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「Sentimientos」

「☹」

✩࿐⋆*Kakashi ya no estaba, ayer ya se había ido a la misión y Haruka se había despertado nuevamente sola en su cama, aunque poco había logrado dormir.

Cuando se levantó y salió de casa decidió ir a comer algo, tal y como él le había dicho la noche antes de que marchara, tratando de no pensar en su novio y su misión.

Se supone que hoy volvería pero las misiones son impredecibles, todo puede pasar.

Dio un par de vueltas por la aldea, decidiendo ir al mismo lugar de siempre a comer un gran tazon de ramen. Se sentó, pidió la orden y suspiró hasta que una mano en su hombro le impidió formular algún pensamiento.

— ¿Haruka-san?.— la suave y agradable voz masculina del Umino se hizo presente y Haru volteó para encontrarse con su amigo al que hace tanto no veía, Iruka.

— Hola Iru-chan.— lo saludó esbozando una sonrisa.

Los dos almorzaron juntos y luego decidieron ir a entrenar, por la insistencia de la mujer.
Iruka se daba cuenta que su amiga no estaba bien, estaba enojada y así se había mantenido todo el día. Sus golpes eran más fuertes de lo normal y no había sonrisas en su rostro, era extraño e incómodo. Aunque trataba de cubrirse ella lograba golpearlo y al parecer no estaba pensando ni midiendo sus golpes porque su cabeza estaba en otro lugar.

— ¡Ha-Haruka-san!.— gritó, tratando de ser igual de rápido que ella pero le superaba en nivel.— ¡Pare!.— ordenó, haciendo congelar el cuerpo de su amiga y sacándola del transe de su mente que la tenía cautiva.

— Irubaka, dijiste que me ayudarías a entrenar.— se quejó ella, volviendo a la normalidad, bajando los brazos y bufando.

— Ha estado enojada por todo el día...— dijo él, frunciendo el ceño. — Además, sospecho que no tendría que estar entrenando, debería estar descansando...— la regañó, creyendo que no era bueno entrenar.— Solo han pasado dos semanas desde que la han atacado la ultima vez.— recordó y la castaña puso sus ojos en blanco enseguida.

— ¿Por qué todos me tratan como una buena para nada?.— se quejó.— Me dieron una paliza, por eso mismo no debo parar.— dijo obvia.

— Kakashi-san está en una misión, ¿verdad? Por eso está enojada y está aquí, no pudo ir con él.— Iruka investigó, dando justo en el clavo al darse cuenta por su expresión de que en verdad es así.

— Iruka, no trates de leer mis pensamientos.— refunfuño, sentándose en el suelo y cerrando los ojos, molesta. — Necesito un trago.— murmuró.

La noche llegó y Haru decidió invitar a Iruka su casa para cenar y no estar sola. Era tarde y de seguro la misión de Kakashi se habia complicado, no valia la pena esperarlo.

Habían comprado bastantes cervezas porque ella lo había pedido y después de comer algo que él había hecho bebieron sin fin.

La pareja de amigos estaba ebria riendo y jugando hasta que el silencio, los pensamientos y la tensión los enredó.

Iruka se sentía extraño y no solo por el alcohol... Hace mucho que no había podido pasar tanto tiempo de calidad con su amiga y todo gracias a su nueva pareja.
Ya no solía encontrarla en los lugares recurrentes, ya no la veía tanto como antes mi recibía sus visitas, las cosas no eran normales desde que Kakashi y Haruka comenzaron a salir.

Estaba molesto y aunque trataba de ocultarlo era evidente, por lo que apeovechando el alcohol en la sangre y su falta de timidez gracias a este, ya no pudo callarse.

Aunque Haruka había controlado su límite de alcohol, Iruka no.

— Oi, Haruka-senpai.— luego de posar la botella de cerveza sobre la mesa y quedarse mirando al techo por un par de segundos y Iruka la llamó.— ¿Por qué aceptó a Kakashi-san?.— ella lo miró con extrañeza, por tal repentina pregunta. Había logrado dejar de pensar en su novio por bastante tiempo en todo el día y ahora, para su mala suerte, él debía volverlo a traer y tratar como tema de conversación.

— ¿De qué hablas?.— preguntó cuando dejó de beber de su bebida, frunciendo levemente el ceño y dando una ultima pitada a su cigarro que ya se habia consumido por completo.

— ¿Por qué aceptó ser su novia?.— el tono de voz de Iruka no se escuchaba tan amable como solía ser y la expresión en su rostro también denotaba cierto malhumor.— Jamás le agradó ni un poco, usted misma me lo contó...— le recordó aquellos tiempos de cuando eran niños y se contaban todo.— Pero aceptó ser su novia.— cierto desprecio se hizo presente en su hablar.— Yo la he estado acompañando desde hace mucho tiempo y solo me ignoró, como si fuera un pequeño crio.— una amarga carcajada salió de sus labios y vio como la mujer a su lado aplastaba la colilla del cigarro. Haru suspiró, sacando todo el humo, y sabiendo que no debía caer en la provocación de su amigo ebrio que le había confirmado sus sospechas.

— Iru-chan, para, vas a arrepentirte de decir tonterias.— advirtió. Sabía que si él seguía, ella perdería los estribos y todo se arruinaría, porque así de temperamental era.

Iruka bufo y negó rotundamente, al estar al lado de la mujer no se le hizo complicado voltearse a mirarla.

— Dejelo.— ordenó quedando justo frente a ella quién lo miró muy confundida.— Yo la trataré mejor, no correrá peligro y no tendrá que preocuparse de nada.— las manos de Iruka de pronto viajaron hasta el rostro de Haru y sostuvieron sus mejillas con delicadeza. La castaña trató de retroceder su rostro pero sabía que si seguía así, al estar sentados en el suelo, se caerían para atrás.

— Iruka sueltame.— exigió sin querer maltratarlo o recurrir a la fuerza pero gracias a un rápido movimiento de Iruka, terminaron recostándose en el suelo.

— Haruka, ¿por qué él y no yo?.— él se posicionó encima de ella, sus piernas la aprisionaban y había soltado su rostro para tomarla de las muñecas, así impedirle el movimiento. Sus rostros estaban a centímetros y las mejillas de Iruka delataban cuán perdido en el efecto del alcohol estaba.— Soy mucho mejor y te lo demostrare.— Haruka trató de soltar sus brazos, quería evitar herirlo pero él no ayudaba y pronto se ganaría una paliza si seguía así.

— ¡Iruka, no es divertido, ya bas...!.— iba a regañarlo pero no pudo seguir gracias a los repentinos labios del moreno sobre los suyos que la callaron. Haruka se sorprendió y sus ojos se abrieron a tope. Sin pensarlo dos veces preparó su pierna para golpearlo pero antes que pudiera hacerlo, Iruka se alejó bruscamente.

— Iruka.— Haru vio a Kakashi sostener a Iruka del cuello de su chaleco ninja para alejarlo de un tirón.— Haru está incómoda.— de la nada y aprovechando la debilidad del cuerpo de Iruka lo sacó de encima de Haru que aún procesaba todo lo ocurrido y no entendía de dónde había salido el peliplata.

— K-Kakashi.— ella estaba sorprendida y aturdida, había quedado pasmada por el beso y la imposibilidad de lastimar a su amigo pero se sintió peor al sentir el aura de Kakashi que no se sentía nada feliz. Haru sabía que su novio llegaría en cualquier momento si la misión salía bien, sin embargo, jamás se esperó que sea tan tarde y justo con la desafortunada actuación del menor. Era obvio que el peliplata estaría enojado y decepcionado, con mucha razón.

La castaña se sentía una verdadera imbécil con los dos hombres.

— ¿Por qué debería hacerle caso?.—Iruka le reclamó, muy enojado y arrastrando las palabras, sin temor del jōnin.

— K-Kakashi, él tomó mucho, no le hagas caso.— Haru trató de levantarse pero su cabeza daba vueltas y no tenía mucha fuerza. Kakashi siquiera volteó a mirarla.

— ¿Por qué se enloqueció en salir con Haru-san?.— Umino no esperó y de pronto se paró y lo enfrentó.— Tuvo tanto tiempo para quererla pero cuando yo le dije que me gustaba... terminó pidiéndole para que sea su novia, ¿creía que me iba a elegir a mí? ¡¿se burla de mi?!.— le gritó, señalándolo despectivamente. La muchacha no entendía de lo que Iruka estaba hablando tan de la nada.

— ¿Qué estas diciendo?.— ella preguntó, tratando de comprender hacia donde iba esa charla sin sentido.

— ¿No se lo dijo?.— el Umino rió sarcástico mirándola por unos segundos y luego volviendo al mayor. — Le pedí a Kakashi-san que me aconseje para poder acercarme a usted... Le conté cuanto me gustaba, y luego me enteré que días después él le había pedido para ser pareja.— la impotencia en la voz del chunnin era notoria y estaba irreconocible al muchacho dulce y amable de siempre.— Usted realmente no tiene honor, y por su culpa Haru-san está en peligro, por ser su pareja.— lo acusó, Kakashi solo lo miraba en silencio hasta que terminó de hablar.

— Haruka me ha gustado desde hace mucho tiempo, más tiempo del que cualquiera puede creer, ¿qué hubiese cambiado si te lo decía?.— por fin dijo, sereno y sin una pizca de expresión en el tono de su voz. Haru vio los puños de Iruka tensarse y de repente le lanzó un puñetazo directo a la cara a Kakashi pudo detenerlo sin mucho esfuerzo.

— ¡No me hubiese ilusionado!.— gritó con su garganta desgarrada y luego se soltó de su agarre para mirarlo de mala manera, empujar su hombro e ir hacia la puerta.

— Iruka, te acompañaré a casa.— Kakashi se ofreció, Haru logró levantarse sosteniéndose de los muebles.

— No necesito su ayuda.— Iruka lo rechazó y salió de allí sin mirar a atrás, Haru no podía siquiera seguirlo pues se había confiado y el alcohol la desestabilizó.

La pareja se quedó sola, Haru volviéndose a sentar al ver que no podía manterse y Kakashi mirándola.

Las manos de la mujer fueron hasta su cabeza mientras ella trataba de procesar todo lo ocurrido en simples minutos.

¿Iruka la besó y Kakashi los vio? ¿Kakashi sabía de los sentimientos de Iruka? ¿Qué significaba eso? ¿Por qué no se lo había dicho si siempre habían tenido esa clase de confianza?

— Kakashi, ¿por qué no me dijiste lo de Iruka?.— Haru cortó el tenso silencio y luego de masajear su frente por unos segundos, lo miró, queriendo entender qué era todo eso que ocurría.

— ¿Qué hubiese cambiado si te lo decía?.— la voz del Hatake sonaba fría, como si estuviera molesto y pues lo estaba. Jamás creyó que encontraría a la mujer que días antes tan preocupada estaba por él, besándose con otro.

— Todo.— contestó ella.— Nada de esto hubiese ocurrido.— suspiró, sin saber qué más decir o hacer.

Kakashi comenzó a juntar toda la basura del lugar, sin prestarle atención.

— En primer lugar no deberías estar tomando con él tan tarde y dejar que te bese.— luego de haber ido en busca de una caja para dejar todas la botellas vacías, se encargó de decir eso. Haru, quien trataba de calmarse, fruncio el ceño y lo miró incrédula.

— ¿Me estas haciendo una escena de celos?.— preguntó indignada, creyendo haber oído mal. Él ni le dirigió la mirada y siguió con su trabajo.

— Estoy diciendo que no deberías invitar a otros tipos a tu casa a tomar en la noche cuando tienes novio.— por fin la miró, sacando ese maldito tono autoritario y tirando una de las botellas dentro de la caja con brusquedad.

— ¿Estas escuchando lo que dices? ¡Es Iruka!.— Haruka ya había perdido la paciencia con todo lo que había ocurrido y tener a Kakashi celoso no ayudaba.— Si creiste que por ser mi novio dejaría a mis amigos estuviste muy equivocado. ¿Me crees imbécil? Toda la maldita aldea me tiene como tu estúpida acosadora mientras escucho a todos alabarte y ni siquiera me quejo.— dijo obvia, recordando todas esas veces que solían hablar de ella a propósito solo por ser la novia de Kakashi. Realmente estaba cansada de todo eso y sin embargo nunca lo dijo por respeto y evitar conflictos de pareja, pero al parecer a él poco le importaba.

— ¿Y eso es mi culpa? Yo no besé a nadie. — recalcó con el tono desinteresado que molestaba tanto a su novia, encogiéndose de hombros, y pronto vio como los ojos de Haru se cristalizaban y la vena en su frente se hinchaba.

— ¡¿Crees que los sentimientos de Iruka son mi maldita culpa?!.— gritó muy molesta, soltando lágrimas sin querer y sintiendose cada vez peor por los efectos del alcohol.— ¡Vete a la mierda Kakashi!.— ordenó, levantándose como pudo y yendose hasta su habitación para cerrar la puerta de un gran portazo y encerrarse allí.

Kakashi fruncio el ceño y chasqueo su lengua, enojado. Se levantó y se fue.

Me siento mal pero me gusta el drama¿?

súper largo ¿qué piensan que va a pasar?

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