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3.- Primera vez



Por primera vez desde que comenzaron a tener largas platicas le preguntó sobre su hija.

— Ella no lo cree, pero es alguien bastante fuerte. -dijo con una sonrisa, una que jamás le había visto a la mujer y, por primera vez, aun sabiendo que le ponía más atención a él que a ella, sintió celos de Naoki.

Quiere que alguien al hablar de él sonría como lo hace ella, desbordando orgullo y amor.

— Siempre viene con uno que otro raspón o moretón y llena de tierra. -comentó, poniendo tenso al Uchiha- Pero me alegra. -dijo con la sonrisa, confundiendo demasiado al niño- Siempre que le preguntó me cuenta de que juega con sus amigos, que por eso llega tan tarde y así de sucia. -soltó una pequeña risa- Me alegra que tenga amigos y que se divierta.

El azabache frunció el ceño, con eso entendió que Naoki no le decía nada a su madre acerca de que la molestaban sus primos, seguramente le mentía para no preocuparla.

Él siempre creyó que las madres ven a través de las mentiras, eso es lo que hacía la suya cada vez que el mentía para ocultar alguna travesura o cuando se escapaba para entrenar, entonces Hana tiene que ver a través de las mentiras de su hija, a menos que de verdad no le esté poniendo la atención suficiente y no vea el dolor que su hija está pasando, dejándola pasar sola por aquel tormento, sin ningún apoyo.

Por primera vez Sasuke se molestó con Hana.



No podía despegar la vista de la tela que envolvía ambas cajas llenas de comida. Esa mañana Naoki despertó aun recordando que nadie cocinaba para él y eso de alguna forma la ponía triste, no le agradaba darse cuenta de cuán solo se encontraba aquel niño.
Encontró a su madre en la cocina y le pidió le hiciera dos almuerzos, una para ella y otro para un amigo suyo. La mujer aceptó regalándole una sonrisa y eso sólo hizo que la mañana de la niña empezara bien, hace tiempo que su madre no le sonreía así.

Ahora, tiempo de la comida, estaba sentada en las escaleras que llevaban a la azotea del edificio. Logró escabullirse de aquellos niños, aunque no vio tan siquiera que ellos le pusieron atención, lo cual le pareció demasiado raro, pero aun así no bajo la guardia, y escapó de su salón nada más dieron la orden de salida. Corrió por el pasillo de los de ultimo grado cuidando de no chocar con nadie, y de que el Uchiha no saliera y la viera.

No estaba segura de hacerlo, le daba vergüenza y no quería parecer como las demás chicas. Ella no le estaba dando una caja de almuerzo por tener sentimientos positivos hacia a él, simplemente no quería que se sintiera solo.

¿Eso era un sentimiento positivo?

Escuchó pasos acercarse y subiendo las escaleras, apartó la mirada de la tela topándose con la del azabache, quien se detuvo de seguir subiendo cuando sus ojos chocaron con los de ella. Ninguno dijo nada por un momento, ambos sorprendidos por encontrarse ahí.

Naoki simplemente fue a ese lugar para escapar, para no ser encontrada por nadie y así sumergirse en sus pensamientos sin interrupciones, dudando en sí darle la comida al azabache o no, en sí ir a buscarlo estaba bien, sin arriesgarse a ser vista por los niños.

Sasuke, como ya tenía planeado, iba a buscar a la chica para cuidar que no le hicieran daño nuevamente, simplemente pensó que el primer lugar para buscarla sería este ya que la última vez escapo hacia este lugar. No esperaba encontrarla de inmediato.

Ninguno espero encontrarse tan rápido.

El Uchiha salió de su impresión y siguió caminado, llegando a la azotea y abriendo la puerta, viendo por todo el techo, sin encontrar a señal alguna de esos molestos niños. Volvió por donde vino y se paró al lado de ella, en el escalón donde la chica estaba sentada.

— ¿Hoy no te siguieron? -preguntó sin verla y con ambas manos en los bolsillos de su short blanco. Notó de reojo como ella negaba con la cabeza mientras soltaba un sonido de negación.

Ahora él no sabía qué hacer. No está en peligro así que no había necesidad de estar con ella, pero también cabe la posibilidad de que sí se va la encuentren y la maltraten nuevamente. No quería arriesgarse, no desea sentir la culpa aplastándolo de dejarla y enterarse después de que la lastimaron, así que decidió quedarse.

Bajo un escalón dispuesto a sentarse en el mismo que ella, pero tomando distancia, como siempre.

— No te vayas. -dijo de inmediato la chica alzando la vista para verlo, captando la impresión en la cara del chico al escucharla decir eso.

Ella pensó que se iría y le iba a dejar sola viendo como su oportunidad de darle una caja de comida se iba a ir, queriendo que con eso él no se sintiera tan solo; lo dijo sin pensar.

— Estaré aquí. -fue lo único que pudo decir el chico, sentándose al fin.

Aparto la mirada siendo su cara escondida por su maraña azabache, ocultando el sonrojo al decir aquello, no quería que él la viera sonrojándose. ¿Qué tal sí pensaba que ella tenía otro tipo de sentimientos?
No logró su objetivo, de inmediato al ella soltar aquello sus mejillas se tornaron rojas, así que Sasuke pudo ver su sonrojo, pero no pensó nada de lo que ella creía. En realidad, él no pensó en nada, no pudo, lo único que tenía en su mente era su rostro, impresionado y avergonzado. No había otra cosa, otra frase, sólo eso.

Después de unos momentos de silencio, se armó de valor. Deshizo el nudo de la tela que cubría ambos objetos, todo bajo la atenta mirada del azabache, quien la observaba de reojo. La tela verde cayó, dejando ver dos cajas obscuras de madera, confundiendo a Sasuke. Tomó la primera, junto a unos palillos y se la extendió con la mirada decidida.

El azabache no pudo evitar ocultar su impresión y desconcierto, al mismo tiempo que recordaba nuevamente la noche en la que se conocieron; la chica volvía a tener aquella expresión.

Como la última vez, le agrado aquello.

Sin decir nada tomó la caja de entre las manos de la chica junto con ambos palillos y puso el objeto en sus piernas, sintiéndose nostálgico al verlo. Hace mucho que no tenía entre sus manos una caja de bentō, su madre era quien se las daba, así que también la recordó a ella. Normalmente cuando él recuerda a su familia gracias a preguntas de los demás aldeanos o de las molestas chicas, siempre se molestaba. Esta vez la sensación del recuerdo fue diferente, no era molesta, era una memoria simple de algo cotidiano que hacía su madre, pero lo hizo sonreír.

Sonrisa que no fue desapercibida por la chica, sonriendo igual al ver que logró su cometido. No sabía si la sensación de soledad en él había desaparecido, ella no planeaba eliminarla por completo porque sabía era imposible pero, al menos, el sentimiento que estuviera teniendo en ese momento parecía ser agradable, así que le bastaba con ello.

Por primera vez estuvieron en un silencio agradable, nada incómodo, comiendo a gusto.



Los días siguieron normalmente y, para sorpresa de la chica, sin ningún tipo de acoso, exceptuando las miradas de odio de las chicas.

Seguían yendo al mismo lugar para comer sin ser molestados por nadie, comiendo en silencio. Sasuke siempre era el que llegaba después, vigilando que nadie la siguiera, revisando también la azotea y después de eso se ponían a comer al lado de ella.

Ahora ya no se esperaba tan tarde para salir, por lo que algunos alumnos seguían en el lugar, logrando ver como Uchiha Sasuke acompañaba a Hyūga Naoki. Varias chicas ya los habían seguido, comprobando simplemente que él la dejaba en el condominio Hyūga, seguido de desaparecer entre las calles. No hablaban, no se tomaban de la mano, no se besaban, nada de lo que las chicas pensaban pasaba, simplemente caminaban, ni siquiera se despedían cuando la chica entraba a su hogar. Ese comportamiento extrañó a muchas chicas, no entendiendo el por qué Sasuke estaría con ella si no son amigos ni pareja.

¿Qué razón habría?

Una silenciosa promesa por parte del Uchiha, tratando de no sentirse tan mal al acaparar la atención de la madre de la Hyūga, haciendo que la mujer olvide por completo a su hija.

Desde la primera vez que se enojó con Hana, enterándose que ella desconocía el acoso hacia su hija, empeoro toda aquella culpa y se enfocó a de verdad cuidarla. Se podría decir que en ciertos momentos Naoki no tenía familia. Recuerda algunas veces como es que la chica le contó como el clan era distante con ella, sin reconocerla como Hyūga. Tuvo suerte de nacer en la rama principal, tuvo suerte de ser sobrina de la difunta esposa del líder del clan, si no la hubieran excluido mucho más, a tal grado de evitar que la niña y su madre vivieran en aquel condominio y tampoco que llevara aquel distinguido apellido.

Por esa razón siente algo de empatía con la Hyūga. Las veces en las que ella se ve igual de sola y sin familia que él es cuando tiene cierta comprensión, porque ambos, aunque sea por un momento, sienten el mismo deprimente sentimiento de abandono. No se sienten tan solos en aquella soledad, se acompañaban en ella.

Todo iba normal entre ellos hasta que un día, otra mañana donde su madre le insistía en saber el nombre del amigo a quien le hacía comida, se le escapó, revelando así la identidad del niño Uchiha.

No le dio importancia, así que fue a la Academia sin ningún problema.

La hora del almuerzo llegó y logrando escabullirse exitosamente de nuevo, llegando al lugar donde siempre comía con el azabache.

Pocos minutos después él llegó, eh hizo lo de siempre, subir hasta la azotea para revisar no hubiera molestos niños y regresar para sentarse a su lado, aun poniendo distancia entre ellos.

La chica miró de reojo como es que Sasuke se quedaba viendo más de lo normal la comida, así que lo observó.

Ambos no entendían, y estaban sorprendidos.

No era como antes, teniendo vegetales, arroz y una que otro pedazo de tamagoyaki y salchichas, de una forma bastante normal. Ahora era diferente, su comida estaba adornada delicadamente, no conteniendo los mismos ingredientes que antes. Tomates, dos pequeños onigiris, croqueta de carne, brócoli, salchicha, una pequeña porción de huevo revuelto, tamagoyaki y dos grandes y apetitosos camarones estilo tempura.

Miró ahora el suyo, siendo el mismo de siempre, apretando los palillos al hacer sus manos un puño.

— ¿Qué tienes tu que no tenga yo? -pregunto enojada entre dientes, viendo enojada la caja de comida sobre sus piernas y con un nudo en la garganta por aguatar las lágrimas.

El chico no respondió aquello porque simplemente no lo sabía.

No entendía por qué aquella mujer lo amaba tanto. Al principio pensó fue porque ambos perdieron seres queridos, pero Naoki también perdió eso y es su hija. No hay razón para preferirlo más a él que a su propia sangre.

— No tengo nada. -respondió.

La niña sabía perfectamente el por qué su madre se había encariñado tanto con Sasuke, lo sabía, pero no era razón para amarlo más que a ella.

La respuesta que dio el chico era verdad, no tiene nada, ni a nadie. Es un chico genio con grandes habilidades ninjas, pero sólo eso. No tiene a nadie a su lado. 






Perdonen por cualquier falta gramatical o de ortografía. Sí hay una, favor de decirme y lo corregiré.
Las estrellas y comentarios son más que bienvenidos.

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