"Aquí todos en el Bajo Mundo tenemos un deseo oscuro, uno que nadie sabe, pero que de forma inconsciente queremos saciar."

Una noche agotadora que culmina con millones de hombres borrachos a lo largo de la calle, mujeres ebrias en sus habitaciones y alguien como yo, distraída en su propio mundo. O, mejor dicho, en las palabras de un jodido lobo negro que se cree el alfa de la manada.

— ¿Vamos a hablar de lo que sucedió en la tarima? — habla mi madre desde mis espaldas logrando captar mi atención.

Puedo asegurar de que es la persona a la que más he intentado evitar. Presiento que va a venir un enorme regaño de su parte.

—Fue un error. Me empujaron hacia el escenario. — respondo omitiendo el nombre de a persona responsable.

—¿Todavía quieres ser una de nosotras? —pregunta en tono serio— No quiero que me respondas como si yo fuera tu madre, o pensando en lo que sucedió aquella noche. Necesito una respuesta como la dueña del bar.

—¿A qué viene esto? —expreso incrédula ante sus palabras- Yo no planeo morir como Jenna y Mia.

Termino de recoger algunas botellas del suelo y me alejo de mi madre. Avanzo por todo el lugar para chequear cada esquina. En cuanto verifico que todo está en orden, desaparezco hacia mi habitación.

Todo ha culminado de un modo bastante anormal al punto de no poder pegar un ojo en lo que resta de la noche. Las palabras de ese tonto lobo alfa, la pregunta fuera de lugar de mi madre. Todo me va a terminar volviendo loca.

Dispuesta de despejar, me levanto de la cama, me doy una ducha y me dirijo al comedor donde comienzo a revisar los libros de las nuevas inversiones, los gastos y ganancias.
Analizar todo me hace dar cuenta de algunas cosas. Traer chicas nuevas no aumentan nuestras ganancias, pues como no tienen contrato aun no pueden trabajar a pesar de que iniciaron anoche. Es bastante tramposo. Y eso es para ni mencionar que a pesar de que tenemos todo lo necesario para esta primera quincena, si no logramos reponer la inversión del Alpha, el club va a cerrar. Es decir, que, si no logramos producir en una semana lo invertido junto con las ganancias que están acordadas, el pago semanal de las chicas, vamos a volver al inicio.

La cabeza comienza a doler, intento pensar en una solución, pues, puede que logremos producir buena cantidad de dinero, sin embargo, lograr la cantidad invertida es imposible. Fueron 20 millones de dólares. Nosotras juntas no valemos esa cantidad. ¿En qué mierda pensaba ese arrogante y prepotente Blackash? Seguro cree que somos una máquina de
hacer dinero.

Mi celular comienza a sonar, lo tomo entre mis manos y de solo ver el protagonista de la llamada, el corazón se me hace añicos. ¿Cómo debo actuar después de lo que he hecho?

—Mientras que no digas nada, todo va a salir bien. — habla la compinche de crimen, Narya.

Suspiro y sin esperar más, contesto la llamada. —Hola, amor.

—Cariño, llevamos tanto tiempo sin hablar. Bueno, en realidad solo dos días, pero me parecen años. —escuchar su voz hace que la culpa crezca.

—Si. Te extraño mucho. ¿Cómo estás?

—Todo bien, por supuesto. Logre encontrar trabajo en la empresa de la señora Cooper. Gracias a ella voy a poder ir a visitarte pronto. Espero que todo esté bien por allá y que el restaurante de tu madre salga adelante.

Narya me observa, confundida por las palabras que acaba de escuchar. Es correcto lo que acaba de decir, le he mentido para que no se preocupe, o, mejor dicho, para que no se avergüence de tener una novia que trabaja en un burdel, que creció en uno.

Una mentira conlleva a la otra.

—Todo está bien. Son las seis de la mañana, deberías de apresurarte con tus ejercicios matutinos, después llegas tarde al trabajo.

—Tienes razón, en serio te amo, siempre estas atenta a todo. Adiós.

Me despido y luego cuelgo. Miro a la persona que tengo en frente, suspiro y es cuando llega la dichosa pregunta de porque le he mentido.

— Es la única solución que encontré y… —me interrumpe ante mi falta de palabras.

—Lo que sucede Venus, es que sabes que, si le cuentas todo, simplemente te va a abandonar porque un niñato rico no va a querer estar con alguien como nosotras. No te va a aceptar nunca. Además, no te mientas, tan enamorada no estas porque de lo contrario, no hubieras entrado a la zona VIP con el jefe. ¿O me equivoco?

—No sabes nada de mis sentimientos, y, por si lo olvidas yo no soy una de ustedes, no vendo mi cuerpo.

Desvío la mirada, busco palabras para confesar ante mi cura, sin embargo, mi silencio es la prueba de que sucede algo más.

Vale. — digo para mí misma, me enfoco en pedir un concejo.

—Ese hombre, ese Blackash deposito un millón de dólares en mi cuenta de banco. No es que se lo haya pedido pero una cosa llevo a la otra y ahora quiere acostarse conmigo y…

—Ahora no sabes que hacer. — concluye por mí- Devuelve su dinero, o sino, ten sexo con él. Otra mentira al ridículo que se cree tu novio no va a hacer daño.

—No puedo devolver el dinero porque lo necesitamos. Mi madre firmo un contrato con el dónde dice que si no pagamos todo lo invertido junto con las ganancias en la primera quincena el bar va a pasar a sus manos. Puede que hagamos dinero, pero 20 millones en dos semana es algo de locos.

Por un momento veo que se queda sin palabras, estoy segura que no sabe que decir. Tampoco tiene una solución a este problema.

—¿Le pediste un millón de dólares por una sola vez de sexo? —cuestiona, pensativa.

—No es que quería acostarme con él, solo fue un error. Pero sí. Pago un millón por una noche.

—Ten sexo con él lo suficiente para poder pagar. Me refiero a que, aunque no lo quieras, y, aunque te haya dicho que dejaras esta vida, estas atada a todo esto. Al fin de cuenta, siempre has sido una de nosotras.

— ¿Me estas pidiendo eso, en serio?

Asiente con la cabeza. Me quedo pensativa, pues su idea no está mal, para nada mal, sin embargo, eso quiere decir que voy a traicionar a Mike, y acostarme con todo aquel que pague por mis servicios.

De pequeña, desee tanto que esto pasara, pero ahora, los nervios crecen y la decisión que debo de tomar realmente me pone ansiosa. De forma obvia es algo que no tengo porque pensar o dudar, es el destino del bar.

También, está la posibilidad de que esta vida me guste. O bueno, siempre me ha gustado todo esto, solo que es difícil aceptarlo. Y más sabiendo que Narya tiene razón, aunque corra y huya de todo esto, mi vida siempre ha estado y va a estar atada a este bar, a estos hombres, a este estilo de vida.

—Vale.
Son las únicas palabras que se me ocurren.

—No te deprimas, por el momento solo folla con él, después, cuando la deuda este saldada y no tengamos por qué pensar en ello, puedes renunciar o seguir acostándote con quien te dé la gana. Además, ese renacuajo no va a saber nada.

Dios, a veces me pregunto qué he hecho para merecer a alguien como ella. Alguien que me puede joder la vida en un instante debido a sus concejos y libertinajes, pero que sin duda va a estar ahí cuando la necesite.

Una taza de café anivela el sueño y calma el estrés que tengo, aún es muy temprano para que las demás chicas se despierten y eso incluye a mi madre. De hecho, me pregunto por qué Narya esta despierta a esta hora.

—La verdad es que por primera vez en mi vida he pedido que paremos. Mi orgullo está herido y no puedo aguantar estar en la misma habitación que ese monstruo. —da un sorbo a su café.

—Dios, no creo que esto esté sucediendo en serio. Necesito conocer a ese hombre que ha logrado joderte en serio. —exclamo, sorprendida.

—Aunque, si soy sincera. Espero poder verlo otras veces, mi orgullo no va a lastimarse de nuevo.

Nuestras carcajadas se vuelven sonoras debido a las típicas conversaciones que tenemos, donde incluimos chiste, y cosas de chicas, y de chicos, por supuesto.

La mañana transcurre tranquila, y a medio día las chicas van apareciendo mientras que mi compañera desaparece al darse por vencida ante el sueño.

Nota:

¿A qué tod@s aquí tenemos compinche de crimen? No lo nieguen.

Ahora poco a poco nos iremos metiendo en el Bajo Mundo.