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〖El café de papá〗#2


Haruka despertó en la mañana como de costumbre y ordenó algunas cosas de su agenda mientras preparaba en su mente lo que comería en el desayuno y trataba de activarse por completo, las mañanas no eran su fuerte.

Al bajar a la cocina notó que su hermano también estaba allí por lo que ambos se saludaron con unas sonrisas y prepararon su primer comida del día en conjunto mientras que la charla surgía sin problema.

— Entonces... ¿te gusta esta ciudad?.— Tetsuya preguntó de repente mientras arreglaba su corbata y su reloj en la muñeca y Haru terminaba su café, sentada en la punta de la mesa y lo observaba pacíficamente como si aún luchara con despertarse.

— Si, es bastante tranquila y bonita.— contestó serena luego de bajar su taza.— Mucho mejor que la anterior que era tan ruidosa y problemática, donde la gente vivía apresurada.— aseguró, rodando sus ojos con fastidio al recordar su antigua ciudad de residencia. Su hermano mayor rió y asintió, compadeciendo su sentir para después acercarse a ella y pellizcar suavemente la mejilla ajena.

— Me gusta verte feliz hermanita.— confesó apretujando su piel con suavidad mientras ella lo miraba con desaprobación al ser tratada como un niña y él reía.— Hemos abierto hace tan solo un par de semanas pero ya obtuve muchos comentarios buenos sobre la sucursal y sus empleadas, si seguimos así podremos abrir otra. Haces un gran trabajo, como siempre.— la felicitó, recordando que le habían hablado muy bien de la cafetería nueva, y luego volteó para verse al espejo detrás suyo.

— Me gusta mi trabajo.— admitió, completamente satisfecha y levantándose de su asiento para arreglar el cuello de la camisa de su hermano que estaba desprolijo por la parte de atrás.

Al voltearse Tetsuya agradeció y luego miró a Haruka por unos segundos, como si estuviera pensando en algo.

— Por cierto...— Tetsuya clavó sus ojos verdosos y profundos en aquellos avellana, tan intimidante que hasta le hacía creer a la menor que era capaz de visualizar su alma.— Sabes que si algún idiota te molesta me puedes llamar, ¿no?.— le recordó como si fuese lo más obvio del planeta y tan sobre protector como de costumbre. Haruka frunció el ceño al recordar lo que la noche anterior había ocurrido.

— ¿Por qué lo dices?.— curioseo haciéndose la desentendida, sabiendo que no era posible que su hermano se haya enterado de aquello con tanta rapidez ya que nadie además de Kakashi lo había visto.

— Solo me aseguro que el imbécil que tenías de prometido no vuelva a aparecer por aquí para querer engatusarte y utilizarte como su banco.— dijo tan cruel y agrío como siempre que hablaba de su anterior cuñado. Aunque Haruka se lo tomó para bien y sólo rió como si nada.

— Estoy fuera de las citas, no busco nada.- admitió, tomando la taza de café casi vacía de la mesa.— Y sabes que ya soy una adulta, deja de preocuparte que no pienso perder otros cuatro años comprometida con un imbécil. - aseguró completamente convencida viendo como su hermano hacía una mueca de disgusto.— Las chicas solo quieren divertirse~.— canturreo, haciéndolo reír por lo bajo.

— Él y sus amigos eran unos idiotas, me sorprende que hayas seguido por tanto tiempo junto a él.— dijo sin intención de ocultar su sorpresa, volviendo su vista al espejo y arreglando su cabello en una cola de caballo.

— El amor es ciego.— sentenció sin más y al terminar todo su café llevó los utensilios utilizados para el desayuno al lavabo de la cocina.

— Ciego, sordo y te atonta en tu caso.— desde el comedor Tetsuya volvió a burlarse de su desgracia.

— ¡Hey!.— se escuchó el regaño de la mujer desde la cocina que lavaba los utensilios y pensaba en el horrible y patético ex que tuvo, casi hasta burlándose de sí misma por ser tan idiota en sus adentros.

— Sabes que te amo hermanita y haría lo que sea por protegerte, si alguien te molesta obviamente estaré allí.— declaró muy firme poniéndose su saco y lo cual Haru escuchó claramente y solo respondió con un pequeño asentimiento que el mayor no podía ver.

Luego de terminar con aquello Haruka sacó su celular del bolsillo y le dio un vistazo a la hora, al ser ya hora de marcharse y estar casi lista fue en busca de sus últimas cosas y decidió salir.

— Iré a trabajar, nos vemos para la cena.— le anunció a su hermano que aún no salía para el trabajo y lo saludó mientras salía de casa.

— ¡Ten buen día!.— alcanzó a decir Tetsuya y luego ella partió.

Haruka ni bien salió a la puerta de casa, cerrarla detrás suyo y voltear su vista hasta la vía publica, se encontró con un rostro en particular que curiosamente venía caminando y volteó un poco adormilado a su dirección, así encontrando la mirada el uno del otro y quedándose estáticos por unos cuantos segundos, mirándose entre estáticos y pasmados.

Como si el mundo se detuviera allí. Como si nada existiera en esos mínimos segundos.

— ¿K-Kakashi-san?.— Haruka fue la primera en salir de aquel estado de pleno silencio y saludar con una nerviosa y sorprendida reverencia.

— Ha-Haruka-san, buenos días.— él también hizo una reverencia mientras sostenía al pequeño rubio en sus brazos que parecía dormido, siendo cuidadoso de no despertarlo, aunque ni bien se enderezó el niño se removió y volteó la cabecita.

— ¿Nee-chan?.— murmuró tallando sus ojos y tratando de abrirlos para verla, como si hubiese escuchando a su padre llamarla, enterneciendola.

— Naru-tan, ¿estás somnoliento?.— preguntó con una sonrisa, saliendo a la acera junto a ellos y el niño asintió con un pequeño pucherito en sus labios, abriendo un ojito para verla y aún recostando su cabeza en el hueco del cuello de su padre.— Si eres tú...— dijo sonriendo felizmente aunque aún somnoliento y soltando un bostezo a lo ultimo, la castaña asintió de igual manera.

— Íbamos de camino a la guardería y al trabajo en mi caso, planeábamos pasar a desayunar por la cafetería antes.— contó Kakashi mientras tanto, bajando su cubrebocas. Aún estaban en el portón de Haruka, sin atreverse ninguno a dar el primer paso.

— Oh, ¡que genial!.— por alguna extraña razón a la muchacha le gustó oír aquello y sus manos lo demostraron al aplaudir animada.— Yo no soy muy buena para despertarme temprano por lo que una amiga abre la cafetería antes y yo llego un poco después.— confesó con sus mejillas levemente sonrojadas por estar contando su pequeño secreto.

— Ya veo...— Kakashi se contagió de su tierna sonrisa, le fue imposible no hacerlo, y sonrió a su lado.— ¿Podemos acompañarte?.— preguntó con educación, Haruka no dudó en asentir ni bien lo oyó, emocionada hasta por la pregunta.

(...)

Los tres iban caminando juntos, tranquilos y disfrutando del sol que comenzaba a mostrarse y posarse tan cálido como siempre sobre sus cuerpos. Naruto estaba un poco más despierto por lo que, por suerte, neutralizaba un poco los nervios de ambos adultos que parecían no haber convivido con personas atractivas desde hace un buen tiempo y parecía que cada palabra que querían decir se les quedaba en la garganta, negándose a salir.

— ¿De qué trabajas?.— preguntó Haruka cuando iban en camino, tratando de entablar una conversación normal y cómoda para no disgustar al muchacho.

— Soy oficinista.— contestó él a su pregunta con la misma intención de parecer tranquilo y antes de que pudiera decir otra cosa, Naruto saltó a la conversación tan descaradamente como siempre.

— ¡Papá es un gran contador!.— le dijo a la mujer y sonrió ampliamente, hasta como si estuviera tratando de conseguir "puntos" adulando a su padre.

— Wow, ¡que genial!.— exclamó genuinamente asombrada la castaña, mirándolos a ambos formando una pequeña "o" con su boca.

— No es la gran cosa...— negó Kakashi, siendo modesto y sin creer que realmente fuera algo tan genial pero Haruka no pensó siquiera en tomar su respuesta e hizo una cruz con sus brazos y apretó los ojos sin dejar de caminar.

— Todo lo que conlleve trabajar con números para mi es la gran cosa... no son para nada mi fuerte, ¡es genial!.— aseguró, sabiendo lo mala que era con las matemáticas y cuánto admiraba a las personas que manejaban bien las matemáticas, las finanzas, la economía y todas esas cosas que ella no se gastaba en aprender, aunque su hermano le hubiese insistido miles de veces. Kakashi rió suave por la linda acción y halagos, algo ruborizado y asintió al ver la emoción en los ojos avellana.

— ¿Cuantos años tienes Haru-neechan?.— preguntó Naruto de la nada, nuevamente abordando la conversación como un maestro. Gracias a él el ambiente no se congelaba o incomodaba.

— Tengo veinticinco.— contestó, haciendo las señales con las dedos de sus manos hasta llegar a los veinticinco y vio el asombro en la expresión del niño.

— ¡Papá también!.— anunció como si fuera una gran noticia, mirándolo a él y a ella consecutivamente, volteando de uno al otro, como si quisiera indicar algo que lo mayores se negaban a ver.

— Veo que a Naruto le gusta ser mi micrófono.— se burló el peliplata, pellizcando suavemente la nariz del pequeño. A decir verdad, a ella le sorprendió aquella información puesto que le pareció que el peliplata era muy joven y aún así tenia un hijo y un buen trabajo, lo que lo hacia ver como una persona responsable e inevitablemente le ocasionaba un deseo de conocer cuál era su historia al recordar lo que el niño había dicho ayer, aquello de que su madre los abandonó. Quizás los abandonó de la manera más lamentable y triste, con la muerte.

— Que tierno micrófono.— clamó la castaña, pareciéndole muy bonita aquella escena y sin atreverse a preguntar algo tan intimo.— ¿Cuantos años tienes tú, Naru-tan?.— se volvió a dirigir al niño que sonrió inmediatamente su nombre fue dicho.

— ¡Cinco!.— él también levantó su palma y mostró los cinco dedos de su mano y Haru aplaudió alegremente. Los ojos de Kakashi se arquearon gracias a la sonrisa que aquellos dos le ocasionaron, parecían amigos de toda la vida a pesar de que se había conocido ayer y de la diferencia de edad. Ella no lo trataba bien por compromiso o por fingir, Haruka realmente era esa alegre e infantil persona y al parecer no le molestaba demostrarlo.

(...)

Mientras charlaban, reían y se contaban cosas triviales o Naruto hablaba sobre sus miles anécdotas, los tres llegaron a la cafetería donde las empleadas ya trabajaban y quienes ni bien vieron a través del vidrio a su jefa llegar junto al cliente del cual hablaban ayer, las tres se miraron entre sí, dudosas. No recordaban que Haru hubiese dicho que se conocían, ¿qué ocurría allí?

— ¿La jefa con el muchacho de ayer?.— Anko les susurró a Kurenai y a Shizune, señalando con disimulo a su jefa y el hombre que entraban a la cafetería entre risas.

— ¿Es raro que me resulte sexy ver a un padre cuidando a su hijo?.— Shizune dijo por lo bajo, recibiendo golpes de sus dos compañeras por el repentino comentario.

— Siéntense aquí, los atenderé en un segundo.— Haruka les dio lugar en una mesa a padre e hijo y el mayor agradeció, acomodando al niño en su lugar para luego ella apresurarse para ir hasta el mostrador a ponerse su uniforme que estaba allí preparado.

— ¿Haru...?.— ni bien llegó hasta ellas, Kurenai la miró con una sonrisa maliciosa y Anko se acercó también con una expresión picara, haciéndoles saber perfectamente a qué se referían.

— No me miren así, los dos son muy tiernos.— fue lo único que dijo mientras se uniformaba, ocasionándole risas a las dos y por ultimo tomó el menú para volver a la mesa donde aquellos dos, que ahora eran sus amigos, se instalaron.— ¡Aquí estoy!.— se anunció ni bien volvió y extendió la cartilla a Kakashi que agradeció por lo bajo y comenzó a ojearla.

— Haru-neesan.— la llamó el niño e hizo unas señas con su mano para que ella se acercara a él, lo cual pronto obedeció.— Papá dijo que está nervioso.— susurró en secreto para ella mientras miraba a su padre para verificar que no oía. Kakashi lo miró curioso por unos segundos y presintiendo que estaba por pasar vergüenza gracias al niño, Haru ladeó suavemente su cabeza, confundida.

— ¿E-eeh?.— ella se alejó un poco del niño y lo vio a los ojos, él asintió convenciéndola que lo que decía era verdad aunque la mujer no entendía porqué le contaba aquello.

— Le dijo a mi tío Yamato que conoció a una chica boni...— antes de que Naruto siguiera, Kakashi, ya oyendo para dónde se dirigía la charla, se apresuró a hablar por encima de la voz de su hijo.

— ¡Naruto!.— exclamó para regañarlo lo suficientemente bajo como para no molestar a los otros clientes, Haru lo observó aún confundida y algo sonrojada, adivinando de igual manera a dónde iba la conversación y el porqué de esa reacción del mayor.

— ¡Pero le quiero contar a Haruka-nee!.— bufó el niño, oponiéndose al regaño de su padre que jamás le dejaba decir nada a la chica bonita.

— A veces no se puede ir contando todo en esta vida, mucho menos cuando no son asuntos de niños.— volvió a regañarlo tratando de impedir que siga hablando de más y desvele todas sus conversaciones. Al parecer cuando a Naruto se le metía algo en la cabeza, no paraba hasta conseguirlo y lo que quería conseguir era a esa chica siendo parte de su familia. Lo que más le sorprendía al peliplata era lo hábil que aquel niño era, ¿cómo podía ser mejor en el romance que su padre?

— Oh, ¿está mal que quiera seguir escuchando?.— Haru bromeó y rió sin poder ocultar el rubor en sus mejillas, tomando por sorpresa a Kakashi que la miró aterrado.— Tranquilo, puedes guardar tu secreto por ahora.— dijo para tranquilizar a Kakashi y guiñando su ojo coqueta, aunque aquello lo había avergonzado aún más y exprimió su corazón. A decir verdad, los dos parecían haber olvidado en el lugar en el que estaban: ella en el trabajo y él en su función de cliente.— ¡Por cierto! ¿Agendaste mi número?.— preguntó tan directa como siempre. No se le hizo imposible no preguntar pues realmente estaba ansiando la respuesta, pero nuevamente una voz intrusa respondió.

— ¡Si lo hizo!.— Naruto volvió a exclamar su afirmación.— ¡Y le dijo al tío Yamato que le daba miedo llamart...— el pequeño estaba muy emocionado hablando pero su padre otra vez lo cortó por completo.

— ¡Naruto!.— no podía cubrirle la boca porque estaba frente a él pero si pudiera no lo dudaría. No recordaba que ese pequeño diablillo fuese tan insistente.

— El tío Yamato sabe mucho eh.— bromeó Haruka, sin querer enfadar al peliplata pero efectivamente quedándose con la duda de aquello que el famoso "Tío Yamato" sabía.— Me alegra saber que agendaste mi número, si no quieres llamarme entonces con mensajes me conformaré.— dijo pero pronto Kakashi negó una y otra vez, sin querer que se haga una idea errónea y a la vez se maldijo en sus adentros por ser cobarde.

— ¡N-no es eso!.— se apresuró a decir moviendo sus manos de un lado al otro y hablando prácticamente con su lenguaje corporal.— Y-yo... ¿realmente puedo hablarte libremente?.— preguntó dudoso, rascando su cuello sin saber si realmente podía hacerlo sin temor o sin que se vea atrevido de su parte, realmente estaba muy fuera de las habilidad sociales.

— Me encantaría que lo hagas y amaría conocerte con profundidad.— Haru aseguró asintiendo. Ellos no percibían la mirada encantada que traía el pequeño de solo verlos interactuar.

— Bien.— aceptó, sintiéndose de la misma manera que aquella muchacha y queriendo conocerla. Era extraño pero hace mucho no se sentía así y lo más extraño era que apenas la conoció ayer, ¿será gracias a Naruto y su felicidad por conocer a esa chica? ¿O la química que sentía?

— ¡Te enviaré selfies Haruka-nee!.— volvió a meterse Naruto, dando un saltito en la silla que Haru sostenía para evitar que el cayera.

— ¿Selfies?.— murmuró por lo bajo Kakashi sin saber a qué se refería.

— ¡Entonces haré un álbum con ellas!.— aseguró la castaña, sin escuchar al peliplata.

— ¡Tú también debes mandar!.— pidió Naruto con sus ojos de cachorrito consiguiendo una gran positiva de parte de Haruka.

— ¡Lo haré!.— prometió y los dos hicieron promesa de meñique, sellándola.— Oh, ¿qué gustan ordenar?.— preguntó, recordando de repente que debía tomar la orden y que ya los había hecho esperar mucho. Kakashi quien estaba muy concentrado viendo la escena de Haruka y Naruto ni bien ella preguntó disimuló estar viendo la cartilla.

— Huh, si...— acomodó su garganta y escondió su vista en el papel en su mano, también recordando que debía ordenar.— A ver... mhm... ¿Pueden ser un café negro con dos tostados y cocoa caliente?.— se decidió de una vez y preguntó amablemente, recibiendo un grato asentimiento.

— Bien, ¡a la orden y en marcha!.— anunció la castaña luego de anotar en la pequeña agenda y con una reverencia se despidió de ellos dos para poner manos a la obra.

— Naruto, ¿qué son las selfies?.— escuchó a Kakashi preguntar por lo bajo mientras se marchaba y rió, pareciéndole muy divertido y dulce.

Cuando llegó al mostrador se cruzó con Shizune, quien había estado observando atenta y pícara pero que fingió no hacerlo cuando su jefa volteó y aparentó estar anotando algo en la libreta del mostrador.

— Jefa, se nos acabaron las galletas y Anko aún no termina la orden ni sabe hacer la masa.— dijo esta ni bien Haru se acercó, recibiendo un asentimiento de su jefa al oír el anuncio y saber qué debía hacer.

— Bien, iré a hacer eso pero déjenme la orden de la mesa siete, ¿bien?.— pidió cortés a lo que Shizune asintió sin problema y con una sonrisa.

— ¡Haru! Hablan al teléfono.— avisó Kurenai saliendo de la sala de atención donde tenían el teléfono instalado y rápidamente Haru fue hasta ella para atender la llamada, tratando de no perder mucho tiempo y administrarlo de forma correcta.

Tomó el teléfono de las manos de Kurenai que pronto salió de allí y rápidamente la castaña lo colocó en su oreja.

— Buenos días, cafetería Byakko a su disposición y a la orden, ¿que desea ordenar?.— dijo aquello que solía decir al recibir llamadas al numero de trabajo suponiendo que era un cliente deseando hacer un pedido o alguien que quería comunicarse con el café, obviamente.

— Haruka.— pero no era ningún cliente y lo supo ni bien escuchó su nombre salir de aquella voz áspera y grave, que reconocería en cualquier lugar, que le hizo apretar el tubo en su mano con rabia tan instantáneamente como nunca.— ¿Podemos hablar?.— preguntó amable y descaradamente y ella trató de no estrellar el teléfono contra la pared en ese mismo instante. ¡Lo odiaba!

— ¿Cómo conseguiste este número?.— preguntó tajante, sin esconder su enfado que comenzaba a hervirle la sangre aún habiendo pasado tan poco tiempo de charla.

— Supe que Hidan estuvo molestando en tu nuevo trabajo ayer, ¿necesitas que le dé una lección?.— aquel ignoró completamente su pregunta para imponer la suya, Haru negó con una sonrisa incrédula y fruncio el ceño, cansada.

— Obito ya no somos pareja y ni siquiera tuvimos un buen final como tal para que creas que puedes hablarme, ¿por qué crees que tienes derecho a llamar a mi trabajo para algo tan estupido? ¿Es que temes que realmente quiera follar con ese idiota? ¿Realmente deseas seguir manipulandome?.— incriminó y cruzó sus brazos, no podía ocultar para nada cuanto odiaba a ese tal Obito, siquiera su lenguaje corporal podía evitarlo y es que se le hacía inevitable.— ¿O quieres "ayudarme" para que acepte devolverte el estúpido anillo de compromiso que me diste? Porque si es así no pienso devolverlo, quiero utilizarlo como recuerdo de jamás comprometerme con un imbécil otra vez y que lo pague tu puto culo.— se burló y escuchó un suspiro de cansancio al otro lado de la linea que le pareció tremendamente irónico.

— A pesar de lo que pasó entre nosotros debes saber que tienes un gran espacio en mi corazón, y si lo sabes, quiero protegerte como antes, quiero que seamos amigos y volvamos las cosas a buenos términos. No tenemos porqué quedar en malos términos, hasta te mudaste y...— pidió pero Haru no pudo evitar soltar una risa socarrona gracias a su frase y cortar su inmundo discurso.

— Eres tan tierno, casi me conmueves... Pero lo hubieses pensado antes de llevar a una chica a MI cama aún cuando eramos pareja y estábamos a una puta semana de casarnos, imbécil.— le recordó como si fuese lo más obvio.— Espero que a ella, al menos, no le hagas lo mismo. Nadie merece sufrir por un imbécil como tú.— sentenció, sin gastarse en esconder su odio.

— Sé que estuve mal pe...— él iba intentar excusarse como siempre lo hacía pero ella no se lo permitió en lo absoluto.

— ¿Sabes qué? Estoy trabajando. Borra este numero de tu mente y concéntrate en tu vida, tus amigos son unos imbéciles que no pueden tocarme ni un pelo a menos que se los permita, sé cuidarme sola. Si quiero los follaré, sino no lo haré.— dijo frívola y colgó, sin esperar nada más de aquel idiota. El tubo chocó contra la base del teléfono y ella bufo mientras tronaba su cuello. Le parecía impresionante como una voz que solía amar con locura ahora le parecía tan asquerosa al punto de causarle escalofríos.

La puerta sonó con tres golpecitos y una peliazul entró con cuidado de no interrumpir a la sala de atención.

— La orden para la siete ya está, jefa.— Anko llegó para avisar aquello a lo que Haru, tranquila, sonrió leve y asintió.

Salió con su mejor sonrisa y no tardó en ir a buscar y ordenar el pedido para llevarlo a la mesa donde un peliplata y un rubito estaban tranquilos aguardando su orden y la llegada de su amiga.

— Aquí el café con un tostado y una malteada de chocolate.— canturreó Haru, comenzando a posicionar los utensilios en la mesa y mientras a los dos le brillaban los ojos de solo verla y Kakashi agradecía por lo bajo.— Naru-tan tengo una sorpresa para ti.— dijo ella y tomó la pequeña cajita posicionada en el platillo para extenderla hacia el niño y entregársela.- Mira, unas galletas de regalo especialmente hechas para ti.— anuncio y el niño vio aquellos bocadillos con asombro, casi saltando de su asiento. Kakashi sonrió suavemente mientras los miraba.— Pero no le digas a tu papá, no quiero que me regañe.- le susurró como si fuese un secreto aunque perfectamente el otro la escuchó y el rubio asintió, dándole su palabra honor.

— ¡Bien!.— afirmó y alzó su pulgar, hasta que pareció haber pensado en otra cosa.— Pero... ¿el dueño de la tienda no te regañará también?.— esta vez él susurró en su oído aunque nuevamente no era difícil escucharlo para su padre.

— Nop, ¿sabes por qué? Porque yo soy la dueña.— volvió a secretear con el pequeño que pronto se inclinó hacia atrás para poder verla a la cara y ver si mentía o no pero efectivamente no lo hacia, por lo que en el rostro de Naruto se formó una gran sonrisa.

— ¡¿Eso quiere decir que puedes regalarme muchas galletas?!.— gritó alegre y feliz a lo que Haruka rió y Kakashi negó con una sonrisa mientras le daba un sorbo a su café.

— ¡Si! Pero no siempre, mucha azúcar hace mal.— dijo y el rubio asintió conforme.— Toma tu cocoa pequeño, no queremos retrasar a papá.— Kakashi ni bien la oyó sintió un revuelo de emociones y sus mejillas enrojecieron. Inevitablemente vio un rápido recuerdo de su hijo junto a su pareja anterior y un trago amargo transcurrió por su garganta pero Haru no notó cuando él bajaba la mirada y trataba de concentrarse en otra cosa para borrar los recuerdos estancados porque estaba apretujando las mejillas del niño frente a ella.
Cuando enderezó su postura y dejó de jugar con Naruto, aún con una sonrisa, Kakashi volvió a observarla como si nada, dejando su mente en blanco.

Los dos se observaron sin decir nada, ella lo miraba sonriente y él, en ese momento, supo que era hora de dejar el pasado.

— A estas horas él siempre suele estar dormido, me sorprende que esté con tanta energía.— explicó el hombre, refiriéndose al niño que tomaba su bebida y jugaba con su peluche de zorro, insertado en su propio mundo por primera vez en el día. Haru rió, feliz de escuchar aquello.

— ¿Él irá a la guardería mientras tú estas trabajando?.— preguntó, recibiendo un asentimiento por parte del contrario.— Woah... debe ser estresante...— murmuró al pensarlo, sabía que eso equivalía a una gran responsabilidad y de seguro acarreaba mucho estrés. Kakashi se enterneció por su empatía y negó.

— Estoy acostumbrado a la rutina. Me alegra que al menos ahora yo también tendré energías en la mañana.— dijo tan natural como nunca hasta darse cuenta de cómo había sonado su declaración y la expresión indescifrable en el rostro de la muchacha que lo observaba entre sorprendida y juguetona.— Q-Quiero decir...— acomodó su garganta sin saber qué decir en realidad y la vio reír, tapando su boca con una de sus manos.

— Que lindo...— espetó, flechandole el corazón por completo a Kakashi que simplemente calló abochornado por tan dulce e inesperada reacción. ¿Cómo podía atacarlo así? Aquella chica brillaba como si fuese un ángel frente a sus ojos y cada sonrisa que otorgaba era más preciosa que la anterior.

— ¡Haru-san!.— llamó Anko detrás de ellos, cortando el ambiente acogedor entre las dos personas que no podían dejar de mirarse y que parecían hipnotizados el uno con el otro. La castaña suspiró y miró hacia atrás, viendo como su amiga le hacía señas.

— Debo irme, disfruten de su desayuno...— se despidió de ellos, acariciando la cabecita de Naruto.

— Muchas gracias Haru-neechan.— agradeció Naruto, tomándola por sorpresa y abrazándola, siendo correspondido de inmediato.

— Gracias Haruka-san, ten bonito día.— esta vez agradeció Kakashi y luego de hacer una reverencia, la muchacha se despidió y padre e hijo procedieron a comer.

— Ya están hechas las galletas.— Anko avisó ni bien su jefa llegó y después las otras dos empleadas la rodearon. Las tres miraban a Haruka con picardía como esperando que explique algo mientras ella no entendía qué esperaban.

— ¿Estás coqueteando con él?.— Kurenai dijo, pellizcando su mejilla mientras Shizune y Anko picaban sus brazos tratando de sacarle algo de información. Soltó una risotada y negó, como si nada.

— No, solo estoy haciendo clientes fieles.— les guiñó un ojo, coqueta y ninguna se lo creyó por lo cual en sintonia rodaron los ojos sabiendo que no podrían sacarle nada.

— Ay si, ajá.— la pelinegra le dio un codazo suave mientras las otras se quejaban y luego la castaña, entre risas, fue en busca de las galletas.

(...)

Ya en la noche Haruka llegó casa como de costumbre, tristemente después de que Naruto y Kakashi se fueran de la cafetería, en la mañana, ya no los volvió a ver pero estaba segura que se verían seguido y de hecho estaba agradecida de haber hecho amigos en la ciudad que no fueran sus amigas empleadas del café.

Entró y se sacó los zapatos para ponerse sus pantuflas y fue hasta la sala mientras se sacaba el abrigo para estar más cómoda. Todo se veía en orden y vio las pertenencias de su hermano en el sofá por lo que era seguro que él ya estaba ahí, como de costumbre.

— ¿Tetsu aniki?.— lo llamó alzando la voz y fue hasta la cocina, encontrando a su hermano de espalda cocinando la cena, aún con su camisa de trabajo la cual estaba arremangada y su cabello en una coleta alta. Ella negó y cruzó sus brazos, sabía que lo encontraría cocinando.

— Hey peque, llegaste.— él la miró por sobre su hombro por unos segundos y sonrió para luego seguir cortando vegetales.— La cena será servida dentro de poco y la mesa está lista, ya siéntate si gustas.— avisó amablemente y ella luego de darle un abrazó asintió y fue a sentarse, sin más.

Ya en la mesa un poco más cómoda y sintiendo calidez de su hogar, sacó su celular del bolsillo y cuando estaba por picar la pantalla y entrar a su juego favorito, un mensaje de un contacto desconocido interrumpió su acción.

Kakashi Hatake
Buenas noches Haruka-san, soy Hatake Kakashi.


Vio escrito y no dudó en concentrar, súper emocionada.

Haruꨄ
Buenas noches Kakashi-san! Que gusto me da ver que si escribiste₍ᐢT꒳​Tᐢ

Kakashi Hatake
Traté de aguantar mis ganas de hacerlo ni bien salí de la cafetería hoy en la mañana.
Ah, eso sonó extraño, ¿no?
Quise decir que estaba emocionado por escribirle

Haruꨄ
Sonó muy tierno... También estaba emocionada por poder contactarme con usted, me parece una persona muy interesante y amable.

Kakashi Hatake
No lo soy pero que usted lo diga es satisfactorio. Naruto no ha dejado de mencionar tu nombre desde ayer, creo que lo haz cautivado... Además estuvo presumiendo las galletas que llevó a la guardería y diciendo que "su linda hermana mayor las había hecho especialmente para él"

Haruꨄ
Puede que esté en lo cierto, las galletas eran especialmente para él, ¡es tan lindo!
Debo decir que igual de lindo y dulce que su padre, al menos así parece.

Kakashi Hatake
Veo que no solo puede acelerar corazones por ser hermosa sino también es muy buena para hacerlo con palabras, me siento halagado.

Haruꨄ

¡Solo digo lo que pienso!

Kakashi Hatake
Me gusta que sea así...

Por cierto, quizás sea raro que lo pregunte pero, algún día de estos, ¿le gustaría ir por un café?

Haruꨄ
Me encantaría.

Y por fin volví sjdksjd ysi, amo a HaruxHidan y tmb poner a Obito como villano, meper

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