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Capítulo 8

Regla #3: Dentro del Bajo Mundo, no se utiliza el nombre real.

Espero paciente encima de la tarima, esta es más pequeña que la central, sin embargo, no las diferencian mucho. Tiene su propio tubo, bar, mesas y estilo, el cuál, es muy parecido al de la parte principal. En este lugar, los placeres que se cumplen, son los que no quieren dejar ver por los demás.

No vengo mucho a este lugar. No estoy íntimamente relacionada con los chicos de aquí, sin embargo, espero que las cosas cambien.

De todas maneras, aquí todos somos iguales. Tenemos el mismo puesto y el mismo propósito. Nada nos separa.

Solo nos dedicamos a complacer hombres por dinero, que ellos sean hombres también, no hace la menor distinción.

— ¿Sabes lo que me estas pidiendo, Darling? — habla un joven de cabello rubio oscuro, ojos verdes y de estatura media. Es hermoso. Su simetría facial y corporal, es perfecta.

— Nada del otro mundo, DG. Solo necesito que ayudes un poco. —repela mi amiga.

— Pero esa chica no sabe ni bailar. Una coreografía en dos días es imposible. Por más hija de Zara que sea, es imposible.

—Estoy aquí. — atraigo sus miradas.

—No es ofender, rara belleza, pero en dos días es…

—Imposible. Sin embargo, si no logro hacerlo, y, engatusar al maldito Blackashtu lindo trasero se va a quedar sin trabajo, Darling. Al igual que el todos aquí. — expreso, rápida y concisa.

El chico duda, no obstante, en la situación en la que nos encontramos no creo que pueda darse el lujo de rechazar.

—¿Por qué Storm no acepta el papel? Sería mucho más sencillo. —cuestiona.

Y sí, tiene razón, pero...

—¿Yo? ¿Mujer de un solo hombre? Ni de loca. —bufa, como si de una broma se tratase— Desde que ese hombre llego tiene los ojos puestos en…

— ¿Cómo te llamas? —el chico se dirige a mí, me observa los ojos.

—Aun no tengo. —respondo, sincera.

—Tienes que pensar en un apodo. Recuerda las reglas.

Suspiro, intento pensar en algo, no obstante, nada atraviesa mi mente. Solo puedo recordar cuando pequeña, cuando decía que me llamaría Bridgeth, el nombre que mi madre nunca me ha permitido usar.

—Bridgeth. De ahora en adelante, voy a ser Bridgeth delante de todos. —y, en especial, de ti, Alpha—

—Me gusta, pero ahora centrémonos en el baile. —habla Storm de camino a la tarima.

Lo primero que hacemos, es colocarme unos tacones altos. Entre ellos optaron por algo simple alrededor del tubo sin tener que hacer algo especial.

Escogimos una canción bastante sensual y atrevida. Los pasos los he estado aprendiendo poco a poco gracias a la paciencia de ambos y a que el chico, DG, va a bailar conmigo. Según la teoría de la experiencia, ninguno de los hombres que frecuentan el bar central, saben sobre este chico y su identidad. Nadie sabe que es gay, por lo que tienta a los hombres a desear más a una mujer.

Donde mira uno, miran todos.

El día termina pronto, y debido a ello, termino cenando con los otros chicos y conocerlos mejor.

—En serio, son geniales.

—No tienes que decirlo. —habla uno de ellos, Siam.

—En cuanto abran las puertas, ven a vernos. Necesitas ver porque somos un pilar en este negocio, Darling.

—Créeme, sin ellos este nunca hubiese sido el mejor prostíbulo de todo el bajo mundo. —susurra Narya después de terminar su comida— Ahora, con su permiso, nos largamos de aquí. Dentro de un rato volvemos.

Sigo sus pasos. Me levanto del asiento y avanzo tras ella.

En cuanto llegamos al bar, todo está casi listo gracias a Zara. Las chicas van acomodándose poco a poco en ciertos lugares y el escenario vuelve a brillar. Tal parece que va a haber una buena presentación hoy.

—Una nueva chica vino buscando trabajo y quiere comenzar desde hoy. No le puse objeciones. —explica mi madre, serena, seria.

—Lo comprendo.

—Tenemos que hablar. —asiento.

Comienza a dirigirse a los dormitorios de las chicas. Todos cerrados por puertas rojas con un bombillo encima el cual indica si la habitación está ocupada o no. Estas luces tienen varios tonos, los cuales diferencian los precios de las mujeres.
Los blancos, son las más baratas al ser de esta misma ciudad, los amarillos representan los precios medios, los tonos rosas son de las más caras, varían desde mujeres rusas y asiáticas hasta bellezas como Kate, colombiana. También están los colores extraños, el azul representa a Storm, el dorado, a mi madre.

—¿Qué hacemos en tu antigua habitación? —pregunto, curiosa y ansiosa a la vez.

Saca una llave y abre el cuarto. La luz es prendida, gracias a eso se deja ver una enorme cama con sabanas rojas en el centro. Las paredes blancas, el armario que una vez estuvo lleno de los más hermosos vestidos.

—Esta ahora es tu habitación.

El cuerpo se me estremece al escuchar aquellas palabras. No sé qué decir.

En una de las gavetas que hay en una de las mesitas de noche, busca algo y en cuanto veo de que se trata, la emoción recorre por mis venas. No puedo creer que esto esté sucediendo.

—Lo vas a necesitar. Yo nunca he sido mujer privada de ningún hombre. Solo la favorita de Cesar Blackash, pero vas a necesitarlo. —habla, se nota la nostalgia en su voz.

—Cuando era pequeña soñaba con el día en que sucediera esto, ahora tengo miedo de lo que pueda pasar.

—Sabes que no tienes por qué hacerlo, pero soy tu madre y sé que quieres ayudar. Aunque, más que eso, quieres probar.

—No te puedo mentir, estoy confundida y no quiero hacer algo que después me haga arrepentir. Pero, es peor si no lo intento. —me enredo en mis propias palabras.

Me ha sucedido varias veces, me he arrepentido de no haber hecho algo por temor a equivocarme. Y eso, no va a volver a suceder.

—Decidas lo que decidas, yo te voy a apoyar. No quiero que te entregues en esta vida, pero naciste aquí, esto es lo que te he mostrado y no te puedo recriminar por querer seguir mis pasos.

Sonrío de lado, complacida por las palabras de mi madre—No voy a usar ese bombillo, quiero uno rojo.

—Tienes que hablar con Rose, tal vez puedas comprar uno mañana.

Asiento, y antes de marcharme, habla por última vez. —Solo, no te metas tanto en esta vida como yo.

—No pienso ser como tú. La meta es superarte.






Nota:

¿Ansiosos por ver qué va a suceder?

Aquí en este Bajo Mundo se cumple todo deseo, no hay excepción, si no estás de acuerdo con lo escrito acá, deja de leer.

Esta profesión no solo la ejercen las mujeres. También los hombres.

Un pequeño concejo/ spoiler. Todos y cada uno de los personajes tienen su propia historia, no una escrita en un libro, sino más bien, una por la cual terminaron en ese lugar donde deben de vender su cuerpo para sobrevivir.

Sigan leyendo y apoyen la historia.★

Gracias.

No lo piensen más y metan su cuerpo entero en este bajo mundo.

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