
BT 10 | Frutas con sabor a deseo
Frutas con sabor a deseo +18
—Tu siempre estás donde no te meten, cierto.
No me gusta ser así con la gente pero es que Matías saca lo que no me agrada de mi misma y eso es olvidar mis reglas.
—¿Pensé que me querías aquí, cariño? —sonríe.
—¿Crees que te quiero aquí conmigo?
—Esa sonrisa me lo afirma —comenta y yo solo volteo los ojos, si que tiene un buen ego, le dejaré claro que no es el centro de atención.
—Mi sonrisa lo único que afirma es lo patético que te veo, no te creas algo que no eres Matías.
Se acerca más a mí y yo solo me pongo en modo defensa, que ni crea que me va a intimidar. Su rostro se acerca al mío y una sonrisa estúpida se dibuja en su rostro.
—Madison —pone su mano en mi mejilla —. Eres una cajita de sorpresas a la cual estoy dispuesto abrir.
Modo serio activado.
Se acerca más a mi, como queriendo pegar sus labios con los míos y cuando esta cerca, lo empujó.
Río.
—¿Enserio creíste que me iba a dejar? Pobrecito Matías, yo no soy como las cualquieras con las que te metes.
—¿Como tu amiga? —al escuchar su comentario me enojó y le suelto un puñetazo en el rostro.
—¡A Mía la respetas, imbecil! —le digo.
Lo veo sobar su rostro y sonríe.
—Si que pegas duro, cariño.
—¡No hables de ella enfrenté de mí!
—Ok, disculpa —dice y yo solo continúo con mi camino y en eso toma de mi mano —. Esto no ha terminado aún —comenta.
—Para mí si termino —y sigo. Llego a la sala sin prestar atención a lo que Matías dice.
Volteó al lugar donde esta el sofá y Ulises esta hablando a gusto con Mía, me acercó y yo solo los veo reír.
—¿De que hablan? —digo para así entrar en la conversación.
—Le estaba contando a Mía sobre la ves que estábamos comiendo un helado y sin querer te lo embarre en la camisa.
—"Sin querer" no estoy tan segura de eso —comento haciendo una mueca y volteando los ojos de manera alegre, me acuerdo de ese momento épico al principio me enoje un poquito pero después terminamos los dos riendo puros locos en la calle. La gente solo nos volteaba a ver.
Se acerca a mí —. Tu sabes que fue sin querer, cariño —Ulises hace un gesto chistoso, simulando una voz de niño —. ¿Me perdonas?
Sonrío.
—Solo si me haces un favor —digo.
—Lo que pida, sera hecho mi reina —rió porque el alcohol a Ulises lo pone muy cariñoso.
Me acercó a su oído y empiezo a provocar a Ulises, comienzo diciéndole que me tiene que coger como nunca lo ha hecho y que dejare que me penetre en cualquier posición. Para terminar paso mi lengua por su oreja, viendo como la piel se le eriza de enseguida.
—Mejor me voy... par de calientes —Mía rápidamente se va y aunque no escucho lo que le dije a Ulises lo ha de haber supuesto.
—Así soy cariño y que duermas bien —le digo a Mía aunque la verdad no es esa, solo soy así cuándo la persona a mí lado me provoca la confianza suficiente para hablar de este modo.
Volteó a donde Ulises y rápido armo unos chupitos para que esto sea mejor todavía. A la cuenta de tres, dos y uno. Nos bebemos el liquido que entorpece a las personas.
—Que ganas de cogerte tengo en estos momentos, Madison si se pudiera aquí mismo te penetrara.
—Me encanta provocar este lado oscuro tuyo.
—Estoy seguro que sí.
Me levanto del asiento tomando la mano de Ulises para ir ya a mí cuarto, la verdad que no solo él quiere tener sexo, estoy que quemo. Es como una sensación de ansiedad que no quiere parar, una sensación que quiere ser saciada lo mas pronto posible.
Caminamos y en eso nos encontramos con Matías y yo solo no le presto atención en lo mas mínimo, al llegar a mí cuarto abro la puerta y a gran velocidad aviento a Ulises en la cama, me monto encima suyo y rápido pego mis labios con los de él. El beso se convierte en una batalla sobre el control, los dos comiendo como si de animales se tratara.
Me pone sobre la cama, él encima de mí, empieza a pasar su lengua sobre mi cuello para después chupar y así sacar pequeños gemidos de mí boca. La sensación que provoca esto, es brutal.
°°°
Ulises Millán.
El calor fuerte que emana de mi piel es satisfacción pura, tener a Madison de esta manera hace que mi yo interior grite de emoción, hace que algo grande y deseoso explote dentro de mí pecho.
El beso entre nosotros es delicia completa es como si un sabor nuevo fuese descubierto, un sabor que te haga desear devorarlo absolutamente todo donde ninguna pizca será desaprovechada.
Lentamente empiezo a pasar mis labios por encima de su pecho, velozmente me deshago de su camisa al igual que de su brasier para así descubrir esos frutos relucientes que todo hombre quiere tener entre sus labios, masajeo sus senos provocando en Madison pequeños gemidos que lo único que hacen es encender más fuego entre nosotros. Después mi boca devora esas pequeñas esferas color avellana, lamiendo cada parte de ellas.
—¡Ulises, lo necesito! —la voz de Madison es como ondas de placer transmitidas a mi cabeza.
Rápidamente captó a lo que se refiere y a gran velocidad le quitó su pantalón. Mis dedos empiezan a jugar por encima de esa fina tela que cubre ese tesoro preciado como perlas en el mar. Los gemidos de Madison me indican que ya no aguanta que su deseo tiene que ser correspondido inmediatamente.
Me deshago de su ropa íntima y con una sonrisa en mi rostro y mis labios con un brillo insaciable.
Sin pensarlo dos de mis dedos se introducen dentro de su sexo para después poner mi lengua en la parte donde se encuentra ese punto de sensibilidad extrema, su clitoris.
Meto y saco mis dedos a una velocidad considerable mientras que con mi lengua masajeo su sensibilidad, provocando gritos de lujuria en Madison.
De mi parte solo me toca saborear cada parte de ella por que así como a Madison le gusta saborear los atributos masculinos a mi también me gusta sentirla caliente con mi lengua.
—¡Ulises me voy a venir!
Empiezo a acelerar un poco más y gemidos algo escandalosos de parte de Madison salen a flote, para así después llenar mi rostro del fluido femenino.
Sonrió por lo que acaba de pasar.
—¡Eres una reina Madison! —digo.
Madison se levanta de la cama y se acerca a mí.
—Y tu mi rey —me besa con pasión y yo la apegó a mí —. Ahora quiero que me folles Ulises.
Madison pone una sonrisa seductora y yo pues no me puedo negar a su petición que tanto deseo cumplir.
—Como lo ordene mi reina.
Sonrió y la besó.
Solo diré una cosa.
Necesito más cumpleaños así.
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Mi parte favorita es cuando tu sonríes estando dentro de ti 🔥
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