7.- Estatus
El día pasó más rápido de lo esperado, gracias a la buena atención de los doctores, y al milagroso jutsu médico de estos, la pequeña fue dada de alta con la única advertencia de descansar, comer bien y tomar mucha agua debido a que aún estaba en estado anémico, más aparte se le fue prohibido el entrenamiento por un tiempo, por precaución de que sus apenas sanados músculos volvieran a dañarse.
Lamentablemente aún no era hora de ir y descansar tranquilamente a su casa, ambas tenían pendiente una cita en una de las salas de la torre Hokage donde se llevaría a cabo un pequeño y privado juicio, todo con la finalidad de encontrar y dar justicia a los culpables causantes de su estado.
La niña Hyūga fue llevada en silla de ruedas ya que apenas se estaba comenzando a recuperar, una mínima precaución para que no se lesionara más. Su madre caminaba lentamente y por consecuencia ella avanzaba al mismo ritmo ya que la iba empujando, ocasionando que ambas fueran de las ultimas en llegar a la sala donde todo se llevaría a cabo.
Lo primero que captaron los ojos de la menor al entrar fueron otros un poco más obscuros que los de ella, confundiéndola y preguntarse el por qué la presencia del Uchiha en aquella sala.
Las miradas aperladas llenas de odio no faltaron, los Hyūgas citados miraban mal a la chica mientras ella iba pasando por la sala siendo empujada por su madre, la cual se encontraba más seria de lo normal. Una vez se posicionaron del otro lado de la sala, cerca de Sasuke y alejadas de sus familiares, la puerta fue abierta demostrando a las últimas personas en llegar: El Hokage, Shintaro Kisaragi y Hyūga Hiashi fueron los que entraron al silencioso cuarto de madera en el cual había una palpable tensión.
Todos los Hyūgas, a excepción de la chica, dieron una reverencia hacía el líder de su clan.
- Empezaré diciendo esto. -comenzó la máxima autoridad de la aldea, captando la atención de todos- El maltrato hacia cualquier aldeano de Konoha es algo que no permitiré.
- Entendemos eso perfectamente, Hokage-sama. -habló una de las madres de aquellos niños quienes también tenían a sus padres presentes- Nosotros seríamos incapaces de eso, por lo que no entiendo el motivo de está reunión.
El anciano Sarutobi miró al hombre de ojos negros a su lado, indicándole que comenzara a hablar.
- Tengo en mis manos los resultados de las lesiones de Hyūga Naoki. -anunció con voz firme- Con esto podemos saber perfectamente qué técnicas se utilizaron en ella para hacerle daño.
- ¿Técnicas? -preguntó uno de los padres.
- Los órganos internos dañados sin algún tipo de lesión exterior no son muy comunes, y no cualquier persona puede conseguir hacer eso. -explicó, y todos los adultos Hyūga presentes se tensaron entendiendo el significado de eso.
- Espere un momento. -habló otra mujer, pero fue interrumpida.
- Deja que termine. -la silencio Hiashi de manera severa.
Shintaro miró de reojo al líder Hyūga para después mirara al frente y seguir.
- Como dije. -prosiguió el hombre de ojos negros- Los daños internos hacia órganos y músculos sólo pueden ser hechos por fuertes golpes los cuales dejarían terribles moretones y marcas en la piel como prueba de ello, otra opción sería que alguien hubiera utilizado algún arma punzo cortante para llegar hasta los órganos y músculos, pero este no fue el caso. -mientras más explicaba el miedo y nerviosismo de los citados aumentaba- Hay indicios de que se le fue inyectado chakra para lastimarla.
- ¿Cuál sería la única manera de hacer eso, Hiashi? -preguntó el Hokage sin mirarlo.
- Jūken. -contestó de la misma manera sin dirigir su atención al anciano, sus ojos completamente atentos a las cuatro familias de su clan frente a él.
- Entiendo lo que dicen -habló otra de las madres- Comprendo que la única forma de lograr aquellas lesiones es mediante nuestro taijutsu, pero ¿Por qué sólo a nosotros?
- Sus hijos han sido vistos golpeando a Hyūga Naoki. -volvió a hablar Shintaro- Y como verán, ella nos pudo contar quienes la atacaron.
- ¡Miente! -gritó un niño- ¡Es una mentirosa! -el niño fue callado por su madre, quien estando detrás de él puso ambas manos en su boca para que no siguiera hablando.
- ¿Quién es el testigo? -preguntó un padre.
- Uchiha Sasuke. -ahora toda la atención de los presentes fue dirigida al niño, quien no se vio afectado por ello.
- ¡Yo tengo algo que decir respecto a ese niño! -gritó una mujer- ¡Es un salvaje que anda golpeando a nuestros hijos!
- ¿Por qué eso no se me fue notificado? -habló Hiashi, molesto por saber que el sucio Uchiha lastimara a sus niños.
La mujer se quedo callada y el único sonido que salió de su boca fue al rechinar sus dientes, no lo había dicho para no tener que explicar las razones por las que el niño golpeo a sus hijos, una razón que les afectaba.
- ¿Es cierto eso, Sasuke? -le preguntó el Sarutobi.
-Si. -dijo con simpleza.
- ¿Por qué hiciste eso, niño? -preguntó molesto el líder del clan.
- Para detener la golpiza que los cuatro le daban a Naoki. -respondió enojado.
El silencio se hizo presente tras las palabras del niño, sólo fue interrumpido por un pequeño jadeo que salió de los labios de Hana, destrozada e impresionada de escuchar aquello.
Los padres, a pesar de saber la verdad, estaban dispuestos a discutir la veracidad de lo que unos niños hablaban. Cuestionar lo que unos simples críos sin importancia decían les podría dar un chance de salir de aquel embrollo, pero su oportunidad fue arrebatada de sus manos de inmediato gracias al miedo de uno de los niños acusados.
- ¡Fueron ellos dos! -gritó con pánico uno de los pequeños Hyūga, señalando a dos de sus familiares- Me contaron como enredaron su cabello en unas ramas, yo no le hice nada. -explotó la verdad, queriendo que no hubiera castigo para él al no ser quien llevo ala niña al hospital.
- ¡Es verdad! -dijo otro con la misma intención- Fueron ellos, nosotros no tuvimos nada que ver.
Ambos niños acusados miraron con odio a quienes los delataron.
- ¡Son unos malditos cobardes, ustedes también le pegaban! -gritó Keishi, quien tuvo la gran iniciativa de moler a golpes a la Hyūga todo por miedo al estatus de su familia.
- ¡No hacíamos nada malo! -respondió para sorpresa de todos uno de los niños ¿Verdad, madre? -preguntó nerviosamente mirando a la mujer detrás de él- Tú me decías que no estaba haciendo nada malo, que se lo merecía.
- ¡Sí nuestros padres dicen que no está mal, ustedes no tienen por qué acusarnos de algo que no es malo! -gritó otro niño.
La habitación quedó muda, llenándose de un sepulcral y pesado ambiente, indicando por completo que aquello había empeorado por mucho las cosas.
Kisaragi dio un paso al frente llevando inconscientemente su mano izquierda a la katana que colgaba de su cadera, dispuesto a ir hacia aquellos adultos y hacerlos sufrir hasta cansarse, pero fue detenido por el brazo del Hokage, el cual estaba terriblemente serio. Quien sí pudo dar unos pasos para posicionarse en medio de la habitación, quedando frente a las acusadas y culpables familias, fue el hombre mayor de ojos aperlados.
- Dejé completamente en claro que no se le acercaran. -habló el líder- Parece que no comprendieron que, con eso, me refería a que no lo hicieran bajo ningún motivo. -resaltó las últimas tres palabras, pronunciándolas lentamente- Ustedes no sólo lo permitieron, sino que también alentaron el daño físico a mi sobrina. -les dijo enojado, resaltando el "mi"- Ahora, exijo me digan que razones tuvieron para hacer tales repugnantes cosas.
Hana dejo de estar detrás de su hija, apretando fuertemente ambos mangos de la silla de ruedas, para caminar y posicionarse al lado de su cuñado.
- Puede utilizar el Jūken. -anunció Hana recordando las palabras de su hija del por qué fue golpeada, haciendo entender al hombre a su lado el sucio motivo.
Simplemente se aseguraban de que sus traseros siguieran pudiendo sentarse en cómodos y caros cojines.
- El castigo que recibirán lo dejo en manos de Hyūga Hiashi. -anunció el Hokage.
El nombrado hombre miró a Hana indicando con la mirada que la mujer era quien decidiría que hacer, y ella lo entendió.
- Los quiero fuera. -respondió y el hombre asintió.
Camino unos pocos pasos más hacia las cuatro familias y los miró más decidido que nunca, con ambas manos tras su espalda.
- Yo, Hiashi Hyūga, líder del clan Hyūga, en presencia del Sandaime Hokage de la Aldea Oculta de la Hoja, los expulso del clan Hyūga. -soltó ocasionando que los acusados se asombraran y asustaran- No permitiré que sigan llevando el apellido del clan ni que vivan en mis tierras, se acerquen a ellas o a algún familiar mío. -todos comenzaron a protestar pero otra severa mirada del hombre los silencio- Sí lo hacen habrá consecuencias, así que espero no verlos por el condominio a primera hora de la mañana o me veré obligado a sacarlos por la fuerza.
Los gritos de inconformismo comenzaron, reclamando ayuda, echándose la culpa, gritando que sólo los que mandaron a la niña al hospital fueran expulsados, pero no importaba lo que dijeran, la decisión estaba tomada.
Entre todo el escándalo y miedo, un niño miraba con horror a la causante de todo esto, a la única culpable de que ya no tuviera un hogar.
- Todo es culpa de ella. -dijo casi sin aliento y en un susurro, mientras dejaba salir sollozos de furia y tristeza.
Para sorpresa de todos, sin que alguien se lo esperara el niño de ojos aperlados corrió directamente a la chica con un kunai en mano con la fiera determinación de incrustarlo profundamente en su cuerpo. El miedo en los ojos de Naoki no fue por la acción, sino por la cara desquiciada llena de lágrimas y odio puro en su atacante.
Antes de acercarse más a ella, de un instante a otro la cabeza del niño fue brutalmente aplastada contra el piso ocasionando un gran estruendo, fue tan fuerte que el suelo de madera se agrietó, soltando por todos lados pequeños pedazos del material.
- ¿Qué crees que intentas hacer, basura?
Los ojos del niño se toparon con la molesta cara del Uchiha quien, con esa oscura y lúgubre mirada, lo lograron dejar paralizado de miedo e impotencia por saber que no podría hacerle frente.
Esa acción hizo cambiar rápidamente de opinión a Hiashi, queriendo tomar medidas inmediatas para deshacerse de aquellas personas de una buena vez.
- Los quiero fuera del condominio ahora mismo. -anunció el líder del antiguo y famoso clan, no permitiendo que niños así estuvieran en su familia, ni cerca de sus hijas y sobrina.
Espero les haya gustado el capítulo, y cualquier falta gramatical o de ortografía que vean hacérmela saber y la corregiré de inmediato.
Las estrellas y los comentarios son bienvenidos. ❤
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