MC Patton versus Gonzalo Eissenberg
Estimado Gonzalo Eissenberg:
Eres un asqueroso hijo de puta. ¿Qué crees?, me estoy follando a tu esposa por el culo en este mismo instante. Ella gime de placer y satisfacción mientras le introduzco mi verga en medio de sus nalgas. Jajaja. ¿Qué harás ahora?, bien, debiste haberlo pensado bien antes de publicar esos comentarios de odio a través de youtube. Es que eres un pedazo de mierda hedionda y asquerosa. Siempre defendiendo el actuar de mierda de la policía, de los militares y de los políticos de derecha de este país. Te lo digo en tu cara lacra momia,¡ojala mueras de cáncer a los testículos!,¡ojala a tu madre le saquen los ojos!,¡ojala que a tu hermana se la follen cien elefantes! Jajaja, ¡hijo de puta, muérete!,¡llama a las autoridades!, yo ya me folle bien follada a tu esposa, le lamí su clítoris y me hice una paja rusa con su par de tetas. Si sigues diciendo a través de las redes sociales que los Chaquetas Negras somos unos sádicos cobardes o simplemente si vuelves a realizar comentarios de odio alabando al presidente, a los milicos o a cualquier hijo de perra corrupto secuestrare a tu hija de diez años, la asfixiare y le sacare los ojos y te los mandare por correo en una caja de regalos.
Afectuosamente, MC Patton.
Patton releyó tres veces el mail antes de mandárselo a Eissenberg. Precisamente por el mero placer que le causaba amenazar youtubers a través de una pantalla de computador. Estiro sus alitas. Bebió un sorbo de su malteada. Puso un disco de Korsakov en la radio. Volvió a beber otro sorbo de malteada. Finalmente apretó la opción "enviar". Ya todo estaba dicho y hecho. En breves segundos Eissenberg se llevaría una gran sorpresa al abrir su correo. Patton cogio su diminuta chaqueta negra, se coloco su sombrero y salio a dar una vuelta por la calle.
Al cabo de una hora Patton volvió a la parcela de John. Dejo su chaqueta y su sombrero en un rincón. Se preparo un café. Comenzó a leer una novela del húngaro Sandor Marai. Era precisamente "La Mujer Justa". Decía algo así:
"¿sabes quien era mi marido? era el fenómeno mas extraño del mundo: era un hombre"... justo en ese momento Patton recibió un mail, "¡vaya, seguramente es una invitación a alguna lectura de poesías!", pensó el por un segundo. O quizás lo dijo casi musitando. O quizás creyó decirlo y solo lo pensó. Bueno. Da igual. El caso es que abrió su mail y ¿Qué creen?, era Eissenberg quien enfurecido le había contestado. El correo electrónico decía algo así:
MC Patton:
No se quien eres, ni a que te dedicas, ni como sabes que tengo una esposa y una hija de diez años. Mas te dejare algo bien en claro, así como oses tocar a algún miembro de mi familia yo te mato con mis propias manos. Tengo amigos y conocidos muy poderosos en el congreso y en la policía que no dudarían en romperte las bolas. Así que, piénsalo.
Saludos, Gonzalo Eissenberg.
Un sudor frío recorrió la nuca de Patton. Pestañeo. Viajo en el tiempo. Precisamente a Irak en 1991. Patton se vio a si mismo torturado bestialmente por los soldados iraquíes. Por dentro deseaba huir, llorar, romper los cristales. ¡Matar!. Sin embargo no podía. A veces el dolor era más real, más intenso y más largo que la misma muerte.
Patton volvió a pestañear. Los espasmos invadieron su cuerpo. Los espasmos, los espasmos. Tomo otro sorbo de su café. Puso un disco de Bob Dylan en su radio portátil. Se comenzó a relajar al momento en que sonaban los primeros acordes de "Girl of the North Country", se tendió en el sillón. ¡Como adoraba esa canción!, retomo la lectura de "La Mujer Justa". Decía algo así:
"¿sabes quien era mi marido? era el fenómeno mas extraño del mundo: era un hombre. Pero no en el sentido teatral de "héroe romántico". Tampoco como se diría de un
Campeón de boxeo....en la vida hay cosas tremendamente difíciles de entender." Patton pestañeo una vez más. Se durmió. La música de Bob Dylan invadía toda la habitación.
Era una fría medianoche. Patton y Ganso se habían quedado dormidos viendo una vieja película de horror italiana. Faltaba aproximadamente 40 minutos para el final de dicho film. Estaban viendo un clásico de Lucio Fulci, "The New York Ripper". De pronto Ganso despertó de un momento a otro. Se estiro y se dio cuenta que la película ya estaba terminando. "¡es la hora de nuestra venganza!", pensó en silencio y al ver que Patton estaba profundamente dormido le grazno en su diminuta oreja izquierda. Patton despertó al instante, sobresaltado. Ganso volvió a graznar. De esa forma Patton descubrió que la hora para su plan malévolo había llegado. Era hora de asesinar a Eissenberg.
Silencio. Silencio. Se percibe solo la melodía de una polka alemana. El escenario es oscuro, las luces están apagadas. Eissenberg se encuentra durmiendo encima de su escritorio. A su lado hay papeles, viejos libros de historia, contratos y un cenicero repleto de colillas de cigarrillos. Sigilosamente Patton y Ganso entran en la habitación. Sin quererlo Ganso pasa a llevar un vaso que yace sobre un mueble. El vaso se rompe en pedazos. Eissenberg despierta. No ve nada. Mira hacia todos lados. Vuelve a no ver nada.
De pronto, Eissenberg ve una pequeña silueta. Quizás sea su perro Donald que le viene a pedir mas comida. Eissenberg vuelve a dormirse profundamente sobre su escritorio.
Es la primavera del año 1945. Eissenberg se ve así mismo con un uniforme negro. En sus mangas hay un extraño símbolo ceñido a su uniforme. Si. Parece ser una esvástica. Eissenberg enciende un cigarrillo mientras contempla a un tumulto de prisioneros anoréxicos y con la cabeza rapada que vienen hacia el en silencio y con odio en sus miradas. Eissenberg se impacienta, sabe que algo va mal. ¿Será que tiene miedo? No. Eissenberg nunca ha temido. ¿Será que hay algo dentro de esas personas que el mismo posee y que a la vez le causa repulsión?. El tumulto lo rodea. Eissenberg comienza a ponerse nervioso. Los prisioneros comienzan a darle una feroz paliza. Eissenberg llora. Algo evidentemente extraño en el. La multitud iracunda se lanza sobre el. Comienzan a rasgar su ropa y su piel. Se lo están devorando vivo. Eissenberg mira a todos lados esta completamente solo. Ha llegado su final. Ha llegado su final. Un estridente grito lo despierta. Todo ha sido una pesadilla. ¿Una pesadilla?
Lo primero que hace es abrir sus ojos. Lo primero que Eissenberg ve es a un pato y a un ganso. Sin embargo hay algo en estos dos animalillos que lo perturban. ¿Serán sus miradas?. Hay algo familiar en estas dos aves. De pronto Eissenberg lo descubre. Aquel pato y aquel ganso tienen las mismas miradas de odio e ira que tenían los prisioneros que le daban muerte en su pesadilla. Eissenberg intenta huir corriendo. Más no puede. Es inútil intentarlo. Gonzalo yace amarrado de pies y manos a una silla. El hombre intenta desviar la mirada. No puede. Los ojos de Ganso y Patton son grandes hasta el punto de que sus miradas penetrantes lo perturban hasta un nivel brutal. El hombre esta perdido. Esta perdido.
Posteriormente Gonzalo finalmente cae en un estado de hipnosis ante la mirada penetrante y fija de sus dos pequeños captores. "¡duerme profundamente!,¡duerme profundamente!", cree oír escuchar. "¡duerme profundamente!", "¡no estas solo!, ¡no estas solo!", cree por un momento oírle decir a las paredes. Eissenberg fija la mirada en un cuadro que cuelga en su habitación. Aparentemente es un cuadro de una bahía. Fija su mirada en aquel paisaje. Respira profundamente. Y muere. Muere. Patton y Ganso se van de la casa de Eissenberg. Son las cinco de la mañana. Gonzalo Eissenberg ha muerto. Patton se siente satisfecho. Ha asesinado a un peligroso enemigo sin haber ensuciado sus manos con sangre. De esa forma Patton contempla por unos largos segundos su cadáver atado a la silla. Inspira. Grazna. Con su pequeño pico coge una rosa y la deja sobre las piernas inertes que sostienen el cadáver de Eissenberg. "¡adiós miserable bastardo!,¡nos veremos en el infierno!", cree decir Patton. "¡adiós miserable bastardo!, ¡nos veremos en el infierno!, ¡nos veremos en el infierno!".
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