu duro corazón.

– Falling - day6

▲•▼•▲『✘』▲•▼•▲

— ¿Recuerdas cuando te dije "que suerte" el día que me mencionaste que no tenías hermanos o hermanas? —Jeong afirmó—. Bueno, lo hice porque la mía... Fue el maldito diablo conmigo. Todo comenzó el día que nací. Sí, así como oyes, Hannah, ese era el nombre de mi... Hermana. Creo que ella me detestó desde el día en que vine al mundo —chasqueó su lengua, urgando entre sus recuerdos—. Incluso en la primera foto que me tomaron, en familia, ella aparecía pegándome en la cara.

— ¿Qué? —el menor lo vio con algo de incredulidad—. ¿En serio?

Bang afirmó. — Sí. Mis papás se reían y bromeaban acerca de eso, hasta yo lo hacía. Pero quien fuese a pensar que era el inicio de... Un infierno para mí.

Yang le otorgó esa clase esa mirada que le daba el empujoncito que necesitaba para continuar, al compás que le transmitía confianza.

— Mi infancia en casa fue horrible por ella, me hacía muchas maldades, me molestaba, me amenazaba y quemaba o rompía todas las cosas que eran importantes para mí —en serio, nunca olvidaría ese día en que su muñeco de Goku en fase de Super Sayayin 2 fue lanzada por la fémina a la chimenea, sin piedad alguna—. Su mayor gozo era hacerme molestar o verme llorar, podía verlo... En su expresión —un escalofrío lo recorrió—. Ella disfrutaba muchísimo hacerme maldades.

— Woah... —In estaba muy impresionado. ¿Cómo alguien de tu propia sangre podía ser tan cruel? ¿Y por qué? No parecía haber razón alguna, más que la mera presencia del mayor.

— Uh, y conforme fui creciendo, se fue volviendo peor. Tal vez te rías —advirtió, intuyendo que eso pasaría, muy seguramente— pero yo en primaria y a inicios de secundaria... Era muy popular.

Y como previó, el menor reventó en carcajadas, viéndole con las cejas levantadas y una cara interrogante, aunque divertida también.

— ¡Lo sabía!

— ¿Hablas en serio?

— ¡En serio! —se indignó—. Era muy amigable y todo el mundo me amaba, tenía muchos amigos y pretendientes, pero en cierto punto todo eso empezó a arruinarse por rumores...

Y después de escuchar eso, las risas de JeongIn pararon.

— Oh...

— Al único que tenía en esos momentos donde todos mis "amigos" me dieron la espalda, fue a Noah... Mi mejor amigo desde que tenía diez años —informó, sonriendo un poco al recordar a ese chico. Y no cualquiera, claro—. Él lo era todo para mí, especialmente en esos tiempos. Me escuchaba, me aconsejaba y cuando nada servía, solo me animaba. Era gracioso... Aunque sus chistes eran terriblemente malos.

— Suena como algo muy lindo...

— Sí que lo era —volteó para verle—. Inevitablemente, nos enamoramos. Para ser honestos, era algo que llevaba tiempo en nosotros, pero que no queríamos admitir por miedo. Nuestras familias eran homofóbicas y no solo eso, sino que ambos estábamos destinados a hacernos cargos de una empresa, a casarnos con hijas de otras familias importantes y tener hijos para que ellos vivan la misma desgraciada vida.

Yang muequeó. Se oía como una existencia demasiado miserable. No se podía imaginar la impotencia que sentían ambos.

— Y Hannah, no conforme con haber dañado mi reputación escolar, que luego fue que descubrí que era ella la que soltaba chismes sobre mí —gruñó, enojado—, también lo hizo con mi familia. Me daba miedo como es que se le ocurría tantas... Cosas, para joderme, desde robar mis chaquetas y dárselos a sus amigos que fumaban para regresarlas a mi armario, y hacer como si yo hubiese sido quien fumase, hasta manipular a mis papás para hacerles creer que yo la golpeaba, cuando era su novio, o atribuir el fracaso de mi equipo de fútbol a detalles que no eran para nada mi culpa... —Chris libró una bocanada de aire, pensando que esto no era nada, y faltaba tanto, pero podría quedarse todo el día contándole exclusivamente sobre ello—. ¿Lo peor? Todo se lo creían.

— ¿Ah? —molesto, el coreano lo vio—. ¿De verdad?

— Sí... Ellos ya no tenían confianza en mi, o al menos, papá ya no. Hannah se convirtió de nuevo en su "niña consentida", su "princesa indefensa", mientras que yo... Yo era el monstruo, la abominación. Mi mamá... Nunca supe si realmente me creía o... O no lo sé, pero al menos era mi consuelo y salvación de la ira, golpes e insultos de mi padre.

— Llegar a ese punto...

— Es algo que suena para nada posible, ¿cierto? Pero ella lo logró, ella tenía mi vida hecha nada, y se jactaba con ello, se veía tan feliz y gustosa...

— Ella no era humana —se atrevió a decir JeongIn y Chris asintió.

— No lo era —concordaron—. Pero yo era el único que podía ver ese lado... Y Noah, gracias a que le contaba todo y era el único que me creía. Pero...

— Ay, no —Chan rió al ver la cara horrorizada de In—. ¿Hay un 'pero'? ¿Todavía más?

— Creeme que yo tampoco pensé que alguien podría ser más vil y sádico, pero ella realmente fue más allá de esa barrera límite que había en mi mente, porque, claro, si podía joderme más... Lo haría. No te miento cuando te digo que eso... ¿Le daba placer, de alguna manera? —un suspiró abandonó sus labios—. No estaba bien de la cabeza, para nada...

— ¿Que fue lo que pasó? —incitó el azabache, muy intrigado por saber qué más le había podido hacer.

Chan se quedó un rato en silencio, abriendo su boca y cerrándola después. Negó, cerró los ojos y alzó la cabeza. Levantó de nuevo sus párpados, ahora con sus orbes observando fija y quedadamente el cielo.

— Ella expuso mi intimidad.

"Esa mañana, Christopher iba de lo más feliz, entrando al colegio.
El día anterior, después del suceso romántico con el que consideraba el amor de su vida –así de idiota lo tenía, señoras y señores– llegó a su hogar con una inmensa sonrisa y lanzando corazones, flores y demás. Olvidó la existencia de su celular, estando tan drogado por las endorfinas producidas gracias al constante repetir del "Te amo" de su chico, y se puso a componer, a cantar y a tocar, creando una canción dedicada a su querido amor. Cuando fue a ver la hora, cansado pero satisfecho, era sumamente tarde.

Así que solo se fue a dormir.

Hoy llegaba, más seguro y motivado que nunca, así que no le interesaba nada. Nada podría arruinar el increíble buen humor que tenía ese día; ni las burlas, ni las miradas de desprecio, ni los estúpidos rumores sin sentido.

Estúpido. Muy estúpido.

En un chasquear de dedos, todo ese hype, emoción y aura de buenas vibras se fue de picada a más allá del subsuelo cuando, en medio de su animada caminata, algo se interpuso en su camino y le hizo caer de frente al suelo, pegando el rostro al mismo.

El dolor no tardó en aparecer, volviéndose más y más intenso especialmente en su nariz y labios. Maldita sea.

— Pero si es que ha llegado el marica... —escuchó detrás de él, y antes de poder voltear y descubrir la identidad del que le había nombrado tan despectivamente, una mano lo agarró con fuerza del cabello y tiró de él. El primer quejido se le escapó—. Parecías muy contento, ¿que pasa ahora? ¿Por qué no sonríes más, ah?

— A-ah... —el segundo quejido se oyó de su parte; su cuero cabelludo estaba siendo vilmente maltratado—. Porque me haz tirado al suelo... Idiota.

A Chris no le importaban los sobrenombres o las cosas que decían de él ahí. Realmente, le valían completamente, al menos ahora. Con el tiempo se había adaptado al ambiente burlón y de malas miradas que experimentaba a diario.

Pero de pasar a eso, a lo físico, era una gran diferencia. Era un escalón que pensó nadie jamás iba a escalar, no tan pronto.

— Que graciosito —gruñó su agresor, típico cliché de chico malo con su cuerda de lamebotas. Y también, con demasiada fuerza a la que no podía enfrentar. Tendría que estar loco—. Veamos si sigues siendo tan chistoso cuando veas esto...

Varias hojas fueron colocadas frente a los molestos ojos de Bang, y por poco estos se le terminan saliendo de su sitio.

Era él... Posando de diversas maneras, todas provocativas y en extremo de íntimas. Además de ello, también habían unas cuantas con capturas del chat, donde tenían sus charlas más... Sucias, y hablaban de un sinfín de cosas que deseaban hacer con el otro, por el momento de calentura.

Y eso... Ese tema y esas fotos eran algo que solo había compartido con Noah. Y solo con él.

Así que... ¿Cómo las habían conseguido?

— Aww, ¿no lo sabías? —el más joven percibió el ardor en sus ojos, con su ceño fruncido y la boca entreabierta. No, no, no...—. Esto en todas partes; en carteles de la escuela, en los casilleros, en los salones... ¡Incluso en las redes sociales! Parece que haz cumplido con tu labor de perra barata...

Sus labios se apretaron entre sí y él cerró los ojos. Tenía que ser una pesadilla, tenía que ser un mal sueño...

— Déjame... ¿Q-qué ganas haciendo esto...? —pidió, con la voz rota y los mofletes ya mojados por un par de lágrimas que no pudieron ser contenidas en sus sacos correspondientes—. Solo... Déjame y-

— Nah' —quien le retenía se risoteó, sádico, e hizo presión con su rodilla en su espalda baja. Christopher siseó—. ¿De que me serviría desperdiciar a mi inútil y fresca nueva presa?

El tono tan macabro en que había pronunciado aquellas palabras había sido tal, que le generó un corrientazo de terror, estremeciéndole y causando que cada pelillo de su ser se pusiese de punta. Chris podía sentir el ataque de ansiedad a la vuelta de la esquina, esperándolo para comérselo vivo, y este solo incrementó más al ver a las personas empezar a amontonarse a su alrededor, riéndose, señalándolo, tomando fotos o grabando vídeos.

⚠️

La realidad se le distorsionó demasiado. Su cabeza daba una y cien vueltas, y sus ojos no paraban de dirigirse de aquí a allá, viendo borroso, con el pecho agitado y más de esas gotas gruesas y salinas bajando por su bella cara, hasta manchar el piso.

"Marica", "Puta", "Fácil", "aberración", "Zorra"...

— ¡Miren, se acaba de montar un vídeo, y también es de la putita de Bang —muchos rieron, otros se sorprendieron y fueron a asomarse a ver el nuevo contenido. El otro giró su celular, de forma que la mayoría podía ver lo que se mostraba en la pantalla, incluyendo al mismo Chris.

Y ahora sí, sintió que moría en vida.

Eso era... Era el vídeo que Noah había tomado ayer de él. Demonios, ese mismo, ¡ese mismo maldito vídeo!

No podía creerlo. El enfado le duró poco para cuando la tristeza y traición se le inscrustaron dolorosa y profundamente en su corazón. Así que las fotos, las capturas y eso...

¿Habían salido de él?

No, no podía creerlo, no podía ser así, ¿verdad? Él ni haría eso, tal vez... Hannah tenía que ver, de alguna manera...

Los comentarios no se hicieron esperar.

"¿Cuánto le tendré que pagar?", "Seguro te la hace gratis", "Es un monstruo", "Está enfermo", "Personas como él no deberían existir", "Repugnante"...

— ¿Sabes? Seré una buena persona... —el chico, que había dejado en segundo plano, volvió a hablarle. Apenas podía distinguirlo de entre toda la niebla de pensamientos y lo que mencionaba el resto acerca de él—... y voy a curarte.

¿Cómo...?

Ni tiempo le dió para nada cuando su cara estaba golpeando el suelo una vez más, pero esta vez con mucha más fuerza. Los sentidos se le desorientaron y su rostro dolió, dolió muchísimo. Abrió sus ojos, solo un poco, antes de ser jalado hacía arriba y empujado hacia abajo de nuevo. La violencia con que fue efectuado fue abruptamente distinta en esta ocasión y pudo sentir como el punzón en su nariz también se hacía mil veces mayor. También oyó un crujido, sintiendo posteriormente como una sustancia líquida e hirvientes se mezclaba con sus lágrimas, bajando por su rostro lentamente.

Sangre.

Su cabeza se levantó una vez más gracias a las manos ajenas, que le tenían firmemente agarrado del cabello, y sabiendo que no aguantaría un golpe más –no consciente–, cerró sus ojos y apretó los labios, esperando que solo sucediese. Los gritos se callaron de pronto, los murmullos y risas también, y él solo...

— ¿Qué está pasando aquí, joven Ethan?

Jadeó, sollozante.

Por lo que pudo oír, era la voz de uno de sus profesores. Se escuchaba distorsionada, quizás producto de su ataque de ansiedad y los golpes recibidos, pero estaba seguro de que él era y que por ya le darían un fin a esta tortura.

Por ahora.

— Señor... —el rubio que le tenía agarrado por su melena lo soltó, levantándose y permitiéndole respirar más tranquilo. Aunque entre el llanto y el resto de síntomas, le costaba estar en calma—. Nosotros-

— A dirección, ahora —ordenó el mayor, causando que el atacante y sus cómplices bufasen o gruñesen, fastidiados—. ¡Ahora!

A paso perezoso se dirigieron a dónde el hombre les había ordenado, y una vez fuera de su vista, el mayor se agachó a un lado de Bang, ayudándole a levantarse.

— Niño... Debes ir a enfermería —le indicó, comenzando a caminar con él agarrado de la muñeca. Por supuesto que Chris no se negó, necesitaba con urgencia atención médica. El dolor era horrible.

Y mientras pasaban por entre la multitud de estudiantes que se había dispersado ante la llegada del profesor, pudo ver unos tristes ojos grises, un cabello oscuro y unos labios pomposos, esos que tanto amaba besar, formando una fina línea recta.

¿Desde cuándo haz estado observando, Noah?

— Christopher... Nos hemos dado cuenta de la situación en la que estás. Sé que es un tema delicado y personal, que realmente no nos incumbe a nosotros, pero no podemos evitar preocuparnos. ¿Seguro que no quieres que llamemos a tus padres?

El chico negó, ferviente.

Ni siquiera se quería imaginar que pasaba si sus padres, en específico, su papá se entera de esto. Con la nula confianza que tiene en él, podría pensar que hasta se prostituye en una página porno o peor, en las calles. Y la paliza que le daría...

Un escalofrío le hizo retemblar, teniendo que abrazarse a sí mismo. Se sentía diminuto, chiquitito...

— Por favor... No lo hagan —pidió, con la voz algo ahogada por la gasa que tenía apretada en su tabique y los algodones en sus orificios nasales. Luego observó con súplica al director y profesor que antes le había auxiliado—. Yo... Quiero hablarlo con ellos, es mucho mejor así.

Y los dos adultos se vieron, uno sintiendo pena y el otro solo negando a la vez que suspiraba, para seguidamente concederle aquello al muchacho.

— Está bien. Le avisaremos a todos los profesores de tu situación. Trata de mantenerte siempre cerca de uno de tus amigos —el que dirigía todo el instituto le puso una mano en el hombro; Christopher bajó la cabeza—, ¿bien?

— Bien...

«El problema es... Que ya no tengo a nadie. Solo a él» se dijo internamente, a punto de llorar de nuevo."

— ... me molieron a golpes, me abusaron...

"Chris estaba con los ánimos por los suelos.

Pensó que todo podría mejorar en cuanto viese a Noah, más no lograba dar con él.

Sí, lo veía en las clases e intentaba acercarse, pero el mayor siempre lo evadía y al final de las clases, era el primero en salir, volviéndose uno en medio del mar de estudiantes.

¿Que por qué no le seguía? Le daba miedo alejarse del profesor con el que estuviese y que alguno de esos matones se le acercase a hacerle daño como en la mañana. Era un riesgo que no creía que valdría la pena. Mejor lo acorralaría en la salida.

Y su plan hubiese salido a la perfección, de no ser porque cuando ya estaba afuera del colegio, cerca del portón de salida a la calle... Aparecieron justamente a quienes les temía. Los mismos de la mañana.

Noah solo se perdió entre las calles, y él fue jalado a un callejón cercano. Comenzó a gritar, a agitarse, pataleando y tratando de darle puñetazos, pero un golpe en su estómago que le sacó todo el aire le paralizó y al ser echado en el suelo, intentó recomponer su respiración.

Más, no pudo pues una patada en la misma zona le regresó a la misma condición que antes, lanzando a la basura todo el esfuerzo de recuperación.

— Vaya, vaya, la marica siguiendo a Jones —dijo uno, a su derecha. Él se puso las dos manos en el estómago y un sollozo se le escapó, a pesar de querer parecer fuerte.

De verdad le costaba, muchísimo.

— ¿Por qué seguías a Noah, ah? ¿Acaso buscas que te dé protección? —otro habló, burlón, muy cerca de su cara—. ¿O será por algo más?

— Antes ustedes eran amigos... —Chris se apoyó de sus codos, deseando al menos sentarse, pero un puñetazo le hizo volver al suelo, ahora, boca abajo. Sintió la sangre en su paladar, las lágrimas saliendo en más cantidad...—, ¿no es así?

— L-lo es... —contestó, pese a la falta de aire y el dolor.

— ¿Lo es? —se carcajearon—. ¿Todavía son amigos, eh?

— Yo... —«Mi mejor amigo, creo que... Hasta más que eso»—. Él... No —bajó la cabeza—. Ya no...

«No permitiré que te dañen a ti también, a pesar de todo...»

— Claro, ¿quién querría estar con un perdedor y repugnante ser como lo eres tú? —el que parecía el líder rió más, ladeando su cabeza, mientras Chris solo deseaba tener poderes para desear desaparecerlos a todos e irse en santa paz—. Me das tanto asco...

⚠️

Luego de esas palabras, todos se acercaron y comenzaron a darle una golpiza; patadas por aquí, puños por acá. El más joven solo podía escudarse inútilmente con sus brazos, soltando varios "basta" o "déjenme, por favor".

Pero no se detuvieron... No hasta que la cabecilla produjo una seña con su diestra y todos pararon para verlo atento. El pobre Christopher, todo magullado, moreteado, sangrando y llorando, suplicaba porque se hubiesen aburrido o algo de ese estilo.

Él en serio era un iluso.

— Se me ocurrió algo mejor —tomándolo de sus rizos, lo obligaron a sentarse. Bang soltó un quejidito y abrió, como pudo, sus ojos, observándolos hacer un círculo alrededor. No tenía escapatoria—. El videíto de esta mañana estuvo muy caliente —oh, no—. ¿Por qué no hacemos una segunda versión, justo ahora? ¿No les parece buena idea, chicos?

— Eso suena increíble, después de todo, ¿no es una puta más? —apoyó otro, y los demás solo afirmaron, soltando un par de burlescas risillas al tiempo que Chris les veía atemorizado, negando con la cabeza al observarle bajarse sus cremalleras. Sin dudarlo le pegó un puñetazo al que comandaba e intentó huir, logrando salir del encierro y alejándose unos centímetros, pero alguno lo tomó de su muñeca y le jaló hacia atrás, haciéndole caer. Su cabeza rebotó duro contra el pavimento y las cosas empezaron a darle vueltas—. Perra estúpida...

— ¿Creíste que sería tan fácil? —oyó, para nada claro. Los oídos también le pitaban—. Iba a tener piedad de ti, putita, pero ahora esto... Esto será tal cual lo que mereces.

Vio sus figuras rodearle, escuchó sus cierres bajando, sintió sus manos tocándolo...

Entonces, el abuso inicio."

— ... y él, el único en quien confiaba para todo, me traicionó.

"Christopher estaba tirado en el suelo, oyendo las carcajadas de esos malditos alejándose, hasta ya no ser posible escucharlas.

Pero ni con eso tuvo la fortaleza para aunque sea levantarse un poco, no. Lo único que sentía era el fantasma de todas esas repugnantes y corruptas manos por todas partes, su piel palpitar de dolor, sus labios rotos, la herida de la nariz sangrando en grandes cantidades y su cara... Llena de sus líquidos asquerosos.

Sus mejillas, su frente, su barbilla, en sus cejas o hasta en su cabello. Todo. Incluso su cavidad bucal también estaba llena de aquella sustancia de los diferentes individuos. Por lo que abrió la boca y lo escupió a un lado, con la poquísima fuerza que sentía tener en ese momento. Posteriormente decidió quedarse echado ahí, sin más, escuchando la vida seguir fuera de ese asqueroso callejón lleno de basura, insectos y ratas.

Cerró sus ojos. Pensó que si lo hacía y dormía, por fin tendría eterna paz, pero...

Los abrió tan pronto escuchó el sonido de cierta voz. Un tono muy conocido, ahora lleno de preocupación.

— ¡Chris!

Él...

— Noah...

Bang solo pudo alzar su cabeza cuando, de pronto, el pelinegro apareció. Lo tomó con cuidado de la cabeza y acostó en su regazo. Chris pudo sentir como algo diminuto y húmedo caía en la piel de su rostro, mezclándose con todo lo demás. ¿Acaso era...?

— Lo siento, lo siento... Oh, dios, lo lamento...

Noah estaba llorando.

Su voz estaba rota, temblaba e hipaba. Cuando pudo abrir sus ojos, observó su cara, que se encontraba arrugada por el llanto, las lágrimas humedeciendo sus mofletes y una expresión de desconsuelo, basta tristeza.

Aunque también identificó la culpa en ella.

¿Por qué?

— Noah...

— Cangurito... Perdón, esto... Esto es por mi culpa —pronunció él, usando el borde de su camiseta para limpiarle la cara. Chris, sin entender, arrugó la frente y le dedicó una mirada de interrogación—. No debí hacerlo, no debí...

— ¿N-no debiste qué...? —cuestionó, con la voz rasposa. Seguro tenía las cuerdas vocales dañadas—. Noah... ¿Que...?

— Yo le dí el vídeo a tu hermana —confesó, y el rizado sintió su corazón paralizarse—. Ella... Me amenazó con arruinarme la vida, y por semanas me estuvo golpeando entonces yo-

Christopher, de mala gana y con algo de dolor, se apartó, alejándose unos metros del mayor. Sus miradas se conectaron y en el istante que Noah se intentó aproximar de nuevo, Chris marcó distancia por segunda vez, viéndole incrédulo y...

Tan decepcionado.

— ¿Cómo pudiste...? —sollozó, empezando a sentir como la ira y el odio crecía y crecía en él. Lo pensó pero jamás imagino que fuese así, no, confiaba tanto...—. ¿¡Cómo pudiste!?

— ¡Lo siento! —exclamó al tiempo que se tapaba el rostro con las manos—. Lo siento, Chris, yo no quería esto, pero... No podía soportar más palizas...

Ahora entendía cuando el azabache no se quitaba el suéter o evitaba mostrar en lo posible su cuerpo.

— Y mis amigos... Mi familia... Iba a ser la mayor decepción de ellos cuando se enterasen de que yo... —calló, pasando saliva.

— ¿De que tú, qué...? —le incitó a seguir, con molestia.

Noah lo miró. — De que soy un fenómeno...

Fenómeno.

El castaño lloró con más fuerza y apretó sus pequeñas y maltratadas manos en puños. ¿Eso era? O mejor dicho... ¿Eran?

— Así que yo debía ser... El único afectado —murmulló, con estremecimientos por todo su cuerpo—. La presa de todo esto...

— Y-yo no quería eso... ¡En serio no quería dárselo! ¡Pero entiéndeme, príncipe!

— ¡No vuelvas a llamarme así! —bramó el castaño, levantándose con rabia de su lugar. Era como si todo el sufrimiento de hace un rato solo no hubiese sucedido. Había demasiada adrenalina en él—. ¡Me traicionaste! ¡Me lanzaste a los leones solo para poder salvarte tú! ¡No tienes un puto derecho a nada!

— ¡Compréndeme! —exigió el otro, tan destruido como Chris jamás lo vio.

Pero nunca susperandolo a él.

— ¡No! —empezó a retroceder. Solo quería irse... Irse muy lejos de ese impostor. Él nunca lo amó, nunca le importó—. No puedo hacerlo... ¡Porque yo no hubiese hecho algo así! ¡Yo te hubiese protegido y me importaba una mierda si mis padres se enterasen de que soy un "fenómeno"! ¿S-sabes por qué? —su garganta pedía piedad, pero a él parecía no importarle. Noah no dijo nada—. Porque te amo y estoy jodidamente enamorado de ti.

Jones se congeló en ese instante, viendo con los ojos muy abiertos a Chris, quien solo reía sin gracia, sin humor. Solo agonía, agonía y tristeza. Humillación, burla hacía sí mismo.

— Estoy tan enamorado de tí... Que es patético —secó sus lágrimas, pero solo salieron más—. Me odio por esto, porque resultó incluso peor de lo que pensé. Un rechazo... —miró su mano, herida, y la cerró en un puño después de que un par de gotitas provenientes de sus ojos saliesen—... hubiese dolido menos que está traición.

— Chris...

— No...

— Chris, también estoy enamorado de ti.

Ambos se vieron; dos corazones derrumbándose, cayéndose a pedazos uno frente al otro.

— No te creo... —carraspeó, dándose vuelta. ¿A dónde iría? No tenía la menor idea...—. Si de verdad lo estás, me lo demostrarás, ahora.

Noah tragó grueso. — ¿Cómo...?

— Viniendo conmigo, a enfrentar juntos las consecuencias de este... Amor —le costó decirlo, pues ya no lo sentía así. Él lo amaba profundamente, pero, era hora de que Noah demostrase que sentía lo mismo—. Si lo haces... Te creeré, y buscaremos una manera de salir juntos en esto, sino... —entrecerró los ojos—. No quiero volverte a ver en mi vida, Noah Jones.

El momento de la verdad fue algo muy frío y duro para ambos chicos; nada fue dicho, por mucho rato, tal vez más de lo que Chris esperaba. Él no dudaría, ya le habría dicho que sí. Pero parecía que... Solo era él el capaz de dar todo por ese amor prácticamente unilateral.

Porque Noah no lo amaba incondicionalmente...

Y lo probó cuando se giró un poco y le vio de reojo, en la misma posición, con la misma mirada.

Negando.

— No puedo, no puedo, Chris... Yo no... —tapó su boca y apretó sus párpados al mismo tiempo que Bang sentía como lo único que le quedaba y jamás pensó en soltar, ahora mismo se largaba sin siquiera intentar—. Te amo, pero...

— ... no como yo —terminó de decir, bajando la cabeza—. Ya lo veo —y caminó hacia atrás, jadeando—. Adiós, Noah. Gracias por todo.

Sin escuchar una palabra más de él o dejarse retener de alguna forma, corrió, tan rápido como podía.

Lo último que escuchó fue el desgarrador grito del chico que tanto amó... De su primer amor.

«El primer amor suele ser el más hermoso, y el más doloroso también. Te equivocas mil veces y fallas, fallas y temes perder a la otra persona, pero lo que no sabes que ya la has perdido. El primero amor casi nunca es el único, con el que pasarás el resto de tus días, así que... Aprende bien de él»."

— Mierda, Chan... —Yang estaba horrorizado, asqueado, enfadado y entristecido. ¿Cómo es que el mismo chico de rizos y bellos ojos azulados que tenía a un lado, había vivido todo eso? Ahora entendía mucho de su actitud, nadie sería el mismo después de tanto... Ni el más bueno de todos—. Yo... No sé que decir...

— No te preocupes, yo te estoy contando todo y sé lo shockeante que puede ser —el más joven afirmó—. Solo... Escúchame. Ahora viene lo que desencadenó lo peor de mi.

— Te escucho...

"Chris llegaba a su casa, luego de una hora y media de andar vagando por ahí, sin rumbo.

Realmente, quería ir a cualquier otro lado, menos ahí. Sentía una oscura y maligna vibra cada que pensaba en llegar allá, pero no tenía de otra.

Ya no tenía a nadie... Lo había perdido absolutamente todo, incluso su dignidad.

Ahora solo se tenía a sí mismo.

Tomó el pomo y un escalofrío le recorrió, casi haciéndole caer. Parpadeó varias veces, mordió su labio y miró su cuerpo. ¿Que pasaba? ¿Acaso era algún tipo de señal?

Tensó su mano alrededor de la perilla, dudando, pensando que lo mejor era huir, quedarse en la calle o...

— No... —dijo, girando lo agarrado—. Debo enfrentarlo de una vez por todas.

Y pasó.

Caminó con lentitud, deseando subir y encerrarse en su cuarto, sin molestias, ni regaños o más golpes por hoy. Prefería pasar hambre a tener que enfrentar a su progenitor ese día. Tal vez, con el dinero ahorrado que tenía, podría irse y vivir el algún sitio que...

— Christopher Bang.

Los vellos se le pusieron de punta rápidamente.

«No...»

— Papá...

Sus talones le dieron vuelta entero y cuando sus miradas se alinearon, Chris sintió que le fallaban las piernas y el corazón por poco no se le sale por la boca; era desprecio, era asco, era vergüenza, pena, desdén, furia...

Era odio, en esos mismos ojos que hace una década le veían totalmente distinto, que le veían con orgullo y tanto amor.

Christopher no pudo contener la lágrima ante la bruma de recuerdos, pero lloriqueó mucho más fuerte cuando su muñeca fue tomada con excesiva fuerza.

— ¡Pa... Papá! ¡Duele!

— Ya he visto todo lo que haz hecho, maricón —informó su padre, apretando más. Chris chilló—. Aparte de ser un absoluto estorbo para la familia... ¡También eres un marica! ¡Y uno de los urgidos!

— ¡No, papá! —trató de zafarse pero el mayor aumentó la fuerza con que le tomaba antes de subir lo que quedaba de escaleras, a la habitación del menor. Este acto desesperó al más joven, imaginándose todo el tormento que viviría.

Entonces, recordó...

— ¡Mamá! —vociferó, con toda la poquita fortaleza que tenía—. ¡Mamá! ¡Mamá, ayúdame! ¡Mamá-!

El padre, harto de su griterío y débil actitud, lo golpeó contra una pared. Chris cayó al suelo, sintiendo como su cabeza estaba a punto de estallar, y su padre solo gruñó, acuclillandose a un lado.

— Eres toda una nenita... —le susurró, con desagrado. Acto seguido lo agarró del cabello y así mismo, le arrastró al cuarto del chico, quien ahora sollozaba a gritos.

Y cuando estaban entrado y la puerta iba a ser cerrada, la mujer que le dió la vida apareció, observando con asombro y dolor el estado de su pequeño niño...

— ¡Chris!

— ¡Ni te atrevas a acercarte! —rugió el padre, poniéndose entre ella y el adolescente, que yacía en el suelo en posición fetal, tapándose su carita sin parar de llorar—. ¡Todo esto es por tu culpa! ¡Porque jamás me dejaste dale mano dura!

— ¡Él no lo merecía, nunca! —se alzó la madre, airada—. ¡Christopher siempre fue correcto y bueno! ¡Era nuestro ángel! Y... Y puede que se haya equivocado y hecho un par de cosas, pero él no es malo, solo necesita ayuda, quizás que lo oigan, y su orientación... N-no es una aberración, él-

— ¡No me importa! —levantó su mano—. ¡Cállate!

Y cuando la bajó...

Christopher quedó boquiabierto al ver como el delgado y fino cuerpo de su mamá caía al suelo, todo en cámara lenta. Su rostro consternado, sus ojos sin brillo y el sonido que produjo la fuerte cachetada... Nunca la olvidaría.

Nada de eso, realmente.

El ruido seco de su impacto con el piso de madera lo sacó de su trance, pasando de la tristeza a la molestia en, literalmente, un parpadear.

— Estúpida, tú-

— No vuelvas a tocar a mi madre...

— ¿Eh?

El mayor alineó miradas con su hijo, percatándose del odio y asco que ahora había en los ojos ajenos.

— Que no vuelvas... —se apoyó de su cama para ponerse de pie, tambaleándose un poco pero no dispuesto a rendirse. Había surgido ese rayo de sol, su madre...—... ¡A tocar a mi mamá!

Dió un paso hacia adelante e impulsó su puño hasta el rostro ajeno. En medio del trayecto cerró los ojos y solo esperó al impacto...

... pero nunca fue entregado.

Los abrió de nuevo y notó como la mano del mayor estaba sosteniendo su muñeca, con una expresión seria, aunque algo burlona. Lo podía ver en sus ojos, en ese brillo que había en ellos.

— ¿Así que por fin te salió lo hombre? —rió, sorno—. Igual sigues siendo un desperdicio humano...

— ¿¡Con que jodida moral me dices eso!? —recriminó, tratando de que lo soltase—. ¡Tú golpeaste a mamá! ¿Y yo soy el poco hombre?

— ¡Tú te atreviste a herir a mi princesa! —exclamó el mayor, a centímetros de su cara—. ¡Y eso no tiene perdón alguno!

Finalizando con tales palabras que dejaron en desconcierto al más joven de la familia, lo sacudió con violencia antes de aventarle, otra vez, contra el suelo.

Chris llegó a cubrir su rostro con sus brazos así que esto fueron los que más recibieron daño, de nuevo. Boqueó, sintiéndose sin aire, y cuando fue a ver a su progenitor solo llegó a visualizar una mancha negra, como si fuese una nube de humo negro.

Tantos golpes... Empezaban a pasarle la cuenta.

— Vas a aprender... —lo tomó por detrás de la camiseta, arrojándolo esta vez al borde de la cama. El más joven, sin aire, sin energía y sin fuerzas, se aferró a sus blancas sábanas, tembloroso y quejoso. No más, no más, se repetía constantemente en su mente—... a ser un hombre de verdad ahora.

Escuchó como el mayor se quitaba el cinturón que tenía alrededor de su cadera, sosteniendo firmemente su pantalón, y las pocas uñas que tenía rasguñaron la tela. Sus ojos abriéndose en demasía mientras volteaba lento, imaginando lo peor.

Su padre alzó en su mano derecha el objeto dicho anteriormente, manteniendo siempre esa mirada de repudio y aversión.

Y al bajarla con rapidez, fue cuando Chris conoció lo que sería el dolor más agonizante de su vida; el choque de la hebilla fría y dura, contra la delicada piel de su espalda. El cuero del dichoso cinturón también había llegado a impactar, generando una sensación de ardor, tal cual quemada, e incluso dejó una marca roja y palpitante.

— N-no, papá... Por favor...

Sin oírlo realmente volvió a subir y bajar aquello, dando esta vez con más agresividad. Parecía que su tono débil y lloroso le había molestado, pero simplemente no podía evitarlo. Aquello era lo peor que había tenido que soportar en todo el día... Muy cercano a superar el abuso que sufrió por esa agrupación de desgraciados.

Gritó a un volumen altísimo por el tercer golpe, sintiendo esta vez como, más allá del picor, la piel se abría. Sí, lo hacía, pues debido a la brutalidad con la que le propiciaba tales azotes y conjunto al material del que estaba hecho la hebilla, la piel no soportó y se desgarró, en una herida no tan alargada pero si honda y de la cual brotaba mucho del tan vital líquido rojizo.

Hipó.

— Por favor... —lo miró sobre su hombro, rogándole, pidiéndole con el mismo corazón en la mano que se detuviese, que no le hiciese más daño del que ya tenía, que era demasiado... Pero el hombre ni siquiera le regresó la vista—. Por favor...

— ¡Cierra tu maldita boca! —otro latigazo con la corra, y por consecuencia, otro grito.

La primera laceración entonces tuvo una compañera; otra no muy lejana, casi del mismo tamaño. Chris apretó sus dientes entre sí, sintiendo como el siguiente injusto golpe era otorgado. Tercera herida, esta siendo más extensa que el resto.

Escuchó un quejido a un lado.

Volteó enseguida y observó a su progenitora ponerse de pie, con dificultad. Se sostenía la cara con una mano mientras que la otra la usaba para sostenerse de una pared. Sus piernas le temblaban cual gelatina y parecía a punto de desplomarse una vez más en cualquier instante.

— Mamá... —otro...—. Ma-mamá... —y otro. La fuerza no hacía más que incrementar con cada azote—. Mamá... Ayúdame. Por favor... Mamá...

Ella volteó y lo miró, siendo testigo de las terribles heridas que se extendían por su espalda, para... Solo negar, con las lágrimas corriendole por sus mofletes, y empezó a caminar hacia atrás. Sus ojos jamás perdieron el contacto, no hasta que desapareció por el marco de la puerta... Abandonandolo.

Como el resto.

Y no hubo un dolor más escabroso que ese. Ni los golpes que recibía ahora, ni las heridas hondas y expuestas. Nada se comparaba al tremendo agujero que se formó en su corazón después de todas las desolaciones y decepciones de ese día, del colegio entero, de esos imbéciles, de su mejor amigo, de su padre y ahora... Del ser que lo trajo al mundo.

Y ahora sí que lo había perdido todo.

Sin embargo, parecía que el mundo no estaba contento con todo este sufrimiento, así que agregaron unas gotas más, ácidas, venenosas, que terminaron de matar al Chris que alguna vez existió, al amable, bueno, ingenuo e inocente.

Christopher sencillamente ya no existía.

— Eres una deshonra —masculló, colérico, su padre. El castaño solo había perdido la cuenta de los contantes golpes recibidos, ya que estos se habían vuelto más constantes, abriendo su carne y salpicando la sangre—. Una maldita plaga... Eres tan asqueroso que de verte solo tengo ganas de, o vomitarte, o pisarte como la puta cucaracha que eres. ¿Acaso te gustó ser visto por toda la ciudad con un pene de otro hasta el fondo de tu boca, eh? —un golpe le hizo arquear su espalda y soltar un fuertísimo alarido; ésta había sido distinta, más profunda, atravesando incluso a otras—. Estoy seguro que te encantó... Amaste que todos viesen lo ramera que puedes ser, pidiendo a gritos que más lo hiciesen. ¿Buscas atención? ¿O dinero? Pero si acá tienes tanto... No, tú lo hiciste porque eres un indecoroso, un perverso, un sinvergüenza, un pecador que irá directo al infierno. Te pudriras muy al fondo, ¿lo tienes claro? —Chris jaló de las sábanas, sentía que todo le estaba dando muchas vueltas, que ya no podría más...—. Estás enfermo, niño... Si hubiese sabido en el pasado que ibas a ser tal desprecio humano, te hubiésemos abortado. Nunca fuiste planeado ni pensado, Christopher, jamás. Y ya veo que en serio fuiste un tremendo error...

En esos segundos, el chico solo dejó de ver, de oír, de sentir. Todos sus sentidos se apagaron y por fin, tuvo paz...

... por un momento."

JeongIn abrió mucho sus ojos. Así que... Esas eran las cicatrices que anteriormente había visto en la piel de su espalda.

Bang, por su parte, subió un poco su camiseta para que el menor pudiese visualizarlas, cosa que hizo, acercando una de sus manos para delinear un par con su dedo índice.

— Yo ya las ví... —admitió, sin despegar sus pupilas de la zona.

— ¿Uh?

Se miraron.

— Esto... Estás cicatrices, ya las había visto antes de que despertases —explicó, temiendo que el mayor se incomodase, molestase o sintiese alguna otra cosa negativa.

— Oh —su expresión neutra le hizo pensar en lo peor, desviando la vista. Y cuando estaba a nada de disculparse por haberse metido en su intimidad, Chan se le adelantó con otra cosa—. Está bien, no importa... No sabías que eran y ahora, sí.

JeongIn sacudió su cabeza de abajo a arriba, aliviado, y Chan le sonrió, reacomodando su camisa.

— ¿Que sucedió después de eso? —indagó In.

— Algo que ni yo esperé... —le respondió Chris, volviendo la mirada al firmamento—. Pero que a la vez, era obvio que pasaría...

"Cuando Chris despertó, seguía sin sentir nada, pero al hacer el primer intento de movimiento su espalda dolió tanto, que no pudo retener un grito. De repente fue como si los recuerdos de todo el infierno que había vivido ese día le diesen una bofetada, y de las peores, abatiéndolo y haciendo que, de nuevo, cascadas se formasen de sus rojos e hinchados ojitos.

No entendía como todavía estaba vivo...

Iba a movilizarse de nuevo, con la poquita energía que tenía, cuando escuchó pasos. No eran pesados, como los de su papá, ni rápidos, como los de su mamá. Eran lentos, con poco eco pero mucha confianza en ellos, una confianza que se había vuelto tan peligrosa en esa persona...

Y temió, porque era ella, la que arruinó toda su vida, la que le arrancó de las manos a los que amaba con mentiras y manipulación. Esa a la que jamás dañó, ni un solo dedo encima le puso... Pero ella lo destrozó hasta el alma.

— No... —susurró, llorando. Estaba desesperado, quería irse, desaparecer. No quería volver a enfrentarla o tener que escuchar su voz, solo quería esfumarse. Pero en cambio y para peor, escuchó sus maliciosas risas, acercándose más y más. Chris cerró con fuerza sus ojos y jaló de lo que cubría su cama, deseando esconderse bajo ellas como cuando era un chiquillo—. No, no, no... Por favor, ya no más...

El chirrido tan espeluznante que produjo la puerta de madera de su cuarto al ser abierta le caló hasta lo más microscopio de sí y luchó por taparse, ocultarse de aquel lobo feroz disfrazado de una pura e inocente oveja. Pero sus esfuerzos solo le hiciesen caer de lado al suelo, con parte de la manta encima, apenas cubriéndolo.

Los pasos dejaron de ser lejanos para oírlos allí mismo, en su cuarto, y esas malditas risas dejaron de oírse segundos después de que sus pisadas cesaron. Chris seguía acurrucado en el duro y frío piso, aferrándose a la frazada ya no tan blanca debido a las manchas grandes y pequeñas que había de su sangre en ella.

Hannah suspiró.

— Oh, hermanito... —aunque su voz era tierna y dulce, el menor no la oyó así. Totalmente lo contrario—. ¿Estás bien?

— N-no me toques, no me... Toques —imploró, allí tendido, lloroso y ensangrentado. Podía sentir el aire frío pasando por sus punzantes y dolorosas heridas—. Por favor... Vete, déjame, Hannah, por favor...

— ¡Pero si solo quiero ayudarte! —berrinchó la mayor. «Y una mierda» se dijo el chico internamente, cubriéndose más. Sin embargo, ella agarró aquellas larguísima tela y se la arrebató, dejándolo sin nada que le tapase—. Quiero ayudarte, Chris... ¿No lo estoy haciendo?

— No... —contestó y se tapó el rostro—. Solo déjame... En paz.

— Oí a papá decir que te irías... —pronunció, con el toque de burla empezando a ser más notorio—. Es una lástima... ¿No? ¿Con quién me voy a divertir ahora?

«Es una cínica, ¿cómo puede...?»

— Estas enfermo, Chris... ¿De verdad crees que eres normal? ¿Gustándote personas de tu mismo género? Me das asco, todos los parecidos a ti... Solo me generan arcadas —sintió como su presencia era más próxima, causando que se hiciese una pequeña bolita. Buscaba un refugio donde no había... Nada—. Convenceré a papá para que te quedes...

«¿Qué?»

— ¿Por... Por qué? —la miró por el rabo del ojo, tan confundido como dolido—. ¿No te querías deshacer... De mi?

Ella le sonrió como la demente que era.

— Debes curarte, hermanito —su dedo índice empezó a hacer un recorrido por la piel que no fue cortada en la espalda de Christopher lo cual provocó que apretase sus manos en puños—. Un fenómeno como tú... Debe ser curado. Solo te ayudo, Chris, ¿por qué no lo entiendes?

— Yo no-

— ¡Cállate! —apretó la carne dañada entre sus afiladas uñas, provocando que Chris exclamase en extremo dolor—. ¡No te he permitido hablar! ¡Tú no puedes hablar! —y le soltó, pero aún manteniendo sus dedos en la zona. Chris comenzó a sollozar tan ruidosamente como hace minutos—. Eres un terrible error. ¿Sabes? Dicen que los golpes no funcionan, pero tú te ves arrepentido después de esos azotes... ¿O no? —le obligó a voltear y verle, agarrándolo por su nuca. Y rió al ver la expresión de tan magullado y destruido chico—. Ah... No, me parece que no. De hecho, me parece que necesitas más golpes para por fin sanarte... Por eso es que convenceré a papá que te quedes. Él te hará una persona normal, Chris, ¿no es eso magnífico?

El menor se quedó como una estatua, consternado. Convencer a su padre para que se quedase, sufrir palizas diarias con el fin de que "sanase" algo que no era una enfermedad de ningún tipo...

Eso... Eso no podría soportarlo. Porque si no lo mataban los golpes y castigos de su progenitor, simplemente él...

— Marica detestable. Tuve tantas náuseas al ver ese video. Pero tú solo disfrutabas de hacerlo. Asqueroso, asqueroso. Personas como tú no hay que tenerles piedad, papá tuvo que haberte golpeado con otra cosa, tuvo que haberte dado más por ser semejante zorra sin vergüenza, pero se cansó así que yo... —escuchó unos pasos, el sonido de algo metálico siendo arrastrado y de nuevo, esas jodidas risas que solo le causaban tenebrosos estremecimientos—... seré su reemplazo.

«No...»

Arrastrado por el terror del momento, solo se abrazó y lloró. Un flashback de él cuando era tan solo tenía cinco años se mostró a la velocidad de un parpadeo, en esos días donde le temía a las olvidadas –actualmente– peleas de sus progenitores.

«Eres un fenómeno

Pero ese pánico...

«Eres un error

Ese temor...

«Tuvimos que abortarte

Esa ansiedad...

«Maricón, debes curarte

Se convirtieron en un sentimiento que se negaba a dar cabida en él, no obstante...

«Seré su reemplazo

... no podía contenerlo un minuto más.

En el preciso segundo que sintió el peligro a sus espaldas, la adrenalina le recorrió como una poderosa droga por todo su anatomía y produjo que se parase, se diese vuelta y la tomará con firmeza del cuello antes de que ella efectuase cualquier otra cosa, alzándola, inclusive, del suelo.

Y fue ahí que presenció como esa mirada siempre arrogante, pretenciosa y megalómana se manchaba por el terror. Terror generado por la presión que generaba la mano de su hermanito en su tráquea, volviéndose más fuerte cada vez.

No podía respirar.

Su mano soltó el cinturón que su padre había dejado ahí y con el que ella planeaba entregar más dolor al cuerpo de Chris, dirigiéndose conjunto a la otra a la muñeca de este para arañarla en un intento de que la liberase. La piel comenzaba a enrojecer, luego a rasgarse un poco y hasta sangrar, pero al Bang más joven no parecía importarle, ni un poco.

Solo tenía esas oscuras y vacías pupilas, sin su característico brillo en ellas, fijas en las desesperada y pequeñitas de su hermana.

— Chri... Chris... —trataba de hablar, inútilmente, pataleando, deseando darle un buen golpe que pudiese ser su liberación.

Pero nada de ello pasó.

— Chris... Lo... Lo sien... —dijo con ya casi nada de aire, como último recurso. ¿Qué si de verdad lo hacía? ¡Para nada! Y el pequeño... Lo tenía más que claro.

Así que eso solo encendió más la fogosa fogata de enojo, desprecio y odio que había en su interior.

Porque ya no lo seguiría permitiendo.

«— Te lo dijo, me las pagarías...»

Porque no esto no era vivir, y lo próximo tampoco lo sería.

«— Deja de ser la decepción de la familia Bang

Porque ella... Lo merecía.

«— Perra estúpida.»

Por él, única y exclusivamente por él.  Ya no tenía que pensar en nada ni nadie más. No. Ahora lo único que quería era...

«— Cangurito...»

— Tu muerte... —la escuchó decir—. Se... Será miserab...

Crack.

Una cantidad exagerada de aire salió de entre sus labios, de una sola estocada, paralizándolo. ¿Eso había sido...?

Su cabeza se meneó de izquierda a derecha. No podía ser, claro que no. Continuó negándose, efusivo, sintiéndose absorbido por la realidad. Un golpe directo, una sobredosis de realidad. Observó sus ojos y, aterrado, la soltó. El cuerpo sin vida cayó directo al suelo, produciendo poco ruido, aunque para él fue como el sonido más ensordecedor que alguna vez su sistema auditivo pudo captar.

Vio sus manos, rasguñadas, llenas de sangre, y tembló. Una, dos, tres lagrimas cayeron sobre estas, que temblaban, y acción siguiente cayó de rodillas al suelo. No podía creerlo.

La había matado... Con sus propias manos.

— No, no... —bien, ella podía ser una maldita, podía ser la causa de todas sus desgracias y ganas de desaparecer de una vez por todas, pero nunca pensó que con eso... Podría quitarle la vida—. No...

Cubrió su boca, llorando a mares. ¡Ni siquiera tenía pensado que estaba haciendo! Solo lo estaba haciendo, dejando que sus impulsos más despiadados se apoderasen de él... Oh.

Eso fue. Un impulso, solo un impulso...

Lo había convertido en un asesino.

La culpa y el asco por su persona continuaron un rato, entre sollozos, hipidos y pensamientos que le daban una y mil vueltas a la cabeza. Pero al final, se puso de pie, apoyado de la cama, y corrió al baño. Tenía que darse una ducha fría, aquello siempre le ayudaba a pensar claramente, y en esta ocasión tenía que ver que carajos haría con su vida porque si su padre venía y veía el cadáver de su hermana... Él sería el siguiente.

Se metió a la ducha después de, literalmente, arrancarse la ropa del cuerpo y dejó el agua helado fluir por su fisionomía. Sus heridas escocían, el suelo se tintó de rojo y sus piernas le tiritaban, pero realmente se sentía increíble. Exhaló. Y dejó caer sus párpados.

¿Qué haría, qué haría...? Todavía estaba la idea de escapar, podía irse a donde sea... Pero con el cargo del homicidio de su hermana, su padre lo buscaría hasta por debajo de las piedras para hacerlo trizas. Sería un fugitivo, y no uno de esos que dura toda su vida huyendo con éxito. Sabía que, en algún momento, lo atraparían.

Así que esa opción... Debía descartarse.

Y tan rápido como su cerebro desechó ese plan, otro se le vino; su padre le había dicho que lo mandaría a Corea del Sur, y conociendo como era aquel hombre, ya tendría el permiso –por ser menor de edad– listo. Se atrevía a decir que incluso tendría el pasaje, o al menos fijo el horario de éste.

No quería abandonar Australia. Es su tierra natal, donde nació, creció, se formó y conoció a increíbles personas. Fue donde se imaginó todo su futuro, donde estaba su hogar y la familia feliz que alguna vez fueron... Pero, que ahora estaba destruida de la peor manera. Ya no había nada más de todo eso.

Y por ello mismo, debía irse.

Acabó de bañarse para comenzar a atender sus heridas. Se las desinfectó y vendó con dificultad, tomó algunos analgésicos y fue a su cuarto, empezando a empacar lo más básico.

No tenía más alternativa.

Adiós... A todo."

***

BuenAAAAASSSS.

dios, en serio lo lamento si esto es muy fuerte. Me duele Chris, pero era evidente como terminaría ésto. Y no, no iba a ser nada bonito. La vida es cruel, la vida es peor que esto, para muchísimas personas. y alguien que acaba en una gang, matando a personas sin piedad, no es por cualquier cosa tonta...

En fin, perdón por tercera vez¿ Espero que les haya agradado. En realidad, es uno de mis capítulos favoritos por la narrativa. me encanta como quedó. siento que es atrapante. en el siguiente cap sigue su historia.

¿que opinan? ¿se lo esperaban?

ah, ¿y como están? ¿cómo han estado las cosas en sus países?

Muchos besos patrióticos para ustedes. Lxs amo. Si es tarde en su país, vayan a mimir. No olviden alimentarse bien, lavar sus manos y decirle a sus más allegados que los aman.

Nos leemos luego. 💗

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