El Comienzo De Una Batalla, Muchas Chicas, Un Corazón.
El pueblo de Nome, en aquellos momentos, estaba a punto de convertirse en todo un campo de batalla, para una guerra que por fortuna, no se llevaría ni una sola vida. Aunque por supuesto, nadie tenia ni la mas mínima idea de esto.
Había distintos bandos, mismos que querían obtener todos, la misma cosa. El amor de una persona en particular. Y cada uno de ellos, estaban determinados a darlo todo de si, para poder entonces obtener lo que querían. El punto de partida, o mejor dicho, la manzana de la discordia, ni siquiera estaba al tanto de lo que estaba a punto de desatarse por culpa suya.
Todo lo que iba a pasar en aquellos momentos, bien podría pasar perfectamente desapercibido por los mismos humanos, ya que dicho asunto ni siquiera era cosa suya, sino que se trababa de pronto, de algo ocurriendo entre los animales del pueblo. Así es, los animales, que también tenían sus propias emociones y asuntos incluso. La unica verdad es que aun entre ellos, también se pueden dar cosas muchísimo mas interesantes.
Esa mañana, el brillante sol se había alzado sobre el pueblo de Nome. Y todos sus habitantes, tanto los que siempre habían vivido allí, como ciertas personas que recién se habían mudado al pueblo, se disponían a comenzar con su día, tras haber tenido una noche, larga, oscura y muy fría. Cada uno a su manera. Pero aun entre ellos, había alguien, que incluso ni siquiera vivía con entre ellos, alguien que ni siquiera era parte del pueblo, pero que aun así, ya era mas que conocido por la gente. Tanto humanos como animales, todos con opiniones divididas acerca de esta persona en particular, desgraciadamente para el, aun si no lo merecía, para la gran mayoría, el era solamente una paria, un "chucho", un marginado en general. Muy a pesar de que la realidad era que el nunca en su vida, le había echo daño ni nada malo a nadie.
El nombre de esta persona, o mas bien, el nombre de este perro, era Balto. Una mezcla de husky y lobo, alguien que siempre había vivido confundido en cuanto a sus orígenes. Todos los que lo conocían, sabían eso de el, que era mitad lobo y mitad husky, y que su nombre era Balto. Pero por desgracia para el, la gente no solía verlo nunca con buenos ojos, solo por ser mitad lobo, puesto que todos a su alrededor creían que por esto, el podría ser muy peligroso y agresivo. Algo falso, porque el siempre se comporto como alguien pacifico y de echo, irónicamente eran todos ellos los que siempre eran hostiles y agresivos con el, pidiéndole en todo momento que se mantenga lejos de ellos. Algo a lo que el siempre obedeció para evitar altercados, porque de echo sobra decir, que en mas de una ocasión incluso, ya había tenido que escapar de algunos de los perros, que rabiosos querían darle una paliza, porque algún cretino canino lo habría acusado falsamente de haberle echo daño.
Tan conocido era, pero no por cosas buenas, al menos para la gente tan prejuiciosa, pero tanto que literal la gente ya parecía saber como comportarse con el cuando lo veían. Era popular en el pueblo, pero ello no significaba que el fuera querido. Ni de chiste.
Y aun así, el insistía en ir a ese lugar. ¿Por que? Porque no tenia otra opción. El con todo gusto, se hubiera esfumado de ahí, para ya no molestarlos mas, como siempre decían. Pero su padre, que no era un perro, sino un ganso, le insistía constantemente, que en ese pueblo, también había personas que lo querían, cosa que Balto no creía para nada y con justa razón. Todos los de ese pueblo, en verdad parecían odiarlo a muerte, solo por ser mitad lobo y es que Balto ya estaba tan marcado por esto, que realmente no había sido capaz de darse cuenta de que verdaderamente había quienes lo apreciaban, querían y aceptaban, tanto entre los humanos, como entre los animales. No eran muchos, pero aun los pocos que habían, Boris le decía siempre que no toda la gente es mala y prejuiciosa.
Y hasta eso, el ganso de origen ruso, se había percatado de que si que habían aquellos, que lo querían. Y que lo defendían, por mucho que el también odiaría ir al pueblo, esto porque a el en su caso, no solo lo molestarían, sino que incluso podrían querer comérselo al ser un ganso, todas las veces que estuvo allá. Había visto a distintos personajes, en los que Boris vio, toda unas completas y verdaderas oportunidades para una vida mejor para su hijo adoptivo. El siempre estaría allí para el, pero Balto no merecía lo que le pasaba, y Boris en verdad quería ver las cosas mejorar para el.
Estaba determinado a que su hijo lo viera, para tampoco quería que se volviera incomodo de su parte. Solo estaba esperando que su hijo adoptivo eventualmente pudiera ver aquello que siempre tuvo frente a el.
Su hijo no tenia amigos, algo muy deplorable y de verdad creía que Balto podía hacerlos aun en ese pueblo donde la gente era muy grosera con el. Boris tenia pruebas, pero no debía ya nada porque seguro el perro lobo no querría creerle. La pequeña familia que eran de padre e hijo, vivían en un viejo bote pesquero abandonado, varado a las afueras de el pueblo de Nome. Cada mañana, para molestia de Balto, Boris siempre estaba detrás de el, rogándole que fuera al pueblo, y aunque Balto se negaba mucho al principio, al verdad es que al final aceptaba y obedecía a su padre, yéndose siempre a Nome con las mejores intenciones para socializar, aunque siempre fuera recibido de la peor manera por todos allí.
En unos días, se vendrían a quedar, otros hijos adoptivos de Boris, en este caso, una pareja pequeña de osos polares. Y con mas razón Boris necesitaba que Balto saliera al menos por la mayor parte del día, puesto que tendría que vigilar a esos osos y no habría suficiente espacio para todos en el bote.
Balto sabia que Boris tenia razón al final del día en todo lo que le decía. Y por eso nunca desobedeció a su padre. Así que con su mejor cara, se dirigió al pueblo, rogando al cielo poder pasar desapercibido al menos al principio.
Continuara...
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