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〖Rey〗


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Haruka se levantó de su asiento y acomodó sus pertenencias para luego hacer una reverencia ante el peliplata que la miró extrañado al momento de bajar su vaso.

— Fue un gusto volver a pasar algo de tiempo contigo.— dijo ella al enderezarse y decidió voltearse para comenzar a ir hasta la puerta, Kakashi se levantó con el ceño levemente fruncido.

— ¿Dónde vas?.— preguntó casi alarmándose pero conteniendo sus ganas de tomar su mano y pedirle que se quede.

— Tengo asuntos que atender.— al decir aquello, Kakashi se sintió ciertamente inseguro.— Veré si puedo quedarme en alguna casa de alojamiento y si no, dormiré en el lugar que se vea más apetecible.— El Hatake no se atrevió a preguntar si había algún problema en quedarse allí, en casa, así que solo negó y fue hasta el porta llaves para sacar una en especial.

— Ve a tu casa.— pidió y extendió la llave hasta Haru que lo miraba con cierta extrañeza.— El mejor lugar es tu casa.— sentenció, tratando de convencerla. Una pequeña mueca de diversión cruzó los labios de Haru.

— Gracias, Kakashi.— agradeció sin más y luego de tomar la llave se dispuso a irse.

— ¿Podemos vernos mañana?.— la voz de Kakashi sonó extraña al preguntar aquello y vio como ella abría la puerta y luego detenía su paso al escucharlo.

— Seguro.— aceptó tranquila, mirándolo por sobre su hombro.

— Iré a buscarte entonces.— aseguró él y ella luego de asentir suavemente, salió.

Dejando en plena soledad al Hatake.

(...)

Al llegar a casa, tuvo que tomar aire profundamente y entrar. Haru recorrió el lugar con una expresión dura. Las paredes coloridas y los cuadros que la acompañaban una vez más la torturaron, por lo que decidió bajarlos y voltearlos a todos,  a excepción de uno.

Luego de sentarse por un tiempo lo único que pudo pensar es que debía volver a irse, cueste lo que cueste.

Miró la flauta con concentración y duda, luego recordó lo que Kakashi le había dicho de cómo hizo para localizarla y cómo mágicamente apareció su instrumento. Las palabras de Ibiki y las de Tsunade también torturaron su mente y la expresión de sus amigos al verla.

¿Por qué había vuelto? ¿Qué la detuvo en Konoha? Pudo haberle pedido a la hokage que la dejara ir cuando ella se ofreció, ¿por qué se negó?

Lo único que tenía claro en ese preciso momento es que desde hace un tiempo que necesitaba un buen descanso en una cama cómoda que no sea el frío suelo o ramas de árboles. Por lo que cuando se reencontró nuevamente con su cama, no hubo nada que la detenga de dormir como nunca antes lo había hecho.

Al próximo día, la castaña se levantó y comenzó a preparar sus cosas, chequear sus armas y pergaminos.

La puerta sonó de repente y Haruka, quien afinaba sus instrumentos, dejó las cosas allí y fue a recibir a quien estaba en la entrada. 

Kakashi ni bien la vio detrás de la madera levantó las bolsas en sus manos y su unico ojo visible se achinó.

— Kakashi.— Haru se sorprendió de verlo aunque luego recordó que él dijo que vendría a buscarla.

— Creí que sería buena idea hacer el desayuno para ti, ¿puedo?.— explicó y pidió amablemente al notar que estaba algo sorprendida de su repentina llegada.

— Si.— asintió y salió de en medio de la entrada para darle paso dentro de su casa.

— ¿Cómo dormiste?.— preguntó Kakashi mientras entraba y dejaba las bolsas por allí, en la encimera.

— Hace mucho tiempo que no dormía bien, siento que volví a energizarme.— comentó, guardando sus instrumentos en los pergaminos.

— Me alegra oír eso, Haru.— dijo él mirando como la castaña guardaba los instrumentos tradicionales en los pergaminos y mientras sacaba las cosas de la bolsa.— ¿Qué deseas hacer hoy?.—preguntó nuevamente después de un rato de silencio en el ambiente y lavando sus manos.

— No hay nada particular que quiera hacer.— habló inexpresiva, acomodando sus armas en la mochila y los pergaminos en su cinturón, poniéndose su túnica.

— Entonces vayamos a dar una caminata en la tarde, ¿qué crees?.— ofreció, ella asintió. Al peliplata parecía no afectarle la indiferencia.

(...)

Kakashi y Haruka paseaban por la aldea mientras hablaban una que otra cosa y decidían qué comer en la tarde. Haru preguntaba alguna qué otra cosa sobre la aldea y parecía que mucho no le interesaban las miradas curiosas que la gente le daba al pasar.

Su mente estaba sumida en otras cosas más importantes que simples miradas llenas de prejuicios.

Mientras paseaban vieron como dos figuras se acercaban con prisa e interrumpian su serena charla y tiempo a solas.

— ¡Kakashi-san!.— gritó una voz que provenía de las dos figuras que se acercaba cada vez más. Haruka, quien llevaba su capucha puesta, levantó suavemente su mirada cuando los dos llegaron.

Iruka que extendía los informes hasta Kakashi y que sintió cierta curiosidad por la persona misteriosa al lado del peliplata se congeló cuando la vio levantar la mirada y su rostro quedó a la vista de sus ojos. Los papeles cayeron de sus manos.

— Oye, ¿qué te pasa?.— lo golpeó Genma en la cabeza ni bien llegó detrás de él y cuando vio que habia tirado los informes

— ¿Ha-ar-ru...-ch-chan?.— su voz había salido tan pobremente, en un fino hilo, y sus ojos se aguaron al instante. Haru lo observó con detenimiento directo a los ojos mientras Iruka temblaba como un pobre niño indefenso que estaba a punto de llorar y le mantenía la mirada.

Ella sonrió levemente después de unos segundos e hizo un leve ademán con la cabeza para con Iruka.

— Hola Iruka.— lo saludó y suavemente tomó la mano temblorosa y extendida del muchacho, tratando de calmarlo.— Genma.— también lo saludó haciendo un ademán.— Se ven bien y saludables, ¿lo están?.— preguntó. Kakashi notó como sutilmente había recibido a Iruka de una manera más amigable y normal que a Genma.

Ni bien dijo aquello, Iruka comenzó a llorar desconsoladamente y se tiró contra los brazos de Haruka.

— ¡Haru-chan!.— gritó desgarradoramente, ocasionando un leve escalofrío por la espina dorsal de ella y aferrándose a su amiga con miedo a que desaparezca en cualquier momento, sin preocuparse de humedecer su túnica con las lágrimas.

Genma corrió la mirada, Haru cerró los ojos mientras se dejaba abrazar y Kakashi comprendía completamente el sentimiento de alivio y temor de Iruka.

— Haru-chan... ¿Tú?...— Iruka se separó de ella y lentamente, aún temblando, acercó sus manos con cuidado al rostro de la mujer frente a él, tocándolo suavemente. Haru no decía nada, no se quejaba, solo observaba sus ojos.— Creí que era una ilusión, pero realmente eres tú.— él también la observaba fijamente, descubriendo cuanto había anhelado volver a ver esos ojos avellana.

Con una sonrisa feliz y aún secando sus lágrimas, Iruka la soltó y Haru hizo una reverencia.

— Buenas tardes, a los dos...— volvió a saludar, educada.

Decidieron ir a comer, Genma no podía pero Iruka insistió y era imposible decirle que no a alguien que jamás insiste, por lo que fueron en busca de barbacoa. Haru parecía a gusto estando con su amigo y con Kakashi. No se podría decir que era como en los viejos tiempos pero se asemejaba a ello y hacia sentir al Hatake en casa.

Luego de un tiempo juntos, Iruka tuvo que irse a seguir con sus cosas pero les pidió a aquellos dos que volvieran a reunirse pronto, "que aún habían muchas cosas por discutir y nada de tiempo por perder", dijo él.

Haruka y Kakashi salieron del restaurante, con un extraño sentimiento de vacío en sus corazones, y volvieron a caminar por las calles, sin nada planeado por hacer en lo que quedaba.

— Iruka fue una de las personas que jamás se rindió y trató de buscarte.— explicó Kakashi mientras caminaban, tratanodo quizás de hacer algún tipo de conversación, esforzándose en ello. Haruka asintió aún con algo en mente.

Había descubierto que las personas que se sentían culpables le corrían la mirada y las personas que no tenían nada que esconder la miraban a los ojos. Por supuesto Kakashi e Iruka estaban en el segundo puesto, pero...

— Ya veo...— murmuró sin más, disfrutando muy por sus adentros el tiempo que pasó con ellos.— ¿Alguna vez los hirieron o alguien los enfrentó mientras buscaban por mi, o quizás ocurrió algo extraño?.— curioseo de la nada, llamando la atención del hombre.

— No, jamás.— contestó él seguro de sus palabras, sin recordar nada en especial.

Entonces definitivamente alguien me está buscando.

— No has dicho mucho.— comentó de repente Kakashi cuando dio su respuesta pero Haruka solo contestó con un leve asentimiento. En la reunión con Iruka se había mantenido riendo suavemente, escuchando y asintiendo a todo lo que ellos dijeran pero nunca hizo algo más o habló de algo más.

— No creo que haya mucho por decir.— Haruka manifestó en serenidad y se encogió de hombros, como si no fuese muy importante el que ella dijera o no algo. Cada palabra era un desperdicio de aliento, lo cual era muy valioso.

— Pero algo te preocupa, desde que llegaste algo te preocupa.— indicó él, como si pudiera leer sus expresiones con tan sólo mirarle.— No deberías preocuparte, ahora que estas aquí.— aseguró sin notar el leve movimiento de las cejas de la mujer.

El viento movía su largo cabello y la gran túnica, dejando ver sus piernas y los firmes pasos que daba. 

— ¿Qué crees que pasará ahora que estoy aquí? Las cosas cambiaron.— enunció como si aquello fuese lo más obvio, pero sin demostrar ninguna gran emoción. No buscaba ser dura con él ni mucho más, sin embargo así eran las cosas ahora, las cosas debían hacerse. Más temprano que tarde, no hay tiempo por perder.

— ¿Qué cosas cambiaron?.— su tono salió con recelo y algo rencor, como si no entendiera cuál era su posición. 

El tablero de ajedrez estaba intacto para Haruka, ella era la reina que daría todo y más por salvar a su rey y ganar la partida, aunque eso significara su muerte. 

Después de todo había aprendido a como ser una mujer muerta que trabaja tras las sombras.

— Yo cambié.— declaró sin problemas en su anuncio. Sus pasos no paraban y se apresuraban casi inconscientemente, su mirada estaba alerta y sus sentidos de igual manera, repeliendo cualquier cosa que quisiera aparecer de repente. Pero Kakashi no se daba cuenta de ello.

Solo estaba sumido en sus propios sentimientos, como nunca antes le había ocurrido. No pensaba con claridad, no quería pensar como ninja, no quería pensar en Konoha. Quería pensar como un hombre enamorado.

— ¿Qué cambió de ti?.— volvió a cuestionar. Dándose cuenta de que su mente tenía una nueva percepción acerca de la mujer que anheló. ¿Por qué hacía tanto frío?

— Mis ideales.— sentenció Haruka. Todo aquel que pasara cerca se llevaba una mirada amenazante. Los puños de la castaña se tensaron y tragó saliva fuerte, dándose cuenta que en realidad había comenzado a odiar las multitudes, que la sofocaban y que quería desaparecer a cada persona que pareciera sospechosa ante sus ojos.

Estaba enloqueciendo otra vez. 

—  ¿Y tus sentimientos?.— Kakashi de repente tomó su muñeca para impedir que se siga alejando y jaló suavemente hasta él, casi obligandole a voltearse. La miró ni bien encontró sus ojos y ella a él. Las voces se callaron y lo que los rodeaba pareció desaparecer.

Proteger al rey.

Haruka se soltó de su agarre suavemente pero se quedó allí firme frente a él.

— ¿De qué vale sentir? Lo único que conseguimos es herirnos.— aseguró seria, volviendo a oir las diferentes, irritantes y horribles voces. — Quizás antes creía que sería mejor morir por cualquier insignificante motivo... Ahora creo que si voy a morir, debo de llevarme a muchos malnacidos a la tumba conmigo... Y efectivamente llegará el momento en el que muera, por lo que no debo perder el tiempo.— expresó sus pensamientos con tal naturalidad que las personas que pasaron a su lado y oyeron voltearon con algo de temor.  

— Estás hablando como si fueras una especie de cazadora.— Kakashi inevitablemente rechazó tal idea, ¿qué era esa estupidez.

— Esa es mi meta.— siguió ella, imperturbable. No es como si tuviese la obligación de convencer a nadie, tenía decidido su futuro y si no lo cumplía, entonces jamás podría volver a tener una vida normal. Sabía que si se lo decía, él se opondría y trataría de impedirlo, pero ya no necesitaba ayuda de nadie ni mucho menos poner en peligro a quien debía proteger a toda costa.

Las cosas no ocurren por casualidad, las casualidades no existen.

— ¿Y qué harás con la gente que te ama?.— hubo un gran silencio desde la pregunta hasta la respuesta, un silencio ciertamente inevitable. Haruka volteó con gracia y siguió su camino.

— Sé que me entenderán.— fue lo último que Kakashi escuchó para luego volver al ambiente sepulcral que nunca jamás hubiese esperado obtener con ella.


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Haruka llegó a casa luego de un rato de pasear con Kakashi por la aldea y comer. Las cosas habían sido francamente tensas e incómodas, Kakashi no había vuelto a hablar y Haruka no tenía nada más que decir por lo que cada cual siguió con su camino.

Creía fervientemente que debían de respetar sus decisiones, que Kakashi sabría entenderla aún si no entendiera su objetivo.

Cuando se puso cómoda, buscó por la casa un una pequeña libreta en la cual comenzó a unir cabos con las escasas pistas que tenia.

- Máscara naranja.
- Capa negra con nubes rojas.
- Toque completamente frío.
- Sharingan.
- Flauta desaparecida y hallada en manos de Kakashi luego del encuentro con el espectro.

Y una frase que jamás olvidó, "¿Tu muerte destrozará a Kakashi?"

Entonces... ¿Por qué Obito estaba en su mente?

— Esta mierda me supera.— Haru tiró el lápiz a un lado y refrego su rostro para luego sacar la cajetilla de cigarros de su bolsillo, aprisionar uno de estos contra sus labios y encenderlo, completamente confundida.


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Ah, esto fue triste.

Bueno, en fin... espero que puedan entender las pequeñas metaforas y en sí algunos detallitos acerca de las relaciones y emociones de Haru para con todos y así tmb las de Kakashi para con Haru. También cuál es el objetivo verdadero de Haruka que seguramente ya lo sabrán, ¡disfrutenlo!

Terminando eso, quiero agradecer a todxs quienes me mandaron saluditos ayer por mi cumpleaños, lo aprecio muchísimo y significa mucho para mi, ¡leí todo! Pensar en que se tomaron unos minutos de su tiempo y pensaron en alguien como yo, es un gran regalo. ¡Muchas gracias!

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