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Los días en Konoha habían transcurrido con buen clima y una avalancha de invitados gracias a los exámenes chunnin que iban a celebrarse.

Cientos de genins se probarían para ganar el titulo de chunnin, sin embargo, pocos llegarían a lograr el cometido... Bueno, eso era lo que creía Haruka, después de todo había vivido bastantes exámenes similares como para saberlo.

Si, otra "edición" de los exámenes chunnin eran llevados a cabo pero Haruka, quién había estado fuera por bastantes dias gracias a la expedición, aún no llegaba a la aldea. Estaba algo devastada pues solo habían conseguido huellas y harapos sangrientos, podría asegurar que Tetsuya había estado por ahí ya que conocía su irregular caminar y los vendajes que llevaba y cambiaba frecuentemente de sus brazos pues al parecer se había expuesto a experimentos y sus brazos... Ya no eran sus brazos. Como sea, no lo había visto en todos esos días y aunque estaba decepcionada, también estaba acostumbrada. Cuando supo que ya era inútil seguir dando vueltas por el mismo lugar, le dijo al escuadrón que vuelvan a la aldea, al menos para ver el final de los exámes, así que, en ese momento en el que ni bien piso y cruzó las puertas de su hogar, se sorprendió de no ver a sus amigos, Izumo y Kotetsu cuidando de la entrada. Quizás los habían llamado para verificar cosas de los exámenes pero no había nadie en las puertas y eso era extraño.

Un extraño sentimiento la rodeo, haciendo que inevitablemente de un brinco gracias al escalofrío que atravesaba su cuerpo.

— Byakko-san, algo debe estar ocurriendo.— uno de los enmascarados alarmó, al darse cuenta que la situación era extraña.— Nos adelantaremos, tres de nosotros quedaran junto a usted.— aviso, recibiendo un rápido asentimiento.

— Bien tengan cuidado, si algo malo ocurre solo recuerden silbar la melodía.— los anbus asintieron para luego desaparecer de inmediato. Haru sabía que si la "melodía del abandono" llegaba a sus oídos, entonces algo grave ocurría. Esa era una de las melodías que formaba parte de una técnica secreta que ella había desarrollado desde su infancia pero que no solía usar ya que dañaba y dejaba inconsciente a todo aquel que la oía y su propio cuerpo era herido gravemente al utilizarla. Fue gracias a su hermano que sabía acerca de la técnica musical y devastadora, al tiempo que él comenzaba a oscurecerse y juntarse con personas malvadas a escondidas, muchas técnicas fueron transmitidas a él y, como modo de protección, había enseñado a la pequeña Haruka quien poco sabia del mundo ninja a luchar con la música, creando de sorpresa a una pequeña prodigio que evitaba utilizar su talento innato, algunas de sus melodías podian hacer de ninjas vivos o muertos sus marionetas o hasta matar personas. Eran técnicas maliciosas y peligrosas que solo dañarían a todo aquel que la utilizara pero por más que Haruka tratara de borrar de su memoria todas las partituras o sonidos, estos siempre volvían. Los únicos enterados del vil talento eran Hiruzen Sarutobi, Tetsuya Seiryū y Obito Uchiha.

Aunque la única melodía que podía utilizar era "la melodía del abandono" que por más leve que sea el sonido, llegaría a sus oídos sin duda y además era inofensiva para quien la transmitía y quien la oía. Esa era la única canción que revelaba y aún así, ni siquiera revelaba su propósito, solo decía que era "una señal que reconocería como aliada a donde quiera que vaya" y no que formaba parte de un conjunto de canciones de su técnica.

Volviendo al presente, de camino a la torre del hokage, la sonrisa que había mantenido se borró y no pudo evitar alarmarse al ver el gran y tremendo desastre ante sus ojos.

La aldea era un lío y el ambiente parecía de todo, menos de alegría.

— ¿Q-qué fue lo que paso aquí?.— se preguntó a sí misma la muchacha, viendo hacia todos lados, asustada, en busca de algún rostro conocido y explicaciones que le dejaran entender qué era lo que estaba ocurriendo.

Chunnins corrían por doquier revisando casas y locales mientras también veía pasar otros ANBUS y ni bien reaccionó, los siguió para llegar al fondo de la extraña situación, deseando que todos estuvieran bien.

Al seguirlos, logró llegar a donde se supone debían estar los genins peleando pero que no había rastro alguno de ellos.

Antes de que pudiera arribar, una barrera que desaparecía frente a sus ojos le llamó su atención y luego unas personas que escapaban con rapidez, cargando a alguien más. A alguien que ella conocía a la perfección.

Sus ojos se abrieron a más ni poder y nuevamente se apresuró a subir al tejado, y aún tratando de entender, se encontró una multitud que rodeaba algo.

Vio la silueta Kakashi de espaldas frente a sus ojos, junto a sus otros amigos, pero todos veían el suelo, como si esa fuese la respuesta.

Haru trató de ver qué ocurría, qué era aquello que había en el suelo.

Kakashi volteó y se encontró a Haruka, Haruka lo vio y con ese simple gesto... sus miradas decían todo.

Poco a poco, habiendo recibido esa alarmante mirada, la castaña se acercó a la multitud. Cierto miedo le hacia temblar las piernas, no le gustaba la expresión triste de todos los demás presentes y el miedo comenzó a carcomer su interior como si supiera que lo que vería a continuación no sería algo que realmente desearía ver.

Sus ojos bajaron lentamente y se encontraron con sangre, un cuerpo yacía en el suelo justo arriba de esta.

No lograba ver su rostro pero su corazón se aceleró y aunque sus piernas no querían seguir, ella se obligó a moverse.

Se acercó un poco más, con el corazón a mil y las manos sudorosas, hasta que logró ver quién era la persona allí tirada y rodeada por los ninjas...

Un pequeño gemido de sorpresa salió de sus labios y dio tres pasos hacia atrás, enredando sus pies y cayendo sentada sobre el tejado, aún con su mirada aterrorizada.

Aquella persona que le había enseñado de valores.

Un gemido rasposo salió de su garganta.

La persona que le había ayudado a crecer.

Su estómago se revolvió y quiso vomitar.

Quien le había hecho creer en la buena fe y caminar en el lado claro y luminoso de la vida.

Sus ojos se aguaron rápidamente, sus labios temblaron y su cabeza negó rotundamente estar viendo aquello, sin querer creerlo.

Hiruzen Sarutobi no tenía ningún signo de vida.

Kakashi la había estado observando con mucho dolor, sabiendo cómo podría estar sintiéndose en ese momento en el cual, si fuese su decisión, no la hubiese dejado ver esa espantosa escena. Fue hasta ella, quién parecia en shock hasta tenerlo frente suyo y voltear a verlo a él.

— Kakashi, ¿q-qué...? ¿P-por qué el tercero...? ¿Por qué nadie ayuda al abuelo?.— preguntó sin entender qué era lo que estaba viendo, tartamudeando, llegando a creer que hasta había sido víctima de genjutsu, que eso frente a sus ojos era mentira. Que el abuelo seguramente seguía en su puesto y ella como idiota se preocupaba.

— Orochimaru.— fue lo único que tuvo que contestar para que la expresión de su novia cambiara de una angustiada a una llena de rabia y sus ojos se oscurecieran. Como si la tormenta se avecinara.

Sabía que lo había visto huir.

— No puede ser cierto...— entredientes dijo y apretó sus puños con mucha fuerza.— ¡No puede ser!.— gritó, levantándose de golpe y comenzando a correr, sin poder ser detenida. Se alejó de ese lugar sin pensarlo dos veces.

— ¡Espera Haru!.— Kakashi gritó, tratando de pararla, aunque fuera imposible.

Realmente no estoy satisfecha con esto pero aunque trate de mejorarlo, no me sale):
De todas formas espero que lo disfruten ¿qué piensan acerca del os?