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Capitulo 33: Una Muñeca en Casa de Doncellas

https://youtu.be/TdtArl4ekOE

(Cuando la música comenzó a sonar, los símbolos de los elementos Bakugan pasaron como guiados por el viento hasta aparecer el símbolo de los seis atributos juntos, y adelante apareció el titulo)

Tal como gotas de lluvia que caen sin rumbo, sin fijar dirección.

(De noche, Dan ve la luna con algunas hojas llevadas por el viento pasando. Las hojas pasan cerca de su rostro, que se alzo al frente con ojos llenos de determinación. En una toma diferente, se ve a Camilo de espaldas a Dan, quien bajo la mirada con algo de tristeza. Se ve por unos instantes el domo de acceso al Interespacio de día)

¡Nuestros sentimientos siguen el camino que eligen!

(Luna mira a la luna con tristeza, para ver a Marduk ponerse a su lado y sonrió. De manera consecutiva se ve al resto de peleadores: Shun sentado en la rama de un árbol, Snow chocando sus puños con una sonrisa, Marucho tecleando en su computadora, Felipe de pie en una arena de combate, Page, Rafe y Serah hablando hasta ver hacía adelante).

Un negro amanecer, verás que pronto llega. Pronto vendrá...

(Goodwin, usando una armadura de plata encima de su traje camina por los pasillos del castillo, su capa blanca ondeo. Paso al lado de Kazarina, quien sonrió cruelmente al verlo. Se ve desde abajo y subiendo rápidamente el oscuro castillo, hasta la punta, donde Goodwin estaba de pie, a su izquierda estaban Kazarina y Sellon, y a su derecha, Anubias y Caligula. Los cuatro con sus Bakugan).

(Se ve una imagen dividida de la Puerta y la Llave que tienen Dan y Drago).

Los pedazos de este sueño solo pueden causar dolor. Incluso llegar a tener miedo a creer.

Selen lanzo un rayo de luz que Fury aparto fácilmente retrocediendo en el aire. Vladitor se acerco a Fury y choco su espada con las cuchillas de su enemigo, soltando chispas. Caligula tenía una mirada de oscura excitación al ver la batalla).

¿Qué marca, yo dejaré en este mundo junto con mi decisión? Yo quiero saber...

(H y Abbott miran al suelo azul con una mirada preocupada. Abbott y H se miran, asintiendo y el segundo se retira. El escenario cambia al Interespacio, donde Lumagrow salta en el aire y el cielo es rojizo).

Superándome a mi mismo se que yo volveré a nacer. ¡La fe es lo único que me podrá fortalecer!

(Xerxes choca sus armas con las garras de Lumagrow en un combate intenso donde ambos caen en el aire. Al mismo tiempo, Horridian esquivo una flecha, e Artemis cargaba en su arco otra flecha que disparo al mismo tiempo que Horridian lanzaba rayos de energía de sus bocas, creando una explosión al chocar. Entre las llamas de la explosión, Lirian desvía los ataques de Isis mientras ambas pelean en el aire).

¿Qué marca, yo dejaré en este mundo junto con mi decisión?

(Drago hace a un lado las llamas mientras ve como un ejercito de Bakugan Caos se acerca a él. Onix, Wolfuro y Boulderon se alza ron con su armamento y Bakunanos respectivamente. Secuencialmente, se ve el ojo de Leonidas cambiar de su color normal a un tono rojizo, a Ginebra viendo el amanecer, a alguien usando una armadura oscura, un cuerpo en el suelo con un agujero en el pecho y sangrando y a Morgan con las manos juntas como si estuviera rezando).

¡La oportunidad llegara!

(En un destello, se ve a Camilo abriendo los ojos y la imagen lo rodea para ver que estaba de pie frente a Goodwin. En su espacio oscuro, el Dragón Carmesí extiendo sus alas para que en otra toma, se vea a un individuo de armadura negra de espaldas viendo al horizonte desde el castillo negro de Goodwin con su capa roja ondeando).

...............................

Pasaron alrededor de dos horas hasta que todas las batallas se libraron. Aunque todas las batallas de equipos fueron diversas, algunas reñidas y otras largas u hasta aburridas, la selección termino.

-"Y con estos resultados, mostramos a los ocho equipos que pasaran a la segunda ronda"- anuncio la computadora, mostrando frente a todos una pantalla holográfica con los ocho equipos, ordenados del equipo con más puntos al más bajo. -"Los peleadores encabezan la lista, seguidos del Equipo Sellon y detrás de ellos, el Equipo Anubias"-.

Los mencionados del último equipo gruñeron. Después de su primera derrota, fueron Ben y el resto el que se encargaron de las batallas. No perdieron ningún combate después de su humillante fracaso, hasta el último que tuvieron, que fue contra el equipo Sellon, donde perdieron 2 a 1.

Mientras que el Equipo Sellon solo tuvo tres derrotas por miembro y una derrota de grupo. La única derrota en grupo fue contra los Peleadores, donde Sellon e Isis derrotaron a Snow y Onix, pero Felipe y Dan derrotaron a Cris y Soon, y también la derrota de Soon ante Jack del Equipo Anubias, aunque ganaron ese combate al final.

Y los Peleadores, aparte de la derrota de Snow, ningún otro integrante ha tenido una derrota en todo el torneo, donde la mayoría de combates fueron realizados por Shun, Marucho, Snow y Felipe. Dan y Marduk apenas entraron al campo de batalla.

-"Mejor suerte para los equipos que no lograron pasar"- dijo la computadora. -"La segunda ronda comenzara mañana al medio día. No se lo pierdan, Bakufanaticos"-.

Mientras los equipos ganadores y perdedores comenzaban a retirarse, las personas de las gradas también lo hicieron. Todos hablando de los fantastico que fueron las batallas, otros comentando cuales fueron sus batallas favoritas o que equipo ganara el torneo.

Serah, Page, Rafe, Claire y Sabine se quedaron un momento más en las gradas, viendo a los Peleadores se retiraban.

-Los Peleadores son realmente increíbles. No han perdido ningún combate desde el Torneo- comento Rafe, admirando a los ídolos de todos los Neathianos.

-Meh, no lo hicieron mal, pero yo habría ganado en menos tiempo...- dijo Page, no queriendo admitir las grandes habilidades de los Peleadores.

-Recuerden porque vinimos a la Tierra. Ustedes son peleadores talentosos, pero les falta mucho todavía. Deben aprender viendo a Dan y al resto- dijo Serah.

-¿Pero como aprenderemos si nos quedamos siempre en las gradas? Es muy aburrido. Debimos haber participado como equipo- se quejo Page.

-No hubiera servido, aunque lo intentáramos, no teníamos el tiempo para inscribirnos ni ganar los suficientes combates como equipo para participar. La única de nosotros que podría haber entrado al torneo es Claire- respondió la pelirosada.

-Oye, es cierto. ¿Por que no participaste?- Pregunto Bolderon desde el hombro de su compañera a la Celestial.

-Todavía estamos probando los nuevos poderes que Lionel obtuvo al evolucionar, además que con Felipe llenando el espacio, no podía hacer equipo con ellos- respondió Claire.

Desde que volvieron de la batalla, Claire y Lionel se han puesto a entrenar para ver los alcances de sus nuevos poderes. Claramente eran muy poderosos y potentes, aunque no saben cuanto. Hasta ahora, su única compañera de entrenamiento han sido Sabine y Artemise.

-Pues usted sola podría despachar fácilmente a cualquiera de estos niños. Lionel ya ha demostrado tener una fuerza superior- dijo Sabine, orgullosa de la pelinegra.

-Aunque me duela admitirlo, es cierto. Lionel es más poderoso que yo. Mis flechas no alcanzan a tocarlos antes de que se derritan- admitió Artemise, aunque estaba enojada al reconocer que un Bakugan era superior a ella, podía admitirlo en este caso porque era el compañero de quien debía proteger.

-Eso me recuerda... ¿donde esta Ginebra?- Pregunto Lirian al no haber visto desde que llegaron a la Dolliana.

-Ella se fue a hacer un trabajo para la señorita Morgana un día después de que se fue Camilo- respondió Claire. -Ahora que lo pienso, ya ha pasado un mes...-.

Un mes desde que Camilo se fue a quien sabe donde para entrenar, lejos de todos. Aun le sienta un trago amargo que él decidiera irse sin avisarles, pero a diferencia de cuando se entero, ahora lo puede aceptar y sobrellevar mejor. La charla que tuvo con Fabia le sirvió mucho, y también ayudaba que ahora no estuviera sola en el departamento, gracias a Sabine y Artemise.

La rubia había sido una guía para ella, no solo en combate, sino también en controlar sus emociones y temperamento. Claire sabía que podía ser volátil, digno del atributo que representaba como peleadora, pero a veces eso la podría perjudicar, como ha pasado otras veces. Sabine la ha ayudado a controlarse un poco mejor y pensar más antes de actuar.

No es que eso haya servido en la Universidad cuando cualquier idiota se le acercaba a coquetearle o hacerle algo más atrevido y terminan en el suelo, pero ella cree que ha mejorado, porque pudo dejar a esos tipos mucho peor si quisiera, y sin usar sus poderes.

Y hablando de poderes...

-¿Cómo ha ido tu entrenamiento con tus poderes, Claire?- Pregunto Serah curiosa.

-Mejor. Ya puedo usar más energía, aunque todavía no puedo que mi cabello cambie de color, pero si mis ojos-.

Desde la batalla contra Dukhan, su control en sus poderes ha mejorado mucho, ahora es capaz de usarlos con mayor facilidad y control que antes. Era como si la puerta que intentaba abrir a la fuerza todo este tiempo finalmente se hubiera abierto sola.

Todavía no podía usarlos de la misma manera que los uso cuando peleo contra Youma en la Dimensión Inversa Oscura, pero ya era algo. Además era de esperarse, si sus poderes están conectados a sus emociones, no era lo mismo usarlos en un entorno controlado y en calma que en el furor de la batalla en una situación de vida o muerte; pero Claire confiaba que de seguir así, llegaría al punto de dominar sus poderes para usarlos libremente.

Al ya no estar nadie, los cinco se fueron de las gradas hacía la salida para reunirse con sus amigos. En el camino, Claire tuvo un pequeño pensamiento hacía Ginebra. Había veces en que la chica no le caía bien (y no eran celos por Camilo. No, claro que no) pero la considera una amiga.

-Espero que estés bien y vuelvas pronto, tu y Camilo...-.
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(Un mes antes)

Ginebra salió del aeropuerto de Francia con maleta en mano. Vio a la salida un auto con una persona de pie con el cartel con su nombre escrito en inglés y supo que era el que debía acercarse.

Al subirse al vehículo, el conductor le indico en inglés que tardarían dos horas en llegar, por lo que sentó correctamente en el asiento trasero y se quedo mirando afuera por la ventana a medida que avanzaban.

Había escuchado algunas cosas de este país, sobre todo de su famosa Torre Ifel, para una construcción de humanos, tenía que admitir que era majestuosa. En el poco tiempo que sirvió a Dukhan, lo único que vio fueron escenarios de guerra o construcciones elegantes pero oscuras, y tampoco hay mucho que contar antes de eso.

La Tierra tenía una belleza que pocos planetas tienen. Si, son unos barbaros y están a muchos años luz de tener la tecnología más obsoleta de cualquier planeta avanzado en el Universo, pero sus ciudades y medio ambiente es algo que no se ve en todos los mundos. Deberían aprender a cuidarlo mejor, los humanos no saben la suerte que tienen de vivir en un planeta así.

Mientras miraba el paisaje, se encontró pensando en porque acepto la oferta de esta mujer, Morgana. Claire parecía tenerle confianza, pero era una mujer misteriosa para ella, aunque con un gran carisma que ha visto en pocos. Puede que algo de ese carisma, más su estado emocional en el que estaba, la hayan convencido.

O tal vez... era porque no quería estar sin hacer nada en el departamento, sabiendo que no estaba ahí para su amo.

Ella era un ser orgánico creado y con apenas capacidad de sentir emociones, siempre yendo más al lado de la lógica que a todo, para así servir de mejor manera a quien fuera su amo.

Pero una pequeña parte que ha estado surgiendo desde el primer momento que conoció a Camilo Navas y llegó a la Tierra, esa parte que solo ha crecido en todo el año, gruñe y grita molesta al ser incapaz de ayudarlo.

Cerró los ojos para calmarse y alejar esos pensamientos de su mente. Juntarse mucho con Claire ya le ha afectado. Maldita mujer.

Un rato de viaje más, y Ginebra vio a donde tenía que llegar. Una gran escuela, que parecía más un castillo en la cima de un terreno rodeado de un lago a las afueras de la ciudad.

El vehículo la dejo afuera de la entrada, que era un gran portón de rejas que se abrieron al bajar del vehículo. Con la maleta en la mano, camino por el sendero. Al avanzar el camino, estaba rodeado de árboles verdosos que le daban un encanto mágico al camino.

Al llegar al edificio, se detuvo frente a otra entrada de rejas. Alzo la mirada, viendo como las cortinas de una ventana se cerraba. Alguien la había estado observando llegar.

Las puertas se abrieron y una persona se acerco a ella, una mujer de treinta y tantos de cabello negro con un vestido largo café de mangas café claras.

-Mi nombre es Ginebra. Vengo por un trabajo. Aquí esta el comprobante- saco de la maleta el papel que Morgana dijo que enseñara a los encargados al llegar.

La mujer vio la carta y la leyó, antes de entregarla. -Bienvenida a nuestra escuela de damas. Ya nos avisaron que llegaría. El indicaré la habitación y el piso de la joven-.

Ginebra asintió y siguió a la mujer a la entrada.

Su tarea aquí era sencilla: enseñarle a la hija de los padres que hizo el pedido a comportarse como una dama de clase alta en el lapso de un mes.

El nombre de la joven a la que debe enseñar es Isabella York, 17 años. Por lo que sabe, tiene una personalidad rebelde y no es una adecuada para ser una dama "refinada".

No entiende porque esa mujer considero que ella era adecuada para enseñarle, pero ya que acepto el trabajo, hará lo que pueda.

Cuando la dejaron frente a la puerta de la habitación de Isabella, la toco, pero no recibió respuesta.

-¿Puedo presentarme? Estaré a su servicio. Soy la persona que enviaron para enseñarle, señorita Isabella, Ginebra Lamperouge-.

Como Ginebra estaría en la Tierra, necesitaba un apellido para usar al presentarse. Camilo le dio ese apellido basado en un personaje de anime que le gusta mucho.

No recibió respuesta al inicio. Uno pensaría que era porque la persona no estaba en la habitación, pero Ginebra sabía que Isabella estaba en el cuarto, lo sabía porque la localización de la habitación era la misma de la ventana donde alguien la había observado al llegar.

Unos segundos pasaron donde espero pacientemente, hasta que sintió unos pasos al otro lado y la puerta se abrió un poco. Una voz femenina se escucho del otro lado.

-¿Por que estas aquí?-.

-Su familia pidió ayuda para volverla una buena dama de clase en un mes. La instructora original sufrió un accidente, por lo que fui enviada en su lugar- respondió las cosas tal y como son.

-¿Dama de clase alta? ¿En un mes?- La puerta se abrió más, permitiendo a Ginebra conocer el aspecto de Isabella: era una mujer de la edad que le dijeron de cabello purpura oscuro de ojos verdes brillantes con gafas negras grandes y redondas. Usaba un tipo de uniforme café con falda larga.

-Si. Seré su tutora en conversación, etiqueta y danza. Todo lo que se requiere para una dama. Desempeñaré ese cargo hasta que termine el mes, donde será su debut-.

Con expresión agría, Isabella se adentro a su habitación dejando la puerta abierta, Ginebra entro mientras Isabella hablaba.

-No sabía que existían compañías que perdían el tiempo haciendo eso-.

-La compañía que sus padres contrataron se especializa en muchas áreas, esta es una de ellas- aunque no sabía que otras áreas manejaba y administraba Morgana, no le pregunto y no venía al caso. -Pero se acepto principalmente porque su familia ofreció mucho dinero- y la mitad dinero sería para ella, y por lo tanto a su amo. Ese fue el acuerdo que hizo con Morgana. -De lo contrario, se habría rechazado- dejo la maleta a la pared cerca de la puerta.

-Hablas como una esnob. Odio a la gente así- espeto Isabella.

-Eso esta bien. Yo también odio a la gente así- la respuesta de Ginebra sorprendió a Isabella. -Espero trabajar bien con usted- dijo, juntando sus manos frente a su falda.

Isabella parecía querer decir algo, pero no pudo porque tosió, haciendo que Ginebra eleve las cejas.

-Me dijeron que es propensa a ataques de tos...-.

La peleadora Ventus se acerco a la chica, quien estiro el brazo fuertemente para alejarla, pero Ginebra la tomo de la muñeca antes de que la golpeara. Isabella termino de toser y miro sorprendida a la pelinegra. Su intención no era golpearla sino alejarla, pero aun así no espero que atrapa su muñeca.

-Atrapar de esa manera su mano no es de buena educación, solo harás que se asuste de ti- dijo AmirGoul, saltando y abriéndose en el aire, aterrizando en el hombro de Ginebra.

-Tienes razón, me disculpo por eso- dijo Ginebra, soltando su muñeca.

Pero la atención de la chica de lentes ahora estaba enfocada en el AmirGoul. -¿Un Bakugan?-.

-¿Los conoces?- Pregunto Ginebra.

-Solo en videos del Interespacio- respondió Isabella, ahora mirando directamente a Ginebra. -¿Eres una peleadora?-.

Ginebra asintió. -Si. Aunque no participo en muchas batallas, no tengo interés-.

Isabella acerco su rostro a AmirGoul. -¿Entonces es cierto? Eso de que los Bakugan son seres vivos-.

-Lo es. Aunque solo somos un poco más de un puñado. El resto son Bakugan virtuales del Interespacio- respondió AmirGoul.

-Genial...- la mirada de Isabella baja al piso y se entristece. -Debe ser genial, poder ir a donde quieras-.

-No puedo viajar a cualquier parte, no tengo esa habilidad, pero volando con AmirGoul, si podría- respondió Ginebra.

-Si tu lo dices- Isabella tomo su maletín con sus cuadernos y paso al lado de Ginebra para salir.

-Me quedaré con usted hasta que termine mi trabajo. Eso incluye acompañarla en sus actividades de la escuela para ver y aprender el mejor método de enseñanza- dijo Ginebra, deteniendo con las palabras a Isabella en la puerta.

La chica apretó sus dientes y miro de manera desdeñosa y agresiva a Ginebra. -No quiero ser tu amiga. No hables a menos de que sea necesario para mi educación-.

Ginebra asintió, de acuerdo con ese modo de operar, no siendo consciente o ignorando el tono agresivo de su empleada a la idea.
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Al día siguiente, Isabella caminaba por los pasillos de la escuela hacía su primera clase del día. Mientras caminaba, era capaz de escuchar las conversaciones y susurros de las otras chicas.

-Estas cartas de amor pública son tan hermosas-.

-Hice esto el otro día-.

-Es hermoso-.

-Puedes quedártelo, si quieres-.

Ella odiaba eso. Todas estas chicas eran niñas que actuaban tan dulce y amablemente, no sabiendo nada del mundo y solo esperando a que sus padres las casen con algún tipo para conveniencia.

-Oigan, miren-.

-¿Quién es ella?-.

-Nunca la había visto-.

-Mátenme- Isabella solo ignoraba todo, ignoraba a las otras chicas al caminar, e ignoraba a la chica que la seguía sin palabra detrás suyo.

Ginebra usaba el mismo uniforme que Isabella y el resto de estudiantes. A pesar de ser mayor que las chicas de aquí, por su apariencia, podía pasar fácilmente perceptible en ese sentido.

Cuando vio a Isabella detenerse frente a una puerta, supo que era su salón de clases. Inmediatamente se adelanto y abrió la puerta en su lugar. La de lentes la miro un segundo antes de entrar.

-Buenos días, señorita York-.

-Buenos días, señorita York-.

Isabella fue recibida por una mujer rubia un año mayor que ella de ojos café y un porte elegante. Un poco detrás de ellas habían otras 4 chicas que la saludaron tomándose de la falda del vestido y haciendo una reverencia, que era el método de saludar de esta escuela.

Isabella inmediatamente se sintió incomoda ante la rubia y deseo con todas sus fuerzas desaparecer.

La mirada de la rubia fue a Ginebra. -¿Y ella es...?-.

-Ella...- Isabella no pudo encontrar las palabras y el pánico iba a apoderarla de a poco, pero Ginebra intervino.

-Soy la asistente de Isabella. Me llamo Ginebra- se presentó, tomando los costados de la falda y haciendo una reverencia.

En este caso, ella debería haber dicho "sirvienta" por el entorno y su deber, aunque fuera temporal, pero era imposible. Ella era solamente la sirvienta de Camilo y de nadie más.

La rubia y su séquito se sorprendieron ante el porte, la forma que se presentó y la voz.

-Yo soy...-.

-La señorita Lancaster, asumo- se adelanto Ginebra a la rubia. -He escuchado de usted-.

-Ella es muy hermosa-.

-Parece más una princesa que una asistente-.

Fueron lo que comentaron dos de las chicas seguidoras de Lancaster.

Isabella vio un poco sorprendida que Ginebra la proteja, pero bajo la mirada... esto es lo peor.
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Cuando la primera clase del día comenzó, Isabella no presto mucha atención, más tiempo enfocada en no dormirse que en prestar atención a la clase.

En un momento de la clase, miro hacía atrás, donde Ginebra estaba sentada en una suya en la pared. La pelinegra también la miro y levanto la mano en señal de saludo.

Isabella inmediatamente miro adelante, haciendo como si no la vio hace un segundo.

La segunda clase era de saber como tener equilibrio y pararse adecuadamente. Cada estudiante debía estar de pie con un libro en la cabeza.

Isabella se le cayó el libro que debía estar en su cabeza durante toda la clase. Cuando se cayo de nuevo, bufo irritada y antes de recogerlo, vio como todas sus compañeras miraban a una dirección, y al seguirla, vio sorprendida como Ginebra estaba de perfectamente de pie con seis libros arriba de su cabeza y ninguno se tambaleaba.

A la hora del almuerzo, todas se reunieron en un gran salón donde se sirvieron diferentes cubiertos para comer.

Isabella vio con aburrimiento el trozo de palta. ¿Por que le ofrecen tan poco? Además de los utensilios... ¿quién necesita tantos tenedores y cuchillos?

Tomo un tenedor para comerse la palta de una, pero Ginebra le dijo que usara el cuchillo de la punta. Decidió ignorarla y comer.

Daba igual con que tenedor o cuchillo lo tomará, igual se lo comería.

A la tarde, tuvo su primera clase con Ginebra, donde escribía todo lo que ella le dictaba.

En un momento, dejo de escribir y suspiro.

-Señorita, dejo de escribir- dijo Ginebra. La expresión de Isabella se agrió un poco. -Debe continuar con su lección. Es un plan de estudio obligatorio-.

-Si querría...-.

Ginebra interrumpió la protesta de Isabella levantando la mano. -Por favor, es "quisiera" no "querría"- corrigió suavemente.

Isabella se aguanto las palabras y volvió a escribir.

Así fue la rutina de los primeros cinco días.
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Era un Sábado en la mañana, todas las estudiantes estaban reunidas para desayunar con un té.

-Señorita York, ¿a que salón va a entrar?- Pregunto la estudiante sentada al lado suyo.

-¿Eh?- Isabella no esperaba que le hablaran.

-Al salón de la señorita Lancaster, por supuesto ¿no?-.

La familia de Isabella, los York, eran uno de los principales economistas del país que tenían vínculos por todo el mundo, y los Lancasters eran familiares del actual Primer Ministro. Era conocido por toda la alta sociedad que ambas familias tenían vínculos desde inicios del Siglo XX. No era de extrañas que muchos creyeran que las actuales hijas jóvenes de la familia se relacionaran y fueran amigas.

Aunque esa no era la realidad. Isabella no podía soportar estar en la misma habitación que la rubia por lo fuera de lugar que se sentía, menos hablarle. Al sentirse abrumada por las preguntas de la chica, su codo golpeo por accidente la copa con agua que le sirven a toda, haciendo que se derrame a la mesa cerca de la estudiante sentada al otro lado.

La chica grito e Isabella se levanto, eso atrajo toda la atención y cuando Isabella se disponía a disculparse, Ginebra se acerco para salvar la situación.

-Lo lamento mucho. La señorita Isabella es frágil y ha pasado gran parte de su vida sola- saco del bolsillo del uniforme un pañuelo que le extendió a la joven. -¿Podría darle un poco más de tiempo?-.

La joven acepto el pañuelo -¡S-Si!- Dijo encantada por Ginebra.

-Es encantadora. Como una de esas princesas de las nóvelas románticas- comento una chica de la nada.

Isabella no lo aguanto más y salió del salón hacía los pasillos. Subía las escaleras cuando Ginebra la llamo.

-Señorita Isabella, lamento no haber llegado antes. No hay excusa para mi retraso-.

Más que mejorar, empeoro la actitud de Isabella, que veía que Ginebra siempre tenía la misma expresión sin emociones, como si nada la perturbara... eso la irritaba.

-Tan solo verte me irrita- fue lo único que dijo antes de subir las escaleras.

Ginebra no dijo nada ni se vio afectada por esas palabras. Era normal que recibiera regaños o insulto por fallar. Eso había aprendido en su planeta natal, así que era normal que Isabella se enfadara con ella.

Isabella corrió por los pasillos, y cuando estuvo completamente sola... se agacho y tomo sus rodillas, ocultando su cara en su falda.

Odiaba este lugar.
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Era Lunes de nuevo, la última clase ya había terminado y la mayoría de las estudiantes ya habían salido del salón. Isabella iba hacer lo mismo, pero la heredera de la familia Lancaster se acerco a ella.

-Buenas tardes, señorita York- Isabella alzo la mirada para verla. -Iré con mis amigas a tomar té en la residencia. Si quiere...-.

-Déjame en paz-.

Lancaster abrió los ojos. Isabella lo dijo tan bajo que apenas fue un susurro, pero por lo cerca que estuvo lo pudo escuchar.

-Lo siento, ¿cómo dijo?-.

Comprendiendo rápidamente la situación, Ginebra intervino. -La señorita Isabella tiene una lección después, por lo que me indico que limitara su interacción con los demás hasta que sea necesario-.

La rubia miro a Ginebra. -Una verdadera sirvienta caballero, ¿eh? Muy bien, olvidemos que paso esto- hizo una pequeña reverencia de despedida. -Buen día-.

Pero antes de girar por completo, Ginebra alcanzo a ver una mirada llena de despreció de la señorita Lancaster hacía Isabella... esta niña sabe usar muy bien una mascara. Miro a Isabella, que tenía la cabeza agachada.

-Solo les importa la familia de la que provengo- Isabella se puso de pie. -Es como si estuviera atrapada- giro la cabeza hacía Ginebra. -Tú eres igual-.

-Esto es solo mi trabajo- respondió Ginebra.

Isabella solo miro al suelo. -De verdad eres perfecta en todo los sentido- y eso la molestaba... tanto como la envidiaba. -La vida debe ser fácil para ti-.

En la última semana, Ginebra ha podido observar que Isabella tenía un problema de autoestima. Puede que no sepa todo el contexto, pero claramente la pelimorada se siente fuera de lugar en esta escuela y no quiere estar aquí, pero no tiene otra opción.

No era su problema el que ella quisiera o no estar aquí, pero su amo le dijo que ayudar a las personas era importante para conectarse con ellas y ayudarlas, por lo que ser un poco empática ayudaría a su relación y en el trabajo.

-Soy huérfana y fui criada casi toda mi vida para ser una sirvienta ideal- no era mentira. Las Dollianas eran creadas, no tenían padres y aprenden todo por si misma, y las reglas de su gente hacía que no se quedaran con una persona para siempre si otra era más fuerte... era lo mismo como ser objetos. -En ese sentido, no soy diferente a un objeto que se pueda ganar como trofeo-.

Isabella miro con sorpresa imposible de esconder a Ginebra. No esperaba que alguien que parecía tan perfecta como ella se hubiera criado así, o se considerara un objeto.

Eso le enseño algo... que el mundo no es blanco y negro como cree.
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Más tarde ese día, mientras Isabella se duchaba y cambiaba para dormir, Ginebra leía un libro. Aprender Frances y leerlo no era difícil. Los idiomas de los Terrícolas eran fáciles de aprender para ella y cualquier otra raza del espacio. En todo el tiempo, ha hablado Frances con Isabella y el resto de chicas del lugar.

-¿En serio te quedaras todo un mes aquí?- Levanto la vista del libro para ver a Isabella apoyada en el marco de la puerta del baño, ya cambiada a un pijama.

Al ver que la pelinegra solo miraba sin responder su pregunta, se molesto. -¿Que pasa?-.

-Me dijiste que no hablara a menos que fuera absolutamente necesario para su educación- respondió Ginebra.

-Olvida eso- dijo Isabella, caminando a su cama y sentándose. -¿Y bien? ¿Te quedaras un mes aquí?-.

-Si. Aunque ya paso una semana, por lo que me restan tres semanas más de estadía- respondió Ginebra.

-¿Estas bien con eso?-.

La pelinegra ladeo la cabeza, confundida. -¿A que se refiere?-.

-¿No hay alguien a quien extrañas?- Y por primera vez, Isabella vio una reacción en el rostro imperturbable de Ginebra. -¿Oh? Así que si lo hay- se cruzo de piernas y miro con interés a Ginebra. -¿Quién? ¿Un chico? ¿O una chica?-.

Ginebra levanto una mano encima de su pecho. -Hay alguien pero... se fue-.

-¿Se fue? ¿Por que? ¿Te dejo por otra?-.

-No. Él... tenía un problema y para solucionarlo, se alejo de todos... solo le estorbábamos-.

Isabella vio la expresión anhelante pero triste en los ojos de Ginebra. Era sorprendente ver ese tipo de reacción en alguien como ella, que parecía imperturbable.

-¿En serio? Ya veo. No se puede hacer nada- Isabella tomo las sabanas y se acostó, dándole la espalda a Ginebra.

-Si... no hay nada que pueda hacer- pensó Ginebra.
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Más tarde esa noche, Isabella se despertó porque sintió una sensación de nauseas. Vio a la cama de al lado donde dormía Ginebra, encontrando que ella no estaba. Se llevo una mano a la boca cuando empezó a toser, primero suave, pero la tos se hizo peor y más fuerte. Extendió la mano al velador de al lado en busca de las pastillas médicas que necesita para tomar, olvidándose de que también necesita un vaso de agua.

Cuando su mano no lograba alcanzar el velador, sintió una mano en su espalda de manera reconfortante, vio que era Ginebra, con un vaso de agua en mano. Se acerco al velador y abrió el pequeño cajón, sacando la caja con las pastillas y sacando una. Le extendió la pastilla y el vaso a Isabella, quien rápidamente las tomo y se las tomo.

La respiración de Isabella comenzaba a calmarse, mientras tanto, Ginebra estaba sentada al lado de ella en la cama con una mano haciendo círculos en su espalda para reconfortarla. Había visto esto una vez en la televisión y pensó que podría servir ahora.

Y sin quererlo, Isabella se relajaba en ese toque... le gustaba la sensación de que alguien se estuviera preocupado por ella. Sus parpados se cerraron y lentamente volvió a quedarse dormida.
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A la mañana, la luz del sol entrando por la ventana toco los parpados de la York, haciendo que se despertara de a poco. Lo primero que vio fue su mano siendo sujetada por otra más delicada, y al seguir la vista del brazo, vio a Ginebra, sentada al borde su cama y mirándola.

Parpadeo confundida... y cuando sus sentidos despertaron, separo su mano y medio sentó en la cama, apartando las sabanas de la sorpresa.

-¿Cómo se siente?- Pregunto Ginebra.

Lo que paso anoche golpeo la mente de Isabella, recordando como la pelinegra la ayudo en uno de sus ataques de tos. La miro de arriba a abajo... ¿la había estado cuidando toda la noche después de eso?

-¿Estuviste despierta toda la noche?- Decidió preguntar.

Ginebra asintió. -Puedo estar sin dormir perfectamente- no era mentira, las Dollianas fueron hechas para resistir y hacer todo tipo de trabajos, por lo que fueron hechas para tener mucha energía. Una noche sin dormir no era nada para ella. -Más importante, si vuelves a tener otro ataque de tos, deberías avisar. O mejor, ir a un Doctor-.

Isabella ya sabía eso, pero sus padres habían dicho que esta tos pasaría, sabía que era mentira, pero ellos no querían escuchar ni perder tiempo en visitar a un doctor... solo les importaba su reputación.

Se paso una mano por el cabello, arreglándolo. No podía en eso ahora. Miro a Ginebra. A pesar de como la ha tratado la última semana, se ha portado bien con ella y la ayudo anoche, lo mínimo que puede hacer por ella ahora es mejorar su comportamiento.

-Yo... lamento como te he tratado hasta ahora. Solo haces tu trabajo. Fui injusta contigo-.

-No se preocupe. Entiendo que no es de su total agrado que este aquí, su molestia es normal, además no intento hacerme ningún daño físico- dijo Ginebra monótonamente.

Aunque le aliviaba saber que no estaba molesta con ella, era un poco molesto que lo dijera de una manera sin emociones, pero ya había descubierto que así era ella.

-Yo... quiero hablar con las chicas de mi edad, pero no sé como-.

Ginebra bajo la cabeza, pensando un segundo que hacer. Ella se podría considerar torpe socialmente, pero era porque no fue creada para relacionarse con otros seres aparte de su Amo, aunque claro, Camilo había intentado que fuera más abierto con otras personas, como sus amigos, pero ella no le veía sentido.

Pero tal vez porque no sabía como tratar con humanos y solo se limitaba a esperar ordenes, era porque no pudo ser de utilidad para Camilo y este decidiera dejarla atrás como al resto.

Tal vez... si ayuda a Isabella, pueda aprender mejor de las interacciones humanas, si aprende de esas interacciones y las emociones, puede ampliar su rango de servicio y ser de más ayuda si su Amo vuelve a tener un problema del que necesite una ayuda emocional.

-Muy bien- Isabella alzo la cabeza al oírla. -Pero dígame de que quiere hablar. Se necesita un tema para iniciar una conversación en ambas partes-.

Isabella sonrió un poco. -Es cierto. Por ejemplo...-.

El sonido de la campana resonó por toda la escuela, señal de que todas debían levantarse para iniciar sus clases.

-Es hora de prepararse- Ginebra se puso de pie y tomo las manos de Isabella. -Llegara tarde a la escuela-.

Y aunque fue un simple contacto de manos, fue el tacto más cálido que Isabella creyó sentir en su vida.
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La primera clase del día fue de baile. Las chicas aprendían todo tipo de baile de gala, y en ocasiones bailaban juntas, con una chica haciendo del papel de hombre. Eso era para conocer los pasos del hombre y no pisar los pies de uno.

Isabella y Ginebra practicaron esa clase juntas. La mayor parte del tiempo Ginebra hizo el papel del hombre, pero cerca del final, fue Isabella la que hizo el papel del hombre para que conociera los pasos.

Fue inevitable (en opinión de Ginebra) que Isabella la pisara algunas veces, pero no se quejo. La tensión de las batallas Bakugan eran más duras que simples pisotones.

El resto del día fueron clases normales, donde Ginebra ayudaba a Isabella y esta comenzó a pedirle más su opinión en ciertas cosas que no entendía. La relación de ambas dejo de ser tensa para ser más amena.

La clase del Martes y Miércoles no fueron nada digno de contar, lo normal en esa escuela.

Al terminar las clases del Jueves...

-Ven aquí conmigo-.

Isabella se estaba bañando en una tina. Era uno de las pocas cosas que disfrutaba en esta escuela.

-No, gracias- rechazo Ginebra la invitación.

Isabella hizo un puchero. -Las amigas se bañan juntas-.

-¿En serio? Es la primera vez que escucho eso- pensó Ginebra intrigada. -Nunca lo he hecho antes... aunque no se si esa mujer y yo seamos exactamente "amigas"-.

Intrigada por la nueva experiencia, Ginebra al final acepto.

Como estaban en una tina, mientras Isabella estaba sumergida, Ginebra tenía los pies dentro de la tina con una toalla cubriendo su cuerpo. Isabella la estudio un minuto, celosa de lo delicada que se veía su piel, y era pálida, pero saludable.

Ginebra no se da cuenta, pero es una gran belleza, como esas princesas de cuentos de hadas, y ese porte frío que parece tener solo aumenta su encanto. Casi como si fuera de otro mundo.

Decidió cambiar su perspectiva al Bakugan que flotaba en una tapa dentro de la tina. -AmirGoul, ¿no?-.

-Si- respondió el Bakugan.

-¿Qué tan fuerte eres? ¿Cómo son los otros Bakugan? ¿Realmente las peleas son tan emocionantes como se muestran en las imágenes?- Empezó a hacer preguntas.

-Me gusta considerarme que soy fuerte para cuando la situación es requerida, aunque hay varios Bakugan que son más fuertes que yo. Cada Bakugan es distinto, hay Bakuganes que son iguales en raza, pero de atributos diferentes. Lo de las peleas depende de cada uno. En mi caso, solo las veo como un deber que cumplir, no siento ni aversión ni excitación por las batallas como otros Bakugan- respondió el Bakugan Ventus cada pregunta de manera ordenada y calmada.

-¿En serio? ¿Y no te excitas estar en una tina con dos chicas?-.

-Aunque el genero es algo que existe en nuestra especie, no nos concentramos en eso, mucho menos nos fijamos en la de otras especies. Verlas desnudas o con ropa me da completamente igual, así como ver a un perro con ropa o no-.

Aunque se sintió un poco ofendida que la comparara con un perro, Isabella entendió el punto. Los Bakugan (o al menos este) no les importa en genero tanto como a los humanos.

Sonrió tristemente. -Es la primera vez que me baño con alguien aparte de mi hermana-.

-¿Tienes una hermana?- Preguntaron Ginebra y su Bakugan.

-Si...-.

A la hora de dormir, Isabella seguía conversando con Ginebra, quien la escuchaba atentamente y comentaba de vez en cuando. Aunque ambas ya estaban acostadas en las camas, parecía que ninguna estaba cansada.

Así paso el tiempo. Ginebra acompañando a Isabella en sus clases y ella disfrutando la compañía de Ginebra y haciendo "cosas de amiga": como peinarse el cabello, hablar de ropa y otras cosas, etc.

Así siguió, hasta que el tiempo se acabo.
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(Con Morgana)

La rubia estaba en una de sus oficinas privadas de sus diferentes trabajos que dirigía. Delante de él, estaba el padre de Isabella. Un hombre un tanto rechoncho de cabello castaño y bigote y con ropa de marca. Había venido para hablar sobre el progreso de su hija en todo el tiempo que Ginebra llegó con ella.

-Tengo que decirle que esa chica es muy buena, he visto que las notas de Isabella han subido mucho y sus maestras me han dicho que su carácter ha mejorado. Realmente fue una buena idea pedirle su ayuda-.

-Agradezco sus palabras, y me alegro que este encantado con nuestro servicio- dijo Morgana. Tenía que darle más crédito del que creyó a Ginebra. Cuando vuelva, tal vez debería ofrecerle trabajar con ella oficialmente. Aunque imaginaba la respuesta que daría, no perdía nada con intentarlo.

-De hecho, me gustaría extender ese servicio por otros dos meses más- dijo el señor York.

-De acuerdo. La mujer que iba a enviar originalmente con su hija ya esta mejor. Cuando termine el plazo, la enviaré. Con el precio adecuado, claro esta-.

El señor York se río. -Como todo en el mundo, pero no. Me refiero a que esa chica se quede esos dos meses con Isabella. Su compañía le ha servido mucho y quisiera que siguiera así-.

-Lamentablemente, eso no es posible. Ginebra tiene asuntos importantes que atender después de que el plazo de trabajo termine y que requerirán mucho tiempo. Si quiere extender el servicio no me importa, pero tendrá que ser con otra instructora- rechazo Morgana de manera suave, pero firme para dejar en claro que no hay negociación en eso.

El señor York no le gustaba la idea, pero era la rubia que tenía delante suyo la que ponía los términos, por lo que no tuvo de otra más que aceptar.
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Isabella estaba acostada en su cama, su expresión era decaída. Esa había sido la expresión que había tenido la última semana, ya que era la última semana de Ginebra antes de que volviera a su país. La única verdadera amiga que había hecho desde que llegó a esta escuela se iba a ir mañana, dejándola sola.

-¿Estas despierta?- Pregunto en tono bajito.

-Si- Ginebra abrió sus ojos y giro la cabeza hacía Isabella. La chica se asusto un segundo de que despertara.

-Me sorprende que me escucharas. Tienes el sueño delicado-.

-Es por cualquier emergencia. ¿Qué sucede?-.

-Ya veo...- Isabella giro su cuerpo para ver a Ginebra. -Soy muy cruel, pero tu has sido muy amable conmigo-.

-¿Dices que soy amable?- Pregunto Ginebra.

-Claro que si-.

-Conozco a alguien que no estaría tan de acuerdo con eso-.

Esa noche, Claire despertó por un estornudo que surgió de la nada. Luego volvió a dormir como si nada.

-Pues esa persona es una tonta. Tu eres muy amable... y linda-.

-Si...- Ginebra miro hacía la ventana. -Ella es muy tonta... pero aunque me molesta admitirlo, ella lo entiende mejor que yo-.

Isabella sabía a quien se refería Ginebra. No había aprendido mucho de ese chico, solo que al parecer tuvo un problema antes de que Ginebra llegara y se fue para solucionar ese problema por su cuenta. No ha indagado más en ello porque puede ver que eso afecta a su amiga.

Aunque ahora que ella se iría... tal vez podría hablar de eso. De algo que ha molestado su corazón por un tiempo.

-¿Lo amas?- Ginebra giro la cabeza a Isabella. -¿Amas a ese chico?-.

-Amor...- ella conocía la palabra, la ha visto en televisión y libros, pero no conoce su significado. No entiende porque la palabra "amor" parece ser tan importante. No era solo en la Tierra. En todo el Universo, esa palabra parecía ser una especial que tenía la misma definición en todas las razas. -No se lo que es amor, o como se siente, por lo que no creo poder responder tu pregunta-.

-Bueno...- Isabella se sonrojo, pensando en una manera de explicar. -Cuando amas a alguien, no puedes dejar de pensar en esa persona, saber más de él o ella. Cuando esa persona sufre o tiene alguna dificultad, quieres ayudarlo todo lo que pueda para no verlo sufrir... siempre interpondrás el bien de esa persona antes que el tuyo- bajo la mirada. -Como lo hago con mi hermana-.

-¿Tu hermana?-.

La York asintió. -La razón por la que estoy aquí... es que me voy a casar cuando cumpla 18. Mis padres prepararon un matrimonio arreglado con una compañía del extranjero para mejorar el comercio. Ellos quieren que me case con el hijo mayor de ellos, y si no lo hago, obligaran a mi hermana a casarse con el hijo menor de su familia. Ella solo tiene 13 años y no quiero que pase eso. Quiero que ella sea feliz y encuentre el amor por su propia cuenta-.

-Por lo que sacrificaras tu propia felicidad y oportunidad de encontrar el amor por tu hermana- concluyo Ginebra. Ahora entendía la actitud reacia de Isabella por aprender a ser una dama. No quiere casarse, pero tiene que hacerlo o su hermana sufrirá. -¿Es por amor que haces eso? ¿Cuál es el punto de amar si sufres así?-.

-Es una buena pregunta- Isabella miro al techo de su habitación. -Tal vez sería mejor si el amor no existiera... pero creo que no quiero eso-.

-¿Por que?-.

-Por que si el amor no existiera, no podría amar a mi hermana. Y si no existiera, no existirían las personas amables como tu- Ginebra se quedo absorta, mirando a Isabella hablar. -Existen distintos tipos de amores. Yo amo a mi hermana porque es mi sangre y la única de mi familia que me apoya y me quiere, por eso haré todo lo que pueda por ella- Isabella miro a la pelinegra. -Es lo mismo para ti, ¿no? Te molesta cuando dijiste que ese chico se fue, porque él tenía un problema y tu no pudiste ayudarlo, eso te frustra. Ese es un tipo de amor-.

Ginebra abrió los ojos, impactada. Las palabras de Isabella no habían tenido el propósito de aturdirla, pero ciertamente lo hicieron.

Fijo su vista al techo, recordando todo lo que ha hecho y experimentado junto a Camilo en todo el tiempo que le sirve. Él ha sido diferente de lo que esperaba. No la trata como una sirvienta, menos como un objeto, la trata como una persona. La ayuda y aunque a veces pueda molestarle, la ayuda en los quehaceres que ella, como su sirvienta, debe realizar.

Él siempre la trato con amabilidad, con respeto y cariño de una persona... y ella ha estado actuado diferente a lo que debería. Ha tenido pensamientos y se ha preocupado más de lo debido por Camilo, las Dollianas no debían tener un vínculo tan profundo con sus amos, ya que en cualquier momento pueden ser cambiadas a otros.

Pero es que... Camilo ha sido una luz para ella. Fue creada para un propósito que acepto, fue prisionera y luego sirvienta de uno de sus captores para escapar por la propia regla de su gente, y ese humano rompía todos los estándares que le programaron de esperar de un amo.

Estas experiencias que ha vivido con Camilo y los demás... le han gustado. Le gusta estar con Camilo, discutir con Claire y quejarse de las tonterías de Snow.

-Nunca quise juntarme tanto con ellos, creí que solo debía cumplir mi deber y ya... pero realmente me he llegado a encariñar con ellos-.

Giro su cabeza hacía Isabella.

-Gracias, señorita Isabella. Realmente me ha ayudado con esas palabras. Siento que cuando lo vuelva a ver, podré ayudarlo mejor-.

Isabella sonrió. Feliz de haber podido ayudar a su amiga. -No fue nada. Para eso están las amigas-.
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(A la mañana)

Ginebra, cambiada a sus ropas de siempre, estaba a las afuera de la escuela esperando el vehículo que la dejaría en el aeropuerto. Isabella le hacía compañía y también para despedirse.

-Fue un gran placer conocerte, Ginebra. A ti también, AmirGoul. Me han ayudado mucho, y aunque se que no podré ser una dama como mis padres quieren, al menos siento poder afrontar mejor lo que me espera, por mi hermana- dijo Isabella, feliz por todo lo que aprendió, pero triste por despedirse de su amiga.

-También fue un gusto conocerla, señorita Isabella. Cuídese mucho- se despidió AmirGoul.

Isabella miro a Ginebra. -¿Me podrías dar tu número? Me gustaría que estemos en contacto, aun si no nos vemos-.

-Lamentablemente, no tengo celular- aunque su amo le ha dicho que tenga uno para comunicarse, no le vio sentido, ya que siempre esta a su lado.

-Entiendo...- Isabella bajo la cabeza.

El auto llegó poco tiempo y Ginebra abrió la puerta para subirse, pero Isabella la detuvo con sus palabras.

-Oye...- la York se llevo ambas manos al pecho. -¿Nos volveremos a ver?-.

Una corriente de viento paso, sacudiendo el césped y los cabellos de las chicas.

-No lo se... pero si algo he aprendido con estar a su lado, es que los encuentros rara vez son coincidentes. Si seguimos vivas, es probable que nos volvamos a ver- respondió Ginebra.

Otra corriente de viento paso, Isabella arreglo un poco su cabello que se desordenaba por el aire. Sonrió por tan hermosas palabras.

-Si... mientras sigamos vivas, podremos volver a vernos. Creeré en eso-.

Y con el viento en el aire, las muñeca y la doncella se despidieron para seguir sus caminos. Cada una aprendió algo importante de la otra que las marcara para las decisiones que vengan al futuro.

Decisiones que definirán sus vidas, sin importar el costo.
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N/A: Menudo capitulo me saque, y solo de Ginebra. La chica necesitaba trabajo.

Casi todo el capitulo se inspiro del OVA del anime Violet Evergarden, que se encuentra disponible en Netflix. Anime y novela que me hizo llorar por lo bonito que es. De hecho, el personaje de Ginebra esta inspirado en parte de Violet.

Con este capitulo tranquilo y de Ginebra, volveremos a la continuación normal. El siguiente será de nuevo de batallas.

También se ha mencionado que desde que Camilo se fue hasta ahora, ya ha pasado 1 mes. Es para dejar en claro que el tiempo si transcurre y como en el fic.

Ya nos estamos acercando a la cumbre del tercer acto de la historia.

Sin nada más que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.

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