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8.- Amistad

Una extraña pero agradable tranquilidad llegó a su vida, no sólo ya no había personas que la estuvieran maltratando cada vez que se les daba la gana, sino que ella y su madre fueron cambiadas de casa. Su nuevo hogar era más grande, demasiado para dos personas, ya no estaban pegadas al cercado de cemento que marcaba los limites de las tierras del clan, sino que fueron posicionadas justo al lado de la gran mansión del líder, en la cual vivía él junto con sus dos hijas. Su cuarto era del tamaño de la sala y comedor juntos que tenía antes, y su sala era del tamaño de su antigua casa. No tenían suficientes cosas para llenar el lugar por lo que había bastantes zonas vacías, ocasionando que el lugar se viera algo deprimente y más grande de lo que en realidad es.

La pequeña se tomó una semana de descanso, más que suficientes para recuperarse por completo de su estado anémico y dejar que sus órganos y músculos, aunque ya estaban curados gracias al jutsu médico que se le dio en el hospital, descansaran del dolor por el que fueron sometidos cruelmente.

Su caso fue procesado y manejado de forma cautelosa, sin ningún escándalo por petición del líder del clan, así nadie de la aldea se enteró del por qué la pequeña Hyūga fue atacada. Todo lo contrario pasaba dentro del condominio del clan, donde sí se sabían las causas y se conocían los nombres de los culpables, quienes fueron expulsados, había rumores de que abandonaron la aldea yéndose lejos, o simplemente se asentaron a las afueras de la villa.

Los días pasaron tranquilamente para todos, pero llenos de aburrimiento para aquellos dos pequeños, aunque pronto eso cambiaría por completo.

A Naoki ahora la incluían más en el clan, tanto que ya estaban programadas sus practicas de Jūken, una vez que mejorara por completo su salud iniciaría con su entrenamiento. Aunque aún la mayoría de los de su gran familia la miraban mal, había algunas mujeres y niños que, al saber lo que la pequeña tuvo que pasar, intentaban ser amables, eso no quitaba que ella seguía reacia a recibir ayuda de los demás. La única atención y ayuda que quería era la de dos personas, una estaba ocupada comprando cosas para su ahora nueva y gran casa, y la otra no la había ido a visitar ni una sola vez después del juicio.

Pensaba demasiadas cosas tratando de explicar su ausencia, la que más rondaba por su cabeza era que a él simplemente le interesaba estar bien con su madre, que sólo la ayudaba para quedar bien con ella y ganar más de su amor. Sí eso no fuera cierto, ¿Qué otra razón habría para que ahora ya no viniera?

Los días para el pequeño Uchiha eran serenos, aburridos y monótonos, no lo quería admitir, pero extrañaba la compañía de Naoki. Aparte de las pláticas con aquella mujer el estar con la niña lo entretenía, especialmente el tener que estar atento a que nadie se le acercara, las golpizas hacia aquellos niños despejaban un poco su ira. Ahora que eso ya no era necesario no ve razón alguna para permanecer al lado de la pelinegra, y sabiendo que estará todo el día en su nueva casa, no quiso ir a visitar a Hana por eso. Se la pasaba pensando en cómo reaccionar con ella, en qué diablos hablarán de ahora en adelante sino es acerca de como planear alejar a los acosadores que ahora ya no están, y eso lo confundía, pero sobre todo lo ponía de mal humor. Había pocas cosas que no entendía y una de esas era el por qué se siente tan inseguro respecto a aquella chiquilla, él es Uchiha Sasuke, todo el tiempo sabe lo que quiere y está seguro de ello, excepto cuando se trata de Naoki, parece ser.

Al fin volvía a la Academia, le era extraño no tener que estar atenta y a la defensiva todo el tiempo, pero no le molestaba, al fin podía respirar en paz durante sus estudios.

Por primera vez desde hace mucho tiempo entró a su aula sin miedo, aún cuando Sasuke comenzó a juntarse con ella y a cuidarla tenía esa pizca de temor de ser lastimada, pero sin ellos eso se había estimado. Se sentó en su lugar e inspiró profundamente, el olor de las hojas usadas y de la tinta llenó sus fosas, unas extrañas ganas de estudiar la inundaron, sentía que hoy podría con todo.

- Hola. -una amable voz a su lado interrumpió su momento, sabía quien era.

Aquellos cuatro niños que ya no estaban no eran los únicos Hyūga en su salón, había otros dos. Ellos jamás le habían puesto atención, pero parece que ahora será diferente.

Parada a su lado se encontraba Shizumi Hyūga, poseía el característico aperlado color en sus ojos y su castaño cabello atado en una coleta alta. Notó que atrás de ella había un chico, Keita Hyūga, mismo tono de ojos y su pelo largo y negro atado en una coleta baja.

Mentiría si decía que no tenía idea del por qué le hablaban, lo más seguro es que sea por lo mismo que los demás de su familia.

Los tres se quedaron en un silencio incómodo sin saber qué decir, la castaña abrió la boca para decir algo pero la llegada del profesor los interrumpió.

Todos se fueron a sentar, el hombre pasó lista y después comenzó a acomodar unos papeles en sus manos.

- Supongo que han escuchado de casos especiales en los que algunos alumnos han sido adelantados de año, hubo incluso uno que a su edad ya había entrado en ANBU, pero eso es un caso extraepecial que sólo ah pasado una vez en la historia. -muchos exclamaron impresionados sin poder creer aquello, algunos comenzaron a preguntar el nombre pero lo único que obtuvieron como repuesta fue a su maestro aclarando su garganta para poder seguir- Hasta ahora no ah habido nadie con las capacidades necesarias para sopesar la posibilidad de adelantarlo de año, pero Hokage-sama piensa que a veces tenemos que darles una buena motivación. Ignoro el por qué ah decidido esto y por qué ahora, pero quiere darles la posibilidad a todos de adelantar. -nuevamente las voces se alzaron, esta vez emocionadas- Es extraño que se haga esto a tan sólo un mes de que termine su año escolar, por lo que durante dos semanas se les harán pruebas tanto físicas como mentales, de ahí se seleccionará a los mejores candidatos para adelantar de año, se hablará con sus padres para que autoricen y lo que resta del mes serán más pruebas y cursos intensivos para lograr estar a la par con los de último año y poder dar el examen final con ellos.

Esta vez los gritos y preguntas no lo dejaron hablar, todo mundo estaba demasiado ansioso por aquella noticia.

Nuestra pequeña pelinegra no sabía como reaccionar, para ella no era interesante aquello, estaba bien a su ritmo.

La campana del descanso sonó, los ánimos estaban más altos de lo normal tras aquella noticia que se hizo conocer de inmediato en toda la Academia.

Aquellos dos Hyūgas trataron de acercarse a pero logró escabullirse. ¿Ahora querían socializar con ella? Naoki no estaba lista, no quería hablar con nadie, sabía que justo ahora sólo se le acercaban por lástima al saber lo que tuvo que pasar sola, así que los planeaba a evitar a toda costa.

Fue más costumbre que otra cosa, corrió directamente a aquel lugar donde había estado almorzando últimamente sin percatarse que alguien más ya se encontraba sentado ahí. Se volteó al asegurarse que no la seguían y se topó con el Uchiha, quien simplemente la miraba apaciblemente intentando esconder el asombro de verla ahí, no la esperaba.

- ¿Ahora quién te sigue? -preguntó al notar que al venir observaba mucho hacia atrás- ¿Nuevamente tengo que golpear a alguien?

Ella negó con la cabeza mientras se aclaraba la garganta. No lo dirá, pero extraño su presencia.

- Sólo son unos primos que quieren hablar conmigo.

- ¿Te escapas para no hablar con ellos? -preguntó con una ceja alzada.

La respuesta que obtuvo fue ella encogiéndose de hombros, ya no sabía como hablar con él. Estuvo a punto de irse pero no lo hizo, Sasuke no sabía que ella regresaría hoy a estudiar, si él estaba ahí sabiendo que Naoki no estaría significaba algo, ¿No?

Lo miró a los ojos, enojada.

- ¿No éramos amigos? -preguntó confundiéndolo.

- ¿Qué?

- Dejaste de ir, no supe nada de ti. Creí que, bueno, creí que éramos amigos. . .

Sasuke no sabía qué responderle, se sentía incómodo.

- Lo siento. ‐fue lo único que pudo decir, esperaba con eso cambiar aquel semblante triste que tenía la chica.

No era la respuesta que esperaba, no sabía si se estaba disculpado por abandonarla o por hacerle creer que eran amigos.

- Suposiciones mías, entones. -dijo aún más triste mientras se daba la vuelta para irse.

El pelinegro no sabía qué hacer o decir, no es de las personas a las que se le da bien socializar y no tenía planes en cambiar aquello, pero el impulsó de bajar rápidamente las escaleras y tomar su muñeca fuero mayores.

- Eres la primera niña a la que no considero molesta. -le dijo al detenerla.

- ¿Debo tomar eso como un cumplido? -preguntó sin entender qué significaba aquello.

- Viniendo de mi parte, sí. -afirmó el Uchiha- Jamás eh tenido algo parecido a una amistad, no sé cómo es eso pero no me molesta que estés a mi lado, Naoki.

La chica sonrió mientras zafaba su muñeca de aquel agarre, formó su mano en un puño y lo colocó en el pecho del contrario.

- Somos amigos, Sasuke. Sí estás triste, enojado, quieres hablar de algo o no quieres ir a algún lugar solo, ven a mi.

- Me gusta ir a lugares solo. -volvió a estampar su puño pero esta vez fuerte- ¿Qué? -preguntó enojado y sin entender.

- Arruinaste el momento, tonto. -le dijo en un adorable puchero.

- No sé qué me hiciste pero me gusta estar contigo, Naoki. -admitió, dejándola impresionada, aunque fue más alegando que ella lo estaba haciendo cambiar demasiado- Respetas mi soledad, me acompañas en ella sin entrometerte ni hostigarme y es porque también te gusta que te den tu espacio, tú entiendas eso.

La pelinegra sonrió de oreja a oreja y no pudo evitar abrazarlo por la cintura, poniéndolo tenso por aquel gesto inesperado.

- Gracias por no irte de mi lado, Sasuke. -le dijo con sinceridad, especialmente cuando estuvo con ella en el hospital.

El cuerpo del mayor se relajó y correspondió de manera floja, sus manos las dejo descansar en los hombros de la chica, palmeando levemente de vez en cuando.

Era raro para él pero aquella sensación cálida que sentía al estar con Hana o Naoki le agradaba, se sentía cómodo con ellas.

La relación de aquellos dos nació de forma muy lenta, aún recuerda cuando ninguno se hablaba y ella lo miraba con odio desde lejos, todo cambió mucho desde entonces. ¿Eso era bueno o malo? No sabía si eso afectaría sus planes, pero de verdad le agradaba aquella niña y no tiene intenciones de apartarse. ¿Es porque lo hacía sentir diferente? Aún era el amargado y egocéntrico de siempre, aún con ella seguía siendo así, pero por alguna razón estando a su lado sentía que podía estar sin pensar en la muerte y el odio.

El pequeño Uchiha no tenía en quién confiar, siempre estando solo y pareciendo inalcanzable. Un niño triste es lo que Naoki veía en él y es lo que quería cambiar aunque sea un poco, al menos unos instantes hacerlo sentir que no está solo en el mundo, que la tiene a ella, así como ahora ella lo tiene a él. ¿Logrará hacerlo sentir de esa forma?

Naoki estaba ganando un amigo.

Sasuke estaba ganando una peligrosa distracción de sus planes.






Espero les haya gustado el capítulo, y cualquier falta gramatical o de ortografía que vean hacérmela saber y la corregiré de inmediato.

Las estrellas y los comentarios son bienvenidos. ❤

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