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Capítulo 19


Seven Hills


El último tramo del viaje hasta Seven Hills, Phuong y yo lo hicimos entre miradas, palabras sueltas sin verdadero significado y risas quedas, en tanto una de sus manos se mantuvo atada a la mia. Algo que noté fue que Phuong ya no llevaba el anillo que durante un tiempo significo su unión con Miles.

No voy a negar que tuve curiosidad y deseos de preguntarle porque ya no lo usaba, pero preguntar por la joya era como traer el recuerdo de Miles y admito que egoístamente, quería mantenerlo lo más lejos posible.

Al dejar atrás el enorme letrero que daba la bienvenida al pueblo disparó los nervios que había buscado disimular. Mi ansiedad fue haciéndose muy evidente, reflejándose en el involuntario movimiento de mi pierna derecha.

—Me siento como si fuera a conocer a los suegros por primera vez, no es el caso, pero imagino que la sensación es la misma. —Phuong me sorprendió con aquel comentario antes de dejar escapar una ligera risa que yo imite antes de, por mutuo acuerdo, y sin necesidad de palabras, separar nuestras manos en cuanto el autobús se fue acercando al andén que le correspondía.

Por un momento, una loca idea de fuga cruzo mis pensamientos, mientras nos pusimos de pie y  agarramos las mochilas que nos correspondían, nuestro único equipaje para las dos próximas semanas.

Pensar en huir junto a Phuong fue, por unos segundos, una maravillosa concepción.

Él y yo dejamos que casi todos los pasajeros se nos adelantaran antes de cambiar la tibieza del interior del autobús por el frío exterior. A través de los opacos cristales, alcance a ver a mis padres, a Darcy y a Seamus, y por unos segundos la posibilidad de que Deirdre no hubiese ido a recibirme fue real.

La antigua y pequeña estación de autobús bullía en actividad, viajeros salían y llegaban, como Phuong y yo, para las fiestas que se avecinaban. Mi amigo fue el primero en cruzar una de las puertas conmigo pisándole los talones y pensando en hacer las presentaciones.

Pronto me di cuenta de que no solo los Byrne esperaban sino también los O'Sullivan, con una emocionada Deirdre al frente, luciendo perfecta para la ocasión y quien no dudo en casi correr hasta mi. Recuerdo que todo sucedió en cuestión de segundos, pronto la tuve frente a mi, sentí su aroma dulce empalagoso y sus delgados brazos intentando rodear mi cuello entre lágrimas y risas.

—¡Al fin has vuelto, Finley! ¡No sabes como te extrañé, mi amor!

Un rápido vistazo al frente, por encima de la cabeza de Deirdre, conecto mi mirada fugazmente con la de Phuong, quien arqueó una de sus cejas por breves instantes, un gesto dedicado solo a mi.

En esos momentos yo era un hervidero de emociones y sentimientos, mientras le devolvía el abrazo a Deirdre que buscaba más que una tibia muestra de cariño de mi parte.

Mi novia por lo general era comedida, no acostumbraba a dar muestras físicas de amor cuando sus padres estaban cerca y pendiente a todo, pero esa vez al parecer le ganaron las ganas y echando el pudor a un lado, busco mis besos forzándome con sus brazos alrededor del cuello a acercar mi rostro al de ella.

Y mientras me mantenía inclinado hacia ella, abacorándome con una lluvia de besos cortos y mojados sobre el rostro, yo volví a llevar la mirada al frente, buscando nuevamente a Phuong y deseando zafarme. Sin embargo, pronto me di cuenta de que mi amigo se desenvolvía muy bien, él mismo se estaba presentando no solo con mi familia, sino con los padres de Deirdre, mostrando sus buenos modales junto a una sonrisa agradable y simpática.

—Deirdre, ¿Cómo estás? Es bueno verte...

Incluso a mi me parecieron secas palabras, pero ella se encontraba tan sumergida en sus propios sentimientos que no vi cambió en su semblante o tan siquiera una chispa de resentimiento hacia mi poco entusiasmo.

Me estaba costando tanto expresarme, y disimular que mi atención y sentimientos ya no estaban con ella, sino con el chico de expresivos ojos oscuros a solo unos pasos de distancia.

—No sabes cuanto deseaba que llegara este día, para verte, abrazarte y besarte, amor. Te ves muy bien, cariño, radiante. Se nota que la pasas muy bien allá en Albany...me voy a poner celosa, Finley.—Deirdre se alejo unos pasos de mi, pero no soltó mi mano, en tanto se expresaba efusivamente sin dejar de moverse— .¡Estoy tan emocionada, es que te extrañaba tanto, Finley!

La diminuta chica pegó su cuerpo al mío nuevamente, esta vez abrazo mi cintura y dejo reposar su lindo rostro a la altura de mi pecho. Y me sentí tan culpable.

Con Deirdre pegada a mis costillas alcance a mis padres y a Seamus que me recibieron entre abrazos, apretones de manos y besos, en especial mi madre. Por otro lado, Darcy me echo una rápida mirada y apenas me dijo hola, y fue justo allí cuando noté por primera vez el interés que Phuong había despertado en ella. A mi huraña hermana le brillaban los ojos, mientras embozaba una soñadora sonrisa, su total atención puesta sobre mi encantador amigo.

*********

Cuando salimos de la estación Deirdre y sus padres prácticamente me guiaron hacia su Oldsmobile oscuro, y lejos de Phuong quien, tomado de uno de los brazos por Darcy, seguía a mis padres y hermano menor hacia la camioneta Chevrolet de papá.

Enseguida tuve una idea demasiado clara de como serían las cosas entre Phuong y yo durante nuestras vacaciones, y mientras viajaba junto a Deirdre, que no dejaba de propinarme caricias en el rostro y susurrarme al oído palabras de amor, en la parte de atrás del vehículo de sus padres hacia la casa, no pude dejar de pensar en lo afectado que estaba. En lo triste y frustrante de la situación.

Incomodidad, enojo, desilusión...eran algunas de las emociones que me avasallaban, mientras trataba de mostrar mi mejor cara en aquel viaje que me pareció duro horas. No obstante, reconocí que era algo que se veía venir.

El vehículo manejado por mi padre abandono primero el estacionamiento para enfilar por aquellas calles que yo conocía muy bien. El viento traía ráfagas de nieve que pegaba contra los vidrios de los vehículos, mientras transitaban con cuidado sobre las heladas carreteras.

El padre de Deirdre llevaba buen control del guía, su madre, muy sonriente, intercambiaba miradas entre la carretera, su marido y nosotros. Su hija, arrimada a mi y después de dedicarme algunos susurros amorosos, dio inicio a un monólogo aparentemente inofensivo sobre su vida los pasados meses, no obstante, algo en su tono de voz me dio a entender que mi novia resentía no solo estar lejos de mi, sino estudiar en un colegio universitario, mientras yo lo hacia en la universidad.

—Deirdre cariño, Finley debe de estar muy cansado por el viaje, ya tendrán tiempo para hablar e intercambiar opiniones más adelante —comentó su madre. Con un rápido vistazo hacia su hija me di cuenta de que a ella no le agrado la intervención.

—No lo estoy agobiando como sugieres, madre. ¿Verdad que no, Finley?

—Para nada...

Embozando una tenue sonrisa que no le llego a los ojos, la madre de Deirdre se acomodó mejor en su lugar, llevando su atención lejos de nosotros. Su hija deposito sobre una de mis mejillas otro de sus besitos, y di gracias al cielo porque solo faltaban unos minutos para llegar a la casa, ya que mi tolerancia comenzaba a escasear.

***********

Casi salte del carro, sin titubeos, y halando mi mochila en cuanto el padre de mi novia estaciono cerca de la camioneta de mi padre, que habia llegado segundos antes. Estaba conciente de que Deirdre se había arrastrado sobre el asiento de vinilo para salir por la misma puerta que yo habia dejado abierta.

Y que intento igualar mis apresurados pasos, mientras yo me apuraba hacia el interior de la casa, la calzada estaba algo resbalosa. Phuong, con Darcy innecesariamente cerca, mi hermanito Seamus y mis padres, ya se encontraban reunidos frente a la puerta principal, en tanto mi padre se ocupaba de descorrer el cerrojo.

Subí los cuatro escalones hasta el balcón y entré a la vivienda sin detenerme a esperar por Deirdre y sus padres. La casa donde habia vivido toda la vida me dio la bienvenida con su ambiente cálido y aromatizado con los vapores dulces del pastel que mi madre tenia al horno.

Mientras mi madre se iba directo hacia la cocina después de dejar el abrigo y su bolso en un gancho del pasillo para esos fines, yo seguí a los demás hasta la espaciosa sala. Phuong y Darcy tomaron asiento en el más pequeño de los dos sofás, mientras yo me quedaba parado detrás de mi hermano menor, que igual que yo, parecía no saber donde sentarse. Detrás de nosotros los O'Sullivan, con Deirdre al frente, también esperaban por acomodarse.

—Voy a ayudar a Aine, ¿vienes a ayudarnos Darcy? —La idea de Devany, la madre de Deirdre, me pareció excelente, aunque fue muy evidente que Darcy no compartía el sentir.

—Enseguida las alcanzo, Devany, primero voy a mostrarle a nuestro invitado su habitación y donde queda el cuarto de baño, pues debe de estar deseoso de refrescarse. —Noté la reacción de papá ante los dichos de Darcy.

Para mi fue evidente que desaprobaba lo que su hija habia dicho, posiblemente ya habia notado el excesivo interés de mi hermana por Phuong, no podía saber, pero de seguro no estaba de acuerdo con la iniciativa de Darcy, encontrándola fuera de lugar.

—Ve a ayudar a tu madre, Darcy. Finley se encargara de su invitado —instruyo papá haciendo énfasis en «su invitado» antes de echarme una rápida mirada.

Phuong se puso de pie, seguido de una malhumorada Darcy. Yo también deseaba refrescarme, y moría de ganas por estar solo con Phuong aunque fuera unos minutos, así que no espere a moverme hacia el pasillo que llevaba a las habitaciones.

Me disculpe con Niall y su hija, que me pidió no tardara mucho, en tanto le hacía gestos con una de mis manos a Phuong, que vi, no tardo en disculparse también y seguirme.

—Phuong ocupara el dormitorio entre tu cuarto y el mio, Finley —mencionó Seamus pronunciando de manera rara el nombre de mi amigo, y no tardo en dejarse caer sobre el mueble que antes ocupaban Darcy y Phuong.

Un sonriente Phuong se me unió al principio del amplio pasillo, cruzando miradas por unos segundos.

—Vamos, amigo.

Sentía que la tensión entre Phuong y yo podría cortarse con un cuchillo, por mi parte, apenas había podido contenerme para no tomarle una de sus manos o incluso para mantener mi mirada lejos de él.

Encendí los focos que bañaron con su luz el pasillo de paredes forradas de papel tapiz, tan común en aquellos años,y adornadas con algunos pequeños cuadros, casi todos con imágenes campestres, aunque habia uno que otro que mostraba la imagen de tres niños, mis hermanos y yo.

Sin hablar, me apresure a pasar mi habitación y de inmediato abrí la puerta del dormitorio donde Phuong pernoctaría, adelantándome. Phuong siguió mis pasos reuniéndose conmigo en el interior del cuarto, y sin perder el tiempo había cerrado la puerta asegurándola con el cerrojo, antes de echarme los brazos al cuello e ir por mi boca.

Ambas mochilas cayeron al suelo alfombrado, y mientras Phuong se abría paso con su lengua al interior de mi boca, yo, demasiado excitado para pensar con claridad, correspondía a su entusiasmo. Unidos fuimos a tropicones hasta caer sobre la cama, sin dejar de besarnos.

Phuong me acariciaba la nuca, yo solo deseaba que no hubiese tanta ropa entre medio de los dos.

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