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02

Preparar galletas era de lo más sencillo, básico e incluso divertido que se podía aprender como introducción a la panadería, incluso a los niños pequeños les gustaba hacer galletas. Pero claro, a veces se necesita un poco de vocación.

Su clase del domingo por la mañana había sido un desastre, es decir, ¿era realmente tan difícil entender lo que él trataba de explicar?  Estaba seguro de haber explicado todo con lujo de detalles, repitió el procedimiento al menos seis veces, incluso se había ofrecido en ayudarles a preparar la masa si se sentían inseguros acerca de la consistencia, y aún así, hubieron muchas inconformidades.

Se repitió a sí mismo que era por esa razón que evitaba los grandes grupos: nunca se tiene a la gente conforme.

Estaba seguro de que al menos diez personas se darían de baja en el transcurso de la semana.

Se encontraba en el salón, estaba esperando a que la clase A llegara mientras repasaba por enésima vez todo lo que tenía qur decir. Tal vez, al final, ChangBin tenía razón: era malo explicando esa clase de cosas.

Siendo la una y treinta de la tarde, la chica del día anterior llegó al salón, saludó educadamente y se sentó nuevamente en el asiento delantero, definitivamente, era del tipo diligente.

Estuvieron solos al menos quince minutos, después de eso, todos los demás comenzaron a llegar, algunos en grupo y otros solos, pero ahora el lugar estaba lleno nuevamente.

Se sintió nervioso por un momento, de alguna manera sentía que era una pésima idea continuar, sería mejor si solo reembolsaba el dinero a todos y les decía que los cursos estaban cancelados, se ocuparía el mismo de su negocio y dejaría de trabajar cuando el estrés fuera tanto que lo dejara en el hospital. Un final demasiado realista.

Su depresiva ensoñación se terminó cuando un muy alegre Lee MinHo tocó su escritorio, el chico le sonrió grande antes de hablar.

— Buenas tardes, profesor Han, esto es para usted.

Colocó una barra de chocolate en la mesa, llevaba pegada una notita en la parte de abajo.

— Buen día, MinHo, muchas gracias.

— No hay de qué, permiso.

El chico se dirigió a su lugar, siendo seguido por su amigo. Tomó la nota y leyó en ella "buena suerte en su primer clase práctica"; si bien no era la primer clase práctica que daba, de alguna manera, se sentía un poquito más motivado con ese pequeño mensaje y el grato gesto del chico.

Al menos debía intentarlo.

— ¿Alguna duda acerca del procedimiento?

La respuesta era negativa.

— De acuerdo, si llegasen a tener dudas durante el proceso, pueden alzar la mano e iré a ayudarles, dejaré la receta escrita en la pizarra para que puedan guiarse con ella. Pueden comenzar.

Los presentes comenzaron a preparar la masa, algunos grupos más silenciosamente que otros, parecía que no habría muchas dificultades, así que se dispuso a preparar las charolas que usarían para hornear una vez hubieran terminado.

— ¿Se supone que ya está lista? — se escuchó decir a un chico en algún rincón del salón.

— Sí, ahora solo debes extenderla con el rodillo — le respondió alguien más.

— De acuerdo.

Recién había terminado con las charolas, así que se asomó para ver cómo iban cada uno de los presentes; extender la masa había sido un gran obstáculo en la clase de la mañana: algunos lo extendían demasiado y quedaba una pasta demasiado delgada y frágil, otros lo extendían muy poco y se hacía pastoso, era difícil.

Los más callados siempre eran los primeros en terminar, parecían realmente concentrados en su trabajo. Seguía revisando el progreso de los alumnos, hasta que la voz del chico que había escuchado antes llamó su atención.

— ¡Esto es muy difícil! ¿Puede ayudarme, profesor?

Se apresuró a ir con el chico que parecía tener dificultades con su trabajo, dándose cuenta de que la pasta era demasiado dura y eso le impedía estirarla correctamente.

— Tu masa está seca, por eso es difícil de extender — alzó la voz un poco antes de continuar explicando para que los demás escucharan —. Si la masa se seca, deben agregar un poco de aceite, en tu caso, una cucharada y media estaría bien, agrégalo.

El chico empezó a vaciar el aceite mientras él se encargaba de formar un hueco en la masa.

— Ponlo en el centro e intégralo con la masa.

El chico hizo lo que el mayor le indicó, amasó hasta que parecía tomar una textura más suave.

— ¿Así ya está bien?

— Sí, ahora solo debes extenderla, ¿me permites? — ocupó el lugar del chico y dobló las mangas de su camisa hacia arriba, tomó el rodillo para comenzar a estirar la masa — La clase anterior tuvo dificultades para hacer este paso, la masa no debe quedar demasiado delgada.

— ¿Cómo sabemos a qué grosor está bien? — se escuchó la voz de una chica a poca distancia.

— Más o menos, la altura de un dedo, con el tiempo iremos viendo otras recetas que permiten diferentes grosores, pero por ahora, esa altura debería estar bien.

Se alejó de la mesa en cuanto terminó su trabajo, dejando acceso libre para que el chico continuara con el corte de las galletas.

Por otro lado, SeungMin veía mucha reprobación a MinHo, parecía darle el juicio final con la sola mirada.

— Carajo. ¿Viste sus brazos, Seung?

— Sí, al igual que todos los aquí presentes, concéntrate.

— Imposible, necesito volver a ver sus brazos... Necesito verlos de cerca — miró a su amigo con una expresión llena de súplica.

— Ah, no, me esforcé mucho en hacer bien mi preparado, no lo voy a deshacer; si te interesa tanto, háblale tú.

MinHo volteó a ver su masa ya lista para comenzar a cortar, y con mucho sacrificio y en nombre del amor, volvió a hacerla bolita. Ignoró la risa burlona de su supuesto mejor amigo y alzó la mano para llamar a Han.

— Profesor, ¿así está bien?

El nombrado se dirigió hasta su lugar, revisó la textura de la masa y dio un asentimiento.

— Sí, vas bien. ¿No habías extendido ya? Me pareció haberlo visto cuando pasé por aquí.

Empezaba a rezar a todos los santos para sacar una buena excusa.

— Dijo que sentía que no estaba bien, así que lo deshizo, yo le dije que estaba bien, pero quería comprobar con usted.

La voz de SeungMin al otro lado lo acababa de salvar, ahora sabía que tenía una amistad que valía completamente la pena.

— Oh, entiendo, pero está muy bien, la textura es perfecta, puedes seguir adelante.

Aunque había esperado que él lo extendiera, pero no tenía más excusas a la mano, así que solamente obedeció.

Tendría que ver la manera de lograr ver nuevamente esos músculos en acción.

— Si terminaron con la decoración, coloquen sus bandejas en la barra que está al frente y comiencen a recoger su lugar de trabajo, yo haré la evaluación.

A veces, MinHo odiaba ser listo, no solo listo, habilidoso, porque sabía que lo era, pero no le gustaba serlo, sobre todo en ese momento: el quería dejar su charola al último para que fuera la última que Han revisara y de esa manera crear un momento para platicar con él, pero el mundo parecía ir en su contra.

— ¿No vas a ir a dejar tu charola? — preguntó SeungMin — Ya terminaste de decorar, ¿no?

— Quiero dejarla al último para que revise la mía al último — no era su culpa que todos tardarán demasiado en hacer algo tan sencillo.

— Bueno, yo voy a dejar la mía, que sepas que si sales más tarde y mamá ya vino por mí, no te voy a llevar.

Era escoger entre transporte gratis y el apuesto profesor, y era una decisión muy difícil.

De mala gana, se apresuró a dejar la charola en donde se les había indicado, justo al lado de la de SeungMin.

— Muchas gracias por tu regalo, MinHo, lo disfruté mucho.

Oh, esa era la dulce melodía del amor resonando en sus oídos, Han JiSung le estaba hablando.

— Me alegra que le haya gustado, profesor — se acercó al escritorio donde él se encontraba —, me aseguraré de traerle uno en cada clase.

— ¿Es alguna clase de soborno? — lo miraba con sospecha, pero podía notar perfectamente que estaba bromeando — No tienes por qué esforzarte tanto, tienes buena habilidad para estas cosas.

— ¿De verdad?

— Mhm, lo creas o no, no todos logran sacar la textura correcta de la masa a la primera, y parece que también eres bueno decorando, ¿tienes experiencia en la cocina o algo así?

— Nada importante en realidad, aprendí a cocinar hace bastante tiempo, vi el anuncio de su curso en internet y le comenté a SeungMin, así que ahora voy a experimentar con la panadería.

— Eso es muy bueno, yo casi no cocino, solo lo necesario para sobrevivir.

Sintió perderse por un momento en la sonrisa de Han, y en la forma tan alegre en que mantenía viva la conversación, pero volvió su concentración nuevamente al punto importante: sus masculinas y preciosas manos.

— ¿Hace cuánto que da clases?

— En realidad, es la primera vez, es realmente más difícil de lo que parece.

— Creo que se le da bien, es bueno explicando y es muy atento.

— ¿Te parece? Es un alivio entonces.

Ese comentario realmente le subía un poco el ánimo.

— Bueno, no le quito más de su tiempo, voy a pasar a mi lugar.

— Claro, apuesto a que los demás están a punto de terminar también, gracias de nuevo.

— No hay de qué, me da gusto que lo haya disfrutado.

MinHo se dirigió a su lugar junto a SeungMin, la sonrisa triunfante brillaba en su rostro, se sentía victorioso por su increíble logro, así que le importaba poco la mirada juzgadora de su amigo hacia él.

— Dos minutos más, y le dabas ubicación y hora.

— ¡Shh! No lo digas así, van a creer que estoy tratando de acostarme con él.

— ¿Y la mentira?

— ¡Oye! También tengo que seguir ciertos pasos para llegar a ese punto, podría resultar ser un rarito, necesito estar seguro.

— Bueno, ¿es bisexual o algo por el estilo?

— ... No lo sé.

— Increíble, ¿sabes al menos si es casado?

— ... Excelente pregunta, no tengo idea — SeungMin lo miró incrédulo, ¿tanto tiempo platicando con él y no había sacado nada de información importante? —. Pero no tiene anillo, eso significa que está disponible.

— O que está en una relación no formal, o que dejó su anillo en casa, o que no lo usa debido a su profesión.

— ¡Basta! Lo averiguaré, ¿de acuerdo? Solo debo buscar el momento perfecto para preguntar.

— Conociéndote, el momento perfecto no va a llegar nunca.

— Dame algo de fe, ¿quieres? Te apuesto a que en dos o tres semanas voy a tener avances con él.

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