Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

5



ARACELI'S POV



A la mañana siguiente me desperté sin la presencia de Franco. Se había ido a entrenar, comentó Giselle, su madre. Así que por un segundo sentí una paz invadirme, que finalmente resultó disolverse y convertirse en tristeza. Sabía que, tarde o temprano iba a tener que hablar con Santiago, obviando la parte en la que mi hermanastro me besó y todo lo que prefiero olvidar.

—Mi vida, ¿por qué no vamos a la noche con mis amigos al boliche? Hay una jodita privada, creo —comentó Santi mientras se terminaba de acomodar los mechones rebeldes de cabello y me miraba por el reflejo del espejo.

Niego con la cabeza, cabizbaja y sintiendo una presión en el pecho. Lo peor era que Santiago nunca había hecho nada como para que yo pudiera sentirme capaz de hacerle lo que le hice. Era el novio perfecto, cariñoso, amoroso, amable, tierno, caballeroso... Pero yo había perdido el amor por él hacía tiempo. O quizás nunca lo amé realmente como traté. Porque sí, lo intenté con todo mi corazón, pero mi alma ya le pertenecía a alguien más. Y ese "alguien más" está fuera de los límites, prohibido. Sé que Santiago merece algo mejor de lo que yo puedo brindarle y aunque me duela, porque la amistad es algo que aprecio, tengo que hacer algo con todo esto.

—Mi amor. ¿Qué te pasa? —Cuestiona el contrario con una sonrisa intacta, pero vislumbro preocupación en su rostro, que permanece cerca del mío. Deposita un beso cerca de la comisura de mis labios y me muerde el cuello haciéndome soltar una carcajada.

—No... Nada, solo que estoy un toque cansada y eso. Tengo que hacer unas cosas en el depto —sonrío fingiendo que dentro mío hay un nudo imposible de desatar. Y me digo a mí misma que todo va a estar bien. Que voy a poder con esto y que Franco no es más que una fantasía estúpida del pasado.

—Está bien. Chiflame que yo te alcanzo unas medialunas y te hago mates —me envuelve con sus brazos y reprimo las inmensas ganas de soltar las lágrimas que vengo conteniendo. Él no se merece esto que le estoy haciendo. —Sabes que te amo mucho, después paso un toque a verte.

Asiento tragando saliva y le doy una sonrisa antes de despedirnos. Melisa lo acompaña hasta la puerta y le dice que "venga cuando quiera". Finalmente, desaparecen los ruidos de sus pasos chocando contra el piso de madera y se cierra la puerta de la casa.

Me invade una soledad, una nostalgia que me hace pensar en lo mala persona que estoy siendo. Y sé que tarde o temprano nos vamos a deber una charla.

—¿Estás bien, corazón? —pregunta Giselle cuando me ve salir del baño con las lágrimas deslizándose por mis pálidas mejillas.

—Sí... Todo bien —esquivo su mirada y me encamino directo hacia la cocina buscando cualquier tipo de escapatoria.

Nada estaba bien, en realidad.

Una semana pasé sin pisar mi casa. Era lo que menos quería, y supongo que Franco se dio cuenta porque recibí un mensaje de Instagram, y me sorprendió ya que nunca lo hacía.

franco.mastantuono: "La vieja y tu papá se quieren ir de vacaciones a Brasil. Quieren que vayamos los 3 pero si te molesta tenerme cerca, no voy. Ya lo decidí. No te quiero impedir disfrutar con tu viejo je :)"

Cuando leí ese mensaje se me revolvió el estómago y pensé lo mal que se sentiría Giselle si pasaba esas soñadas vacaciones sin su único hijo. Yo no era quien para impedirles disfrutar juntos. No tenía derecho sobre Franco, y menos sobre Giselle. Aun así, me invadió un sentimiento de ternura al leer sus palabras. Quizá tenía razón en pensar que separados vamos a estar mejor, pero pensándolo mejor, estaba en nosotros poder manejar la situación por el bien de todos. Y si tenía que evitar dirigirle las palabras por el bien de mi padre, y por su felicidad, entonces lo iba a hacer. Costara lo que costara. Sabía que iba a ser arduo, y que todo lo que hicimos alguna vez era totalmente imperdonable e irremediable, pero si había alguna forma de arreglarlo lo iba a intentar.

—Chicos, en un ratito llega Franquito y organizamos a ver si se le complica y puede ir esa semana a Río —comenta mi papá y me saca del trance en el que me encuentro. Me alcanza el plato de comida y me sonríe contento. Es lindo verlo así después de lo de mamá. —Me alegro de que vengas, Ari.

Sonrío mostrando mis dientes y apoyo por un segundo mi cabeza en su hombro. Yo también era feliz si él lo era.

—Te adoro, pa —confieso mientras siento sus caricias en mi cabeza.

—Wow, no lo puedo creer. Araceli demostrando amor —se burla mi hermana que está frente a nosotros con su tenedor lleno de tallarines con salsa. —Eso es algo nuevo che.

Ruedo los ojos y me alejo de papá para empezar a comer.

—Fran dice que ahí viene, que le guarden comida —proclama Giselle en cuanto empieza a ver que Paul, el marido de Melisa, se sirve su segundo plato y todos estallamos en risas al ver su cara de confusión.

—Pobrecito, no le dan de comer a este chico. Está muerto de hambre —se burla papá y toma su copa de vino para darle un trago rápidamente.

—¿Eso fue una indirecta? Yo no le pienso cocinar a un hombre —sentencia Melisa riéndose y Giselle la aplaude. —Aprendan.

Suelto una carcajada y casi me atraganto con la copa llena de agua cuando veo la puerta principal abrirse de a poco.

—Llegó mi bebé —exclama Giselle entre risas y aplaude.

Sin embargo, para sorpresa de todos, Franco no viene solo, sino que está acompañado de una colorado de un metro ochenta, demasiado hermosa como para que me den ganas de seguir comiendo.

Todos quedamos asombrados puesto que sabemos que se tomó un tiempo con la novia, ahora ex, pero jamás pensamos que presentaría a alguien así, de la nada. Y tan rápido.

—Buenas, buenas, familia —aparece con una botella de vino y su sonrisa perfecta. Lleva puesta la ropa de entrenamiento de River Plate y esos pantalones deportivos que no dejan nada a la imaginación. Tomo un sorbo largo de agua tratando de aclarar mi garganta y no mirarlo a los ojos ni por un instante. —Les presento a Malena, mi novia. Malena esta es mi mamá, mi padrastro y mis hermanitas —Y cuando oigo ese sarcasmo destilando de su boca, lo miro para ver como se fija en cada uno de mis movimientos y me regala una mirada de plena complicidad.

—Hola a todos —sonríe Malena y saluda uno por uno a todos los que nos encontramos en la mesa.

Melisa me dirige una mirada que no comprendo del todo, pero decido fingir demencia y esquivar la mirada de Franco.

Siento un calor por todo el cuerpo y cierta presión en el pecho. Nunca antes había sentido esto, pero me vuelve vulnerable a él y soy consciente de que no puedo sentirme peor cuando noto como se dan un beso en mi cara. No sé si lo hace a propósito o qué, pero su mirada está llena de lascivia y desazón.

—Querida, vení sentate —la invita Paul y le alcanza un plato con tallarines.

—Estoy a dieta, no puedo. Gracias igual —sonríe con dulzura y toma lugar al lado de Paul que se guarda el plato de tallarines para él.

—Bue pero dame a mí, gato —se ríe Franco y le saca el plato recibiendo un fuck you de parte de Paul que no deja ni por un segundo de prestarle atención a su propia comida. —Gracias Paulcito.

—Yo ni lo conozco, eh —comenta Melisa riéndose de su marido y bebiendo un trago de vino antes de preguntar por el viaje. —Che, y entonces ¿Qué onda el viaje?

Papá saca el celular para buscar algo y todos lo miramos con confusión.

—Miren la cabaña que alquilamos en Río con Gise —da vuelta el celular para que miremos en la galería de fotos— están buenísimas y encima baratas.

Mientras siguen hablando del viaje y de la organización de este, no puedo evitar recorrer con la mirada a Franco que, mantiene una mano firme en el muslo de Malena mientras no despega su mirada de la mía. Presiona su mano tatuada y con anillos en la piel pálida de la pierna, y muerdo mi labio inferior porque sabe que eso me hace sentir nerviosa. No puedo despegar la vista, aunque lo intente con todas mis fuerzas, y percibo que bebe un trago de vino para luego lamerse los labios con atrevimiento. Sus ojos me aniquilan y observo como se le pega la remera al torso por el sudor, tanto que desde lejos le noto el pecho y los brazos traspirados. Las venas le recorren los músculos y se entrelazan con la tinta. Percibo su mirada sobre el escote de mi musculosa y su mano sale de la pierna de Malena para acomodarse el bulto de sus pantalones. Sus ojos no se separan de los míos y yo tampoco puedo hacer algo al respecto. Estamos en un mundo los dos solos, nadie importa más que los dos. No puedo evitar cerrar mi boca de golpe al darme cuenta que me quedo boquiabierta y él solo lo disfruta, porque sabe que tiene todo ese poder sobre mí, y mi cuerpo.

Doy vuelta mi rostro restándole importancia y vuelvo a concentrarme en lo que están hablando, sin dejar de sentir su mirada ni por un único instante.

Qué difícil va a ser ir a Río con este sujeto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro