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「Orígenes」

Pasado

🌙。:*

✦ːꦿ Siempre que abría la puerta, un nuevo plato de comida estaba allí, reposando en el suelo y esperando a ser tomado por el peliplateado.

Kakashi no dejaba de recibir su comida en aquellas bolsas extrañas con dibujos de gatitos, perritos y hasta tigres.

"Haruka Byakko-senpai" solía estar escrito en el bento con dibujos bastante feos de ella y dentro siempre había comida con formas tiernas.

Sorpesivamente Haruka era buena cocinando, muy mala dibujando.

Al principio Kakashi no tomaba la comida, la ignoraba y la dejaba allí para luego pasar de largo hasta su casa... Pero siempre que salia y abría la puerta encontraba acumuladas todas las bolsas de comida y papeles clavados en la pared que decían cosas como "¡Come Bakakashi!" así que optó por comenzar a tomarlas y comerlas, no fue una mala opción ya que era rica comida y solía guardar los dibujitos.

No entendía por qué Haruka se empeñaba en darle comida o cuidarlo pero al parecer no era para envenenarlo, por suerte.

Como sea... Ya cansado de la situación, un día de esos, Kakashi se quedó  esperando pacientemente ya que la castaña, cuando Kakashi se libraba de las misiones y se quedaba en casa, solia ir en la tarde cuando él dormía siesta a dejarle la comida así que, esa tarde, cuando escuchó los pasos sigilosos de Haruka, abrió la puerta para encontrarla con las manos en marcha.

Ella estaba allí, poniendo aquella bolsa negra, esta vez con un estampado de tigre blanco, en el suelo.

La castaña lo miró inocentemente y congelada, como si al quedarse completamente inmóvil él no sería capaz de notarla... Pero las cosas no funcionaban así, él la veía perfectamente.

— Byakko, ya para.— exigió Kakashi, al ver que ella no pensaba decir nada. La niña se enderezo y llevó hasta su pecho la bolsa con comida aún en su mano.

— O-oi, si me dices Byakko me da escalofríos..— dijo, temblando al sentir esa electricidad en su espina dorsal. Kakashi se cruzó de brazos y fruncio el ceño.

— ¿Puedes dejar de traerme comida?.— pidió, más como una orden que como un pedido y mirándola de muy mal humor.

— ¿Te cayeron mal mis onigiris?.— preguntó preocupada.— Puedo hacer otra cosas si quieres.— ofreció felizmente y le extendió la bolsita, apoyandola ahora en el pecho del chico e insistiendo en que la tome mientras hacia cierta presión pero él se mantenía de brazos cruzados, serio.

— Para.— exigió Kakashi, apartando la bolsa y la mano contraria pero Haru no le hizo caso y volvió a presionar la bolsa contra el pecho de Kakashi.

— ¿Prefieres lo dulce?.— preguntó, ignorando la decisión del muchacho de apartar la bolsa y comenzando a colmarle la paciencia.

— Para.— volvió a advertir Kakashi, para que ella dejara de una vez de darle comida.
Los dos estaban forcejeando, una tratando de darle la bolsa con comida y el otro tratando de rechazarla.

— Mira, sólo guardalo, ¡en serio esta rico!.— insistió, haciendo más fuerza y casi empujandolo dentro, haciendo que Kakashi pierda la paciencia y de un simple y bruto manotazo se deshaga del forcejeo, tirando la bolsa y comida que ella había hecho hecho con tanto cariño al suelo.

— ¡No quiero tu comida Haruka!.— le gritó enfadado y sin importarle lo que había hecho, solo con ganas de que aquella molesta chica se vaya.

Haru  bajó la mirada hasta la comida ahora en el suelo toda desparramada y desperdiciada. Sus puños se tensaron al igual que su mandíbula y su mirada se oscurecio. Toda la tolerancia que había mantenido para con él se fue al demonio.

Kakashi estaba a punto de cerrarle la puerta en la cara a no ser que ella lo detuvo y de un solo movimiento lo tomó del cuello de su camisa para derribarlo contra el suelo y subirse encima suyo para acorralarlo.

— ¡Maldito Bakakashi!.— vociferó la muchacha, dejándolo anonadado y sin permitir que él se mueva. Tenía una expresión parecida a cuando se enteró de la muerte de Obito y lo golpeó hasta el cansancio, hasta la escena era parecida.— ¡Estoy tratando de ser amable contigo y hacer que el estúpido Kakashi de antes vuelva pero lo único que haces es despreciarme como si fuera un perro de la calle!.— reclamó, completamente enojada sin soltar el cuello de su camisa. Él tomó la mano de Haru con fuerza, tratando de hacer que lo suelte.

— ¡Sé cuidarme solo!.— gruño, Haruka elevó un poco el torso dem chico para zamarrearlo, como si eso lo hiciera entrar en razón.

— ¡¿Cuán orgulloso debes ser para no admitir que quieres morir?!.— clamó, con su voz casi desgarrandose y dejándolo callado y abrumado con esas simples palabras. Todo se mantuvo en silencio por unos minutos hasta que ella volvió a abrir la boca.— ¡Deja de ser un idiota traumado!.— pidió, mientras se miraban fijamente.— Sé que te duele, te sientes mal y que tu corazón ya no lo aguanta pero por favor... dejame ayudarte, cuidarte, estar a tu lado y empecemos esta estupidez de cero.— con cada palabra salida de sus labios, su voz fue bajando el volumen y la presión que hacía al agarrarle el cuello iba desapareciendo lentamente.— Obito-kun, Rin, el cuarto y tu padre... a nadie le gustaria verte de esta manera.— negó, volviendo a acostarlo suavemente en el suelo y soltandolo por completo.— Sé lo que sientes... y quizás mi dolor no es nada comparado con el tuyo... pero ya te lo dije, los dos estamos solos y no tenemos a nadie, hemos pasado cosas horribles... Yo ya no quiero estar sola.— aquello ultimo había sonado como un susurro tímido. Los ojos de Kakashi comenzaron a picar y ella solo corrió la mirada.— Kakashi, ¿por qué me rechazas? Eres la única persona que puede entenderme perfectamente...— protestó, soltando un suspiro sonoro y mirando el techo, para quedarse pensando. Kakashi se sintió muy mal de repente, como si cada palabra que ella había pronunciado se sintieran como dagas al corazón. Haruka se levantó, saliendo de encima del chico y se puso frente a él mientras este la observaba, entristecido.— Seamos amigos, Kakashi.— pidió, sonriendole nuevamente y extendiendole la mano para ayudarle a levantarse.

Kakashi la tomó.

▸▹

— ¿Te gusta el tigre? Se llama Byakko.— dijo la castaña al notar que Kakashi tenía la vista fija en el estampado de la tela y acariciaba suavemente esta. Él levantó la mirada hacia Haru con cierta curiosidad pues le había puesto a aquella bolsa un nombre.

— Ese es tu apellido.— dijo obvio, recordando cómo se llamaba la chica. Ella lo miró con una chispa de diversión en su expresión.

— Nop, realmente se llama Byakko.— comentó,  señalando al tigre allí.— Haruka Byakko... ¿en serio creiste que me apellido asi?.— dijo irónica y rió por lo bajo a lo que él se confundió.

— Así... te llaman.— murmuró, sin recordar si verdaderamente estaba diciendo bien el apellido o estaba en algún error. Siempre le habia parecido extraño aquel nombre a decir verdad pero nunca tuvo tanta curiosidad por sus orígenes como para averiguarlo.

— Así me llamé yo misma, tengo otro apellido, el real, pero no soy capaz de utilizarlo...— reveló, tomando por sorpresa al peliplata que no sabía eso.— Prefiero ser un tigre blanco mitológico antes que una niña abandonada.— declaró inexpresiva.
Aquello era cierto, Kakashi conocía muy por encima la historia del ser llamado "Byakko", un tigre blanco, uno de los dioses más populares de la mitología japonesa. Sino se equivocaba, aquel Dios solía representar pureza y fuerza, también la paz del mundo...

Aquello le pareció curioso, ¿Haruka había hecho pasar aquel nombre como su apellido por algo en especial?
¿No eran tan tonta como él creía?

— ¿Cuál es tu verdadero apellido?.— preguntó luego de pensarlo un poco, comenzando a levantar de la mesa los utensilios que habían utilizado.

— Cuando seas digno lo sabrás.— dijo ella, levantándose de golpe y sonriendo felizmente. Kakashi la miró de mala gana por la respuesta. Haru se hizo la inocente y luego miró por la ventana, notando que ya estaba muy oscuro afuera. Suspiró.— Creo que es hora de irme, Bakakashi.— avisó y seguido de levantar sus escasas pertenencias se dirigió a la puerta.

Pero antes que pueda salir, Kakashi volvió a hablar.

— Haruka.— la llamó, estático al pie de la mesa y observándola.— Quedate a dormir, yo dormire en el sofá.— ordenó y corrió la mirada con algo de pena. Haru lo miró confundida.

— ¿Huh?.— creyó no haber escuchado bien pero el leve sonrojo en las orejas de Kakashi lo delató.

— Es muy tarde para que te vayas.— suspiró sonoramente, como si aquello fuese una gran molestia. Haru inevitablemente sonrió y sus ojitos brillaron.— Tomalo como un agradecimiento por la comida.— dijo para luego salir de ahí rápidamente e ir a llevar los platos de la mesa a lavar.

Haru asintió feliz y asombrada, esa acción era un gran paso en su relación y también estaba agradecida ya que no tendría que irse tan tarde a un lugar donde estaría en soledad.

— ¡Yup!.— exclamó, dando un saltito y fue detrás de Kakashi para ayudarlo con los quehaceres.

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