Regla #2:
Nunca se obliga a nadie a hacer lo que no quiere. Aquí, otorgamos placer, no obligación.

El tipo sin decir palabra, se marcha dejándonos solos. No puedo decir si es signo de respeto, o es miedo, no obstante, solo me interesa lo que pueda acordar con él hoy.

Es un trofeo para todas las mujeres de aquí estar en la cama con este hombre, más todavía, ser su mujer privada, no obstante, no lo veo como algo tan bueno. Solo puedo verlo como una forma para solucionar un problema creado por el mismo.

-¿Pensaste que ese hombre pagaría un millón de dólares por una noche? -arquea una de sus cejas. Lo maldigo por ser tan sexy.

-No me interesa quien sea mientras pague por mis servicios. Además, puede que le haga una rebaja por ser mi tipo. -respondo, juguetona.

-Pues, no puedes pensar en follar con alguien más cuando aún no has cumplido con tu parte. -resta importancia a mis palabras.

Sé que lo único que le interesa es tener sexo conmigo, no obstante, si se lo doy tan fácil, no me va a volver a buscar.

Sonrío de lado, necesito que que quiera más de mí y sé cómo lograrlo.

-Creo que deberíamos ir a un lugar más privado. -susurro cerca de su oído.

Doy media vuelta y avanzo hasta la zona que más debe de frecuentar, hacia el lugar donde pienso poner mi plan en marcha. La zona VIP.

Me acomodo en uno de los asientos y espero por él, en cuanto llega, indico que baje la cortina. Se acomoda a mi lado, me observa y se vuelven más obvias sus intenciones.

- ¿Hay algo de lo que quieres hablar? Te doy la oportunidad de que lo hagas antes de que te desvista. -habla, altanero como siempre.

-Voy a ir al grano. Quiero que me dejes como tu prostituta privada o, que al menos, me contrates por los últimos quince días. -declaro, segura.

- ¿Es lo que quieres? -sonríe de lado, autosuficiente- Tienes unos lindos pechos, una cara digna de ver. Sin mencionar esos ojos, pero que seas mi puta privada tiene su precio y, en su mayoría depende de cómo seas en la cama.

Suspiro, pero por más dudas que tengo debido a mi inexperiencia en la cama no lo voy a dejar de escapar. Soy capaz de hacer todo lo que me propongo.

En un santiamén, me siento a horcajadas sobre su regazo. Lo miro a los ojos, sin temor, con seguridad.

-Estoy dispuesta a hacer todo lo que está en mis manos para que me elijas.

Susurro sobre sus labios, luego, con un poco de delicadeza, lamo su labio inferior para después morderlo. Alejo un poco el rostro, me acerco hasta su cuello, lo lamo y riego besos húmedos por este hasta llegar al lóbulo de su oreja. -Prometo que voy a ser muy complaciente en la cama.

Sus manos se posicionan en mi trasero, aprieta este con fuerza. Me excita, no puedo negarlo. -Te voy a follar ahora mismo. -anuncia.

Antes de que utilice el mismo truco, me separo de su cuerpo. Lo miro desde mi posición. -Lo siento, pero nuestro acuerdo aún no está cerrado.

-No me importa eso ahora, ven aquí. -ordena, excitado, desesperado.

-A mi si me importa. Hasta que no tenga una respuesta, no vamos a cerrar el trato. -me alejo poco a poco hasta la mesa que se encuentra llena de bebidas, vierto un poco de whiskey en un vaso y lo bebo.

Se levanta rápido y se posiciona justo detrás mío.

Me volteo para encararlo, lo observo de nuevo a los ojos los cuales amenazan con devorarme, y llevo mi mano hasta su cuello para empujarlo hasta mis labios y transmitir el líquido que tengo en la boca hasta la suya en un salvaje beso.

-Deja de jugar con la poca paciencia que tengo. -amenaza. Su voz en ronca, gruesa, varonil.

No puedo negarlo, me excita, me excita más que cualquier otra cosa en el mundo.

-En dos días cerramos el trato, hasta entonces debe de esperar, y, no puede obligar a una trabajadora a acostarse con un cliente cuando tiene más opciones y puede elegir. Son sus reglas, y usted es quien se encarga de que se cumplan al pie de la letra. - una risilla disceta se me escapa- No quiere romperlas por mí. ¿Cierto?

Se queda mirando estupefacto mi rostro irónico. Yo sin otra cosa que decir, me marcho de ese lugar directo en busca de Narya.

Cuando llego a su habitación, veo el bombillo de este encendido lo que da a entender que está atendiendo a un cliente. En espera, me quedo en frente de su puerta.

Horas más tarde, sale un joven de cabello rojizo con una cara de satisfacción. Me observa de arriba abajo y sin darle importancia, entro al cuarto de mi amiga quien sorprendentemente esta con otro hombre al lado. ¿Un trio, en serio?

Esta mujer es una libertina.

-Lamento interrumpir, pero necesitamos hablar. -anuncio desde mi lugar.

El hombre al verme, se comienza a vestir y se larga.

-¿Que pasa ahora? -habla mi amiga bajo de las sabanas que cubren su cuerpo.

-Necesito que me ayudes con una coreografía para dentro de dos días. He acordado un trato con ese maldito periódico de tatuajes.

-O sea, vas a trabajar.

-Sí. Debo de hacerlo. Más bien, quiero hacerlo. -corrijo.

-Yo te ayudo, pero espero que no te arrepientas luego.

-Solo me arrepiento de no poder clavarle un cuchillo a ese Alpha.

-¿Por qué? Es a quien necesitas para reunir el dinero y salvar el burdel. -aclara y la sonrisa de mi rostro se desvanece.

-Por eso mismo lo odio. Además de que me está obligando de forma inconsciente a prepararme para ello. Eso me pone nerviosa. No es que tenga mucha experiencia sexual, al contrario de él.

-Hay mucho que trabajar. Me da miedo tener mi futuro en tus manos.

-Eres pésima animando a la gente.

-Solo vete a animarte a otro lado, ya me jodiste la noche. -acusa, hace una mueca y luego se levanta- Mañana comenzamos, espérame en la sección XY.

Nota:

¿Que esperan con respecto a "sección XY"?

Hay que ponernos las pilas como Venus y no dejar escapar al millonario. ;)

Sigan disfrutando de este Bajo Mundo.