Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16




Te veo feliz. Me alegro, te lo mereces

Una de las areas de descanso de la universidad resulto ser un buen lugar para torturarme, mientras veía a Bryan Ryley muy risueño, correr entre las mesas y sillas con el gorro de lana de Phuong en tanto este lo perseguía juguetón.

De ese y otros momentos fui testigo, mientras trataba de leer un capítulo crucial para el próximo examen, con una taza de humeante y necesario café al lado. Últimamente me desvelaba muchísimo en las noches porque no podía dejar de pensar en tantas cosas a la misma vez, en vano buscaba el sueño y a veces lo único que encontraba eran los suaves ronquidos de Phuong.

Fueron muchísimas las ocasiones en que lograba dormitar muy levemente, tan leve que cualquier ruido volvía a despertarme, después, se me hacia casi imposible dormir y optaba por levantarme, darme una ducha y vestirme para salir a la universidad, comenzando mi mañana en aquel lugar repleto de mesas, sillas y maquinas expendedoras de café y alimentos chatarra antes de entrar a clases.

Y con el pasar de las semanas se habia convertido en el sitio por excelencia para ver y no ser visto, pues mi lugar en una de las esquinas me hacia pasar casi desapercibido.

Phuong terminó acorralando a Bryan para arrebatarle el gorro, en tanto yo no podía sacarle los ojos de encima con una mueca de pesar en los labios. Aunque no voy a negar los celos que amenazaban con amargarme más de lo que ya estaba, siempre traté de ver el lado amable de la situación, por lo menos para él, quien parecía haber encontrado en Bryan el compañero perfecto, alguien que estaba muy seguro de si mismo, de sus sentimientos y emociones.

Además de que Bryan era un chico muy atractivo, y sobre todo, parecía ser divertido y alegre.

«No es un soso como tú, Finn. Él va más acorde con Phuong»—pensaba.

—Así que Bryan Ryley es el nuevo amor de Phuong. —Oír la educada voz de Miles me trajo de vuelta y con un carraspeo me acomode perdiendo de vista a la pareja que para ese momento se habia sentado frente a una de las mesas más cercanas a las puertas de cristal. Enseguida noté que el afroamericano apenas podía disimular su malestar antes sus propias palabras.

En el exterior caía el comienzo de una suave nevada y poco a poco el lugar se iba llenando de estudiantes buscando refugio.

—¿Cómo estás? ¿Puedo sentarme?. —Su pregunta fue solo un educado requisito, pues no esperó mi respuesta para tomar asiento después de quitarse los guantes y la bufanda.

—Se esperan varias pulgadas de nieve...

La mención de las condiciones del tiempo me pareció solo un regodeo esperando que fuera yo quién comentara sobre el tema que planteo al principio. En cambio, me entretuve en guardar mi libreta de apuntes en la mochila, pues venia siendo tiempo de irme a mi próxima clase.

—¿Qué piensas, Finn? Tu que convives con él todos los días, ¿crees que Ryley tiene potencial, lo ves como el futuro novio de nuestro amigo?

Pude decirle que no tenia nada que decir sobre los supuestos asuntos amorosos de mi compañero de cuarto, sin embargo, no quise ser rudo, no era mi estilo. Además no me arriesgaría a que Miles se diera cuenta de cuanto me afectaba ver a Phuong con Bryan, e imaginarlos juntos disfrutando de su noviazgo.

El silencio se instaló entre nosotros, y por lo menos yo, me sentí abacorado por la actividad en el lugar que pareció multiplicarse con la llegada de más estudiantes y personal administrativo. Un vistazo a Miles me comprobó en que ocupaba su tiempo, el afroamericano no despegaba su mirada de la pareja.

Sentía que su pregunta aún colgaba entre nosotros, y yo me debatía en ponerme de pie, haciéndome un poco el loco, e irme, o decir algo como.

«No sé que decirte, pero solo le deseo lo mejor, Phuong se lo merece»

—En fin...¿sabes? por un momento pensé que tú y Phuong terminarían juntos...y aun no me saco de la cabeza la impresión de que le gustabas mucho, pero supongo que se dio cuenta de que contigo no tenia esperanzas.

Miles no me miró en ningún momento, su atención se encontraba en algún punto del enorme lugar y tuve la impresión de que hablaba más para si mismo que para mi.

—Esperó que sigas bien, Miles. Nos vemos luego, se me hace tarde...—Enseguida dejé escapar esas palabras, con la mochila en una de mis manos, me puse de pie con poco cuidado.

Me dio la impresión de que Miles no esperaba mi intempestiva despedida, pues me echo una mirada con el ceño fruncido. Esa mañana abandoné el área de descanso con bastante prisa, agobiado por mis propios pensamientos.

******

El receso navideño se acercaba y si hubiese podido habría evitado mi viaje a Seven Hills, como lo hice en noviembre. Y aunque lo pensé seriamente, al final decidí regresar al pueblo a pasar los días festivos con la familia, a la vez que la idea de terminar mi noviazgo con Deirdre era algo que no me dejaba tranquilo.

Sabia que si decidia dar ese paso, las vacaciones podrían convertirse en amargas, llenas de reproches e interrogatorios. No solo tendría a mis padres exigiéndome explicaciones, sino también a Deirdre, no obstante, pensaba que tomando en cuenta mis sentimientos y deseos era lo mejor que podía hacer.

—¡Finley! ¿Cómo estás, amigo?

Daisy Jane me rodeo el cuello con los brazos, tomándome por sorpresa, pues no la vi venir. Me encontraba sentado en mi lugar habitual, con mi café y un libro de Biología frente a mi.

La chica, después de darme un corto, pero apretado abrazo, despeino mis cabellos antes de sentarse a mi lado dejando sobre la superficie de la mesa su colorido bolso y una taza de plástico con lo que parecía te.

—¿Tienes idea de hace cuanto no coincidíamos?

—Estoy muy bien, ¿y tu Daisy Jane? hace semanas que no nos veíamos.

—Phuong me comentó que estabas muy ocupado con los estudios, pero siempre hay que sacar tiempo para distraerse, Finley.

No podía imaginar en que momento fui tema de conversación entre Daisy Jane y Phuong, y creo que no supe disimular mi incertidumbre.

—Le pregunte por ti, mencioné que deberíamos invitarte cuando salimos en grupo, pero él lo descarto, decía que casi no te veía, y que parecias siempre de arriba para abajo.

Al parecer me estaba enterando sin preguntar, el motivo por el cual me sentí victima de ostracismo. Según veía mi compañero de cuarto se tomó muy en serio lo de no molestarme.

Fue claro para mi, demasiado claro, que Phuong prefirió echarme a un lado de manera sutil y ...mentirosa. Tuve la idea de ponerlo en evidencia, pero una cosa podría llevar a otra, haciéndome decir cosas para las cuales no estaba preparado.

Así que sacudí la cabeza de manera afirmativa, pero sin entrar en detalles. Sin embargo, cuando mencionó el viaje a Ohio para ver a su familia, y me pregunto que tal mi viaje a Seven hills, algo en mi expresión me delato.

—No me digas que no viajaste a Seven Hills, Finley.

—Pues no...no sabes lo enfermo que estuve.

Un poco de desmesura hacia falta.

Recuerdo que estando allí vimos entrar al salón a la pareja del momento, Phuong y Bryan. De un rápido vistazo me di cuenta de la seriedad en sus rostros, contrario a días pasados que no dejaban de reír, y cuchichear entre retozos.

No me animaba a mirarlos, lo menos que deseaba era que cualquiera de los dos se diera cuenta de mi atención, mucho menos si, como parecía, estaban en medio de un argumento.

—De seguro ya se lo dijo...

Mi atención fue de vuelta a Daisy Jane que después de su comentario paso a darle un buen sorbo a su té. Cuando Daisy Jane volvió a mirarme sé que no pude disimular la curiosidad.

Casi estaba seguro de que aquel comentario iba para Phuong y su amigo que no se acercaron a nosotros, ellos ocuparon una mesa casi al fondo, en la esquina contraria. Y mientras esperaba porque la parlanchina chica añadiera algo más a sus dichos, mis ojos se desviaron, porque se me hacia casi imposible mantener mi atención lejos del asiático.

Recuerdo que ese día Phuong lucia más atractivo que nunca, con su cabellos, algo largos,  creando ondas en las puntas que sobresalían de su gorro de lana, y el rostro que por lo general llevaba bien afeitado, comenzaba a presentar la tenue sombra de una barba de dos días. A él lo veía de perfil, mientras que a Bryan, con su alborotado cabello rubio cenizo y ojos azules podía verlo casi de frente. Y definitivamente la tensión entre ellos era evidente.

Daisy parecía estar igual de intrigada que yo, pues apenas mantenía su mirada lejos de su amigo.

—Phuong y ese chico Bryan, ¿son novios? —Esa pregunta trajo de vuelta la atención de Daisy hacia mi. La vi entrecerrar los ojos y hacer una mueca, mientras movía la cabeza negativamente.

—No, que más quisiera Bryan. A mi me consta que esta muy interesado en Phuong, le gusta mucho...y pienso que si no fuera porque mi amigo esta enamorado de alguien más, seguramente él y Bryan tendrían un futuro juntos.

—Te refieres a que Phuong aún ama a Miles.

Lo dije, pero de inmediato supe que aquello no era lo que pensaba Daisy.

—¡No que va! Para nada, Finley, nuestro Phuong ya no siente nada por Miles, incluso pienso que lo que tuvo con él fue más una ilusión pasajera, pero de que esta enamorado de alguien más, lo está, a mi no me engaña.

Me limite a asentir, mientras formaba una sonrisa bobalicona sobre mis labios. El recuerdo del beso que compartimos en Nueva York y nuestro apasionado encuentro en la habitación horas después, se instalaron en mi mente, no por primera vez.

—Lo de Miles es pasado, y aunque Phuong se empeñe en negarlo, yo sé que está enamorado. A veces me pregunto porque no me lo quiere decir...tu...

La imprevista marcha de Bryan, que se puso de pie sin cuidado, empujando la silla hacia atrás en tanto recogía sus pertenencias antes de alejarse con prisa, cortó lo que Daisy Jane se disponía a añadir.

—Creo que ya no los veremos juntos...

Daisy prensó los labios, mis ojos vagaron nuevamente hacia Phuong que se mantuvo sentado, con la cabeza baja, aparentemente sin más que hacer. Tuve el impulso de ir con él, pero me controle, lo sucedido entre ellos no era mi problema, en todo caso seria Daisy la indicada para ir con su amigo.

Le eché un vistazo a mi reloj pulsera digital, ya iba siendo hora de abandonar el salón e ir por mi siguiente clase, me dispuse a despedirme de Daisy cuando vi de reojo que Phuong se habia levantado de su lugar, y caminaba hacia nuestra mesa.

Fingí buscar con ahinco algo en el interior de mi mochila, sin embargo, todos mis sentidos estaban al tanto de la llegada de mi compañero de cuarto.

—Hola, Daisy...hola Finn...

Phuong halo una de las sillas cerca de Daisy y después de dejar sobre la mesa su mochila, se sentó. Yo le eché un rápido vistazo e hice un gesto de saludo con mi mano.

—Amigo mio, ya vi lo que sucedió...Bryan no se veía muy contento, así que supongo que hablaste con él.—No contaba con que Daisy tocaría ese tema estando yo allí, me pareció algo incómodo, no quería oír los detalles de lo que fuera tenia que contar Phuong.

Mantuve la vista baja, esta vez le dedique tiempo a uno de los bosillos externos de la mochila. Phuong se acomodó sobre la silla y dejó escapar un suspiro, mientras Daisy le miraba y escuchaba atentamente.

—Tuve que hablar con él, le dije que no podía corresponderle como deseaba, y que solo podía ofrecerle mi amistad.

Sentí un susto en medio del pecho, y la expectativa correrme por las venas.

—Ni Finley o yo sabemos la identidad de tu nuevo enamorado. Porqué no nos engañas, Phuong, ambos sabemos que estas enamorado y no nos quieres decir, por eso rechazas al pobre de Bryan, porqué alguien más llegó antes. Y no nos digas que es Miles...porque ni tu compañero de cuarto y menos yo, te creeremos.

Las palabras de Daisy, un poco tergiversadas, ¿en qué momento le dije que yo también pensaba que Phuong estaba enamorado?, fue ella quien aseguro tal cosa, me molestaron un poco.

Lo menos que deseaba era que Phuong supusiera que era tema de conversación y cuchicheos entre nosotros. Decidí que lo mejor que podía hacer era largarme de allí.

—Creo que Finley puede tener una teoría sobre quién es mi supuesto interés romantico, ¿o no amigo?

Me impulse fuera de la silla justo en el momento en que Phuong dejaba salir ese comentario, sobre mi estaban las miradas de mis compañeros de mesa. Daisy, con sus ojos entrecerrados me miraba con duda, esperando lo que tenía que decir, mientras que los ojos hambrientos de Phuong parecían querer taladrarme, en tanto me desafiaba.

—No puedes irte sin decirme tu teoría, Finley.

—Si, Finn, dile a Daisy tu teoría.

Con ambas manos apoyadas en la mesa y mi cuerpo algo inclinado, mi mirada iba de uno a la otra, y aunque de inmediato no supe que decir, decidí que esta vez seguiría las enseñanzas de Jesús con las que fui criado, ósea, decir la verdad, porqué la verdad os hará libres.

—Yo, Daisy Jane, yo soy el nuevo interés romántico de Phuong.

Ver la sorpresa en el rostro de Phuong fue realmente gratificante, notar su manzana de Adam subir y bajar, mientras tragaba grueso, sexy.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro