Capítulo 26

Yo mismo he creado un futuro, no es perfecto, pero me gusta. Liam definitivamente se va a Europa y sé que ira muy bien allá. No está convencido en dejarme solo, pero lo máximo que haré será cuidar de mi mejor amiga. Como hemos previsto no fuimos a la graduación y celebramos en familia, no me gusta ser hipocrito e ir a donde me sienta incómodo. A lo mejor hubiese sido divertido, pero no, la pasamos en grande y ha sido una experiencia única.

Estando en el aeropuerto, es difícil despedirse, no sé si volveré a verlo, tampoco sé si encontrara el amor de su vida verdadero por esos lares, solo sé que gracias a Liam he tenido una experiencia amorosa muy divertida y elocuente, que alguien me adore y me ame aparte de mis padres y Selene, es una bendición.

—Mucho éxito. No te vuelvas prostituto, ya sabes que es ilegal.

—Si, lo sé. Si necesito dinero, lo haré —ve que pongo la cara de asco y sonríe—. Eres mío, bebe. Nos vemos. No te portes mal porque lo sabré.

Él se va junto a su familia, siento un nudo en la garganta como si me diera el impulso de salir corriendo y alcanzarlo, pero no. Hay que dejar que las personas evolucionen solas y puedan ser mejores de lo que ya son. Sé que a Liam Hamilton le ira muy bien en Europa, tendrá su éxito y si llega a volver lo esperare con los brazos abiertos. No me siento mal, ni tampoco armo un drama por eso, con saber que alguna vez he amado a alguien sin poder decirle de frente, pero que ya lo sabe, me hace sentir muchísimo mejor y ha sido una locura conocerlo.

En casa todo está en orden, mis padres trabajan y yo me dispongo a conseguir trabajo para tener dinero y no depender de ellos. Junto a Selene vamos al médico, vemos todo lo del bebé y fantasiamos en cómo será y que ropa podrá colocarse. Esa es la parte más divertida de todas.

—¿Estás bien? —me pregunta mientras estamos comiendo helado de chispas de chocolate.

—Si. Este helado está súper bueno.

—No has sabido nada de Liam en los últimos meses.

—He aprendido mucho y si es para mí, pues me alegraré y si no lo es, pues siempre será mi primer amor verdadero.

—Esa es la actitud.

Culminamos nuestro helado y vamos por las tiendas a observar ropa. Es genial imaginarse a un bebé tan diminuto en todo eso. No soy la clase de chico que le da vergüenza ir a una tienda de esas, al contrario creo que me recuerda cuando era una chica y me motiva más a ayudar a mi mejor amiga, así que no le veo el problema. No me hace menos hombre por ver cosas femeninas.

—Esos zapatos los debe tener —señala unas botas de princesa.

—Ya muero por saber el sexo del bebé.

—Hemos estado viendo muchas cosas de niña, también debemos ver los de niño.

—Estoy de acuerdo.

A la semana siguiente vamos al consultorio. Allí se ve claramente la imagen del bebé, mostrando sus partes íntimas, en definitiva será una niña.

—Espero que ya tengan el nombre.

—Hay varias opciones, pero es su madre quien lo decide.

La doctora piensa que soy el padre del niño, pero debido a la confesión de "su madre decide" me mira apenada y cambia de conversación. Igual seré su tío preferido y no habrá alguien que lo reemplace.

Salimos de la clínica y caminamos un rato por el parque que está a la vuelta de la esquina. Allí veo muchas parejas muy románticas y no me causa terror ni tristeza. No todo en la vida es tener una pareja solo para ser feliz, ni tampoco para tenerla como un adorno de Navidad que solo se utilizan en el mes de diciembre y enero. Yo creo que estar enamorado puede convertirte en mejor persona, pero no es una obligación y no me genera molestia no estarlo.

Selene si sueña con su príncipe amado y querido, de esos chicos que te miran y ya sabes que estás protegida para siempre. Tiene esa ilusión. Watson no es el indicado para ella, él también se fue y no regresará por lo visto.

—Me da envidia —comenta llena de tristeza y observando a las parejas amorosas.

—A mi no. Más bien me divierte como son de idiotas —le respondo para que se ría un poco, pero nada.

Supongo que eso del embarazado la pone sensible. Menos mal que me libere de todo eso, sinceramente yo no podría haber sobrevivido tanto.

—¿De verdad no te afecta, Andie? ¿Cómo lo haces?

—Vivo el día a día. No puedo dejar que nada me deprima, antes y ahora sigo siendo fuerte y leal a mis decisiones. No lo deje ir porque quise, sino que debe hacer su vida, si en algún momento vuelve a aparecer, y sea destinado a estar conmigo, pues lo aceptaré con mucho gusto. Mientras tanto debo continuar.

—Si que eres otra persona.

—Si te fijas bien, no he cambiado en nada. Solo he aprendido, cometido errores y haber fracaso millones de veces.