04
— Aún así, ¿no te parece un poco irracional?
— No, es la mejor idea que tuve en años.
— MinHo, eres casi un acosador, ¿cómo vas a ir todos los días a la pastelería para verlo? Un poquito de consideración te pido.
— Eso es mucha exigencia para mí, SeungMin, además, no es que vaya a acosarlo, simplemente quiero ver qué hace en el día, y si sale la oportunidad, hablamos.
— Eso es precisamente lo que haría un acosador.
MinHo terminó de vestirse, había decidido no producirse mucho, pero igual terminó invirtiendo mucho tiempo en elegir un atuendo que lo hiciera ver lindo y adorable, tenía que averiguar sus gustos si realmente quería avanzar.
— Entonces, ven conmigo.
— No, ni loco, me vas a dejar de lado, solo en un rincón mientras vas a que te follen, yo no quiero, gracias.
— ¡Hey! Que así no son las cosas, sí quiero que me dé, pero tengo que ver si él quiere también, consentimiento antes que nada.
— "Consentimiento", sí, claro... Ambos sabemos que, si no hubiera una mesa separándolos todo el tiempo, ya te le habrías sentado en las piernas.
MinHo le lanzó el objeto más cercano que encontró. Bien, tenía razón, estaba en todo lo correcto, pero tampoco era para que lo expusiera así nada más.
— Bueno, creo que ya está, ¿me veo bien?
SeungMin le dió un escaneó rápido a su atuendo, traía un short color hueso y una playera blanca, con un suéter tipo Jersey abierto en color café, sus tenis blancos y calcetas con figuritas de ositos. Lo hacía ver casi puro e inocente, era una total farsa, pero era su amigo, y debía apoyarlo.
— Si pretendes hacerte el niño bueno delante de él, lo tienes, te ves bien, Min.
— Gracias, eres el mejor amigo del mundo, te llamo cuando venga de regreso, puedes usar todo lo que esté en mi habitación. ¡Bye! Deseáme suerte.
Se fue antes de recibir respuesta, parecía realmente entusiasmado, como un niño corriendo por su regalo de navidad.
Estaba a unos cuantos pasos de llegar al local, toda la energía y adrenalina que había sentido antes parecía esfumarse lentamente, de repente sentía que su ropa estaba terriblemente mal combinada y que olía mal pese a haber usado sus mejores lociones en la mañana; sus manos sudaban, sus dedos temblaban, y sentía su cerebro comenzar a perder el control de sus ideas.
Ligar es tarea difícil para un introvertido.
Sacó su celular con la pantalla apagada, era su espejo personal, se acomodó el cabello, vió que su rostro no se viera muy demacrado y no denotara demasiado nerviosismo, se aseguró de que su apariencia fuera agradable, y se colocó un poquito de bálsamo en los labios, por si acaso. Juntó todo el valor y coraje de su cuerpo y acortó su distancia hasta el local, abriendo la puerta sin levantar la vista.
— Buenas tardes, oh, MinHo, bienvenido, es bueno verte de nuevo.
— Buenas tardes, señor Han — su mirada viajaba entre él y el piso, su golpe de valentía se había terminado — ¿Cómo ha estado?
— Bien, gracias, ¿y tú?
— También, bien, venía a comprar piezas de pan.
— Claro, adelante, toma una charola de ahí, escoge lo que te guste.
— Sip, gracias.
Se dirigió al lugar que Han le había señalado para tomar la charola, comenzó a caminar entre las vitrinas para escoger las piezas de pan que llevaría. Alcanzó a ver cómo el mayor tomaba el control de la televisión y comenzaba a buscar algo para ver en Netflix mientras tomaba un vaso de agua.
— ¿Se encarga usted solo de la tienda?
— ¿Mm? Ah, sí, por ahora sí.
— ¿Antes tenía empleados o algo así?
— No, he trabajado solo... Bueno, un amigo mío me ayuda con la administración y el marketing, también fue quien me prestó los salones para las clases y me ayudó con los trámites legales para darles su acreditación al final del curso. Él se encarga de todo eso, yo me encargo de hacer pan.
— Lo dice como si fuera poca cosa.
— ¿Sí? — soltó el control y volteó en dirección a MinHo con una sonrisa en el rostro, no se cansaba de verlo sonreír — La verdad es que me encanta esto, no soy malo para cocinar pero tampoco me fascina, un día aprendí a hacer galletas, y de ahí empecé a practicar con más y más, es algo que me gusta mucho.
MinHo se acercó al mostrador tras haber terminado su recorrido, escuchar a Han hablar de eso con esa expresión en su voz le hacía notar que realmente tenía pasión por su trabajo.
— A mí me gustaba mucho cocinar — comentó el menor mientras Han comenzaba a embolsar el pan, él lo escuchaba atentamente —. Mamá y papá trabajan todo el tiempo, entonces me quedo solo la mayor parte del día. Como me gustaba la cocina, quería estudiar gastronomía, pero es una tradición que los hombres de la familia estudien administración de empresas, así que ahora solo cocino para mí, en mi casa.
— Oh, es una pena, es difícil anteponerse a las tradiciones familiares... Tengo dos hermanos mayores, ambos ya están casados y son profesionistas exitosos, entonces yo quedo excluido de la familia por haberme decidido a hacer esto, pero es algo que disfruto mucho.
— Sí, puedo notar que le gusta, digo, se encarga de todo por usted mismo... ¿No es cansado?
— Algo, sí, es agotador muchas veces.
Han terminó de cerrar la bolsa mientras el ticket de compra se imprimía, se lo entregó y se recargó nuevamente en el mostrador para seguir platicando.
— ¿Te cuento un secreto? — MinHo asintió y se acercó un poco más al mostrador — En realidad, abrir los cursos era mi plan para conseguir ayuda en la cocina, a veces los pedidos son muy grandes y me siento muy presionado tratando de sacar los pedidos y atender aquí a los clientes, así que necesitaba ayuda.
— ¿Y tiene algún requisito en específico para ayudar en la cocina?
— Algo así... No me gusta cuando la gente hace algo solamente por hacerlo, se siente cuándo algo está hecho con gusto y cuándo lo hacen por compromiso o de mala gana. Además, es comida, son postres, no puedes entregarle algo mediocre a la gente y esperar que lo disfrute de la misma manera.
— Tiene toda la razón, la comida es sagrada.
— ¡Exacto! Ah, es un alivio que pienses como yo, tuve que explicarle a mi amigo mil veces que es palpable cuando un producto es preparado con pasión.
Oh, vaya, ¿qué es esto? ¿Destellos de amor volando en el aire?
El sonidito de la campana en la entrada lo despertó de su ensoñación, justo cuando empezaban a sentir la conexión de sus almas, "ya pronto la conexión de nuestros cuerpos", pensó MinHo.
Se hizo a un lado en cuanto la pareja que acababa de entrar se acercó al mostrador, le preguntaron a Han por un pedido, al parecer, era un pastel para fiesta de revelación, oh, cierto, también tenía que averiguar lo otro.
— Espérame poquito, ¿sí? No tardo.
La voz de JiSung lo trajo de vuelta, viendo en su dirección y asintiendo, él se dirigió a la cocina y volvió con la caja del pastel en manos. Terminó de atender a la pareja, despidiéndose con esa sonrisa tan brillante que simplemente lo hacía perderse cada vez que la veía, de verdad desearía poder verla todo el día.
— Listo, otro cliente satisfecho.
— Esperemos que también estén satisfechos con el resultado.
— Oh, eso — Han soltó una risita ante el comentario —. Debe ser lindo: van, les organizan una fiesta y luego los sorprenden con el sexo de su futuro hijo, que se supone nadie sabe. Debe ser una experiencia linda.
— ... ¿Usted quiere tener hijos?
— Es algo complicado de explicar, pero creo que preferiría adoptar, si mi pareja está de acuerdo, claro.
Según MinHo, en su experiencia personal, decir "pareja" te convertía automáticamente en una persona con heterosexualidad dudosa.
— Pero bueno, no te entretengo más, MinHo, seguro tienes más cosas que hacer, y yo estoy quitándote el tiempo.
— Para nada, lo cierto es que venía a pasar el rato acá, me aburro en casa.
— ¿Es eso? — rascó ligeramente la superficie del mostrador con sus dedos — No me molesta tenerte aquí pero, ¿no sería mejor que pasaras el día de otra forma o con alguien más? No veo la necesidad de quedarte conmigo, que soy prácticamente un desconocido, en una tienda aburrida, haciendo nada todo el día.
— Su tienda no es aburrida, señor Han, y de todas maneras iba a quedarme sentado en el sillón haciendo nada en mi casa... — dudaba en si soltar el otro comentario, ¿ser directo o ser cuidadoso? —. Además, es divertido pasar el rato con alguien que te gusta.
JiSung casi escupe el sorbo de agua que había tomado, tosió un par de veces mientras ventilaba su rostro con sus manos, MinHo reía ante la escena de Han tratando de recuperar el aliento, aunque era más por los nervios.
— ¿Lo tomé por sorpresa? Perdón, perdón, hace rato que no sabía cómo decirlo y me estaba cansando.
— ¿Hace rato? Dios, no me estaba imaginando nada entonces, en algún momento llegué a creer que me estaba sintiendo mucho y que era mi narcisismo pensando por mí...
— ¿Entonces sí era obvio?
— Sí, un poco, pero traté de meditarlo con la idea de que eres bastante más chico y que tal vez yo solo estaba haciéndome ideas equivocadas.
— ¿Usted sabe qué edad tengo? — preguntó sorprendido.
— Unos veinte, creo, no recuerdo la cifra exacta.
— Diecinueve, cerca de los veinte pero aún son diecinueve.
— Y no dejan de ser varios años de diferencia, yo entiendo que estás en el límite de lo legal, pero no deja de ser...
— ¿Siente que es como si se estuviera aprovechando de mí?
Han agachó un poco la mirada, fingió buscar algo para limpiar la mesa, la verdad es que no quería contestar esa pregunta.
— Con el debido respeto, señor Han, pero si no fuera porque siempre hay algo separándome de usted, ya habríamos hecho más que platicar solamente — pudo ver cuando sus mejillas se tiñeron de rojo —. Créame que, si me dejara cruzar de aquí a donde está usted, pensaría que yo me estoy aprovechando de usted.
JiSung terminó de limpiar la mesa, se quedó en silencio un par de minutos analizando la situación. Si le preguntaban, el chico era lindo, tenía una personalidad divertida y única, y podría decir que le gustaba, pero se sentía como si estuviera abusando de la inocencia y de la juventud del chico. Y no es que fuera un soltero crónico, pero llevaba tanto tiempo soltero que no recordaba cómo era que se suponía debía ser el estar en una relación; por otro lado, la generación de MinHo probablemente era diferente, ¿y si solamente estaban juntos un rato y ya? Él no quería eso, sentía que, entre ellos dos, había algo más que atracción sexual, y dejarlo perder por no saber cómo manejarlo lo haría sentir pésimo.
— ¿Me dejarías pensarlo? No por mucho tiempo, pero creo que necesito enfriar la cabeza y racionarlo de nuevo, ¿puedo?
— Claro que sí, "pensarlo" ya es un avance para mí.
— Gracias, MinHo.
— ¿Cuál gracias? Se cobra con favores sexuales.
— ¡Dios, MinHo! Los jóvenes de hoy en día, Dios santo.
El menor reía ante la expresión de JiSung, aliviado de no haber sido rechazado rotundamente en su intento de confesión.
— Bueno, me despido, nos vemos luego, señor Han.
— Por supuesto, hasta luego, MinHo.
Tenía que contarle las buenas nuevas a SeungMin.
Pongan "Mayores" de Becky G (no se sabe otra para estos casos)
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