Capítulo 4
Louis' POV
Desperté y mi habitación estaba en silencio.
¡¿En silencio?!
No, no, no... ¿puede ser que me haya quedado dormido y no haya oído la alarma de mi móvil?
Con la cabeza estallando, me levanté de la cama y corrí a la ducha, golpeándome el dedo chiquito del pie con el marco de la puerta. Casi llorando del dolor me metí bajo la lluvia, olvidándome de esperar a que se regulara el agua. Estaba totalmente HELADA. Chillé por el frío y regulé con manos temblorosas la temperatura. Me duché rápidamente, rezando para no resbalar y caerme al suelo. Salí de la ducha y tomé una toalla. Me la coloqué en la cabeza y comencé a secarme el pelo, esperando no golpearme contra la pared al intentar salir. Obviamente, fallé. Con la nariz y la frente doliendo como si me hubieran pegado en ellas, busqué en mi closet algo de ropa.
Casi odiándome por mi pequeño y oscuro secretito, abrí mi baúl y tomé unas bragas color rosa de encaje. También tomé unos jeans holgados y una camiseta a rayas celestes, además de mis converse verdes.
Me vestí rápidamente, sólo deteniéndome unos segundos para maldecirme mentalmente por usar ropa interior de mujer, pero no podía evitar hacerlo, me hacía sentir tan bonito y delicado...
Mordí mi labio. Tomé mis libros y salí corriendo por la puerta.
Ya llegando a la parte del colegio del internado, un chico gritó:
-¡El enano tuvo diversión anoche, miren!
Volteé con los ojos abiertos hacia el lugar de donde había surgido la voz. Era otro de los chicos de último año, creo que se llamaba Kirk. Todo du grupo de amigos ahora me miraba, cotilleando y riendo por lo bajo.
-¿Q-qué sucede?- pregunté un tanto cohibido.
-Eh, Tomlinson, ¿te has ido de putas?- preguntó una voz diferente a la de Kirk.
Abrí aún más los ojos mientras mis mejillas se calentaban.
-¿Q-qué? No...- dije confundido.
-Oh, tienes razón- terció otra voz-. No te has ido de putas, ¡te has ido de puta!
Todo el grupo estalló en carcajadas y yo sentí que mis ojos comenzaban a escocer mientras corría con las lágrimas borroneando mi vista. Milagrosamente, llegué a los lavabos sin caerme ni tropezar con nada y abrí el grifo del agua fría. Limpié mis lágrimas, las cuales ya habían comenzado a caer, mientras me miraba al espejo por primera vez en el día. Mis ojos rojos enmarcados por los lentes que había recordado ponerme, mi nariz igualmente rosada y mis labios algo hinchados por apretarlos para contener los sollozos. ¿Por qué me habían dicho esas cosas?
Oh, esperen. ¿Qué era eso en uno de los lados de mi cuello? ¿Un moretón? No, definitivamente era un chupón, uno grande y oscuro. Pero... ¿quién lo había hecho? Oh, Dios. Recordé que la noche anterior Harry había succionado mi cuello con mucha fuerza y yo, como el crío inmaduro y debilucho que era, no había podido siquiera apartarlo.
Sollocé. ¿Ahora cómo iba a salir de allí sin que nadie me viera? Obviamente, debería quedarme allí hasta que comenzara la primera clase e ir corriendo lo más rápido posible hacia mi habitación, tomar un pañuelo para el cuello, una bufanda o lo que fuera, y volver corriendo a clases para disculparme con el bonachón profesor McJillian.
Entré en uno de los cubículos y bajé la tapa del retrete antes de sentarme sobre él a esperar.
Veinte minutos de total aburrimiento después, la campana de ingreso a clases sonó y esperé unos diez minutos más a que todos estuvieran en sus respectivos salones. Salí corriendo del baño y también corrí por los pasillos vacíos. Doblé en una esquina y choqué con algo; me sentí caer hacia atrás, aturdido, pero unas manos sujetaron mi cintura y me estabilizaron. Cuando salí de mi aturdimiento, vi que era Harry.
-¡Tú!- mascullé enfadado.
-¿Qué sucede conmigo, niño?- sonrió casi imperceptiblemente, acercando su rostro peligrosamente al mío.
-¡Por tu culpa me han dicho puta y he tenido que esconderme en los lavabos por media hora!
El muy insolente soltó una risa en mi cara.
-Eres adorable- dijo con malicia, acercando su rostro cada vez más.
-Ah... uh...- balbuceé- ¿P-por qué estás fuera de clases?- cambié de tema, me estaba poniendo muy nervioso.
-No tengo ganas de estar en clase de Economía- dijo, nunca borrando ésa sonrisa medio malévola.
-B-bien, debería irme ahora...- intenté safarme de su agarre en mi cintura, pero él sólo la afirmó y acercó su boca a mi oreja.
-Te acompaño- murmuró antes de lamer el lóbulo.
Quería apartarlo, de verdad que sí quería, pero cuando comenzó a chuparlo suavemente, succionando, una debilidad casi dolorosa asaltó mi cuerpo y lo único que fui capaz de hacer fue clavar mis dedos en sus trabajados bíceps cubiertos por las mangas de la camisa a cuadros.
-H-Harry...
Soltó mi lobulo y mordió levemente mi cuello antes de decir:
-Vamos.
Comenzó a caminar y yo lo seguí. Fuimos en silencio hasta mi habitación; abrí la puerta y entré, él lo hizo detrás de mí y cerró la puerta.
-No tenías necesidad de cerrar la puerta...- dije sin mirarlo, incómodo de estar con él en una habitación cerrada.
De casualidad, vi que mi armario seguía abierto, dejando a la vista una de mis bragas. Abrí mucho los ojos y me lancé a cerrar las puertas. Como era más que obvio, tropecé con las patas de mi cama y caí al suelo, pero afortunadamente logré cerrar el mueble.
Oí una risa reprimida.
-¿Estás bien?- preguntó.
Me senté en el suelo, frotando mi rodilla, la cual había golpeado duramente contra el suelo.
-Sí- respondí abochornado.
-Eres la persona más torpe que he conocido- sentenció antes de tenderme su mano para ayudarme a levantarme. La acepté y me levantó fácilmente-. Ven, vamos a buscar algo para ése chupón.
-Bien, pero no busques en el armario- dije.
-Okay- dijo extrañado, pero no preguntó nada.
Encontramos una bufanda de hilo, algo no muy abrigado por suerte, y me lo enrollé alrededor del cuello. Luego de eso, salimos y volvimos a la parte del edificio que era una escuela.
Toqué tímidamente la puerta y oí un "pase". Harry abrió la puerta, dejando ver a un salón de clases lleno y al profesor McJillian, que impartía Economía.
-Louis, Harry- dijo serio, pero sabía que no estaría molesto con nosotros-, llegan tarde.
Iba a comenzar a disculparme, pero la lengua se me trabó al ver a Kirk y su grupo de amigos mirarme de una manera extraña.
-Lo siento, señor McJillian, yo retrasé a Louis.
El profesor levantó una ceja, divertido.
-¿Y se puede saber cómo has retrasado a Louis, exactamente?
Me pregunté cómo iba a salir Harry de esta, pero me sorprendió, ya que dijo con perfecta naturalidad:
-Nos quedamos en la biblioteca ya que le pedí que me explicara algo de Álgebra.
El profesor obviamente no se había tragado la mentira, pero lo dejó pasar con una advertencia y nos dijo que nos sentáramos. El chico de rizos se sentó junto a uno de sus amigos y yo, al igual que siempre, me senté solo en el último lugar.
En aquella clase realmente no pude prestar atención a lo que el profesor McJillian decía, estaba demasiado ocupado en asustarme debido a que las personas del grupo de Kirk seguín mirándome raro.
(...)
Cuando las clases acabaron hasta el lunes siguiente, yo volvía solo a mi habitación. Agradecía ya no tener que ver a Kirk y a su grupo hasta el día siguiente, ya que se la habían pasado todo el día acosándome con la mirada.
Me detuve unos minutos en el baño, ya que, como todo ser viviente, necesitaba hacer mis necesidades. Cuando salí del baño luego de haberme lavado las manos, una persona me tomó por detrás y tapó mi boca fuertemente. Miré desesperado a mi alrededor, únicamente viendo a un grupo de alrededor de seis chicos, el grupo de Kirk, pero ¿dónde estaba él?
-No intentes escapar, putita- una voz rasposa dijo burlona en mi oído.
Hablando del rey de Roma...
Igualmente, me revolví en su agarre, intentando zafarme o al menos patear a alguien.
-Miren, la zorrita tiene agallas- se burló un chico obviamente oriental.
-Matt, Dan, tomen sus pies- dijo Kirk.
Dos chicos morenos, gemelos, me tomaron de las piernas para que no pudiera seguir lanzando patadas al aire.
Entre los tres, me llevaron fácilmente a un lugar del pasillo; noté, desesperanzado, que ya no quedaba nadie en los pasillos. Los otros cuatro chicos también seguían a Matt, Kirk y Dan.
-Maricona puta- escupió uno de ellos, aunque no sabría decir quién.
En esas instancias, ya mis ojos estaban llenos de pesadas lágrimas, las cuales empañaban los cristales de mis lentes.
-S-suéltenme- sollocé.
-¿Oyeron eso, muchachos?- dijo Kirk- Hagan caso a la putita, soltémosla, no vaya a ser que nos contagie lo maricona.
Los tres chicos me soltaron, dejándome caer al suelo. Mi espalda y cabeza dolían ahora. Mis lentes se habían caído al suelo, ya no sentía las patas sostenerse en la parte posterior de mis orejas. Gemí de dolor al haberme golpeado en el pequeño hueso al final de la columna vertebral, dolía muchísimo y no sentía la fuerza suficiente para levantarme, era como si mis piernas se hubiesen paralizado.
-Yo me pregunto- comenzó el líder del grupo mientras me quitaba la bufanda bruscamente- ¿acaso será mujer y tendrá un coño? Yo digo que lo averigüemos- tomó mi camiseta y la rasgó fácilmente.
En ese momento recordé las bragas.
-¡No, no, no, no!- dije alarmado- Por favor...- supliqué.
-¿Por qué no mariquita?- preguntó burlón- ¿Es que tienen algún secreto allí? ¿O la tienes pequeña?- prosiguió, tomando la cintura de mis pantalones.
Yo también lo hice, queriendo evitar que me descubriera frente a sus amigos. Él gruñó, y en pocos momentos otro chico tomaba mis muñecas para evitar que sostuviera mis pantalones.
Kirk los bajó de un tirón, y todo el grupo, que estaban diciéndome cosas y riendo entre ellos, quedó en un repentino silencio. Ahora los únicos sonidos que se oían eran mis sollozos desesperados. Segundos después, oí el sonido de una cámara de teléfono celular.
-No sé si quitarle ésas también o dejárselas, chicos- dijo Kirk-. ¿Qué creen que sea más humillante?
Ellos respondieron descoordinadamente, pero la respuesta fue una sola: con las bragas.
Ahora estaba casi desnudo, en el medio de un pasillo, con una banda de siete chicos que podrían hacerme prácticamente lo que quisieran y yo no tendría la fuerza ni el valor suficiente para defenderme. Uno de los chicos me quitó también mis Converse, así que también estaba descalzo.
-¿Te gusta la oscuridad, putita?- preguntó Kirk.
-¿Q-qué?- volví mi cabeza para verlo. Obviamente que no me gustaba la oscuridad.
-Olvídalo, vamos a averiguarlo por nuestra cuenta- siguió-. Chicos, abran la puerta.
Luego de eso, todo pasó en un borrón: abrieron la puerta del armario del conserje, volvieron a tomarme de las piernas y brazos, y me encerraron en la estrecha oscuridad.
Sólo en ese momento, finalmente reaccioné; me levanté del frío suelo y comencé a pegar con la palma abierta a la puerta, pidiendo auxilio.
-¡Ayuda, por favor! ¡Sáquenme de aquí!- las lágrimas de miedo y humillación corrían por mis mejillas, casi quemando en mi rostro- Por favor...- supliqué, entregándome a los sollozos. Éstos sacudieron mi cuerpo por varias horas, mientras yo estaba solo, en la oscuridad, encerrado hasta que alguien me encontrara.
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Hola!!!
Qué les parece el cap?? Les gustó??
Qué creen que pasará luego?? Léanlo en el próximo capítulo de... ¡¡¡Bambi!!! (?
Bien, les debo una explicación. Ayer no pude subir capítulo bc mi 'querido padre' me quitó mi celular por no bajar a comer a tiempo (y qué si no quería comer? Eh? Eh?!) (a quién engaño? Estuvo muy bueno jajaja) y cómo saben, y si no lo sabían ahora lo hacen, todas las novelas que estoy subiendo ahora las escribo en mi celular :3 las que no escribo en él son las posibilidades de chaparrón de novelas el año que viene ;)
Pero, igualmente, Hey! Aquí en Argentina son las cinco de la mañana y yo estoy subiendo capítulo, eso es de good person :'3
Vote & Comment
Megakisses
Anto :*
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