Capítulo 12
Capítulo 12
Aceptar o no aceptar la invitación de Liam me tienta en mis venas. ¿Para qué querrá salir conmigo en la noche? ¿Cómo sabe que no haré nada?
Pienso detenidamente en mi habitación dando grandes zancadas y mirando hacia los lados buscando una respuesta que me ayude a decidir. Siempre tomo decisiones rápidas, pero esta vez estoy bloqueado y no sé qué hacer.
Me gusta Liam y muchísimo, más de lo que debería y me provoca besarlo, abrazarlo, devorarlo, todo los placeres que se me viene a la cabeza, pero me da miedo que despierte al día siguiente y sea una chica. No sé si me va a querer de esa forma, porque como le gustan los chicos no creo que como chica le agrade demasiado al menos que se haga el ciego y crea que soy chico.
¡Qué dilema!
Ni siquiera soy capaz de contarle a mi madre porque no me presta atención, es como si fuera invisible ante sus ojos. Trato de hablarle y decirle algunas cosas que tengo pendiente del colegio y no me hace caso, y menos lo hará con mi situación con Liam. La verdad es que no sé porque cambia por un imbécil como mi padre y que espera que él haga al respecto. Eso me carcome por dentro y me entra una rabia furiosa capaz de lanzar todo lo que esté a mi alcance o decidir vivir solo sin problemas de nadie.
De verdad que estoy en una situación que ni sé que hacer, cuesta comprender que mi madre se haya engatusado con ese engendro y aún siga queriéndolo a pesar de todo el daño que ha causado. Yo no podría vivir así con alguien y menos dejando a mis hijos en la basura y que se defiendan solo. Si fuera padre lo haría mil veces mejor que mi papá o si llegase a ser chica de nuevo, criaría a mis hijos con mucho entusiasmo y estaría sola para no soportar peleas ni cursilerías.
Mi última decisión es llamar a Selene, pero no parece estar dispuesta a contestar el teléfono, supongo que debe estar durmiendo o peleándose con su madre. Jamás imaginé que mi mejor amiga saldría embarazada en tan poco tiempo y que las cosas están cambiando de manera muy rápida. Solo espero que cuando se digne a decirme quién es el idiota que la embarazo, voy a golpearlo tan fuerte que no quedara un hueso sin rompérselo.
Prendo el televisor dándome por vencido, ya no tengo ánimos de salir ni de contestarle a nadie. Estoy cansado y necesito dormir por los menos hasta el día siguiente. Solo me quedaría el domingo para realizar lo que tengo pendiente y el lunes ir a esa universidad donde jugare un poco con los universitarios.
¿Qué pensara mi madre si me convierto en una estrella de fútbol? ¿Cuál será mi futuro? ¿Seguiré siendo un chico toda mi vida?
En medio de mis pensamientos no me doy cuenta que alguien está lanzando piedras a la ventana que da hacia el balcón. Cuando me levanto a ver qué sucede, mi corazón se paraliza al ver al individuo que lo hace.
— ¡Andie! —cuando miro hacia el balcón, Liam está allí vestido elegantemente y con la chica emo a su lado—. Baja, rápido. Debemos irnos.
¿Pero qué demonios? ¿Cómo llegó hacia acá? ¿Estaría allí todo el rato que estuve dando vueltas?
— ¿Irnos? ¿A dónde? —le pregunto en un susurro. No sé si me está escuchando.
—Solo baja, te lo digo en el camino.
—Mis padres —le digo con voz un poco más alta para que logre entenderme.
—Se han ido hace una hora. Estás libre y te voy a raptar quieras o no.
¿Raptar? Eso me suena a secuestro planificado.
Y volviendo a la realidad, ¿cómo es que no me di cuenta que mis padres salieron? Solo espero que no le haga daño a mi madre o se las verá conmigo y un tribunal.
Me cambio rápidamente y bajo corriendo por las escaleras. Liam está junto a su hermana, está sigue teniendo una apariencia tenebrosa y dramática, el negro le combina con sus ojos y boca. Tiene una malla, una falda, camisa y una chaqueta negra. Sus ojos están delineados con creyón y los labios igual. No entiendo cómo alguien se puede vestir de un mismo color.
— ¿Hacia dónde vamos? —pregunto sin dejar de mirar a su hermana que en serio me asusta.
—Primero debo llevar a mi hermana a una fiesta y lo demás no puedo decírtelo porque es sorpresa.
Liam se ríe y se ve tan deseable que me provoca besarlo sin importar que su hermana nos vea.
—No es gracioso —digo seriamente tratando de que la sonrisa no se me esconda de los labios.
En todo el camino no dejo de pensar en aquella sorpresa, la inesperada visita y la huida de mis padres. Mi cabeza da vueltas y vueltas, no sé qué hacer y tampoco tengo claro que pensar sobre todo esto. Lo cierto es que ver a Liam hoy dos veces seguidas me produce una alegría tremenda que hace que deje de analizar todo tipo de negatividad que ocurre en mi vida.
Deja a su hermana en una casa tenebrosa como su atuendo psicodélico y yo me paso para el copiloto.
—Es muy agradable si la llegas a conocer —comenta Liam señalando a su hermana, quien saluda a otra persona vestida de la misma forma y entra a la casa—. Se viste de negro porque anda de luto casi siempre. No me preguntes por qué, es asunto de ella y nadie opina al respecto.
Asiento con la cabeza. No imagino que cosas horribles habrá visto para estar de luto todo el tiempo. Eso me genera escalofríos.
— ¿Por qué viniste por mí? —le pregunto.
—Estaba muy aburrido en casa y no quería estar en la fiesta del jardín de mi madre, suele hacerla anual y ya no es tan divertido como antes. Así que me presto su auto y le dije que iba a salir contigo hacia un sitio tranquilo. Se molestó un poco pero luego se calmó cuando mi hermana le dijo que ya éramos grandes. La convenció para que ella saliera también con la única condición que yo la llevara y buscará a cierta hora. Mi padre acepto y convenció a mi madre, en eso empezaron a divertirse con sus amigos y nos dejaron salir.
Okey. Si fuera chica estuviera gritando en mi interior, pero como tengo otro tipo de comportamiento aprieto los labios de la emoción y me sonrojo. Que su madre sepa que existo es raro, pero al menos le ha hablado de mí, así que es un buen comienzo.
Llegamos hasta un estacionamiento vacío, nos bajamos y empezamos a caminar por medio de una pradera enorme llena de flores amarillas. La luz es penetrante pues se puede ver todo como si estuviéramos de día. Es maravilloso este sitio y jamás me había dado cuenta que existía tal cosa.
Nos sentamos en un árbol enorme.
—Quisiera besarte ahora mismo, Ford.
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