La familiaridad de la oficina y su decorado me había dejado sorprendida, pues pasaron años desde la última vez que lo había visto y sin embargo no había cambiado nada, esos tonos tan opacos lograban dar la sensación de encarcelamiento, el cuadro de un revolver en el centro de la habitación era deprimente, sobre la mesa se encontraba una foto de lo que su ponía era su familia: 3 niños y una mujer con grandes sonrisas en la cara y lo único que hacía del lugar más agradable el olor que desprendía su café negro.

-- Buenos días señor-- se levantó-- permíteme presentar a mis compañeros, Lucía Toxon agente especialista en tecnología avanzada e investigación.

--Mucho gusto-- le extendió la mano.

-- El es Maick Jackson, agente de defensa, experto en criminalística y es quién me ayuda a llevar a cabo las operaciones.

--Un gusto trabajar con usted-- repitió lo mismo que Lucy.

Estaba siendo mucho más formal y específico en presentarlos ya que con el presidente no era necesario pues a él no le interesaba lo que representaban esos cargos.

-- Clara Graiton, especialista en mecánica de vía terrestre, fluvial y aéreo, y una de las mejores francotiradoras de la región.

--Un placer.

-- Y a mí ya me conoce-- me senté e indiqué a qué mis compañeros también se sentaran.

--Mí nombre es Pablo, Pablo Mora y es un placer para mí tenerlos aquí, agente - me miró - ¿Tiene alguna idea de cómo empezará a trabajar?

-- Tengo varias, usted sólo déjelo en nuestras manos. Sin embargo hablemos de lo que vamos a necesitar para la misión.

--Me parece correcto.

-- Tenemos una lista de las cosas materiales que necesitaremos que nos aporten. Por favor, Lucy ¿Puedes empezar?

-- No me vendría mal cinco ayudantes expertos en informática, una oficina y por supuesto una furgoneta.

--Delo por hecho.

-- ¿Clara?

--El taller, y necesitaría que todos puedan cederme el cargo.

--Perfecto.

-- ¿Jackson?

--Con una oficina me conformo-- al ver todo lo que sus compañeras pedían soltó la respuesta sin pensarlo.

-- Yo también necesitaré una oficina.

--Todo lo que han pedido lo tenemos, no se preocupen - llamó a su secretaria - Selin, ven a mostrarle a nuestros agentes sus oficinas.

La muchacha era rápida pues ni bien había dejado el teléfono en la mesa alguien tocó la puerta y pasó -- vaya que si mis compañeros fueran así de educados los amaría aún más.

--Buenos días, permítanme dirigirlos.

--Claro.

Nuestras oficinas no estaban mal, desempaqué la maleta, puse la ropa en el perchero y la peluca en el maniquí, para nada mal-- miré la tableta para poder estudiar a la mujer en la que me convertiría más tarde - Fabiola Sánchez sería mi identidad, diría que ser actriz facilitaba el trabajo encubierto pero aún así era más complicado en el rodaje tenías descansos, podías jugar con tu papel por un tiempo indefinido y volver a grabar si fallabas, en un trabajo en cubierto las fallas no están permitidas, no solo juegas con el papel, debes ser el papel, cualquier error podría echar a perder todo ¿Cómo haría si alguien me reconociera? Lo más probable era que me mataran o torturaran si no encontraba la manera de escapar antes, y aunque el trabajo pareciera ser aterrador todo el tiempo bajo peligro mortal, yo no tenía miedo para mí seguía siendo emocionante sentir ese peligro, la sensación de tener a la muerte más cerca de lo que lo tienen las demás personas en cierta manera, me excitaba. Admiré mi revolver, un franco junto con una pequeña arma que servía para expulsar jeringas somnolientos, navajas y todo tipo de armas, también un traje ajustado de última generación invisible ante las cámaras e intraspasables para las balas, después de hacer todo eso salí en busca de Lucy.

-- ¿Qué información tenemos?-- toqué su hombro inclinado al leer una gran cantidad de información.

--Casi nada--me miró y luego volvió a lo que estaba - Nombre o presunto nombre del traficante Magdoneir Playsmor, algunas niñas de 15 a 17 años y tan sólo dos burdeles confiscados, una en Marbella otra en Barcelona-- bufó.

-- ¿Tan poco?

--Ya lo ves, pero me esperas cinco minutos y ya tendrás más ... espera creo que acabo de encontrar algo - se centró en la computadora.
--¿Qué cosa? - me senté en la silla vacía a su lado.

--Acá está Magdoneir, hijo de Leticia Mayor y Carlos Playsmor, nació en 1998, 39 - divagó - según ésto - me miró.

--Está casado - respondí.

--No tiene hijos-- volvió a la computadora.

Tecleó tan rápido que no alcancé a ver las letras que apretaba, luego me pidió que mirara y ví a una mujer.

--Samira Ocampos, bonita por cierto. Sus padres viven en Marbella, calle 15, casa número 50 -- me miró orgullosa de sí misma con una sonrisa de ego que provocó mi propia sonrisa y guiñé un ojo.

--¿Qué? ¿Cómo consiguió esa información en tan poco tiempo?

-- Es que ella es una genio-- repliqué--¿Podrías llamar al agente Jackson?-- pedí al  mismo jóven.

--Por supuesto-- salió aún estando sorprendido.

-- ¿Te ayuda la información? ¿Qué piensas de ellos?--refiriéndose a la gente de informática que nos rodeaban-- No pudieron encontrar una información confidencial en un mes y nosotros ya lo hicimos, es genial.

-- Tú lo hiciste cariño. En cuanto a lo otro, creo que los padres de Samira necesitan una visita.

--¿Qué harás?

-- Espera a que venga Jackson.