〖Antes〗
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En medio de la noche interminable y rodeada por oscuridad aplastante, una mujer de brillates ojos amarillos y una tunica que la cubria de pies a cabeza se encontraba caminando. Su silueta se movía con lentitud por las calles de Konoha dirigiendose hasta las puertas de la aldea para comenzar con aquello que hace dias había planeado. Una simple expedición.
En el momento perfecto la flauta bajo su manga se deslizó suavemente hasta su mano y con un delicado movimiento llegó hasta sus labios, manteniendose firme allí.
A una distancia considerable, una tranquila melodía comenzó a oirse, fijando su objetivo y llegando a los oídos correctos. Aún con paso lento, ella se acercó sin detener su melodía y vio como los guardías cayeron al suelo suavemente, dandole paso a Haruka a la salida.
Aunque la noche era fría y sombría no detuvo a la muchacha de castaños cabellos que mantenía sus cinco sentidos en alerta con cada paso que daba. Afortunadamente y gracias al tiempo que pasó patrullando bosques sabía dónde se reunían los peores seres de la noche.
Repasó los puntos en su lista mental, preparó los pergaminos con instrumentos y las cuerdas, cerciorandose que este todo en su lugar y ya en medio del bosque, bajo la tenue luz de luna, la serena mujer inhaló aire profundamente y volvió a posar la flauta cerca de sus labios, comenzando a tocar sin preocupaciones y centrandose unicamente en su objetivo.
Sus ojos sorprendentemente brillaron con intensidad cuando las notas empezaron a sonar y su cabello voló suavemente con la brisa.
Pero Haruka no contaba que nadie siguiera sus pasos y vigilara sus movimientos.
— ¿Tú sabías que podía hacer eso?.— Genma preguntó por lo bajo mientras la veían curiosos y oían tocar la flauta en medio del bosque, tratando de no ser descubiertos. Al parecer la tecnica no los alcanzaba a ellos pero ciertamente esa melodía afligida causaba un sentimiento extraño en sus corazones.
— ¿Tú qué crees?.— Anko contestó enfadada y ofendida pues en definitiva no supo nunca acerca de esa habilidad ni había oído que ella podía hacer algo así, jamás en toda su amistad.— Debemos ser cuidadosos, no puede saber que la estamos siguiendo.— murmuró.— Bajemos el paso.— ordenó y los dos se mantuvieron en la rama del arbol mientras ella, allí abajo, comenzaba a caminar. Esperarían un poco para seguirla, quedandose atrás para que tome ventaja pero sin perderle el paso.
No sabían qué tramaba pero Anko anhelaba que no fuese nada malo. Después de todo... su amiga no era una persona malvada.
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No pasó mucho tiempo hasta que Haruka consiguió a sus presas. Dos bandidos de la zona que podrían saber acerca de muchas cosas terminaron cayendo en sus manos. Ella los conocia de antes, de aquellas semanas en las que había estado deambulando por los bosques, se los había cruzado y habían intetado asaltarla pero no pudieron y ella les terminó perdonando la vida.
La flauta dejó de sonar y los hombres inconscientes y amarrados a un arbol se despertaron, confundidos y asustados.
— ¿Qué mierda?.— balbuceo uno de ellos, desorientado y tratando de moverse pero notando que estaba atado contra su amigo.
— ¿Q-qué...?.— el otro dandose cuenta de lo mismo y viendo aquella silueta frente suyo, levantó su mirada atemorizado para ver a su secuestrador, encontrandose con aquellos ojos amarillos y bello rostro que antes le habían aterrado.— T-tigre...— murmuró con un temblor en su voz, haciendo que el otro tambien mire a la chica y ella se acercó a los dos con tranquilidad.
— Ha pasado un tiempo.— dijo en forma de saludo, hincandose frente a ellos y mirandolos. Uno temblaba más que el otro y sus rostro empalidecieron de solo verla.— Me enteré que siguen matando gente y robando, creí haberles dicho que si seguían con eso les cortaría la garganta.— los acusó, los dos tragaron saliva costosamente. Uno negó desesperado y el otro pareció enfurecerse.
— ¡¿Qué quieres?! A ti ya no te molestamos.— exclamó escandalizado. Esa muchacha estaba loca, daba miedo, no quería pasar ni un momento con ella y mucho menos ser su presa.
— Recuerden que les he perdonado la vida, por lo que espero que puedan ayudarme.— dijo, dibujando una falsa sonrisa en su rostro. Definitivamente le asqueaban.— Sé que se mueven por muchos lugares y de seguro saben algo asi que... diganme todo lo que sepan de Akatsuki.— ordenó. Nuevamente uno negó y el otro apretó la mandibula con fuerza.
— ¡No te debemos nada! ¡Saldremos de aquí y las pagarás!.— gritó y Haruka suspiró, sabiendo que no sería facil. Se levantó de donde estaba y de su cinturón sacó uno de los pergaminos.
No había otra manera.
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Luego de un rato Genma y Anko volvieron a seguir a Haruka cuando consideraron que ya había pasado un rato. Cuando volvieron a localizarla la vieron sentada frente a dos hombres amarrados que escupian sangre y lloriqueaban, uno parecía ya inconsciente.
— Oigan, ¿van a hablar?.— dijo cansada, tocando suavemente y dejando respirar al que aún seguia consciente.
— N-no sé nada de ellos, ¡te lo juro!.— lloriqueo y lloriqueo pero no pareció conmover ni un poco a la muchacha.— P-por favor no me mates...— rogó, encendiendo cierta satisfacción en los oídos de Haruka que paró de tocar y lo miró fijamente sin decir nada.
El bandido, creyendo que ya había acabado y que tendría piedad, sonrió esperanzado.
— No me sirve.— de pronto volvió a hablar.ña castaña y de la nada las cuerdas comenzaron a sonar agresivamente mientras los ojos de Haruka se mantenian fijos en sus presas. Los hombres empezaron a gritar y retorcerse, cada vez peor cuando la musica se intensificaba.
Anko y Genma vieron aquello aterrorizados y escalofrios recorrieron sus cuerpos por completo. Aquello era una clara tortura y ninguno podía creerlo, ¿por qué torturaba gente? ¿Quién era esa persona?.
Cierta peliazul se sentía decepcionada, aterrada y rota.
Los dos bandidos quedaron inconscientes, sangrando e inmoviles. Haruka borró la pequeña sonrisa en sus labios que inconscientemente se había formado y dejó el shamisen a un lado para luego voltear suavemente su cabeza a un lado, hasta su hombro, y mirar por encima de este.
— Si quieren pueden salir, no hace falta que sigan escondiendose.— avisó en voz alta con intención de que los espectadores oyeran y los espías tragaron saliva costosamente, sabiendo que habían sido descubiertos. Genma aún seguía en shock m, con temor, pero Anko no tardó en hacerse notar y pronto saltó del arból hecha una furia.
— ¡¿Qué mierda haces Haruka?!.— le gritó con la intención de ir hasta ella pero Genma pronto bajó y la detuvo, siendo precavido. La castaña los miró por unos segundos con una de sus cejas elevadas y luego suspiró.
— Ah, ustedes... Debí imaginarlo.— Haruka guardó sus instrumentos desinteresada para luego levantarse y darse la vuelta hasta ellos, enfrentandolos a unos metros de distancia.
— ¿De qué estás hablando?.— Anko cuestionó enfadada. No sabía qué le enfadaba más, si el hecho de ver cómo se comportaba o sentirse engañada porque su amiga le había ocultado y le seguía ocultando cosas. Cuando la hokage les ordenó vigilarla creyó que era una locura, que ella no tendría nada por esconder, pero ahora... no sabía qué creer.
— No es dificil desconfiar de personas que no pueden verme siquiera a los ojos.— explicó Haruka, acomodando su capucha en su cabeza nuevamente que había caído con la brisa.— No llamen a las personas amigos para luego vigirlarlos.— sonrió suavemente, cinica, y guardó su flauta bajo la manga nuevamente. Genma vigilaba sus movimientos, Anko solo estaba enojada con ganas de hacerla reaccionar.
— ¿De qué estas hablando? Mira lo que estás haciendo, ¡mataste a dos hombres!.— la peliazul dijo obvia, señalando los cuerpos amarrados y luego la vio negar con la cabeza.
— No están muertos aún... pero no tengo problemas en asesinarlos.— de pronto Haruka sacó de su cinturon un extraño filo que jamás utilizaba puesto que su musica le era más que suficiente y los apuntó al cuello, Anko al ver eso corrió hasta ella y rapidamente sostuvo su muñeca, impidiendo que clave el filo en la garganta de aquel hombre.
— ¿Quién mierda eres tú?.— preguntó la peliazul estando frente a frente con ella y las dos se miraron fijamente. Mitarashi no podía creerlo, esa no era la mujer que amaba desde hace tantos años, no podía serlo ni en un millón de años.
— ¿Estás ciega?.— contestó la castaña ironica y achinando sus ojitos hacía arriba para irritar a la contraria, los dientes de Anko rechinaron de lo fuerte que los apretaba.
— ¡Tú no eres Haruka! La Haruka que yo conozco no haría algo así, ¡nunca!.— volvió a acusarla, negandose a creer que era ella. Negandose a creer lo que veía.
— Entonces jamás me conociste.— declaró y Anko ya no aguantó más y con un movimiento rápido hizo que Haruka tirara el filo y velozmente se tiró sobre la mayor que no puso resistencia alguna. Encima de Haruka, Anko no se contuvo ni un poco y comenzó a golpearla, Haruka no se cubrió y, como un muñeco, solo dejó que la peliazul golpeara su rostro cuantas veces quisiera y le hicieran sentir satisfecha. Si ella creía que era lo correcto entonces no tenía motivos para detenerla.
El dolor fisico no podría compararse con ningún dolor emocional.
— ¡Anko!.—Genma le gritó para que parara pero ella no pensaba hacerlo y solo ignoro. Quería que esa mujer entrara en razón, que vuelva a ser la angelical y torpe chica, aquella de bonita risa y tontos chistes, la fuerte con el alcohol y amable con los ancianos... la sensible muchacha que jamás despreciaríana a nadie.
Quería a Haru devuelta. ¡No podían arrebatarsela tan vilmente!
Los puños de Anko pararón cuando ella tomó aire, Haruka completamente ensangrentada volteó su rostro hasta Genma y sonrió suavemente.
— También puedes golpearme si lo deseas.— le ofreció como si no estuviese sintiendo dolor, ¿lo sentía?. Con esas simples palabras Anko volvió a irritarse pero antes de que tuviera la oportunidad de volver a golpearla, Kakashi apareció repentinamente y sacó rapidamente a Anko de encima de Haru.
— ¡¿Qué estan haciendo?!.— gritó completamente enojado, tomando del brazo a la peliazul y tirandola contra Genma.— ¡¿Enloquecieron?!.— exaltado les dio una mirada severa en busca de una explicación y luego, cuando vio que solo se mantuvieron callados, fue a ayudar a Haruka a levantarse del suelo y la sostuvo para que no se caiga, ella lamió la sangre que se escurría de su nariz y de sus labios como si nada.
— ¡Eres una mentira, tú no eres la misma chica de hace dos años!.— Anko limpió las pequeñas gotas de sangre de Haruka que habían salpicado en su rostro, aún acusandola.— ¡Solo eres un monstruo!.— Genma sostuvo a Anko para evitar que volviera a golpear a la castaña. Los ojos de Haruka se posaron con firmeza en los de Anko y luego de unos segundos de silencio, la mayor la miró con sorna rebosante en su expresión.
— Es curioso que vivas en el pasado, cuando desaparecí nadie pareció acordarse de mí.— dijo como si no significara nada pero en realidad aquello fue definitivamente un golpe bajo que dejó a los tres sin habla por un instante.— ¿Yo sola soy el monstruo?.— sonrió cinica nuevamente y la expresión de la Mitarashi se endureció mucho más.
¿Dónde había quedado la tierna mujer amante del alcohol y los dulces? Aquella que amaba a sus amigos como a nadie.
— ¡Tú...!— Anko trató de ir hacía ella otra vez pero Kakashi pronto sacó un kunai y la apuntó, sabiendo que era una gran falta apuntar a su compañera pero tampoco dispuesto a que toquen a su esposa.
— Lo siento Anko pero jamás dejaré que la golpees otra vez.— dijo firmemente y sin una pizca de duda o temor, poniendose en guardia y listo para todo.
¿Cómo es que las cosas terminan así?
El ambiente fue tenso y silencioso por unos largos minutos, las parejas se miraban y enfrentaban, dispuestos y preparados para todo.
Genma cortó el silencio al sacar su senbon de sus labios y chasquear su lengua.
— Vamonos.— ordenó haciendo un ademán y dandole la espalda a los otros dos. Anko había estado conteniendo sus lágrimas por un gran rato pero cuando miró a Haru nuevamente a los ojos, estás cayeron suave e intevitablemente por sus mejillas, demostrando cuan destrozada estaba.
— De ahora en más... nuestra amistad no existe.— Anko le anunció a aquella muchacha frente a sus ojos, muy segura de sus palabras y con el corazón hecho pedazos, sin dejar de llorar en ningún momento, y antes de partir, por una fracción de segundo, vio la triste sonrisa de Haruka.
Los espías pronto desaparecieron del bosque. El Hatake pudo volver a respirar y Haruka no hizo absolutamente nada, ni un ruido.
Cuando el peliplata y la castaña se quedaron solos en medio de la noche, él volteó rapidamente hasta ella para observarla y sacó un pañuelo de su bolsillo para limpiar el rostro femenino y lleno de heridas.
— Lamento no haber llegado más temprano.— se disculpó mientras sostenía su barbilla y limpiaba suavemente el labio inferior que tenía una herida bastante grande.— ¿Qué ocurrió? ¿Por qué estaban aquí?.— preguntó, procurando no herirla con la tela y mirandola fugazmente a los ojos por un momento.
— No entiendo tu pregunta.— admitió ella sencillamente, con su mirada en el único ojo visible de su acompañante, sin buscar nada en particular.
— Quiero decir... ¿qué es todo esto?.— volvió a preguntar y siendo más especifico, terminando de limpiar la sangre que escurría para luego mirar a los dos hombres ensangrentados y amarrados. Claramente no entendía nada de lo que había pasado pero más o menos se daba una idea.
Ella se alejó de Kakashi como si nada y fue en busca de su filo que yacía en el suelo para guardarlo.
— Investigación.— contestó con sencillez, aunque Kakashi no buscaba esa respuesta tan inepta.
— ¿Qué necesitas investigar?.— cuestionó insatisfecho viendo como ella revisaba las cuerdas que ataban a los secuestrados y que estos aún sigan respirando.— Haru ya... Ya deja estas tonterias.— pidió de repente el Hatake y dudó al momento de tener que decirlo pero al final lo dijo y vio como ella volteó sutilmente hasta él, inexpresiva pero esperando a que se explique.— Quiero decir... Estás en la aldea, ya nada debería preocuparte. No estás con Orochimaru y no volverás allí, y tu hermano... él tampoco volverá, esta ultima vez lo terminaste de confirmar.— las cejas de Haruka se elevaron al momento de oír tan frivolo comentario, ¿realmente él estaba diciendo algo como eso?.— Deberías simplemente regresar a ser quien eras y vivir una vida tranquila.— En cambio Kakashi creía que Haru no tenía nada más que mostrar. De todas las veces que había tratado de devolver a su hermano a la aldea nunca pudo lograrlo y esta vez lo había pagado caro, estaba viva de suerte, ¿por qué no buscaba terminar con eso y ser feliz? ¿No se supone que eso es lo más lógico?
¿No quiere ser feliz a su lado?
— ¿Es en serio?.— preguntó serena, tratando de no perder la calma ni la compostura con él pues jamás buscaría dañarlo, pero sus palabras ahora mismo no estaban siendo certeras para con ella.
— No creo que debas seguir asesinando.— confesó él, con obviedad.— Creo que deberías vivir tu vida de la mejor manera... como antes.— recomendó y un pequeño toc afectó la ceja de Haruka, que se estaba exasperando de oír siempre y en cada momento lo mismo.
"Antes"
No soportaba pensar en el pasado, temía haber tomado el camino equivocado desde el principio.
— ¿Por qué todos quieren que regrese al pasado?.— preguntó, riendo suavemente y con algo de ira acumulada.— ¿Por qué estás tan seguro que antes vivia mi vida de la mejor manera? El aferrarse por siempre a los pensamientos y recuerdos resulta doloroso.— el oir aquello sorprendió a Kakashi.
— ¿No era así?.— cuestionó, sin entender exactamente porqué decía aquello, ¿no la había hechofeliz?. Haruka suspiró, absolutamente cansada de todos los problemas que ella misma se estaba causando.
¿Era tan dificil de entender su meta?
— Tengo un objetivo y debo...— al momento de querer explicarselo nuevamente, él se negó a oirlo y la interrumpió.
— Haruka, estas obsesionada con hacerte daño.— aseguró, sabiendo que diría exactamente lo mismo que antes y lo que a él le parecía una locura.
— ¡No es cierto!.— exclamó ella, frunciendo su ceño y apretando sus puños.
Su corazón solo anhelaba proteger a la persona que más amaba.
— ¡Entonces solo buscas dañar a los demás egoístamente!.— la inculpó, creyendo saberlo todo y hartó de que ella quisiera dirigirse sola a la hoguera.
El ambiente se calló por completo y la brisa era lo unico que se oía correr. Un sonoro suspiro salió nuevamente de los labios de Haruka quien solo bajó la mirada a sus manos, centrandose en uno de sus dedos y al pasar unos segundos, con pesar caminó hasta él.
Si eso era lo que él creía, ¿qué podía hacer contra ello?
— Lamento haber dejado de ser la mujer que te gustaba pero honestamente ya no hay nada que pueda o busque hacer al respecto.— declaró y tomó con delicadeza la mano de Kakashi, posando en su palma un brillante y frio anillo.
El corazón de Kakashi se detuvo.
— ¿Por qué me devuelves esto?.— pregunntó al momento de tragar saliva costosamente y la miró con desespero, buscando una respuesta en sus ojos.
— Nada de esto es justo para ti o para mí.— explicó ella, procurando dejar la melancolía y compasión en los sueños.— No quiero que te sientas obligado a quererme solo por lo que alguna vez fui. Mis ideales cambiaron al igual que mi vida y mis deseos, no te arrastraré a ello.— ella dio un paso hacía atrás para mantener la distancia. Debía fingir que nada de eso le dolía aunque su corazón parecía arder en su pecho.
Es muy dificil escribir el propio destino, pero aún más dificil es avanzar sobre él.
— Haruka.— la voz masculina se quebró cuando pronunció su nombre. No quería creer lo que veía. La realidad le parecía ridicula y absurda.
— Si quieres volver a algún lugar entonces volvamos a ser quienes eramos en la juventud, no hay nada que puedas amar de mí y no hay nada que yo pueda hacer por ti.— ella de repente hizo una reverencia ante él, como si estuviera despidiendose y pronto volteó, como si estuviera a punto de irse.
Sus ojos ardían al igual que su corazón.
Antes de poder dar siquiera un paso más Kakashi tomó su muñeca y la obligó a voltearse hasta él de un tirón.
— ¡¿Qué estás haciendo?!.— le gritó como nunca antes lo había hecho y su mirada desesperada atacó sus orbes avellana.— ¡¿Tú crees que puedo hacer que mi vida vuelva a lo que era?!.— él apretaba la muñeca de Haruka con fuerza y ella no pudo evitar sorprenderse. El cuerpo de Kakashi temblaba.— Haruka, no sé qué ocurre contigo pero esto... esto de matar y ser una estupida detective es ridiculo, querer terminarlo todo por nada...— Haru se dio cuenta que al final de cuentas Kakashi no sabía cuál era su objetivo... y aún así trataba de detenerla.— ¡No eres una heroina!.— volvió a gritar queriendo hacerla entrar en razón, desesperado y casi sin saber qué decía, solo intentando que ella permanezca a su lado, que todo vuelva a ser lo que era...
Escuchar aquello la irritó y al momento de fruncir el ceño tambien se deshizo con brusquedad de su agarre.
No buscaba convertirse en ninguna heroína, no quería la paz del mundo ni salvarlos a todos sabiendo que eso era completamente imposible... Ella solo buscaba salvarlo a él.
— ¡Lo hago porque quiero protegerte!.— le gritó Haru esta vez, fastidiada de toda esa estupidez.— ¡¿En serio no lo entiendes?! Están yendo por tu cabeza a través de mí, alguien quiere hacerte daño, ¡estoy segura que es así!.— su dedo indice señalaba y apretaba con fuerza el pecho de Kakashi una y otra vez mientras parecia completamente enfadada.— ¡No puedo dejar que pase! ¡No puedo perderte a ti también!.— su nariz se enrojeció al igual que sus ojos y luego cerró su puño con fuerza, apoyandolo en el pecho del peliplata.— Creí que serías la persona que más me comprenda, creí que no juzgarias mis decisiones...— Haru corrió la mirada hacia las estrellas, intentando calmarse y respirar, Kakashi la observaba confundido y hecho un lío.— Siempre signifiqué un martir en la vida de los demás... mis padres biologicos murieron por mi, mi hermano sacrificó su vida por mí, todos los equipos que comandé, el tercero, Obito... todos tuvieron finales horribles.— las estrellas en el cielo no lograban calmarla de todos los horribles pensamientos en su mente, ¿por qué no podía hacer las cosas bien una vez en su vida?.— Tú eres a la unica persona que no herí y eres lo más preciado que tengo, dejame cuidarte y si debo hacerlo... dejame morir noblemente por ti.— pidió en un hilo de voz, casi rogandole, bajando su cabeza y apoyandola en el pecho de Kakashi. Sentía que no podía desperdiciar su vida llena de un arrepentimiento interminable.
Él también quiso llorar y quiso abrazarla, pero en ese momento ni siquiera podía moverse.
— Las decisiones que tomen otros no son tu culpa.— dijo con firmeza, sabiendo que ella no tenía la culpa de nada... que solo había sido desafortunada.
— No... si yo no hubiese existido... jamás tendrían que haber tomado esas desiciones.— dijo. Su voz se desgarró al final de la frase y sus lagrimas salieron a montones.
Él tomó sus mejillas e hizo que lo mirara, encontrando sus miradas una vez más.
— No puedo dejar que la mujer que amo vaya a los brazos de la muerte en frente de mis ojos. Si tú mueres, ¿qué quedará de mí?.— el rostro de Haruka hizo una mueca de dolor y ella tomó con fuerza las manos de Kakashi que estaban en su rostro.— Nunca podría olvidarme de ti, ni aunque me obligues.— confesó y sintió como las calidas lagrimas se deslizaban por sus dedos.
— T-tengo miedo... tengo mucho miedo.— balbuceó ella de una vez, llorando como una pequeña niña sin consuelo.
¿De qué creen que Haru tiene miedo?
Quizás la gente que me siga sepa porque no estuve actualizando pero volveré a contarlo. Hace ya unas semanas se me rompió el celular y allí guardaba absolutamente todas mis notas y progresos, todos los capitulos de mis libros se perdieron con ese celular y, bueno, basicamente mis au's, mis ideas, todo lo de mi trama y algunos especiales que solo necesitaban una edición desaparecieron. Sigo desanimada por ello por lo cual se me hace dificil encontrar ganas de escribir y trato de rehacer todo con lo que recuerdo, sin contar que estoy en examenes importante en la universidad, asi que claramente voy a tardar mucho.
Les traigo un cap de la trama original y bueno, espero les guste♡
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