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〖Doloroso〗

Morir es fácil, vivir es difícil.
Kakashi agradeció a sus compañeros luego de la misión.

Vivir es fácil, morir es difícil.
Haruka ocultó sus dibujos, sus pistas y su túnica en una caja.

Cuando quieres morir, algo te recuerda porqué aún estas aquí, en este mundo y en esta vida.
Él se dirigió a casa, caminando en la penumbra de la noche.

Cuando quieres morir, recuerdas tu obligación con la vida y las cadenas que te atan al verdadero infierno que es el mundo.
Ella selló la caja y la guardó en un recóndito lugar donde fuera difícil encontrarla.

Las relaciones, los propósitos, tu alrededor... Aquellos que han muerto y la razón por la que sigues vivo y de pie, esa razón de proteger el legado de tus seres queridos.
Kakashi sacó su libro y abrió en la página donde había quedado.

Todo te ata a la mísera vida con la que debes cargar. Las muertes y los demonios que te obligan a seguir de pie aún en contra de tu propia voluntad, no hay legado que proteger.
Haruka fue hasta el baño y se observó al espejo.

Tienes motivos para quedarte y luchar por ello con todas tus fuerzas.
Inevitablemente levantó la mirada y vio el hermoso cielo estrellado.

Nada te dejar partir de una vez, el tiempo va a quitarte y quitarte miles de cosas excepto tu aliento.
Ella bajó la mirada por todo su cuello y hombros y volvió a ver y despreciar sus horribles cicatrices de cautiverio.

Muchas atrocidades han tratado de quitarme la voluntad a lo largo de los años y me han hecho dudar.
La gente a su alrededor disfrutaba del buen clima de noche en las calles de Konoha.

He cometido miles de crímenes en tan poco tiempo los cuales ahora tengo que pagar con los años y esperar que el infierno me abra la puerta, los pecadores no van al cielo.
Su casa estaba en penumbra a excepción del baño, sintiéndose vacía.

Las vidas de mis amigos que ya no están me recuerdan mi deber y que debo esperar por lo mejor, por mi propósito.
Algunos amigos que lo cruzaban lo saludaban y felicitaban por su gran trabajo.

En mis hombros cargo con miles de vidas que yo misma quite y el único propósito que tengo es sufrir aquí por ellas.
Encontró las tijeras y dejó su cabello suelto, volviendo a verse en el espejo frente a ella.

Mi vida mejoró completamente cuando la conocí pero al mismo tiempo se triplicó la dificultad de mis sentimientos y decisiones.
Una pequeña sonrisa cubrió se escondió por debajo de la máscara de Kakashi.

Quizás todo hubiese sido más fácil y menos cruel de sobrellevar si no lo conocía y al mismo tiempo todo fue más bonito.
Lágrimas inundaron el rostro de Haruka.

Y la amo demasiado.
Inevitablemente él la recordó.

Y lo amo tanto...
Ella lo visualizó repentinamente en su mente.

Que es doloroso.

Kakashi volvió a leer su libro.

Haruka comenzó su trabajo.

(...)

La puerta del hogar de Kakashi sonó con tres golpecitos en ella que resonaron por las paredes dentro, lo cual lo hizo girar a aquel que secaba su cabello con una toalla al recién salir de la ducha y se alistaba para ir a ver a Haruka. Habían pasado ya algunos días desde que la vio la última vez, y aunque las cosas estaban relativamente bien sabia que ella necesitaba espacio y pensar acerca de los pasos que ahora en más daría, él no quería seguir presionándola.

Se había enterado gracias a Iruka que ella iba a la academia a visitarlo y tomar té, también iban a la biblioteca y que ella desarrolló el hábito de leer y sumergirse en libros por horas. También supo que estuvo poniéndose al día con Asuma y Kurenai pero al parecer evitaba a Anko y Genma y que Izumo y Kotetsu tenían miedo de hablarle porque se sentían culpables después de todo, ellos creían que no habían hecho nada por Haruka cuando desapareció, su propia compañera de equipo desde hace años a la que creyeron muerta, ahora que estaba presente se les hacia difícil hasta mirarla a los ojos.

Kakashi, habiéndose vestido y puesto su máscara, abrió la puerta y encontró frente suyo a una castaña degustando con júbilo una paleta.

— Haruka.— dijo antes de que ella pudiera saludar, genuinamente sorprendido de tenerla frente a su puerta. Llevaba el cabello en dos coletas, su cabello había vuelto a ser corto y ya no ocultaba su cuerpo bajo una túnica, llevaba un vestido negro que asentaba su figura y unas bonitas sandalias además de un bonito y leve maquillaje que resaltaba su belleza.

— ¡Yo! ¡Bakakashi!.— lo saludó con una sonrisa, achinando sus ojos y haciendo el signo de la paz.

— ¿Eh?.— el peliplata confundido y nuevamente atacado por su belleza y su tan repentino actuar no entendía qué ocurría o si en realidad todo era un sueño del cual no había despertado. Haru volvió a guardar la paleta dentro de su boca y tomó la mano del Hatake para llevarlo dentro de su casa nuevamente. Él se dejó sin problema alguno.

— Lo pensé bien y dije, ¿por qué no volver todo a lo que era de una vez cómo me pidieron?.— comentó leyendo la expresión confundida de su pareja y entrelazando sus dedos con los de él, sin voltear. — No voy a conseguir nada yendo sola a patrullar y mis suposiciones eran extremadamente locas, ¿no?.— lo miró sobre su hombro y rió divertida. Una de las cejas del peliplata se alzó por inercia aunque ciertamente muy dentro suyo escuchar aquello le alegraba más de la cuenta, ¿era eso egoísta?

— No sé cuales eran tus suposiciones.— confesó, tratando de entenderla. Haruka se volteó por completo y su cabeza se ladeó suavemente mientras lo observaba con curiosidad.

Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Kakashi por completo tan solo en esos pocos segundos de silencio.

— Los muertos no regresan.— dijo inexpresiva y casi con una mirada vacia, soltándo su agarre y sacando la paleta de su boca, jugando con ella.

Kakashi la observó con detenimiento, observó sus movimientos juguetones y su expresión ahora coqueta mientras lo observaba, se asemejaba a la viva imagen de lo que él recordaba y sería igual si no fuera por sus ojos cansados y casi sin brillo y las cicatrices que recorrían su cuello, sus brazos y piernas.

Una persona que había vuelto del infierno y trataba de recobrar su antiguo ser...

Inevitablemente se recordó a sí mismo, unos años antes.

— ¿Estas haciendo esto porque quieres o porque te sientes obligada?.— preguntó de una vez el Hatake, queriendo sacarse esa estúpida y molesta duda de la mente pues aunque deseaba volver a tener una vida feliz junto a la mujer que ama, ¿cómo sabía si la mujer que ama es verdaderamente feliz?

Haru sonrió suavemente y bajó la paleta mientras daba pequeños golpecitos en el suelo con su pie, como si estuviera pensando su respuesta hasta que subió la mirada y lo enfrentó.

— Hago esto porque quiero, por ti, porque me gustas y porque te amo más que a nada en el universo y a la única persona que me importa hacer feliz es a ti.— dijo sin mostrar ningún signo de debilidad u siquiera vergüenza.
Por otra parte, el rostro del hombre ni bien oyó aquello se enrojeció por completo y se avergonzó aun más cuando la vio tan firme y tranquila ante su sentencia de amor.

Su corazón creció y se sintió en casa.

— Wow.— murmuró pasando una mano por su cabello, sin palabras, ella rió genuinamente divertida y se ruborizó suavemente mientras las cada de Kakashi desprendía humo.

— Vamos.— ordenó rápidamente la castaña luego de que su novio se calmara y volviendo a tomarlo de la mano, esta vez yendo en dirección a la puerta.

— ¿Dónde?.— preguntó con cierto estupor, logrando tomar sus llaves y billetera en el proceso de salida.

— A una cita.— concluyó Haru y sonrió, sacando la mitad de su lengua y achinando sus ojitos en una sonrisa traviesa.

(...)

Kakashi sostenía la mano de Haru e inevitablemente su vista paseaba por todo su brazo, exactamente por los trazos que formaban el patrón de manchas felinas mientras algunas preguntas que no veía justas hacer rondaban por su cabeza.

La castaña logró notar sin tanto esfuerzo aquella acción de Kakashi y su total concentración en el tatuaje por lo cual dedujo lo que ocurría.

— ¿Te interesa mi tatuaje?.— preguntó de la nada, rompiendo el pacífico silencio en el que se habían quedado.— Con algo filoso, un poco de "tinta" e imaginación obtienes este gran resultado.— explicó ella con orgullo y casi alentándolo a probar. Las cejas del peliplata se alzaron y sus ojos esta vez fueron a los ojos de su novia.

— ¿Tú lo hiciste?.—  curioseo, bastante sorprendido a decir verdad por su explicación, recibiendo un asentamiento rápido por su parte.

— Quería distraerme del dolor y olvidar los motivos de mi cautiverio en ese entonces por al menos un rato...— comenzó a explicar.– Pasar horas cortando y tinturando mi brazo era como un consuelo comparado con el dolor de lo que hacían allá.— describió tratandole de dar una idea, una mueca de disgusto se formó en el rostro del pelipñata que era oculto por su mascara.– ¡Pero mira! Tengo un bonito tatuaje y una gran y longeva vida de ahora en más gracias a mi cuerpo y órganos renovados.— festejó como si realmente no le doliera nada de ello y fuese un verdadera bendición aunque los dos sabían muy bien que no era así.— Sé que jamás fui muy buena dibujando pero un tipo allí si lo era, él me ayudó con el diseño.— su expresión era juguetona y alegre, como antes. Kakashi recordó cuando ella le daba comida y dibujitos que casualmente tenía guardados en una caja y aquellos que debían ser tigres en sus dibujos podían confirmar la premisa de "no tan buena dibujando."

Sonrió levemente, sintiéndose extraño, nostálgico, molesto, feliz... Todo era tan extraño...

— No puedo decir si lo amas o lo detestas.— admitió dejando ver sus tan confusos sentimientos haciéndose una gran bola, ella soltó unas risitas ante su afirmación como si realmente no hubiera una gran explicación.

— No importa realmente.— dijo después de un rato.— Prefiero seguir enfocada en lo que me debe importar... La vida no es tan larga y difícil junto a las personas correctas.— al momento de decir aquello los dos se estaban mirando el uno al otro y hablando desde el corazón con tan solo sus ojos y una pequeña sonrisa desestabilizó el corazón de Kakashi que había sido derribado ya miles de veces en ese día. Mantuvieron silencio hasta llegar a destino.— ¡Yo!.— Haru fue la primera en saludar ni bien entró al local que desprendía un delicioso aroma. Los dos empleados del lugar levantaron su mirada y al ver a la pareja inevitablemente se sorprendieron.

— ¿Eh? ¿Haru-chan eres tú?.— preguntó Teuchi, el señor mayor, extrañado y sin saber si estaba o no viendo bien a la persona ante sus ojos.

La castaña sonrió brillantemente e hizo una pose victoriosa.

— ¡Viejo! ¿Extraño verme por aquí?.— preguntó con picardía y juntos la pareja fue a sentarse. Los empleados sonrieron alegres ni bien la oyeron, Kakashi tampoco pudo contener sus ganas de sonreír.— Ayacchi también estás aquí.— la saludó a la hija del señor quien le devolvió la cortesía.

— Creímos que ya no te agradaba nuestro ramen.— dijo Teuchi una vez que ella ya estuvo frente a sus narices. Después de todo él no olvidaba a sus clientes frecuentes y esa mujer amaba su ramen pero si se ponían a sacar la cuenta había dejado de venir durante dos años.

Haru observó a Kakashi algo confundida buscando y encontrando en su mirada la confirmación que necesitaba. Ellos no sabían de su desaparición.

— ¡¿Qué dice?! Eso jamás.— negó rotundamente la muchacha, Kakashi rió por lo bajo.— Deme el menú de siempre, ¡extrapicante!.— pidió de una vez sin dudarlo y luego de que Kakashi pidiera su orden, los dos fueron dejados solos y comenzaron a conversar.

Cuando la comida ya había llegado, la pareja se dedicó a comer en paz y tranquilidad. Kakashi no podía dejar de observar a la diosa que tenía a su lado. ¿Estaba pasando en serio? ¿La vida podía ser así de bella de vez en cuando?

Ella comía y disfrutaba, de vez en cuando hablaba sobre las cosas que Iruka le contaba o cuchicheaba de la linda pareja que siempre harían Asuma y Kurenai, también se quejaba de que aún no había visto a Gai y se preguntaba por los alumnos de Kakashi. Ella realmente lo estaba intentando.

— ¿Qué pasa?.— preguntó ella una vez en silencio mientras veía como él la observaba y no decía nada.— ¿Quieres probar?.— preguntó inocentemente y agarro una generosa cantidad de su almuerzo con los palillos.— Di nyan~.— le ordenó a Kakashi y condujo los palillos hasta él. El peliplata rió suavemente y abrió la boca sin más, haciendo un dulce sonido y comiendo de la mano que lo alimentaba con gusto.

Mientras aguantaba la gran cantidad de picante y los dos se observaban, él no pudo reprimir su sonrisa de enamorado y la tomó de la mano con delicadeza, acariciando su suave piel con su pulgar.

— Extrañaba verte a mi lado.— dijo luego de tragar, tomándola por sorpresa para luego verla sonreír levemente sonrojada.

— Pues tendrás que acostumbrarte, no me iré a ningún lado.— aseguró, trayendo calma a cierto corazón. — ¡Pip!.— exclamó y de pronto le dio un toquecito a su lunar destapado al mismo tiempo que hacía el agudo sonido.

Los dos se observaron sin decir nada porque sus ojos, sus expresiones, su cuerpo y almas ya hablaban por ellos y decían todo lo necesario.

En ese momento estaban en el lugar y tiempo perfecto para estar juntos.

De pronto la cita fue interrumpida por dos muchachos que ni bien vieron a la castaña en el local y ni pensarlo dos veces, corretearon hasta ella y prácticamente se arrodilaron a sus pies como dos pequeños niños arrepentidos.

— ¡Haru-chan!.— gritaron a coro haciéndola sobresaltar y que por un fugaz momento ella se ponga en guardia hasta poder ver bien sus caras.

—¿Izu-chan y Kote-chan?.— los saludó aliviada al reconocerlos y sacando las manos de su filo, Kakashi al ver como prácticamente se pusieron en medio de ella y él y prácticamente como le sacaron la novia, volvió a concentrarse en su almuerzo siendo completamente ignorado por los otros dos.

— Perdonanos por todo.— gritaron nuevamente al unísono, arrodillados y abrazando sus piernas, lloriqueando. Haruka soltó una risotada.

(...)

La pareja iba caminando en calma y plena serenidad sin ningún lugar fijo al que ir, tomados de la mano y disfrutando de la compañía del otro.

Desde que habían estado en Ichiraku e Izumo y Kotetsu fueron perdonados y le hablaron a Haruka sobre Anko, ella mantuvo una expresión bastante rara y pensativa. No habían dicho nada muy malo, solo que ella se encontraba más irritable de lo normal y no sabían porqué.

— ¿Te preocupa Anko?.— se atrevió a preguntar Kakashi, mientras veía algunos productos que un mercader en la calle tenía extendidos a la vista.

— ¿Por qué?.— refutó, un poco distraída y luego negó suavemente.— No puedes hacer felices a todos, Bakakashi. Imagínate que para hacer feliz a una sola persona a veces estas obligado a dejar todo de ti atrás.— dijo sencilla, manteniendo su mirada al frente mientras tanto como si aquella pelea con Anko no le estuviera irritando.— ¿Vamos a visitar a Obito-kun?.— propuso de repente, él asintió sin más y entendiendo que la prioridad de Haru en ese momento era otra.

No tardaron de llegar a aquel lugar donde miles de vidas eran recordadas y que con tan solo observar sentías angustia y melancolía por aquellos que no están.

Haruka y Kakashi estaban frente al lugar que conmemoraba a su amigo. Ella se sintió extraña por primera vez, como si estuviese engañándose a sí misma.

— Iré a poner flores a Rin.— avisó Kakashi cuando ya estaban junto a Obito sabiendo que debía dejarle un tiempo a solas a su pareja que asintió.

— ¡Bien!.— dijo y luego de soltar sus manos, que él deposite un pequeño beso en su frente y de ella verlo marchar, la castaña se giró hasta aquel monumento, haciéndole frente a aquel nombre tallado perfectamente legible y agachándose con gracia y serenidad, tocándolo apenas con las yemas de sus dedos al trazar letra por letra. — Oye Obito-kun...— lo llamó tan suavemente como siempre lo había hecho antes, sacando un poco del polvo de su nombre y dejando salir un delicado suspiro.— Si me entero que hay algo raro detrás de todo esto y tú en realidad no estas con la abuela en el cielo...— susurró y de pronto bajó un poco más su cuerpo, casi llegando a tocar aquel cerámico con su frente, como si buscara que su voz sea oída en el infierno.— Te juro que me encargaré de enterrarte con mis propias manos.— sentenció y su mano se cerró con fuerza de solo recordar sus suposiciones.

A pesar de todo lo que le había dicho a Kakashi y su "regreso", la realidad es que seguía atenta a todos los movimientos a su alrededor y vigilaba la espalda de Kakashi mientras él estuviese desprevenido pues muy bien sabia que no valía la pena confiar en nadie más que en su propio juicio.

Quizás era por la sed de sangre que desarrollo al estar bajo el mando de Orochimaru pero ella realmente deseaba encontrar la piedra en su camino y hacerla trizas.

La castaña levantó su cuerpo y su mirada y dejó la única flor que cargaba, el angelical y fúnebre lirio blanco que depositó al lado de su nombre.

— ¿Haruka-sensei? ¿Es usted?.— la voz de una muchacha sonó detrás de la castaña quien pronto volteó y encontró a una adolescente de rostro familiar que pronto la mortificó e inconscientemente retrocedió un paso hacia atrás.

— Hola Hikari-chan.— la saludó cordialmente en una reverencia recta y apretando sus puños, casi sintiéndose sin aire. Hace mucho no veía a esa muchacha, jamás la había enfrentado desde la ultima vez. La chica devolvió la reverencia y luego volvieron a mirarse.

— ¿Vino a visitar a su amigo? .— preguntó con una leve sonrisa, tratando de dispersar la tensión del aire.

— Ah, si.— asintió ella, tratando de relajar su postura y tranquilizar su respiración agitada.— ¿Tú vienes a visitar a... Akira-san y a Hachiko-san?.— se atrevió a preguntar y recibió un suave asentimiento por parte de la menor.

— ¿Quiere acompañarme?.— preguntó nuevamente cin educación y cordialidad, Haru asintió y las dos fueron juntas a destino.

Unos metros más allá las tumbas de Akira y Hachiko se dejaron ver, estaban juntas y las flores y ofrendas intactas. Hikari se encargó de limpiar y dejar más flores de su parte, las dos rezaron por ellas en silencio y tomándose su tiempo y luego se mantuvieron arrodilladas frente a ellas, aún calladas.

Haruka no tenía nada que decir. Antes de su desaparición se había encargado de visitar las tumbas y dejarles flores, hablarles y rezar por su pleno descanso en paz pero ahora que había dejado de hacerlo gracias a su ausencia se sentía culpable. Más que antes.

— Haruka-sensei.— de pronto Hikari habló, sacando a Haruka de sus pensamientos y se enderezara casi por inercia al escuchar su nombre se pronunciado.— Yo no la culpo de lo que ocurrió y sé que ellas jamás la culparan tampoco. Usted fue completamente valiente de enfrentarse a esos seis hombres y siempre voy a agradecer que haya salvado mi vida cuando casi pierde la suya por ello.— dijo. Haru perdió el aire.— Ellas si hoy estuvieran aquí de seguro le agradecerían por recibir tantas heridas, castigos y criticas por ellas.— aseguró, aún con la vista en los nombres de sus amigas.

Haruka frunció el ceño y negó. Para ella los castigos, los golpes que recibió de los padres de las niñas, las burlas y maldiciones y las heridas jamás serían suficientes para el pecado que cometió al dejar morir a dos niñas.

— Al fin de cuentas no las pude salvar.— dijo intentando mantener su voz firme y su cuerpo igual, aunque su corazón temblaba. Hikari negó.

— Fue nuestro propio error y no la oímos...— dijo, teniendo los recuerdos trágicos de aquella vez en el que un solo error terminó en muerte para sus mejores amigas y martirio para su sensei, aquel día que marcó sus vidas.— Usted no puede controlar a todos y aún estuvo dispuesta a morir por nosotras, unas niñas ilusas que no la escucharon.— la adolescente que lloraba desconsolada volteó y miró a Haru para luego tomar su mano entre las suyas y apretarla suavemente.— Perdón de mi parte y por parte de ellas, sensei.— la muchacha se inclinó e hizo un reverencia, disculpándose de corazón con su sensei la cual trataba no llorar y mordía sus tembloroso labio inferior.

— Ten una vida feliz por mí y por ellas, Hikari-san.— pidió la castaña una vez que volvieron a mirarse y se levantaron para luego de que la adolescente le asegurara que así sería, concluir su encuentro en un abrazo.

— Hola.— Kakashi llegó en medio del abrazo y ni bien se separaron, fue saludado por Hikari

— Ya debo irme.— dijo ella, volteando a ver una vez más a Haru.— Adiós Haruka-sensei, Hatake-san.— se despidió con una reverencia y fue correspondida al instante.

La pareja en silencio vio cómo la muchacha se marchaba y luego Kakashi volteó a ver a Haru, encontrándose con una triste y a la vez aliviada expresión. Como si se hubiese sacado un peso de encima.

— ¿Era tu alumna?.— preguntó curioso, tomando la mano de su novia pero pronto la castaña que mordía su labio inferior, bajó la mirada y comenzó a restregar sus ojos que ardían gracias a las lágrimas que acumulaban con su mano libre. Al ver ello, Kakashi sonrió leve, con pena, y abrió sus brazos con la intención de acogerla en ellos.— Ven.— pidió, dando unos pasos adelante y Haruka después de secar algunas lágrimas que se escapaban, terminó correspondiendo su abrazo mientras lloraba en silencio y Kakashi la consolaba con algunos mimos.

Tratando de recomponer su corazón.

— Siento que después de estos años me volví una llorona.— confesó ella estando en su pecho, con su mejilla pegada a él y su agarre firme y fuerte.

— ¿Eso crees?.— rió él con gracia y dulzura. — Yo pienso lo contrario.— admitió, creyendo que en realidad se había hecho muy fuerte.

Luego de un tiempo mantenerse así, queriéndose el uno al otro, Haruka se separó un poco de él y lo observó detenidamente, cada pequeña parte visible de su rostro.

— Kakashi.— lo llamó mientras alzaba una de sus manos y la colocaba con delicadeza en su mejilla, acariciándola por encima de la máscara y viendo como ocasionalmente su ojo visible brillaba.

— ¿Mhm?.— él murmuró, sin dejar de acariciarle el cabello y sin perderse ningún segundo del bello rostro de su chica que de pronto sonrió suavemente.

— Te amo.— dijo de la nada, casi como si lo dijera casualmente aunque la realidad era que estaba soltando una bomba al corazón de su amado que sintió sus piernas flaquear de pronto.

Estar alejado del amor por un tiempo te vuelve un debilucho...

El corazón del peliplata se estrujó y dolió en lo más profundo de su alma de una manera casi e irónicamente reconfortante

— Yo también te amo, Haru.— contestó con sus mejillas suavemente sonrojadas y los dos rieron en sincronía, sabiendo que las cosas tarde o temprano mejorarían.

Puede que al principio este un poco confuso pero básicamente es la manera en la que Kakashi y Haruka ven la vida.
Y dejo el dibujito que hice de ellos ahí arriba jsjdjkajs

¡Espero les guste! Y si hay algo que no se entienda, después lo arreglo jssjsj

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