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Sariel Stronghold.

(Narrador Omnisciente.)

     La luz solar mañanera entraba lenta y suavemente por los paneles de cristal que adornaban la rústica casa, rozando la tez de ambos hermanos, haciéndolos despertar casi al mismo tiempo. John, por un lado, se levantó, hizo la cama, lavó sus dientes, su cara y se puso ropa cómoda de casa, para bajar lentamente las escaleras y llegar a la cocina, obviamente para preparar el desayuno.

     Por otro lado, la pequeña Libertad se encontraba despierta, pero aún así acostada en su cama, mirando el techo, pensando, por su mente pasaban tantas cosas, se acercaba su cumpleaños, era poco tiempo después de comenzar sus clases, había entrado en secundaria, tenía miedo, intriga, curiosidad, pero no podía sentirse de una sola manera, sencillamente no podía sentir algo en concreto.

     John, de manera muy similar, pensaba en la universidad, éste año comenzaba, exactamente el mismo día que su hermana pequeña, lo cual frustraba todos sus planes futuros, siempre había tenido un gran sentido responsabilidad hacia el colegio y el trabajo, haciendo así que sus notas fueran algo casi perfecto, por ese lado, era idéntico a su padre.

     Si la universidad comienza dentro de unos días... ¿Cómo diablos haré para seguir con el plan? ¿Cómo haré que la muerte de mis padres sea vengada? ¿Cómo hago para que todos sepan que no puedo ser tomado a la ligera?

     Pensaba el chico, muy frustrado claramente, pero al mismo tiempo no lo veía como algo malo, con un plato y dos sándwiches en él, se dispuso a preparar y servir el café, ya se había acostumbrado a tener paciencia y resolver problemas con el tiempo, simplemente se sentó y se dispuso a comer.

     Sariel Stronghold se encontraba en su cuarto, estudiando astronomía, preparándose para la universidad que comenzaría dentro de unos días, una pequeña sonrisa de paz se encontraba en su rostro color moreno claro, es una chica de nacionalidad Colombiana, actitud difícil y un enorme amor por las cosas complejas, midiendo poco más de un metro sesenta y cinco, cuerpo con curvas Ligeramente marcadas y notables, piernas un poco gruesas, pecho mediano, cabello negro con mucho carácter, ojos color café claro, labios provocativos y veintidós años recién cumplidos, no le importaba ser alguien importante en la vida, sólo quería disfrutar de ella haciéndo lo que le gustaba, estudiar estrellas, hablar italiano, entre otras cosas. Tuvo una infancia difícil, sus padres biológicos la regalaron a otras personas con sólo 24 horas de haber nacido, pero amaba a sus padres actuales, aunque le exigían demasiado, sólo quería ser una persona normal y feliz.

     Cerró su libro y se puso gotas para sus lentes de contacto, salió de su habitación, fué a la cocina y se dispuso a mirar y escuchar la lluvia, con una pequeña voz en la radio de el fondo, era un día muy gris y oscuro, sin darse cuenta, salieron unas lágrimas de sus redondos ojos, se sentía melancólica, el ambiente que tenía alrededor era algo que sencillamente amaba y no podía describir, pero al mismo tiempo se colaba en su interior cierta calentura, cerrando sus ojos e imaginando cualquier tipo de obsenidades perfectas para una mañana lluviosa, siente que su cara arde, se ruboriza y sacude la cabeza intentando alejar esos pensamientos, se levanta y decide ir a darse un baño para bajar la temperatura de su cuerpo, al caminar sentía un fuerte cosquilleo en toda su entrepierna, apretó sus piernas, mordió su labio y entró a la ducha, sin importar el porqué decidió hacerlo, decidió bañarse con agua caliente, la cuál hacía que su cuerpo se retorciera debido a la adictiva sensación, mientras frotaba el jabón por todo su cuerpo, se conscientizó de qué sus pezones estaban muy sensibles, intentó dejarlo pasar, respirando profundamente, sintiendo que su mente estaba al borde del abismo, frotó el jabón en su sexo y soltó un gemido, que ahogó rápidamente mordiendo la parte exterior de su mano, pero simplemente su mano izquierda actuaba por sí sola, repitiendo el movimiento una y otra vez, sin la menor intención del aseo, sus ojos se ponían en blanco por momentos, tenía espasmos en todo su cuerpo y una que otra vez dejaba escapar un gemido que ahogaba mordiendo sus labios, perdió total consciencia de sus actos, dejando así que sus dedos exploraran de la manera más voraz y atrevida sus partes sensibles, sin respeto alguno, la velocidad fué aumentando, primero entró un dedo... Luego el otro, estaba tan excitada que presionaba sus ojos e instintivamente y con todo propósito, estimulaba con violencia su clítoris, sintiendo el éxtasis acercarse rápidamente, comenzaron a llover espasmos, dejando salir un orgasmo mucho más intenso de el que pudo haber imaginado jamás, sentía un viscoso líquido caliente bajar por sus piernas sin cesar, mientras éstas se movían involuntariamente, intentó recuperar el control de su mente y de su cuerpo, terminó de ducharse, salió, se secó con la toalla y miró al espejo, se sentía satisfecha consigo misma, pero una frase rodó por su mente seguida de una graciosa sonrisa.

     -Definitivamente necesito depilarme ahí.-

     Volvió a sonreír para sí misma y comenzó a andar en toalla por toda la casa, aprovechando su soledad, se sentó en la ventana miró las gotas golpetear levemente en el panel de vidrio templado, tomó su libro de Gabriel García Marquez y no dudó en perderse en tan amena lectura.

     Y en eso se basaba el día a día de Sariel Stronghold, aunque sólo había una cosa que no había hecho hoy, entrenar con sus amadas armas de juguete, siempre tuvo el sueño de ser militar, SEAL o cualquiera similar a éstas, detener e incluso herir mortalmente a cualquier persona que consideraba "Mala", le causaba una adrenalina increíble, una satisfacción y un sentimiento de superioridad diferente a cualquier otro.

     John estaba comiendo, decidido a ir a las reinscripciones de la universidad, con afán, pero sin obsesión, ya preparado, encendió su auto, se despidió de su hermana y de sus pequeñas amigas que estaban en casa jugando con ella, se sentó en el asiento del conductor y decidió partir tranquilamente, con un viaje muy ameno por delante, colocó música envolvente de baja fidelidad, siempre lo relajaba.

     Llegó a la universidad y entró, notando algunas miradas, algunas curiosas, otras un poco incómodas, pero cuando solicitó la información de la reinscripción, fué informado de que había llegado una hora antes, así que optó por sentarse y esperar, estaba leyendo, tranquilamente, tiempo después, quiso descansar la vista y levantó la mirada, a la derecha, hacia la entrada entraba una chica un poco baja, piel morena y con cuerpo bastante atractivo, con cabello ondulado, una sutil sonrisa y una manera de caminar bastante latina, con cierto sazón que hacía robarse las mirada de cualquiera, al caminar parecía una modelo, moviendo sus caderas como si de un baile se tratase, vestida con Jeans y una franela sin hombros, pero con una decoraciones debajo de ellos, le lanzó una mirada a John, para luego sonreírle y acercarse, mientras más lo hacía, más irreal parecía.

     -Buenos días, Chico, ¿Cómo estás? Disculpa la molestia y mi ignorancia, pero, ¿Sabes dónde son las reinscripciones para el primer semestre?-

     Preguntó con un muy marcado acento colombiano, que sonó exquisito a sus oídos.

     -Buen día, bien, gracias por preguntar, emm... Pues, yo también estoy aquí por eso, pero llegaste casi cuarenta minutos antes.-

     Le respondió éste con voz amigable y una ligera sonrisa por su propio comentario.

     -¿Es en serio? Por esa misma razón tienes que informarte antes de éste tipo de cosas, siempre cambian a último momento.-

     Dijo para luego reírse.

     -¿Puedo sentarme?-

     Preguntó a el chico con tono bastante firme, no tenía ni un ápice de timidez en su voz.

     John se apartó con una sonrisa y la invitó a sentarse, para presentarse.

     -Un gusto, Soy John Stewart. ¿Y tú?-

     Preguntó con curiosidad ante aquella peculiar chica.

     -Sariel, Sariel Stronghold. El placer es mío, antes de que lo preguntes, sí, obviamente soy Colombiana, pero mi padre es estadounidense y por cierto, muy dominante, eso juntado con mi madre, bastante sumisa, dió como resultado mi nombre. Parece nombre de Asesina en serie, o Soldado de fuerzas especiales.- Dijo para reír luego de sus palabras. Con una postura muy correcta al sentarse.

     John soltó una pequeña risa ante su historia, bastante interesante, por cierto, ésta chica llamaba mucho su atención.

     A Sariel le parecía bastante atractivo el chico, de piel morena, cabello indeciso, cuerpo ligeramente trabajado, expresiones y manera de hablar muy finas; de seguro se llevarían muy bien.

     Hablaron por todo el tiempo siguiente, perdiendo por completo la noción, lo único que interrumpió su charla, fué el llamado de una voz femenina muy metálica a través de los altavoces, entraron, el primer trimestre sería generalizado, por lo cual todos estudiarían juntos, luego, cada quién elegiría su carrera, hicieron sus labores y salieron a la acera.

     -No sé qué hacer, estoy muy aburrida y en mi casa no hay nadie.-

     Dijo con decepción la chica, dispuesta a despedirse.

     -Ven a mi casa, podemos ver las estrellas, si quieres. Tengo un telescopio, pero lo usé solo cuando era pequeño, podemos usarlo.-

     Sariel se sorprendió por su propuesta, pero sin pensar aceptó. Lo acompañó a su auto, que por cierto, la sorprendió, bastante costoso y muy bien cuidado, definitivamente llamaría la atención en la universidad.

     Llegaron a su casa y con gestos caballerosos a cada rato, terminaron en el patio esperando el anochecer, con todo preparado y un poco de comida preparada. Libertad estaba dormida, no se había dado cuenta de que había llegado su hermano.

     En cierto momento, Sariel llegó a mirar los objetivos bastante gastados y algunos con hoyos de bala, con intriga y curiosidad lo miró fijamente y sólo alcanzó a preguntar:

     -...¿Disparas?-

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